Un sínodo raro, pero raro. Y no sé por qué algunos están tan contentos

 

Un sínodo raro donde los haya. Empezando por que ha sido  sínodo “extraordinario”, es decir, fuera de lo ordinario, de lo normal, hasta por pura definición.

Extraño, raro y lo que queramos, que no hayamos podido conocer las aportaciones de cada interviniente en el mismo, que no sabe uno la razón si se supone que vamos hacia una iglesia adulta, transparente y participativa, más aún cuando en otros sínodos sí se daban a conocer.

Sorprendente que hayamos conocido dos relatio, una que salió precipitadamente y hasta con traducción aunque no oficial en el “Bollettino”, y que a muchos padres sinodales pescó con el paso cambiado, tanto que en las reflexiones posteriores de los círculos menores, esta vez sí publicadas, algunos grupos se lamentaban por ello.

Más tarde, otra. En esta ocasión sin traducción y con todas las propuestas, incluyendo los votos que obtuvo cada una. Tampoco se entiende muy bien por qué algunas proposiciones, sin haber obtenido los dos tercios de votos a favor según el reglamento del sínodo, siguen apareciendo.

Se echa en falta en la web de la Santa Sede la traducción oficial del mensaje del sínodo al pueblo de Dios, de la relatio y del discurso final del santo padre. Queda raro que haya más facilidad para conocer la primera relatio, la más disparatada, que la segunda. Pero son cosas mías, de cura párroco, que llega a donde llega.

Lo que no acabo de entender son los supuestos progresos que se han dado en relación con las personas de tendencias homosexuales y de los divorciados vueltos a casar.

En el primer caso la relatio recoge EXACTAMENTE lo que dice el catecismo: que de equiparar las uniones entre personas del mismo sexo con el matrimonio nada de nada, y que a las personas con tendencias homosexuales se las acoja con respeto y delicadeza evitando discriminaciones injustas. Esto es viejo. No consigo ver el gran avance, porque desde luego en la parroquia de un servidor y en la inmensísima mayoría de parroquias del mundo nadie prende fuego a los homosexuales por el hecho de serlo.

Y en cuanto a los divorciados que han contraído otro matrimonio y el acceso de estos a los sacramentos de penitencia y eucaristía pues el sínodo, según el reglamento existente, y que por supuesto puede modificar el santo padre si así lo desea, ha dicho no. Pero es que lo más “progresista” que se había sugerido en este punto es que, el eventual acceso a los sacramentos, debería ir precedido por un proceso penitencial bajo la responsabilidad del obispo diocesano. Vamos, que de barra libre nada de nada. Más aún, solo ha faltado que se vistan de saco y ceniza y hagan penitencia pública en las puertas de los templos.

Es decir, y en conclusión porque no tengo intención de escribir más sobre el tema, un sínodo raro, que sacó una primera relatio que recibió más palos que una estera empezando por los propios sinodales, un mensaje final más que aceptable, otra relatio mejorada y unas cacareadas novedades sobre homosexuales que consisten en repetir lo que dice el catecismo, y en cuanto al acceso a los sacramentos de los divorciados vueltos a casar que de admitir algún caso sería tras un proceso penitencial y bajo el báculo. Pues no es como para hacer fiesta.

A cambio nos han llenado de dimes y diretes. En el sínodo, dentro, el ambiente no ha sido de tan perfecta comunión como se hubiera deseado, y fuera se ha conseguido más división que unidad, alentar luchas de unos y otros y ver quién gana en lo que se ha presentado como una lucha de tradicionalistas y progresistas donde no se ha parado en armamento.

¿Algo claro? Nada, porque por lo visto los que haya que aclarar y cómo deba hacerse se queda para otro sínodo a celebrar en un año.

Al final me he acordado de lo que decía un paisano de la señora Rafaela que se dedicaba a vender escobas. Ya ve usted, señora Rafaela, compro las escobas a un duro y las vendo a cinco pesetas. No gano nada, pero trapicheo. Pues eso.

Por cierto, que de parte de la señora Rafaela, que esto no le está gustando nada: aquí lo que ocurre es que te lo van dejando caer y parece que no pasa nada pero se dan pasos y bueno, y parece, y a ver si a la próxima. Que una es vieja pero no tonta.