Economía parroquial: ahorrar ochavos o tirar duros

A ver, ni una cosa ni la otra. La frase es del genial marqués de Salamanca. Decía que para hacerse rico solo había dos caminos: ahorrar ochavos o tirar duros. Pues de alguna manera esto habría que aplicarlo a la economía parroquial, aunque como es lógico, salvando los extremos.

En las parroquias andamos todos a a cuarta pregunta en cosas de dinero, especialmente porque si llega siempre hay mil cosas que atender y los pobres nos acucian. Frente a esta escasez los hay que optan por el ahorro de ochavos. Es decir, dejemos de encender dos bombillas, apaguemos la climatización, vamos a reduicir a la mitad las velas o hacer una fotocopia para cada tres. No sirve. En el pueblo aprendí que ningún perro lamiendo engorda.

También los hay que haya dinero o no necesitan unos gastos que nadie comprende, desde las casullas personalizadas, bordadas a mano en oro hasta unas tazas de café de diseño para cuando se reúnen los catequistas. No puede ser.

Dicho esto, si queremos que la parroquia funcione en lo pastoral, y que funcione económicamente, hay que invertir con la necesaria prudencia. El año pasado creo que el gasto de acondicionar la capilla de la adoración perpetua se nos debió ir a más de quince mil euros. ¿Mereció la pena ese gasto? Habida cuenta de que vamos a cumplir el segundo aniversario, solo como gasto pastoral ha dado un rendimiento extraordinario. ¿Y económicamente? Pues los donativos que llegan cubren de sobra el funcionamiento y algo más.

El problema no es que como no tengo dinero no hago nada, sino ver de dónde podemos sacar financiación para llevar adelante algo que merezca la pena.

Recuerdo en mi pueblo donde estuve aquellos felices nueve años de cura, y donde tantas veces me habían dicho que la gente no era especialmente generosa con la parroquia. Pues ya ven, esas gentes que no eran especialmente pródigas por lo que decían, en los tiempos en que estuve de párroco fueron capaces de levantar la ermita de la patrona, dotar al templo principal de calefacción y un estupendo retablo  y de organizar una vida en Cáritas que daba gusto. Fue presentar un proyecto que ilusionara y se lanzaron.

En las cosas necesarias pastoralmente hablando -liturgia, catequesis, caridad- no se debe dejar de hacer nada necesario por la cosa de que no podemos económicamente. Evidentemente hay imposibles, pero en lo del día a día lo que toca es buscar cómo. Y la experiencia me dice que la gente es generosa si tiene claro para qué y se siente bien atendida.

Una parroquia cómoda en climatización, limpia, con su liturgia cuidada en objetos y celebraciones, bien atendida y con proyectos claros, se va financiando. Es verdad que no siempre puede afrontar sola quizá la construcción de un nuevo centro parroquial y precisará de ayuda externa, pero con todo y eso irá saliendo adelante. 

A base de miserias solo se producen miserias. Con proyectos que motiven a la comunidad, con una parroquia bien atendida y servida las cosas salen, también en lo económico.

P.D. Me he permitido colocar dos fotos para mí muy entrañables: la ermita de la Virgen del Espinar de Guadalix de la Sierra, que conseguimos levantar siendo yo párroco, y el retablo de la iglesia parroquial, que todavía pude dejar colocado unos meses antes de que me trajeran a esta parroquia. La gente la verdad es que se volcó en las dos obras.