27.09.14

Exhortó a sus compañeros a perdonar y murió gritando vivas a Cristo Rey


Son 11 las personas beatificadas entre las asesinadas el domingo 27 de septiembre de 1936: cuatro en la provincia de Valencia (una seglar -Crescencia Valls- de Ontinyent y otra -Herminia Martínez Amigó- de Gilet, más un capuchino -fray Fidel de Puzol- y un sacerdote secular en Sagunto), en la provincia de Girona tres hermanas -Magdalena, Rosa de Jesús y Carmen Fradera Ferragut- que eran misioneras del corazón de María, en Málaga tres maristas y una seglar -la alcoyana María del Pilar Jordá- en Alicante.

Ocho días escondido en la bóveda de una iglesia con otros sacerdotes

José Fenollosa Alcayna, de 33 años y valenciano de Rafelbuynol, se ordenó sacerdote en 1926, fue doctor en Teología y párroco de Espadilla, pasando más tarde a Gilet y al Asilo de San Eugenio en Valencia. Fue vicecanciller de la curia arzobispal y canónigo de la Colegiata de San Bartolomé en Valencia. Durante la revolución se alojó con sus padres en Rafelbunyol, hasta que le arrestaron el 23 de agosto y le llevaron a Massamagrell. Al poco arrestaron a su hermana religiosa, María (Francisca Javiera de Rafelbuñol), la metieron en la misma habitación y luego, aunque creyeron que los mataban, los llevaron a casa. José se escondió con otros sacerdotes en la bóveda de la iglesia, pero a los ocho días fueron de nuevo arrestados y obligados a trabajos públicos, durmiendo en casa. El 27 de septiembre se lo llevaron con otras 17 personas, y en las tapias del cementerio de Sagunto fueron fusilados. Él exhortó a sus compañeros a perdonar y murió gritando vivas a Cristo Rey. Su hermana fue asesinada al día siguiente.

Les hicieron firmar sus sentencias de muerte

El mayor de los tres maristas fusilados en Málaga era Pedro Valls Piernau (hermano Teógenes), de 50 años y gerundense de Vilamacolum, que había hecho su profesión perpetua en 1907. Expuso su vida por los demás al salir del lugar donde estaba oculto para sacar dinero y pagarles los gastos de la fonda. En su americana se encontró su cruz de profesión y una libreta con los nombres de sus alumnos, atravesada por una bala.

 

Le seguía en edad Mauro Álvarez Renedo (hermano Luciano), burgalés de Albacastro, de 44 años, que hizo la profesión perpetua en 1913. Al asaltar el colegio el 20 de julio, los milicianos pretendieron matarle en la calle, pero se salvó. Cuando por fin lo arrestaron, le obligaron a firmar su sentencia de muerte.

 

El más joven era José Félix Serret Anglés (hermano Pedro Jerónimo), de 31 años y turolense de Ráfeles, que hizo la profesión perpetua en 1927. También a él el comité de salud pública le hizo firmar en su propia sentencia de muerte. Fueron fusilados en el cementerio de San Rafael.

Suscríbase para recibir en su e-mail la historia del mártir de cada día.

Dedique un altar virtual en La Catedral de los Mártires al mártir que quiera.