ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 16 de noviembre de 2014

La frase del día domingo 16

"Dios Padre juntó todas las aguas, y las llamó mar; juntó todas sus gracias, y las llamó María"
San Luis María Grignon de Montfort

 


El papa Francisco

El Papa en el ángelus: 'Dios se fía de nosotros, ¡no le defraudemos!'
Texto completo. Francisco indica que 'no hay situaciones o lugares que impidan la presencia y el testimonio cristiano'

Mirada al mundo

España: reclaman polí­ticas familiares 'justas' y 'adecuadas'
En la clausura del XVI Congreso Católicos y Vida Pública, el presidente de la CEE advierte que 'existe una gran desinstitucionalización del matrimonio'

Rome Reports

Memling: obras maestras del Renacimiento, tamaño bolsillo (Vídeo)
Roma dedica una exposición a este genio alemán del siglo XV

De Guatemala a Alemania, con una escala técnica en el Vaticano (Vídeo)
Los estudiantes están en camino a Alemania para un programa de intercambio

Every Life Counts: Valorando la vida de cada niño, sin importar lo corta que sea (Vídeo)
El proyecto ayuda a parejas cuyos bebés enfrentan enfermedades terminales

Espiritualidad

Juntos mantenemos la Iglesia
'Palabra y Vida' del arzobispo de Barcelona

Santa Isabel de Hungría - 17 de noviembre
«Princesa de Hungría, landgrave de Turingia. Joven esposa, madre y viuda. El rostro de la ternura hacia los enfermos y los pobres. Patrona de la Tercera Orden franciscana, de Bogotá y de las enfermeras españolas, entre otras»


El papa Francisco


El Papa en el ángelus: 'Dios se fía de nosotros, ¡no le defraudemos!'
Texto completo. Francisco indica que 'no hay situaciones o lugares que impidan la presencia y el testimonio cristiano'

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 16 de noviembre de 2014 (Zenit.org) - Como cada domingo, el papa Francisco rezó la oración del ángelus desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico, ante una multitud que le atendía en la Plaza de San Pedro.

Dirigiéndose a los fieles y peregrinos venidos de todo el mundo, que le acogieron con un largo y caluroso aplauso, el Pontífice argentino les dijo:

"Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El Evangelio de este domingo es la parábola de los talentos. Habla de un hombre que, antes de salir de viaje, convoca a sus siervos y les confía su patrimonio en talentos, monedas antiguas de un grandísimo valor. Ese amo confía al primer siervo cinco talentos, al segundo dos, al tercero uno. Durante la ausencia del amo, los tres siervos deben hacer rendir este patrimonio. El primer y el segundo siervo duplican cada uno el capital inicial; el tercero, en cambio, por miedo a perder todo, entierra el talento recibido en un hoyo. Al regreso del amo, los primeros dos reciben el elogio y la recompensa, mientras el tercero, que devuelve solamente la moneda recibida, es reprendido y castigado.

El significado de esto es claro. El hombre de la parábola representa a Jesús, los siervos somos nosotros y los talentos son el patrimonio que el Señor nos confía. ¿Cuál es el patrimonio? Su Palabra, la Eucaristía, la fe en el Padre celeste, su perdón… en definitiva, tantas cosas, sus más preciosos bienes. Este es el patrimonio que Él nos confía. ¡No sólo para custodiar, sino para multiplicar! Mientras en el lenguaje común el término "talento" indica una notable cualidad individual – por ejemplo, talento en la música, en el deporte, etcétera –,  en la parábola los talentos representan los bienes del Señor, que Él nos confía para que los hagamos rendir. El hoyo excavado en el terreno por el "siervo malo y perezoso" (v. 26) indica el miedo del riesgo que bloquea la creatividad y la fecundidad del amor. Porque el miedo de los riesgos en el amor nos bloquea. ¡Jesús no nos pide que conservemos su gracia en una caja fuerte! No nos pide esto Jesús, sino que quiere que la usemos para provecho de los demás. Todos los bienes que hemos recibido son para darlos a los demás, y así crecen. Es como si nos dijese: 'Aquí está mi misericordia, mi ternura, mi perdón: tómalos y úsalos abundantemente'. Y nosotros ¿qué hemos hecho con ellos? ¿A quién hemos "contagiado" con nuestra fe? ¿A cuántas personas hemos animado con nuestra esperanza? ¿Cuánto amor hemos compartido con nuestro prójimo? Son preguntas que nos hará bien hacernos. Cualquier ambiente, también el más lejano e impracticable, puede convertirse en un lugar donde hacer rendir los talentos. No existen situaciones o lugares excluidos a la presencia y al testimonio cristiano. El testimono que Jesús nos pide no está cerrado, está abierto, depende de nosotros.

Esta parábola nos estimula a no esconder nuestra fe y nuestra pertenencia a Cristo, a no sepultar la Palabra del Evangelio, sino a hacerla circular en nuestra vida, en las relaciones, en las situaciones concretas, como fuerza que pone en crisis, que purifica, que renueva. Así como el perdón, que el Señor nos dona especialmente en el Sacramento de la Reconciliación: no lo tengamos encerrado en nosotros mismos, sino dejémoslo que desate su fuerza, que haga caer los muros que nuestro egoísmo ha levantado, que nos haga dar el primer paso en las relaciones bloqueadas, retomar el diálogo donde no hay más comunicación… Y así sucesivamente. Hacer que estos talentos, estos regalos, estos dones que el Señor nos ha dado, sean para los demás, crezcan, den fruto, con nuestro testimonio.

Creo que hoy sería un bonito gesto que cada uno tomase el Evangelio en casa, el Evangelio de San Mateo, capítulo 25, versículos del 14 al 30, Mateo 25, 14-30, y leer esto, y meditarlo un poco: 'Los talentos, las riquezas, todo aquello que Dios me ha dado de espiritual, de bondad, la Palabra de Dios, ¿cómo hago para que crezcan en los demás? ¿O solamente los custodio en una caja fuerte?'. 

Y además el Señor no da a todos las mismas cosas y del mismo modo: nos conoce personalmente y nos confía aquello que es justo para nosotros; pero en todos, en todos hay algo parecido: la misma, inmensa confianza. Dios se fía de nosotros, ¡Dios tiene esperanza en nosotros! Y esto es igual para todos. ¡No le defraudemos! ¡No nos dejemos engañar por el miedo, sino correspondamos confianza con confianza! La Virgen María encarna esta actitud del modo más bello y más pleno. Ella ha recibido y acogido el don más sublime, Jesús en persona, y a su vez lo ha ofrecido a la humanidad con corazón generoso. A Ella pidámosle que nos ayude a ser "siervos buenos y fieles", para participar  “en el gozo de nuestro Señor”".

Al término de estas palabras, el Santo Padre rezó la oración del ángelus:

Angelus Domini nuntiavit Mariae...

Al concluir la plegaria, el Pontífice se refirió a los incidentes ocurridos en los últimos días, en un barrio a las afueras de Roma:

"Queridos hermanos y hermanas,

en estos días en Roma ha habido tensiones bastante fuertes entre los residentes y los inmigrantes. Son hechos que ocurren en varias ciudades europeas, especialmente en las zonas periféricas marcadas por otras inconveniencias. Invito a las Instituciones, a todos los niveles, a asumir como una prioridad la que ya constituye una emergencia social que, de no abordarse con prontitud, y de manera adecuada, corre el riesgo de degenerar cada vez más. La comunidad cristiana se involucra de una manera concreta, para que no haya desencuentro sino encuentro. Los ciudadanos y los inmigrantes, con los representantes de las instituciones, pueden reunirse, también en una sala de la parroquia, y hablar juntos sobre la situación. Lo importante es no ceder a la tentación del desencuentro, rechazar toda violencia. Es posible dialogar, escucharse, planear juntos, y de esta manera superar la sospecha y el prejuicio y construir una convivencia cada vez más segura, pacífica e inclusiva".

También recordó en la oración a las víctimas de la carretera:

"Hoy se celebra la “Jornada mundial de las víctimas de la carretera”. Recordamos en la oración a cuantos han perdido la vida, deseando el empeño constante en la prevención de los accidentes de tráfico, así como un comportamiento prudente y respetuoso de las normas por parte de los automovilistas".

A continuación, llegó el turno de los saludos que tradicionalmente realiza el Santo Padre:

"Os saludo a todos, familias, parroquias, asociaciones y fieles particulares, que habéis venido de Italia y de tantas partes del mundo. De manera especial, saludo a los peregrinos procedentes de Murcia (España), Cagliari, Teramo, Gubbio y Lissone; al coro Amadeus de Villafranca, a la asociación "Acompañantes Santuarios Marianos en el Mundo" y a los chicos de Confirmación de Monte San Savino y de Torano Nuovo. Saludo a los empleados del Hospital Fatebenefratelli de Roma y al grupo de músicos del Teatro de la Opera de Roma.

Y no olvidar hoy, en casa, tomar el Evangelio de Mateo, San Mateo, capítulo 25, versículo 14, y leerlo. Y hacerse las preguntas que vengan".

Como de costumbre, el papa Francisco concluyó su intervención diciendo:

"Os deseo a todos un buen domingo. Por favor, no os olvidéis de rezar por mí. Buena comida y ¡hasta pronto!".

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Mirada al mundo


España: reclaman polí­ticas familiares 'justas' y 'adecuadas'
En la clausura del XVI Congreso Católicos y Vida Pública, el presidente de la CEE advierte que 'existe una gran desinstitucionalización del matrimonio'

Por Iván de Vargas

MADRID, 16 de noviembre de 2014 (Zenit.org) - En la clausura del XVI Congreso Católicos y Vida Pública, el abogado y exministro de Desarrollo Social en Chile (2013-2014), Bruno Baranda, ha señalado este domingo que “la familia, como institución social, tiene un ideal y sigue siendo un ejemplo del mensaje de Cristo”. Además, ha recordado que la familia “es la primera escuela del individuo: moldea nuestro carácter y espíritu; y la de nuestros hijos”. Por este motivo, ha insistido en la necesidad de que “seamos coherentes y realistas, al configurar nuestra propia familia en base a nuestros principios”.

Baranda ha advertido también de que el gran reto que tiene la familia en la actualidad es cumplir su misión en un mundo de cambios, de crisis y ha apelado a que “debemos afrontarlos con valores y referentes, para lo que es necesaria una sólida formación”.

Por su parte, el arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Ricardo Blázquez, ha manifestado su gratitud por la vocación del matrimonio y de la familia en la doctrina cristina, ya que según ha subrayado actualmente "existe una gran desinstitucionalización del matrimonio".

La cita anual del catolicismo español, organizada por la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) y la Fundación Universitaria San Pablo CEU, ha finalizado con la lectura de un manifiesto.  

En el texto, los organizadores del Congreso afirman que "la familia es la unión y comunión de dos personas, hombre y mujer, comprometidos en el proyecto de formar un hogar donde brote el don de la vida a través de los hijos". 

Asimismo, reconocen a la familia como "la principal escuela de humanidad donde los padres son los primeros responsables de la educación de sus hijos, transmisores de principios, valores y virtudes". Por este motivo, indican, "se ha de facilitar este derecho-deber educativo de los padres, para que estos puedan elegir los centros docentes cuyo ideario garantice también la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones". 

También denuncian "la intromisión del Estado en la educación afectivo-sexual de los niños y jóvenes, mediante la infiltración en los ámbitos educativos de la "ideología del género", que pretende diseñar la sexualidad y su ejercicio al margen de los referentes de la antropología adecuada e integral"; y "la falta de políticas familiares justas y adecuadas en nuestra sociedad, donde prima una concepción materialista que excluye de la vida social la búsqueda de los valores y dimensiones de trascendencia propias del ser humano". 

Por todo lo expuesto anteriormente, los promotores de la reunión consideran que "es evidente que la familia necesita una atención prioritaria por parte de los gobiernos, las administraciones e instituciones públicas en el marco de su defensa y necesidades como son: la conciliación trabajo-familia, la protección de la vida y la educación". 

Ante los graves problemas a los que se enfrentan hoy en día las familias, destacan, "queremos manifestar nuestra admiración por la fidelidad generosa de tantos matrimonios que viven estas pruebas con fortaleza, entrega, fe y amor. Así como por el testimonio de unión y ayuda mutua que demuestran cada día, abuelos, hermanos, tíos y primos, toda la familia". "Queremos también expresar nuestra cercanía y comprensión a las familias desunidas y rotas, cuyos miembros sufren con frecuencia la falta de confianza y apoyo", concluyen. 

En su decimosexta edición, el Congreso Católicos y Vida Pública ha abordado el tema "La familia siempre: desafíos y esperanza", y ha tenido lugar los días 14, 15 y 16 de noviembre en el Campus de Montepríncipe de la Universidad CEU San Pablo de Madrid. 

Para más información: www.congreso.ceu.es

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Rome Reports


Memling: obras maestras del Renacimiento, tamaño bolsillo (Vídeo)
Roma dedica una exposición a este genio alemán del siglo XV

Por Rome Reports

ROMA, 16 de noviembre de 2014 (Zenit.org) - Para ver el vídeo hacer click aquí.

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De Guatemala a Alemania, con una escala técnica en el Vaticano (Vídeo)
Los estudiantes están en camino a Alemania para un programa de intercambio

Por Rome Reports

ROMA, 16 de noviembre de 2014 (Zenit.org) - Para ver el vídeo hacer click aquí.

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Every Life Counts: Valorando la vida de cada niño, sin importar lo corta que sea (Vídeo)
El proyecto ayuda a parejas cuyos bebés enfrentan enfermedades terminales

Por Rome Reports

ROMA, 16 de noviembre de 2014 (Zenit.org) - Para ver el vídeo hacer click aquí.

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Espiritualidad


Juntos mantenemos la Iglesia
'Palabra y Vida' del arzobispo de Barcelona

Por Cardenal Lluís Martínez Sistach

BARCELONA, 16 de noviembre de 2014 (Zenit.org) - El Día de la Iglesia Diocesana, conocido entre nosotros como la Jornada de “Germanor”, es el único día en que se hace una colecta en las iglesias con el fin de ayudar a cada diócesis u obispado en sus necesidades materiales. Gracias a esta colecta puede funcionar el llamado Fondo Común Diocesano, que es como una caja de compensación por medio de la cual las parroquias con más recursos económicos ayudan a aquellas otras que tienen muchas necesidades pero menos disponibilidades económicas. 

Este año, la Jornada de “Germanor” tiene como lema principal "Participar en tu parroquia es hacer una declaración de principios". Y una manera de participar -no la única, sin duda- es ayudar económicamente. Nos guste o no, la Iglesia necesita medios económicos para realizar su misión. Hoy todo proyecto pastoral va acompañado necesariamente de un presupuesto, cualquier pastoral tiene unos gastos.

La Iglesia, sobre todo en esta hora de crisis económica que repercute sobre tantas personas y familias, está llamada a hacer un esfuerzo especial en el ámbito de las necesidades sociales. Está llamada a hacerlo y lo hace. Uno de los objetivos de nuestra diócesis de Barcelona nos invita a todos a ejercer la solidaridad como expresión de la fe cristiana. El papa Francisco nos dice que quisiera sobre todo una "Iglesia pobre y para los pobres", una Iglesia cuyos pastores hagan "olor a oveja", una frase bien gráfica que nos habla de una solidaridad profunda y activa con los sufrimientos y las necesidades básicas de las personas. De todas las personas, sin discriminación. 

Me es muy grato expresar aquí mi profundo agradecimiento al esfuerzo que se está haciendo en este sentido en nuestra comunidad diocesana de Barcelona. Son muy numerosas las iniciativas promovidas por parroquias y otras instituciones y movimientos cristianos para ayudar a los más necesitados. El Congreso sobre la acción de la Iglesia en las grandes ciudades, cuya segunda fase celebraremos los próximos días del 24 al 26 de noviembre y que clausuraremos presididos por el papa Francisco en Roma el día 27, ha insistido en que la Iglesia, siempre pero especialmente en las grandes ciudades modernas, donde hay tantas necesidades materiales y espirituales, debe ser una "Iglesia samaritana"; es decir, una Iglesia que, como el buen samaritano de la famosa parábola de Jesús, se acerque a la persona herida y maltratada que ha sido dejada al margen del camino. Lo he comentado en mi última carta pastoral, titulada Una Iglesia samaritana en medio de las grandes ciudades

Francisco nos pide ser una Iglesia "en salida" hacia las periferias geográficas y existenciales. Sin embargo, hay que tener en cuenta que, para poder hacerlo de una manera constructiva y eficaz, los recursos materiales son importantes. Para obtenerlos, llamamos en este día al corazón de los miembros de la Iglesia para que nos ayuden a garantizar la financiación de las obras religiosas y sociales. Para ello, hemos de ser conscientes de que la Iglesia necesita nuestra ayuda y nuestro compromiso económico. 

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Santa Isabel de Hungría - 17 de noviembre
«Princesa de Hungría, landgrave de Turingia. Joven esposa, madre y viuda. El rostro de la ternura hacia los enfermos y los pobres. Patrona de la Tercera Orden franciscana, de Bogotá y de las enfermeras españolas, entre otras»

Por Isabel Orellana Vilches

MADRID, 16 de noviembre de 2014 (Zenit.org) - El 17 de noviembre de 2007 Benedicto XVI dio inicio al año internacional dedicado a esta santa que vivió experiencias intensísimas de amor y de dolor en su corta existencia. Es muy venerada y querida. Patrona de la Tercera Orden franciscana, de Bogotá, de las enfermeras españolas, de las niñas y mujeres alemanas, proclamación esta última efectuada por León XIII. Ostenta el patronazgo de la Orden Teutónica, junto a María y a san Jorge. Tiene dedicadas numerosas iglesias y capillas, y el arte ha multiplicado su imagen y milagros. Su primera biografía la publicó en 1237 el cisterciense Cesáreo de Heisterbach y han seguido proliferando otras muchas.

Nació en 1207, puede que en el castillo de Sàrospatak, Hungría; no hay más datos. Era hija del monarca Andrés II, dueño de gran fortuna, y de Gertrudis de Andechs-Merania descendiente de reyes; tenía dos hermanos prelados. En el árbol genealógico de Isabel había ejemplos de excelsa virtud. Santa Eduvigis de Silesia fue su tía materna, y lazos de sangre la vinculaban a santa Isabel de Portugal. Además, su propia hija Gertrudis, abadesa de Altenberg, es beata. Acordado su matrimonio por razones de estado cuando tenía 4 años, con Hermann, hijo del landgrave de Turingia, la trasladaron allí para instruirla; era la costumbre. 

Enseguida se desencadenaron trágicos acontecimientos. En 1213 su madre fue asesinada, en 1216 murió su prometido y al año siguiente lo hizo el landgrave, que le profesaba gran afecto. Entonces quedó en manos de Sofía Wittelsbach de Baviera, la segunda esposa de éste. Tanto a ella como a Hermann les agradaba la cultura haciendo de la corte un escenario perfecto para artistas y poetas. Entre tanto, Isabel había dado muestras de piedad, una tendencia muy marcada a ejercer la caridad y alejamiento de los oropeles de palacio. Implicada en un entramado político, aunque estaba muy lejos de conflictos, se decidió que regresara a su país, pero Luís IV, nuevo landgrave tras la muerte de su padre, que había tenido ocasión de tratarla en palacio, se desposó con ella en 1221. 

La idílica compenetración entre ambos sembró sus vidas de inenarrable felicidad. Isabel había hallado en Luís su alma gemela, un hombre generoso, desprendido de sí mismo, que respetó en todo momento sus intensas prácticas de oración y piedad. Velaba sus noches de vigilia de forma solícita teniendo cuidado de que las penitencias de su esposa no minaran su salud. Y mostraba público reconocimiento hacia sus constantes gestos de caridad con los necesitados defendiéndola de las críticas que alguna vez llovieron sobre ella por parte de quienes no supieron apreciar su proverbial espíritu de pobreza y magnanimidad, que Dios bendecía ya con signos extraordinarios. La idea en la que se inscribe el momento en el que Isabel portaba panes para los pobres, asegurando que un desconfiado Luís le pidió que le mostrara lo que llevaba, y solo vio rosas, es fruto de la leyenda, como otras que se han tejido en torno a la santa.

Los nobles sentimientos que vinculaban a la pareja elevaban el espíritu de Isabel, que por encima de todo ansiaba unirse con Dios. «Si yo amo tanto a una criatura mortal, ¿cómo debería amar al Señor inmortal, dueño de mi alma?», confidenció a una de sus damas. Lo que vivía en su hogar junto al piadoso landgrave no era más que una simple imagen de ese otro amor con mayúsculas que ardía en su interior. Tuvieron tres hijos: Sofía, Gertrudis y Hermann, que murió en 1241. Gertrudis vino al mundo en 1227 al poco de fallecer su padre a causa de la peste cuando iba a embarcarse como cruzado junto al emperador Federico II. Isabel tenía 20 años cuando afrontó esta nueva tragedia que laceró su corazón: «El mundo con todas sus alegrías está ahora muerto para mí». 

Desde que los frailes se afincaron allí a finales de 1221 estaba vinculada a la espiritualidad franciscana. En 1223 comenzó a ser dirigida por ellos. Al enviudar la acompañaba en este itinerario Conrado de Marburgo. En aras de la obediencia que prometió, como tenía vía libre para hacer uso de sus bienes, siguió sembrando la estela de caridad entre los pobres. Con la excusa de que dilapidaba su fortuna siendo inepta para el gobierno, su cuñado Enrique Raspe la expulsó de la corte en pleno invierno. Buscó cobijo en un humilde granero. Y al clarear el alba se dirigió al convento de los franciscanos entonando a Dios un Te Deum en acción de gracias. Luego en Eisenach vivió en una modesta cabaña construida en la rivera del río, y continuó socorriendo a los pobres con el fruto de su trabajo: costura e hilado. Cuando su tía materna, abadesa de las benedictinas de Kitzingen, supo de sus penalidades, la confió a su hermano Eckbert, obispo de Bamberg. La idea de su tío era que Isabel contrajese nuevo matrimonio, pero ella se negó en aras de la promesa que hizo al enviudar. 

Se afincó en el castillo de Pottenstein. A su tiempo, sus hermanos le restituyeron la dote y se estableció en Marburgo, seguida por su riguroso director espiritual. Su heroico ejemplo de caridad sería ya imborrable. Fue artífice de dos hospitales, en uno de los cuales, abierto en su castillo, procuró atención cotidiana a centenares de indigentes; el otro lo mandó erigir en la colina de Wartburg. En 1228, año en que tomó el hábito gris de los penitentes en la capilla de los franciscanos de Eisenach, impulsó un tercer hospital en Marburgo y allí sirvió a los enfermos, muchos de los cuales estaban aquejados de graves úlceras; lo hizo sin temer al contagio. Los pobres y los desvalidos, hospitalizados o no, en quienes siempre vio el rostro de Cristo, nunca cesaron de recibir sus tiernos consuelos. Ella misma, dando muestras de su amor al carisma franciscano, había hecho de la pobreza su forma de vida, desprendida de todo, hasta que murió con fama de santidad en Marburgo, presa de altas fiebres, la madrugada del 17 de noviembre de 1231. Gregorio IX la canonizó cuatro años después, el 27 de mayo de 1235, ante la presencia de miles de fieles, entre otros, el emperador Federico II.

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