Crónica de Roma
En el Parlamento Europeo y el Consejo de Europa26/11/2014
El Papa pronuncia palabras históricas en Estrasburgo
El Papa Francisco ha sido ovacionado al pronunciar en Estrasburgo sus discursos en el Parlamento Europeo y el Consejo de Europa. En varias ocasiones, y en cada sede, los aplausos interrumpieron sus palabras.
Un día histórico, no sólo porque desde 1988 con la visita de Juan Pablo II ningún Pontífice había hablado a la Europa desde Estrasburgo, sino también por la riqueza de contenido de cada uno de los discursos.
Este espacio no pretende resumir los dos textos –cada uno de quince páginas- sino que se centra en algunos aspectos relevantes del discurso del Papa Francisco en el Parlamento Europeo durante su visita relámpago a Estrasburgo, que duró sólo cuatro horas en la ciudad francesa, pero que fue llena de significado porque se dirigió a “los más de quinientos millones de ciudadanos de los 28 Estados miembros a quienes representan” los europarlamentarios.
En primer lugar, al inicio de su discurso en el Parlamento Europeo, el Papa ha explicado que se dirigía desde su “vocación de Pastor” y por eso quería enviar “a todos los ciudadanos europeos” un mensaje de esperanza y de aliento.
Un mensaje de esperanza que se basaba “en la confianza de que las dificultades puedan convertirse en fuertes promotoras de unidad, para vencer todos los miedos que Europa – junto a todo el mundo – está atravesando”.
Y un mensaje de aliento para “volver a la firme convicción de los Padres fundadores de la Unión Europea” quienes “deseaban un futuro basado en la capacidad de trabajar juntos para superar las divisiones, favoreciendo la paz y la comunión entre todos los pueblos del Continente”.
También, el Papa argentino recordó la visita del Papa polaco hace más de un cuarto de siglo para recordad que “muchas cosas han cambiado desde entonces, en Europa y en todo el mundo. No existen los bloques contrapuestos que antes dividían el Continente en dos” y además, el Pontífice ha asegurado que “se está cumpliendo lentamente el deseo de que Europa, dándose soberanamente instituciones libres, pueda un día ampliarse a las dimensiones que le han dado la geografía y aún más la historia”.
Por otro lado, entre los muchos temas que el Pontífice ha abordado en esta visita, alzó la voz fuertemente ante la cuestión migratoria al remarcar que “no se puede tolerar que el mar Mediterráneo se convierta en un gran cementerio” y ha insistido que “en las barcazas que llegan cotidianamente a las costas europeas hay hombres y mujeres que necesitan acogida y ayuda”.
En esta línea, el Papa ha advertido que “la ausencia de un apoyo recíproco dentro de la Unión Europea corre el riesgo de incentivar soluciones particularistas del problema, que no tienen en cuenta la dignidad humana de los inmigrantes, favoreciendo el trabajo esclavo y continuas tensiones sociales” por lo que ha concluido que Europa “será capaz de hacer frente a las problemáticas asociadas a la inmigración si es capaz de proponer con claridad su propia identidad cultural y poner en práctica legislaciones adecuadas que sean capaces de tutelar los derechos de los ciudadanos europeos y de garantizar al mismo tiempo la acogida a los inmigrantes”.
Por eso, Francisco ha reiterado la necesidad de “actuar sobre las causas y no solamente sobre los efectos” al promover la dignidad de la persona que significa “reconocer que posee derechos inalienables, de los cuales no puede ser privada arbitrariamente por nadie y, menos aún, en beneficio de intereses económicos”.
Por último, el Papa ha pedido devolver la esperanza a los jóvenes a través de la educación “a partir de la familia, célula fundamental y elemento precioso de toda sociedad. La familia unida, fértil e indisoluble trae consigo los elementos fundamentales para dar esperanza al futuro”, ha aseverado.
Junto a la importancia de la familia, el Obispo de Roma ha recordado la relevancia de las instituciones educativas: las escuelas y universidades y ha explicado que “la educación no puede limitarse a ofrecer un conjunto de conocimientos técnicos, sino que debe favorecer un proceso más complejo de crecimiento de la persona humana en su totalidad”.
De este modo, el Papa ha concluido este valioso discurso -disponible en este link- con unas afirmaciones que, sin duda, pasarán a la historia. “Ha llegado la hora de construir juntos la Europa que no gire en torno a la economía, sino a la sacralidad de la persona humana, de los valores inalienables; la Europa que abrace con valentía su pasado, y mire con confianza su futuro para vivir plenamente y con esperanza su presente”.
“Ha llegado el momento de abandonar la idea de una Europa atemorizada y replegada sobre sí misma, para suscitar y promover una Europa protagonista, transmisora de ciencia, arte, música, valores humanos y también de fe. La Europa que contempla el cielo y persigue ideales; la Europa que mira y defiende y tutela al hombre; la Europa que camina sobre la tierra segura y firme, precioso punto de referencia para toda la humanidad”.
Al finalizar, los europarlamentarios se pusieron de pie para aplaudir algunos minutos al Papa Francisco.
Twitter: @mercedesdelat