13.09.14

De su raza no debe quedar ninguno, dijeron en el comité al presentarse el cura


Entre los asesinados el domingo 13 de septiembre de 1936 hay tres beatos: dos hermanos -Aurelio María y José Cecilio- de La Salle en la provincia de Almería y un sacerdote secular en la de Tarragona.

Se presentó de sotana y con el rosario: es la única arma que tengo”

Joaquim Balcells Bosch, de 36 años e ilerdense de L’Espluga Calba, era sacerdote desde 1927 y párroco de Vallespinosa (Tarragona) al estallar la guerra. Allí se quedó hasta que las autoridades lo mandaron marchar por miedo a que lo mataran forasteros. Se ocultó con su anciano padre en las montañas, hasta que, agotado, decidió presentarse al comité de Vimbodí, pensando que un tío suyo lo salvaría. Iba con sotana y rosario en la mano, y cuando le advirtieron que eso era peligroso, alegó: «Es la única arma que tengo». En el comité le dieron de comer y se ofreció a trabajar la tierra, pero uno le dijo: «¡De su raza no debe quedar ninguno!». Pidió unas alpargatas, pues iba descalzo, y le contestaron que ya se las darían donde le llevaban. A las 15.30 le condujeron cerca de Fontscaldes y junto a un horno de cal lo asesinaron.

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