8.09.14

 

Hace unas semanas que se hizo público que la editorial PPC, del grupo SM (marianistas), había decidido cesar al sacerdote jienense Juan Rubio como director de la revista Vida Nueva. Desde entonces, es probable que el P. Rubio haya escrito cosas interesantes o esté embarcado en alguno de los proyectos mencionados en la nota de prensa de PPC, pero ha sido hoy cuando he leído algo de su autoría.

Resulta que el teólogo Hans Küng, enfermo de Parkinson, ha publicado el que seguramente sea el último libro de su vida. Y no digo que sea el último por decir. Es que en el mismo asegura que tiene la intención de morir cuando a él le dé la real gana. Afirma:

“Yo, teólogo católico, quiero decidir cuándo y cómo de he morir".

Esa frase es un resumen de lo que ese pobre hombre entiende por ser católico. Consiste en decir y hacer lo que se quiera y cuando se quiera. Y si uno se ha hartado de la vida porque está enfermo o por cualquier otra razón -¿acaso sufre más el que tiene impedimentos físicos que el que vive en una depresión sin fin?-, pues se mata y santas pascuas.

Dado que en Suiza el suicidio asistido es legal y está a la orden del día, es harto probable que un día nos desayunemos con titulares de prensa dando la noticia de que Küng se ha suicidado.

Ahora bien, que Küng piense eso no debe extrañarnos a nadie. Hace muchas décadas que decidió vivir de la apasionante profesión de “pisoteador público de la fe católica” que había dejado de profesar. Que alguien así simplemente fuera apartado de la docencia católica y no suspendido a divinis y excomulgado, es uno de lo síntomas de la crisis del catolicismo postconciliar, pero ese es otro tema.

El caso es que al sacerdote Juan Rubio no se le ha ocurrido otra cosa mejor que afirmar que las tesis de Küng son la prueba del algodón para el papa Francisco. Cito:

Dejo algunas ideas expuestas en el libro y que, con certeza, levantarán ampollas, mientras que en la Iglesia se esperará la reacción de Roma. Una prueba de algodón para el Papa Francisco.

-Si la vida es un regalo de Dios, por qué no aceptar la posibilidad de devolvérselo con agradecimiento y generosidad.

-Si se cree en la Vida Eterna, tal y como enseña la Iglesia, no hay por qué prorrogar innecesariamente el gozo de vivir esa eternidad, si se dan en circunstancias extremas” (Para ello pone el ejemplo del martirio de los primeros cristianos ante las torturas . Preferían morir antes que renegar a la fe).

-El principio de la Dignidad Humana incluye la dignidad en la última etapa, la muerte. Del derecho de la vida no se deriva el deber de la vida o el deber de continuar viviendo en circunstancias extremas. Ayudar a morir es como ayudar vivir.

-No es algo que deba hacerse de forma heterónoma, sino desde la propia autonomía personal.

Y no contento, añade:

Küng no espera rehabilitación alguna por parte de la Conferencia Episcopal Alemana, pero sí recomienda que, al mismo tiempo que la Iglesia no debería hacer oídos sordos a este tema moral tan hondo y preocupante. Una Iglesia de misericordia no puede desatender a quienes sufren estas situaciones. Y lo hace desde la experiencia, como un canto de cisne, pero, lo más grande es que lo hace, desde la fe de la Iglesia, desde su amor a ella y en esos últimos momentos, los de las verdades supremas.

¿Está diciendo el P. Rubio que para saber de qué va de verdad este papado, tenemos que estar pendientes de lo que dice sobre la eutanasia? ¿en serio cree que un Papa puede manifestarse a favor del suicidio asistido que quiere para sí mismo Küng?

¿Qué concepto tiene este hombre de la doctrina católica, del papado y de la soberanía de Dios sobre la vida humana? ¿Qué se puede decir de un sacerdote que asegura que habla desde la fe católica alguien que plantea que la Iglesia puede pisotear sus dogmas? ¿En serio un sacerdote pueden plantear que hay que seguir atentamente los pasos de un hereje anciano enfermo que antes de morir quiere seguir haciendo daño al resto del mundo apoyando el suicidio asistido?

Vamos a los argumentos:

-Si la vida es un regalo de Dios, por qué no aceptar la posibilidad de devolvérselo con agradecimiento y generosidad

O sea, como la vida es un regalo de Dios, decidimos cuando se la devolvemos matándonos o haciendo que otros nos maten. Glorioso, oiga.

-Si se cree en la Vida Eterna, tal y como enseña la Iglesia, no hay por qué prorrogar innecesariamente el gozo de vivir esa eternidad, si se dan en circunstancias extremas” (Para ello pone el ejemplo del martirio de los primeros cristianos ante las torturas. Preferían morir antes que renegar a la fe).

Está claro. Justo después de salir de confesarte con el sacerdote y cumplir la penitencia, te pegas un tiro y te vas corriendo al cielo a gozar de la eternidad con Dios. Y eso, señores míos, es algo muy parecido a quienes prefirieron morir antes que negar al que les dio el don de la vida. Quizás Küng, en su delirio, o el P. Rubio en su deriva, no son capaces de entender la diferencia entre matarse y afrontar la muerte antes que apostatar, pero les aseguro que no son lo mismo.

-El principio de la Dignidad Humana incluye la dignidad en la última etapa, la muerte. Del derecho de la vida no se deriva el deber de la vida o el deber de continuar viviendo en circunstancias extremas. Ayudar a morir es como ayudar vivir.

Ayudar a morir es una cosa y matar o ayudar a suicidarse al que no quiere vivir es otra. La Iglesia no se opone a los cuidados paliativos que evitan el sufrimiento físico. Es más, tampoco se opone a que esos cuidados puedan adelantar, como consecuencia no buscada, la muerte. Pero, para que se me entienda, no es lo mismo sedar a un enfermo terminal para que no sufra, que sedarle para matarlo. Los seres humanos no somos animales a los que se mata para que no sigan sufriendo. Küng mismo no es un caballo cojo y viejo al que convenga pegar un tiro entre ceja y ceja.

-No es algo que deba hacerse de forma heterónoma, sino desde la propia autonomía personal.

Hombre, solo faltaba que además de abogar porque las personas se puedan suicidar, abogara porque un ente externo a las mismas decidiera cuándo sus vidas han dejado de tener sentido y es mejor acabar con ellas. Aunque, sinceramente, al final viene a ser casi lo mismo. Se trata de si el hombre es quien tiene autoridad para acabar con la vida propia o la ajena en una situación de enfermedad física o mental.

Y todo eso, insisto, es para el sacerdote Juan Rubio, que ha sido director durante varios años de una revista católica de gran difusión, la clave para saber de qué va este papado. Yo más bien pienso que es la clave para saber si uno es católico o no. Küng, desde luego, no lo es. Y quien le apoya en sus tesis, tampoco.

Por cierto, Roma ya respondió al teólogo suizo. Lo hizo el cardenal Müller, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Cito:

-Hace unos días, Hans Küng pedía el suicidio asistido, si se agrava su Parkinson. ¿Qué le parecen sus declaraciones?

Es muy lamentable. Él es teólogo, tiene que saber que Dios es el dueño de nuestra vida, y que el suicidio no es una solución legal o ética responsable. Espero que nadie siga el ejemplo de Hans Küng en esto que ha dicho. Es muy triste para mí que un teólogo que cree en el Dios creador se explique de esta manera. Está realizando la negación de la gracia. Nuestra vida está en las manos de Dios.

¿Saben dónde se publicaron esas declaraciones? En el mismo portal donde se ha publicado lo del P. Juan Rubio. Sería bueno que al menos se leyeran las cosas antes de pedir a la Santa Sede que opine sobre lo que ya ha opinado.

Luis Fernando Pérez Bustamante

PD: Para que no se quede enterrado entre los comentario, copio acá la respuesta el P. Juan Rubio a este post:

Si hablar de un libro que abrirá un debate que pronto se abrirá en toda Europa es estar de acuerdo con lo que se dice en el libro…algo hay detrás. Solo he hablado de la NOVEDAD BIBLIOGRAFICA y de la situación personal que vive el Sr, Küng. Habría que leer cuanto dice en su entrevista a la revista CARTA CAPITAL brasileña…Solo he adelantado el debate. No me he pronunciado. Creo en la vida desde el útero hasta la tumba y en su defensa estaré siempre.

Y mi comentario a su respuesta:

LF:
Ya, y decir que el libro es la prueba del algodón para el Papa y que el autor habla desde la fe católica, cuando está arremetiendo contra dicha fe… es simplemente hablar de una novedad bibliográfica.
Me alegro que digas que crees en la vida desde el útero hasta la tumba.