12 días de oración y consagración a la Virgen de Guadalupe

Una iniciativa de los obispos de México ante la preocupante situación social de violencia que sufre el país

 

A través de una declaración del pasado 26 de noviembre, los obispos dispusieron que «del 30 de noviembre, Primer Domingo de Adviento, al 12 de diciembre, fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe», todos los católicos se unan «en un ‘docenario’ (doce días) de oración por la paz, convencidos de que para Dios ‘nada es imposible’».

30/11/14 12:42 PM


(Gaudium Press) La iniciativa se acompaña de un acto de consagración que todos los católicos están invitados a hacer en el día de la fiesta.

Además de esta preparación que antecede a esta fiesta, la manifestación de fe más importante del país, los prelados solicitaron que el día de la solemnidad de Nuestra Señora de Guadalupe, «unidos al Papa Francisco, pidamos la intercesión de la Madre de Dios por la conversión de todos los mexicanos, particularmente la de quienes provocan sufrimiento y muerte, y para que todos pongamos lo mejor de nosotros mismos para hacer posible la paz».

La tercera disposición de los obispos es que los creyentes, en el mismo día 12 de diciembre, «conscientes de que la Guadalupana camina con nosotros diciéndonos como a san Juan Diego: ‘No se turbe tu corazón... ¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre?’, nos consagremos a Ella, a nivel personal, familiar o comunitario, ofreciéndole orar a su Hijo Jesús por la paz de manera permanente».

Estas tres actividades espirituales deben estar acompañadas según los obispos del compromiso personal a trabajar por la paz, buscando la verdad, la justicia y la libertad.

Los prelados pidieron a los mexicanos tomar parte en el diálogo y el trabajo por la construcción de la sociedad, además de fomentar la educación en los valores y la ayuda a los más necesitados.

Al final de la declaración, los obispos proponen una oración por la paz para ser empleada por los creyentes, la cual reproducimos a continuación:

Oración por la Paz

Señor Jesús, tú eres nuestra paz,

mira nuestra Patria dañada por la violencia

y dispersa por el miedo y la inseguridad.

Consuela el dolor de quienes sufren.

Da acierto a las decisiones de quienes nos gobiernan.

Toca el corazón de quienes olvidan

que somos hermanos

y provocan sufrimiento y muerte.

Dales el don de la conversión.

Protege a las familias,

a nuestros niños, adolescentes y jóvenes,

a nuestros pueblos y comunidades.

Que como discípulos misioneros tuyos,

ciudadanos responsables,

sepamos ser promotores de justicia y de paz,

para que en ti, nuestro pueblo tenga vida digna.

Amén.