El ébola está traspasando fronteras. El gobierno de Malí ha confirmado cinco casos, desde que el pasado octubre fallecieran en el país un imam y una niña de dos años, ambos venidos de Guinea Conakry. La Iglesia Católica de Malí está actuando activamente por la sensibilización contra el virus. Se ha pospuesto la tradicional peregrinación a nuestra señora de Kita en la región de Kayes, prevista para el próximo fin de semana, que reúne anualmente desde 1966 a miles de católicos malienses, para evitar posibles contagios. Asimismo, se están llevando a cabo campañas de sensibilización en todos los grupos eclesiales. Una veintena de misioneros españoles acompañan al pueblo maliense, también en este momento difícil.

“Este pueblo es mi pueblo, no me siento extranjera”, explica la hermana Mercedes Cuadrado, hermana del Ángel de la Guarda. Esta misionera palentina, que ha vivido 47 años en tierra maliense, explica el compromiso de la Iglesia local en la lucha contra el ébola. “Hemos asistido a los cursos de formación que organiza la Organización Mundial de la Salud (OMS). Ahora nosotros somos portadores de esta formación”, afirma Cuadrado, y explica que llevan la sensibilización a todos los grupos de catequesis, al dispensario, con las mujeres con las que trabajan. Esta misionera vive la cercanía del ébola como una maliense más. “El momento es duro y el futuro incierto, pero Dios está presente y la Esperanza nos acompaña”.

En la diócesis de Ségou está Ana de Barba Araujo, religiosa del Servicio Doméstico. La diócesis ha tenido que posponer la peregrinación nacional a nuestra señora de Kati, en la región de Kayes, prevista para el próximo fin de semana, para evitar posibles contagios.

“Acaban de informarnos de que el peregrinaje no se hará hasta nueva orden” explica la misionera madrileña. “Han encontrado algunos casos aislados de ébola, y la gente comienza a tener miedo”. Esta peregrinación es el mayor encuentro de la Iglesia Católica de Malí, que se celebra desde hace 50 años en memoria de la fundación de la Iglesia maliense en 1988.

Todos los católicos del país y algunos extranjeros se reúnen un fin de semana para rezar en este santuario. Por esta razón, existe el peligro potencial de que se forme un foco de infección.

“Los cristianos en Malí no son muy numerosos, y es gracias a este peregrinaje como se hace notar la presencia cristiana”, explica Ana, y comenta orgullosa que también los musulmanes van a rezar al santuario. “Que la Virgen nos acompañe en este año. Con la pobreza que hay, es desolador que llegue una enfermedad como el ébola”, explica.”Contamos con vuestras oraciones”.

(OMP)