La medium

 

Las parroquias son lugares de lo más entretenido. Pobre del que se piense que aquí es todo el día lo mismo. de la misa al rosario, del rosario a la catequesis, de los niños al catecumenado, de Cáritas a vida ascendente. Bah. Pobres ingenuos. Es verdad todo lo antedicho, pero de vez en cuando aparecen la sal y la pimienta que ponen chispa en la cotidianeidad.

Me vino hace no mucho una señora a pedir agua bendita, y servidor, perro viejo, en estos casos indaga un poco. No por nada, sino porque ya me la han pedido para echar a la comida y que no haga daño, para fregar el suelo y ahuyentar malos espíritus o para derramarla sobre la ropa del niño porque es hiperactivo y no hay quien le aguante. También es cierto, ojo, que hay gente que gusta de tener en casa para santiguarse en algún momento del día. No es lo mismo, naturalmente. 

Pues esta buena mujer me pedía o bien agua bendita o que yo fuera a su casa a bendecir el hogar ya que había descubierto que hay gente que le estaba lanzando energía negativa y que eso se contrarresta derramando agua bendita abundantemente por toda la casa. Pues empezamos mal, porque eso de las energías negativas y tal a uno como que no le convence mucho -vamos, que no me convence nada-.

Estuvimos charlando sobre esas cosas hasta que me hizo la revelación de que en realidad ella era medium, sanadora, con capacidad de ver el futuro y facultad de mandar energía positiva hasta por teléfono. Ante esto uno, humildemente, respondió que eso de los medium, sanadores y repatidores de energía como que la Iglesia no era partidaria. 

Pero usted creerá en los ángeles, repuso, y estará de acuerdo conmigo en que hay almas sucias. Claro que creo en los ángeles, respondí, y en cuanto a las almas sucias ya lo creo, si yo le contara, lo que pasa es que la Iglesia para la cosa de las almas sucias tiene su propia metodología que lleva empleando dos mil años y que no está dando mal resultado, eso de rezar, confesarse y celebrar los sacramentos.

Me contó también que las enfermedades son solo fruto de tener el alma sucia, y que si se limpia el alma la enfermedad desaparece. Bueno, que ya saben lo que son estas cosas. Inútil argumentar que uno conoce grandes santazos, Juan Pablo II sin ir más lejos, y bien enfermo que estuvo sus últimos años. Nada. Por lo visto cosas mías.

Llevábamos un rato y me dice: me temo que no me va a dar el agua bendita. Efectivamente, contesté, en eso ha tenido plena visión de futuro. Ademas creo que no la necesita. Lo que tiene que hacer es ir depositando esa energía positiva que tiene por su casa y contrarrestar la otra. Mucho mejor.

Como diría un amigo mío… ¡hay que ver cómo se ponen las cabezas!