Obispo de Mosul rompe a llorar y se recompone lleno de santo orgullo

Mar Nicodemo Dawod Sharaf

Me entero por Leone Grotti de la entrevista al Obispo sirio-ortodoxo de Mosul, Mar Nicodemo Dawod Sharaf (para los ansiosos que no pueden ver los tres minutos y medio de video es suficiente que vayan directamente al 1:10). Reconozco que yo también lloré: ¡cuánto amor de Dios!

La entrevista es del 15 de octubre, el obispo está describiendo la persecución de los cristianos por el Estado Islámico en Irak: «por primera vez en 1500 años no pudimos celebrar la fiesta de Santa Shmuni en nuestra iglesia de Qaraqosh», han tenido que rezar fuera de las sus iglesias. Y en ese momento no puede más y rompe. No es que se emocione, es que no puede contener las lágrimas.

Recuerda que su patria ha sido devastada por mongoles y tártaros, siempre pudieron celebrar la liturgia en los templos. Ahora no. No les queda nada, a muchos, ni la vida. Y les queda todo: la fe.

Se recompone en seguida y muestra su orgullo santo, comunión de los santos:

«De una cosa estamos felices, a pesar de todo lo que está pasando y de todo lo que pasará en el futuro, no hemos apostatado, no hemos abandonado a Cristo y nuestra fe. Estamos orgullosos de ser hijos de mártires, nos sentimos orgullosos de saber que todo lo que nos está sucediendo nos pasa porque somos cristianos. Para nosotros es un honor. Ellos piensan que esta persecución hará que abandonemos nuestra fe, y no saben que nos hace tener una fe más profunda»

Es curioso que Santa Shmuni sea la madre de los macabeos, sus siete hijos fueron martirizados, ella sufrió con la ejecución de cada uno y después la suya. Ya se ve que «buena patrona» tienen en Qaraqosh.

Pensaba en lo quejicas que somos a veces, en lo que es el amor a la Eucaristía, en el valor que le damos a la Liturgia. Sinceramente me gustaría tener una décima parte de la fe de estos hermanos iraquíes.