Diócesis
Carta con motivo del Día de la Iglesia Diocesana

Monseñor Carlos Osoro: “La Iglesia está llamada a manifestar a Cristo en la Historia”

 

Hoy, 16 de noviembre, se celebra el Día de la Iglesia Diocesana, con el lema “Participar en tu parroquia es hacer declaración de principios”. Monseñor Carlos Osoro, ha hecho pública una carta en la que explica el significado del lema “en nuestra vida de discípulos misioneros”.


Según explica el nuevo Arzobispo de Madrid, significa “vivir con el convencimiento de que la parroquia no es algo caduco, no pertenece a la historia del pasado. La parroquia es la historia viva de una Iglesia que se hace realmente presente en medio de la vida de los hombres, que acepta y concretiza el mandato de Jesús a los discípulos de ‘Id por el mundo y anunciad el Evangelio a todos los hombres’”.

Es donde hacen presente los cristianos su salida misionera de anuncio de Jesucristo, añade Osoro, “donde los cristianos viven la fe y donde anuncian a quienes aún no lo conocen, donde manifiestan que tiene que haber una prioridad absoluta en su actividad evangelizadora como es el primado de la gracia”.
La parroquia adquiere un gran significado en este plano. Según explica Osoro en su misiva, “es una comunidad de comunidades, donde los carismas que regala el Señor a su Iglesia para embellecerla y hacerla más creíble se manifiestan”.

Está formada por hombres y mujeres de todas las edades, con una geografía, con una cultura, “donde todos tienen cabida, no es una comunidad de selectos, es presencia de discípulos misioneros en un territorio, de hombres y mujeres que tienen a Jesucristo como a su único Señor”, destaca.
Es precisamente en este espacio físico, donde los discípulos misioneros “viven de la Palabra, celebran la fe, adoran al Señor, anuncian, la caridad es manifiesta y la misión se hace pasión por dar a conocer a quien es Camino, Verdad y Vida, Jesucristo”.

En este sentido, haciendo alusión a unas palabras de Pablo VI en “Meditación ante la muerte”, en las que habla de la Iglesia:

Puedo decir que siempre la he amado… y que para ella, no para otra cosa, me parece haber vivido. Pero quisiera que la Iglesia lo supiese… Quisiera finalmente abarcarla toda en su historia, en su designio divino, en su destino final, en su compleja, total y unitaria compasión, en su consistencia humana e imperfecta, en sus desdichas y sus sufrimientos, en las debilidades y miserias de tantos hijos suyos, en sus aspectos menos simpáticos y en su esfuerzo perenne de fidelidad, de amor, de perfección de caridad…Y, ¿qué diré a la Iglesia, a la que la debo todo y que fue mía? Las bendiciones de Dios vengan sobre ti; ten conciencia de tu naturaleza y de tu misión; ten sentido de las necesidades verdaderas y profundas de la humanidad; y camina pobre, es decir, libre, fuerte y amorosa hacia Cristo’.

Haciendo referencia a estas palabras, así Carlos Osoro sugiere que “hemos de vivir los cristianos la pertenencia a la Iglesia”. Concretandola en una comunidad, que son, en definitiva nuestras parroquias, como lo hicieron los primeros cristianos, “llenos del Espíritu Santo, orando y trabajando, siendo contemplativos y siempre motivados para evangelizar desde la experiencia del amor de Dios, con un amor grande a todos los hombres, donde todas las instituciones eclesiales nacidas de un carisma, movimientos, asociaciones o cualquier otra familia”.
Concluye exhortando a ayudar a la Iglesia a través de la participación individual de cada cristiano en su parroquia, para así mostrar los principios que sostienen, animan y desean comunicar con la vida de cada uno de ellos.

En la medida que puedas, participa con generosidad en el sostenimiento de la Iglesia Diocesana, ya que solamente tiene una misión y un afán, anunciar a Jesucristo, que desea salir al encuentro de todos los hombres, tocar la carne sufriente de Cristo, acompañar a los hombres, celebrar cada paso que den en su vida. Y todo ello con palabras y obras. No esperes más, declara los principios que sostienen tu vida y que hacen la verdadera revolución que tiene que darse en este mundo, como es que el rostro glorioso de Jesucristo se haga presente en los hombres y en todas sus situaciones. Prolonguemos el ‘Sí’ de María en la Iglesia, pues la Iglesia está llamada a manifestar a Cristo en la Historia, ofreciendo su disponibilidad para que Dios pueda seguir visitando a la Humanidad con misericordia”.