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Servicio diario - 10 de diciembre de 2014

El papa Francisco

Francisco explicó qué fue el Sínodo de los Obispos
El Santo Padre, en la audiencia general, precisó que el Sínodo no es un parlamento donde debaten diversos partidos o grupos de poder, sino un espacio privilegiado en el que actúa el Espíritu Santo

Texto completo de la audiencia general del miércoles 10 de diciembre
El Santo Padre inicia un ciclo de catequesis sobre la familia, comenzando a explicar la Asamblea de los Obispos

'Anunciar el amor de Dios con la fuerza del sacramento nupcial'
Carta del papa Francisco a monseñor Paglia con ocasión del Encuentro Mundial de las Familias en septiembre de 2015 en Filadelfia

Santa Sede

Francisco insta a superar el 'fenómeno abominable' de la trata de personas
En el mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, el Papa señala como causas de la 'esclavitud moderna' la pobreza, el subdesarrollo y la exclusión

Liberar al esclavo y al esclavista porque la dignidad de ambos es destruida
Presentación del mensaje del Santo Padre para la Jornada Mundial de la Paz

'No esclavos sino hermanos', mensaje de la Jornada Mundial de la Paz
Texto completo del mensaje del Santo Padre Francisco para la celebración de la Jornada Mundial de la Paz que se celebra el 1 de enero

Stop a las amenazas en Internet a la infancia, pide el Vaticano
En el contexto del XXV aniversario de la Convención sobre los Derechos de la Infancia. Los padres sean mediadores de la experiencia tecnológica de los hijos

Iglesia y Religión

Presentan la misa de la Virgen de Guadalupe en el Vaticano
Será el 12 de diciembre en la Basí­lica de S. Pedro. El canto de la misa criolla no será un concierto, sino parte de la liturgia

Irak: miles de fieles en la procesión de la Inmaculada en Ankawa
Reunidos en torno a la imagen de la Virgen, los asistentes escucharon el mensaje de vídeo del papa Francisco

Rome Reports

El Papa Francisco explica qué ocurrió durante el Sínodo de la Familia (Vídeo)
"No hubo censura previa, dijo durante la audiencia general

Francisco explica Sínodo sobre la Familia: "No hubo peleas, pero sí discusiones fuertes" (Vídeo)
El Papa relata durante la audiencia general el Sínodo de la Familia del pasado octubre

Espiritualidad

Santa Maravillas de Jesús - 11 de diciembre
«Esta fundadora carmelita, que se abrazó gozosamente a la cruz, tuvo como modelos a otros dos excelsos miembros de la Orden: Teresa de Jesús y Juan de la Cruz. Su afán no fue otro que cumplir la voluntad de Dios a cada instante»


El papa Francisco


Francisco explicó qué fue el Sínodo de los Obispos
El Santo Padre, en la audiencia general, precisó que el Sínodo no es un parlamento donde debaten diversos partidos o grupos de poder, sino un espacio privilegiado en el que actúa el Espíritu Santo

Por Rocío Lancho García

CIUDAD DEL VATICANO, 10 de diciembre de 2014 (Zenit.org) - El santo padre Francisco y miles de fieles han desafiado al frío de diciembre para participar en la audiencia general de este miércoles. En la plaza de san Pedro, aunque visiblemente más vacía que otros días, se oía igualmente el entusiasmo y los ‘viva el Papa’ que gritaban los peregrinos venidos de todo el mundo, cuando veían pasar el papamóvil.

El Papa, que hoy llevaba el abrigo blanco, ha saludado a los presentes con cercanía y en algunas ocasiones se ha detenido el jeep para bendecir y besar a algún niño, dar la mano a los que estaban en primera fila o intercambiar su solideo. En la plaza hoy se podía ver además, el árbol de Navidad que llegó la semana pasada y ya han empezado a decorarlo.

Esta semana Francisco ha dado por concluida la serie de catequesis que ha hecho sobre la Iglesia y hoy ha dado inicio a un nuevo ciclo, esta vez sobre la familia. De este modo, ha decidido comenzar explicando algunos detalles sobre el Sínodo de los Obispos celebrado el pasado mes de octubre. En el resumen hecho en español ha indicado que “La Asamblea sinodal extraordinaria del pasado mes de octubre trató sobre ‘Los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización’. Un Sínodo no es un parlamento donde debaten diversos partidos o grupos de poder, sino un espacio privilegiado y protegido de comunión, en el que actúa el Espíritu Santo. Con este convencimiento, pedí a los Padres sinodales que no tuviesen reparo en hablar con franqueza y libertad, escuchando a los demás con respeto y humildad. No hubo censura previa”.

Asimismo ha asegurado que “El Documento de trabajo, fruto de la consulta a toda la Iglesia, fue la base de la primera Relación, previa al diálogo fraterno que se produjo en el Aula sinodal, sin poner jamás en duda las verdades fundamentales del sacramento del matrimonio: la indisolubilidad, la unidad, la fidelidad y la apertura a la vida. Seguidamente, los grupos lingüísticos trabajaron a partir de una segunda Relación que recogía las diversas opiniones manifestadas en el Aula. Y, con estas aportaciones, se elaboró una Relación final, que será enviada a las Conferencias Episcopales de todo el mundo para que preparen la próxima Asamblea ordinaria en 2015”.

Por tanto --ha concluido-- aunque todos estos pasos han sido publicados, los únicos documentos “oficiales” del Sínodo son tres: la Relación final, el Mensaje a las familias y el Discurso conclusivo del Papa, que espero ayuden al Pueblo de Dios.

A continuación, el Papa ha saludado a los peregrinos venidos de España, México, Argentina y otros países latinoamericanos. A ellos les ha dicho: “queridos hermanos, el camino sinodal continúa. Les ruego que acompañen este proceso con la oración, pidiendo a la Virgen María que nos ayude a tomar las decisiones pastorales más adecuadas para el bien las familias”.

Al finalizar, después de saludar a todos los fieles de las distintas lenguas, ha dirigido un pensamiento especial a los jóvenes, los enfermos y a los recién casados. El Papa ha recordado que hoy celebramos la memoria de la beata Virgen de Loreto. Por eso, ha pedido a los jóvenes que imiten "a la madre de Jesús para prepararse con alegría a la Navidad”. Además, ha pedido que “su celeste protección"  sostenga a los enfermos "en el llevar vuestra cruz cotidiana”. Finalmente, el Pontífice ha deseado que “su abandono a la voluntad del Padre" recuerde a los recién casados, "la presencia fecunda de la Providencia en vuestra familia”.  

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Texto completo de la audiencia general del miércoles 10 de diciembre
El Santo Padre inicia un ciclo de catequesis sobre la familia, comenzando a explicar la Asamblea de los Obispos

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 10 de diciembre de 2014 (Zenit.org) - Queridos hermanos y hermanas,

hemos concluido un ciclo de catequesis sobre la Iglesia. Damos las gracias al Señor que nos ha hecho este camino redescubriendo la belleza y la responsabilidad de pertenecer a la Iglesia, de ser Iglesia todos nosotros. Ahora iniciamos una nueva etapa, un nuevo ciclo sobre el tema de la familia, que se inserta en este tiempo intermedio entre dos Asambleas del Sínodo dedicados a esta realidad tan importante. Por eso, antes de entrar en el recorrido sobre los distintos aspectos de la vida familiar, hoy deseo comenzar precisamente desde la Asamblea sinodal del pasado mes de octubre que tenía este tema: “Los desafíos pastorales sobre la familia en el contexto de la nueva evangelización”. Es importante recordar cómo se ha desarrollado y qué ha producido, cómo se ha desarrollado y qué ha producido.

Durante el Sínodo, los medios de comunicación han hecho su trabajo --había mucha expectativa, mucha atención-- y les damos las gracias porque lo han hecho también con abundancia, muchas noticias, muchas. Esto ha sido posible gracias a la Sala de Prensa, que cada día ha hecho un briefing. Pero a menudo la visión de los medios era un poco del estilo de las crónicas deportivas o políticas: se hablaba a menudo de dos equipos, a favor y en contra, conservadores y progresistas, etc. Hoy quisiera contar lo que ha sido el Sínodo.

En primer lugar he pedido a los Padres sinodales hablar con franqueza y valentía y escuchar con humildad. Decir todo lo que tenían en el corazón, con valentía. En el Sínodo no ha habido censura previa. No ha habido. Cada uno podía, es más, debía, decir lo que tenía en el corazón, lo que pensaba sinceramente. Pero, padre, esto dará discusión. Pues claro. Lo hemos escuchado cómo han discutido los apóstoles. Dice el texto, ha salido una fuerte discusión, pero gritaban entre ellos. Los apóstoles, sí, porque buscaban la voluntad de Dios sobre los paganos, si podían entrar en la Iglesia o no. Era algo nuevo.

Siempre cuando se busca la voluntad de Dios en una Asamblea sinodal hay distintos puntos de vista, y hay discusión, y eso no es feo. Siempre que se haga con humildad y ánimo de servicio a la Asamblea de los hermanos. Habría sido mala la censura previa. No, no. Cada uno tenía que decir lo que pensaba.

Después de la Relación inicial del cardenal Erdö, ha habido un primer momento, fundamental, en el que todos los Padres han podido hablar y todos han escuchado. Es edificante esa actitud de escucha que tenían los Padres.  Un momento de gran libertad, en el que cada uno ha expuesto su pensamiento con parresía y con confianza. En la base de las intervenciones estaba el “Instrumento de trabajo”, fruto de la consulta precedente de toda la Iglesia. Y aquí debemos dar gracias a la Secretaría del Sínodo por el gran trabajo que ha hecho, tanto antes como durante la Asamblea. Realmente han sido muy buenos.

Ninguna intervención ha puesto en discusión las verdades fundamentales del sacramento del matrimonio, ninguna intervención:  la indisolubilidad, la unidad, la fidelidad y la apertura a la vida. Esto no se ha tocado.

Todas las intervenciones han sido recogidas y así se ha llegado al segundo momento, es decir, un borrador, que se llama la Relación después de la discusión. También esta Relación ha sido preparada por el cardenal Erdö, articulada en tres puntos: la escucha del contexto y de los desafíos de la familia; la mirada fija en Cristo y el Evangelio de la familia; la confrontación con las perspectivas pastorales.

Sobre esta primera propuesta de síntesis se ha desarrollado la discusión en los grupos, que ha sido el tercer momento. Los grupos como siempre, estaban divididos por lenguas, porque es mejor así, se comunican mejor: italiano, inglés, español y francés. Cada grupo al final de su trabajo ha presentado una relación, y todas las relaciones de los grupos se han publicado en seguida. Todo se ha dado, había transparencia. Para que se supiera lo que pasaba.

En ese punto --es el cuarto momento-- una comisión ha examinado todas las sugerencias surgidas en los grupos lingüísticos y se ha hecho la Relación final, que ha mantenido el esquema precedente --escucha de la realidad, mirada al Evangelio y compromiso pastoral-- pero ha tratado de incorporar el fruto de las discusiones en los grupos. Como siempre, se ha aprobado también un Mensaje final del Sínodo, más breve y más divulgativo respecto a la Relación.

Este ha sido el desarrollo de la Asamblea sinodal. Alguno de vosotros puede preguntarme, ‘pero padre, ¿han discutido los Padres’  No se si han discutido, pero que han hablado fuerte sí, realmente ¿eh? . Y esta es precisamente la libertad que hay en la Iglesia. Todo ha sucedido ““cum Petro et sub Petro”, es decir, con la presencia del Papa, que es garantía de libertad y de confianza para todos, y garantía de la ortodoxia. Y al final con mi intervención di una lectura sintética de la experiencia sinodal.

Por tanto, los documentos oficiales salidos del Sínodo son tres: el Mensaje final, la Relación final y el discurso final del Papa. No hay otros.

La Relación final, que ha sido el punto de llegada de toda la reflexión, desde las diócesis hasta ese momento, ahora se ha publicado, ayer se ha publicada y se envía a las Conferencias Episcopales, que la discutirán en vista de la próxima Asamblea, la Ordinaria del 2015. Digo que ayer se ha publicado, se había publicado antes, pero ayer se ha publicado con las preguntas que se hacen a las Conferencias Episcopales, se convierte en Lineamenta del próximo Sínodo.  

Debemos saber que el Sínodo no es un parlamento, vienen representantes de esta Iglesia, de esta Iglesia… no es eso. Son representada sí, pero la estructura  no es parlamentaria, es totalmente diferente. El Sínodo es un espacio protegido para que el Espíritu Santo pueda trabajar; no ha habido confrontación entre facciones, como en el Parlamento que ahí es lícito, sino una confrontación entre obispos, que se ha dado después de un largo trabajo de preparación y que ahora proseguirá en otro trabajo, para el bien de las familias, de la Iglesia y de la sociedad. Es un proceso, es el camino sinodal normal. Ahora, esta Relatio vuelve a las Iglesias particulares y continúa en esas Igleeias, el trabajo de oración, reflexión, discusión fraterna para preparar la próxima Asamblea. Esto es el Sínodo de los Obispos. Lo confiamos a la protección de la Virgen, nuestra Madre. Que Ella nos ayude a seguir la voluntad de Dios tomando las decisiones que ayuden más y mejor a la familia. Os pido que acompañéis este recorrido sinodal, hasta el próximo, con la oración. Que el Señor nos ilumine, nos haga ir hacia la madurez de lo que debemos decir a todas las Igleias como Sínodo. En esto es importante vuestra oración.

Texto traducido y transcrito desde el audio por ZENIT

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'Anunciar el amor de Dios con la fuerza del sacramento nupcial'
Carta del papa Francisco a monseñor Paglia con ocasión del Encuentro Mundial de las Familias en septiembre de 2015 en Filadelfia

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 10 de diciembre de 2014 (Zenit.org) - La misión de la familia cristiana, hoy como ayer, es la de anunciar al mundo, con la fuerza del sacramento nupcial, el amor de Dios. Lo ha recordado el papa Francisco en su carta a monseñor Vincenzo Paglia, presidente del Pontificio Consejo para la Familia con ocasión del Encuentro Mundial de las Familias, que se celebra en Filadelfia del 22 al 27 de septiembre de 2015. En la misiva, el Santo Padre renueva la confirmación de su presencia en dicho encuentro.  “El amor es nuestra misión. La familia plenamente viva”, es el tema del VIII Encuentro Mundial.

A partir de ese anuncio al mundo del amor de Dios, “nace y se construye una familia viva, que pone el hogar del amor al centro de todo su dinamismo humano y espiritual”, asegura el Papa.

Haciendo referencia a la Asamblea del Sínodo de los Obispos, celebrada en octubre, el Pontífice observa que “en el signo de la sinodalidad hemos individuado las temáticas más urgentes que afectan a la familia de nuestra sociedad plural”.

A propósito, Francisco recuerda que “los valores y las virtudes de la familia, sus verdades esenciales, son los puntos fuertes sobre los que se apoya el núcleo familiar y no pueden ser cuestionados”. De este modo recuerda que somos llamados a revisar nuestro estilo de vida que está siempre expuesto al riesgo de ser “contagiado” por una mentalidad mundana --individualista, consumista, hedonista-- y encontrar siempre de nuevo el camino maestro, para vivir y proponer la grandeza y la belleza del matrimonio y la alegría de ser y hacer familia.

Asimismo, el Santo Padre precisa que las indicaciones de la Relación final del Sínodo y las que guían el camino hacia la próxima Asamblea Ordinaria de octubre “invitan a proseguir en el compromiso de anunciar el Evangelio del matrimonio y de la familia y de experimentar las propuestas pastorales en el contexto social y cultural en el que vivimos”. Además, explica que “los desafíos culturales de tal contexto nos estimulan para agrandar los espacios del amor fiel abierto a la vida, a la comunión, a la misericordia, al compartir y a la solidaridad”.

Por eso, el Papa exhorta en la carta a “los cónyuges, los sacerdotes y las comunidades parroquiales, como también a los movimientos y las asociaciones, a dejarse guiar por la Palabra de Dios, sobre la que se apoyan los fundamentos del santo edificio de la familia Iglesia doméstica y familia de Dios”.

Al finalizar, Francisco agradece a la archidiócesis de Filadelfia por la generosa disponibilidad y el compromiso organizativo puesto al servicio de la Iglesia universal y de las familias de todos los continentes. Y así, pide al Señor que recompense desde ahora esta amada Iglesia particular “con abundantes gracias celestes”.

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Santa Sede


Francisco insta a superar el 'fenómeno abominable' de la trata de personas
En el mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, el Papa señala como causas de la 'esclavitud moderna' la pobreza, el subdesarrollo y la exclusión

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 10 de diciembre de 2014 (Zenit.org) - "No esclavos, sino hermanos". Éste es el tema de la 48ª Jornada Mundial de la Paz, la segunda del papa Francisco, que se celebra el primer día de cada año. El documento ha sido difundido hoy por la Oficina de Prensa de la Santa Sede. 

En el mensaje, el Santo Padre se centra en los muchos aspectos de la esclavitud de ayer y de hoy, recordando sus causas profundas. Así, el Pontífice insta a encontrar soluciones comunes para superar este problema, que describe como un "fenómeno abominable".

A pesar de que la comunidad internacional ha adoptado diversos acuerdos para poner fin a la esclavitud en todas sus formas, y ha dispuesto varias estrategias para combatir este fenómeno, señala el Papa, "todavía hay millones de personas –niños, hombres y mujeres de todas las edades– privados de su libertad y obligados a vivir en condiciones similares a la esclavitud".

Para el Santo Padre, existen varias causas que ayudan a explicar las formas contemporáneas de esclavitud: la pobreza, el subdesarrollo y la exclusión, especialmente cuando se combinan con "la falta de acceso a la educación o con una realidad caracterizada por las escasas, por no decir inexistentes, oportunidades de trabajo".

El Pontífice explica también que "las víctimas de la trata y de la esclavitud son personas que han buscado una manera de salir de un estado de pobreza extrema, creyendo a menudo en falsas promesas de trabajo, para caer después en manos de redes criminales que trafican con los seres humanos".

"La esclavitud y la trata de personas humanas requieren una complicidad que con mucha frecuencia pasa a través de la corrupción de los intermediarios, de algunos miembros de las fuerzas del orden o de otros agentes estatales, o de diferentes instituciones, civiles y militares", denuncia el Papa, e indica que la corrupción "sucede cuando en el centro de un sistema económico está el dios dinero y no el hombre, la persona".

Según el Santo Padre, las empresas deben ofrecer a sus empleados "condiciones de trabajo dignas y salarios adecuados", al tiempo que critica como forma de opresión moderna "la corrupción de quienes están dispuestos a hacer cualquier cosa para enriquecerse".

El Pontífice se refiere en su documento a los "muchos emigrantes que, en su dramático viaje, sufren el hambre, se ven privados de la libertad, despojados de sus bienes o de los que se abusa física y sexualmente".

Inmigrantes que "después de un viaje durísimo y con miedo e inseguridad, son detenidos en condiciones a veces inhumanas" y se "ven obligados a la clandestinidad por diferentes motivos sociales, políticos y económicos" o, "con el fin de permanecer dentro de la ley, aceptan vivir y trabajar en condiciones inadmisibles".

"Muchas personas son secuestradas para ser vendidas o reclutadas como combatientes o explotadas sexualmente, mientras que otras se ven obligadas a emigrar, dejando todo lo que poseen", insiste el Papa, que lamenta que esas personas se vean empujadas muchas veces "a buscar una alternativa" y corran "el riesgo de entrar de ese modo en ese círculo vicioso que las convierte en víctimas de la miseria, la corrupción y sus consecuencias perniciosas".

"Los conflictos armados, la violencia, el crimen y el terrorismo" son otras de las causas de la esclavitud, añade.

En este sentido, hace un llamamiento a todos los ciudadanos, organismos internacionales y jefes de Estado y de Gobierno para que aúnen sus esfuerzos en la lucha contra esta "esclavitud contemporánea" y para que "no sean cómplices de este mal".

Ante esta situación, el Santo Padre destaca que "se requiere un triple compromiso a nivel institucional de prevención, protección de las víctimas y persecución judicial contra los responsables".

Los Estados, por su parte, "deben vigilar para que su legislación nacional en materia de migración, trabajo, adopciones, deslocalización de empresas y comercialización de los productos elaborados mediante la explotación del trabajo, respeten la dignidad de la persona".

Además, deben garantizar la puesta en marcha de "mecanismos de seguridad eficaces para controlar la aplicación correcta" de las leyes para que no exista espacio para "la corrupción y la impunidad".

La tarea de las organizaciones intergubernamentales es "implementar iniciativas coordinadas para luchar contra las redes transnacionales del crimen organizado que gestionan la trata de personas y el tráfico ilegal de emigrantes", recuerda el Pontífice, y la sociedad civil también tiene que "sensibilizar y estimular las conciencias acerca de las medidas necesarias para combatir y erradicar la cultura de la esclavitud".

Por último, el papa Francisco pide que los esfuerzos que ha realizado la Santa Sede en los últimos años, multiplicando "los llamamientos a la comunidad internacional para que los diversos actores unan sus esfuerzos y cooperen para poner fin" a la trata de personas, "continúen y se redoblen en los próximos años".

Para leer el texto completo del mensaje clicar aquí

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Liberar al esclavo y al esclavista porque la dignidad de ambos es destruida
Presentación del mensaje del Santo Padre para la Jornada Mundial de la Paz

Por Rocío Lancho García

CIUDAD DEL VATICANO, 10 de diciembre de 2014 (Zenit.org) - La esclavitud, fruto y signo de la ruptura de la fraternidad y del rechazo de la comunión, un tiempo admitida por la ley civil como derecho a la propiedad de otra persona y hoy un ‘crimen contra la humanidad’ que toma varios rostros en el contexto de la globalización, creando nuevas necesidades, nuevas formas de pobreza y nuevas esclavitudes. Con estas palabras ha explicado el cardenal  Peter Turkson, presidente del Pontificio Consejo de Justicia y Paz, el fenómeno que se aborda en el mensaje del Santo Padre para la Jornada Mundial de la Paz que se celebra el 1 de enero de 2015. El tema de dicho mensaje es “no más esclavos, sino hermanos”.

El purpurado, durante la rueda de prensa de presentación del mensaje, ha recordado que en este año dedicado a la familia, “se dedica una atención particular a las instituciones familiares como primera escuela de la vida y lugar primario de la fraternidad”. No se puede permitir --ha precisado-- que la familia, de lugar de acogida y de promoción de la vida, se transforme en lugar en el que la vida es traicionada, despreciada, negada, manipulada y vendida como si pudiera disponer de este don según los propios intereses.

Asimismo, ha afirmado que para acabar con la plaga de la esclavitud moderna, “es necesario un compromiso común, una movilización de dimensiones comparables al mismo fenómeno”, y que implique tanto a nivel local como global.

Por su parte, la Iglesia debe continuar su misión de anunciar la Palabra en cada ocasión “oportuna y no oportuna”, denunciado “cualquier tipo de esclavitud y de violación de la dignidad de la persona humana, ofreciendo al mismo tiempo en su seno el testimonio de una vida libre, renovada y abierta a la Transcendencia”, ha señalado el cardenal.

Finalmente, el presidente del dicasterio de Justicia y Paz ha propuesto el ejemplo de santa Giuseppina Bakhita, esclava convertida después en “libre hija de Dios”, para “mirar con esperanza a aquel que ha vencido el mal, Jesucristo, artífice e icono de la liberación de la humanidad y de la libertad de los hijos de Dios”

A continuación, ha participado monseñor Mario Toso, S.D.B., secretario del dicasterio. El prelado ha indicado que este Mensaje que se ha presentado hoy es una invitación a hacer examen de conciencia de las formas bárbaras e inciviles de existencia, presentes en nuestras mismas ciudades. De este modo ha hablado de diferentes grupos que sufren esta plaga: trabajadores y trabajadoras, también menores de edad, esclavizados; muchos inmigrantes, personas obligadas a prostituirse; personas que son usados como mercancía en el tráfico de órganos, en los ejércitos y actividades ilegales; personas secuestradas por grupos terroristas.  

A continuación ha enunciado algunas causas para este fenómeno, mencionadas en el mensaje, y que su análisis permite profundizar en las soluciones pertinentes, movilizando instituciones y a la sociedad civil. Y así, ha señalado que estas causas reclaman la superación de una indiferencia generalizada.

También ha participado en la rueda de prensa, Vittorio V. Alberti, trabajador del dicasterio, quien ha hecho un análisis más filosófico del fenómeno de la esclavitud. Preguntado ¿por qué Dios permite la esclavitud? ha explicado que “Dios, para hacernos libres, nos hace capaces de hacer el mal, nos hace capaces de hacer esclavos a nuestros hermanos”.

A propósito del argumento abordado, ha precisado que “nosotros debemos liberar tanto al esclavo, como al esclavista. La esclavitud, de hecho, destruye la dignidad del hombre en cadenas, tanto como la de quien estas cadenas las aprietas a sus muñecas”.

Finalmente ha participado sor Gabriella Bottani, SMC, quien se ha encargado de poner voz y testimoniar la labor de asistencia a los que sufren esta lacra.

“Probad a poner una mano delante de la boca y gritar”, ha invitado la religiosa. Este ejemplo para explicar que “el grito es sofocado, silenciado, nadie lo escucha. Esta es una de las dinámicas que usamos en Brasil para poder hablar de la trata de personas.” Y así ha precisado que la mano representa un sistema socio económico que trata de esconder el sufrimiento que provoca, haciendo silencioso el grito de las víctimas”.


 


 

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'No esclavos sino hermanos', mensaje de la Jornada Mundial de la Paz
Texto completo del mensaje del Santo Padre Francisco para la celebración de la Jornada Mundial de la Paz que se celebra el 1 de enero

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 10 de diciembre de 2014 (Zenit.org) - 1. Al comienzo de un nuevo año, que recibimos como una gracia y un don de Dios a la humanidad, deseo dirigir a cada hombre y mujer, así como a los pueblos y naciones del mundo, a los jefes de Estado y de Gobierno, y a los líderes de las diferentes religiones, mis mejores deseos de paz, que acompaño con mis oraciones por el fin de las guerras, los conflictos y los muchos de sufrimientos causados por el hombre o por antiguas y nuevas epidemias, así como por los devastadores efectos de los desastres naturales. Rezo de modo especial para que, respondiendo a nuestra común vocación de colaborar con Dios y con todos los hombres de buena voluntad en la promoción de la concordia y la paz en el mundo, resistamos a la tentación de comportarnos de un modo indigno de nuestra humanidad.En el mensaje para el 1 de enero pasado, señalé que del «deseo de una vida plena… forma parte un anhelo indeleble de fraternidad, que nos invita a la comunión con los otros, en los que encontramos no enemigos o contrincantes, sino hermanos a los que acoger y querer».(1)  Siendo el hombre un ser relacional, destinado a realizarse en un contexto de relaciones interpersonales inspiradas por la justicia y la caridad, es esencial que para su desarrollo se reconozca y respete su dignidad, libertad y autonomía. Por desgracia, el flagelo cada vez más generalizado de la explotación del hombre por parte del hombre daña seriamente la vida de comunión y la llamada a estrechar relaciones interpersonales marcadas por el respeto, la justicia y la caridad. Este fenómeno abominable, que pisotea los derechos fundamentales de los demás y aniquila su libertad y dignidad, adquiere múltiples formas sobre las que deseo hacer una breve reflexión, de modo que, a la luz de la Palabra de Dios, consideremos a todos los hombres «no esclavos, sino hermanos».

A la escucha del proyecto de Dios sobre la humanidad
2. El tema que he elegido para este mensaje recuerda la carta de san Pablo a Filemón, en la que le pide que reciba a Onésimo, antiguo esclavo de Filemón y que después se hizo cristiano, mereciendo por eso, según Pablo, que sea considerado como un hermano. Así escribe el Apóstol de las gentes: «Quizá se apartó de ti por breve tiempo para que lo recobres ahora para siempre; y no como esclavo, sino como algo mejor que un esclavo, como un hermano querido» (Flm 15-16). Onésimo se convirtió en hermano de Filemón al hacerse cristiano. Así, la conversión a Cristo, el comienzo de una vida de discipulado en Cristo, constituye un nuevo nacimiento (cf. 2 Co 5,17; 1 P 1,3) que regenera la fraternidad como vínculo fundante de la vida familiar y base de la vida social.
En el libro del Génesis, leemos que Dios creó al hombre, varón y hembra, y los bendijo, para que crecieran y se multiplicaran (cf. 1,27-28): Hizo que Adán y Eva fueran padres, los cuales, cumpliendo la bendición de Dios de ser fecundos y multiplicarse, concibieron la primera fraternidad, la de Caín y Abel. Caín y Abel eran hermanos, porque vienen del mismo vientre, y por lo tanto tienen el mismo origen, naturaleza y dignidad de sus padres, creados a imagen y semejanza de Dios.


Pero la fraternidad expresa también la multiplicidad y diferencia que hay entre los hermanos, si bien unidos por el nacimiento y por la misma naturaleza y dignidad. Como hermanos y hermanas, todas las personas están por naturaleza relacionadas con las demás, de las que se diferencian pero con las que comparten el mismo origen, naturaleza y dignidad. Gracias a ello la fraternidad crea la red de relaciones fundamentales para la construcción de la familia humana creada por Dios.
Por desgracia, entre la primera creación que narra el libro del Génesis y el nuevo nacimiento en Cristo, que hace de los creyentes hermanos y hermanas del «primogénito entre muchos hermanos» (Rm 8,29), se encuentra la realidad negativa del pecado, que muchas veces interrumpe la fraternidad creatural y deforma continuamente la belleza y nobleza del ser hermanos y hermanas de la misma familia humana. Caín, además de no soportar a su hermano Abel, lo mata por envidia cometiendo el primer fratricidio. «El asesinato de Abel por parte de Caín deja constancia trágicamente del rechazo radical de la vocación a ser hermanos. Su historia (cf. Gn 4,1-16) pone en evidencia la dificultad de la tarea a la que están llamados todos los hombres, vivir unidos, preocupándose los unos de los otros».(2) 


También en la historia de la familia de Noé y sus hijos (cf. Gn 9,18-27), la maldad de Cam contra su padre es lo que empuja a Noé a maldecir al hijo irreverente y bendecir a los demás, que sí lo honraban, dando lugar a una desigualdad entre hermanos nacidos del mismo vientre.
En la historia de los orígenes de la familia humana, el pecado de la separación de Dios, de la figura del padre y del hermano, se convierte en una expresión del rechazo de la comunión traduciéndose en la cultura de la esclavitud (cf. Gn 9,25-27), con las consecuencias que ello conlleva y que se perpetúan de generación en generación: rechazo del otro, maltrato de las personas, violación de la dignidad y los derechos fundamentales, la institucionalización de la desigualdad. De ahí la necesidad de convertirse continuamente a la Alianza, consumada por la oblación de Cristo en la cruz, seguros de que «donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia... por Jesucristo» (Rm 5,20.21). Él, el Hijo amado (cf. Mt 3,17), vino a revelar el amor del Padre por la humanidad. El que escucha el evangelio, y responde a la llamada a la conversión, llega a ser en Jesús «hermano y hermana, y madre» (Mt 12,50) y, por tanto, hijo adoptivo de su Padre (cf. Ef 1,5).


No se llega a ser cristiano, hijo del Padre y hermano en Cristo, por una disposición divina autoritativa, sin el concurso de la libertad personal, es decir, sin convertirse libremente a Cristo. El ser hijo de Dios responde al imperativo de la conversión: «Convertíos y sea bautizado cada uno de vosotros en el nombre de Jesús, el Mesías, para perdón de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo» (Hch 2,38). Todos los que respondieron con la fe y la vida a esta predicación de Pedro entraron en la fraternidad de la primera comunidad cristiana (cf. 1 P 2,17; Hch 1,15.16; 6,3; 15,23): judíos y griegos, esclavos y hombres libres (cf. 1 Co 12,13; Ga 3,28), cuya diversidad de origen y condición social no disminuye la dignidad de cada uno, ni excluye a nadie de la pertenencia al Pueblo de Dios. Por ello, la comunidad cristiana es el lugar de la comunión vivida en el amor entre los hermanos (cf. Rm 12,10; 1 Ts 4,9; Hb 13,1; 1 P 1,22; 2 P 1,7).


Todo esto demuestra cómo la Buena Nueva de Jesucristo, por la que Dios hace «nuevas todas las cosas» (Ap 21,5),(3)  también es capaz de redimir las relaciones entre los hombres, incluida aquella entre un esclavo y su amo, destacando lo que ambos tienen en común: la filiación adoptiva y el vínculo de fraternidad en Cristo. El mismo Jesús dijo a sus discípulos: «Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer» (Jn 15,15).


Múltiples rostros de la esclavitud de entonces y de ahora
3. Desde tiempos inmemoriales, las diferentes sociedades humanas conocen el fenómeno del sometimiento del hombre por parte del hombre. Ha habido períodos en la historia humana en que la institución de la esclavitud estaba generalmente aceptada y regulada por el derecho. Éste establecía quién nacía libre, y quién, en cambio, nacía esclavo, y en qué condiciones la persona nacida libre podía perder su libertad u obtenerla de nuevo. En otras palabras, el mismo derecho admitía que algunas personas podían o debían ser consideradas propiedad de otra persona, la cual podía disponer libremente de ellas; el esclavo podía ser vendido y comprado, cedido y adquirido como una mercancía.
Hoy, como resultado de un desarrollo positivo de la conciencia de la humanidad, la esclavitud, crimen de lesa humanidad,(4)  está oficialmente abolida en el mundo. El derecho de toda persona a no ser sometida a esclavitud ni a servidumbre está reconocido en el derecho internacional como norma inderogable.
Sin embargo, a pesar de que la comunidad internacional ha adoptado diversos acuerdos para poner fin a la esclavitud en todas sus formas, y ha dispuesto varias estrategias para combatir este fenómeno, todavía hay millones de personas –niños, hombres y mujeres de todas las edades– privados de su libertad y obligados a vivir en condiciones similares a la esclavitud.
Me refiero a tantos trabajadores y trabajadoras, incluso menores, oprimidos de manera formal o informal en todos los sectores, desde el trabajo doméstico al de la agricultura, de la industria manufacturera a la minería, tanto en los países donde la legislación laboral no cumple con las mínimas normas y estándares internacionales, como, aunque de manera ilegal, en aquellos cuya legislación protege a los trabajadores.
Pienso también en las condiciones de vida de muchos emigrantes que, en su dramático viaje, sufren el hambre, se ven privados de la libertad, despojados de sus bienes o de los que se abusa física y sexualmente. En aquellos que, una vez llegados a su destino después de un viaje durísimo y con miedo e inseguridad, son detenidos en condiciones a veces inhumanas. Pienso en los que se ven obligados a la clandestinidad por diferentes motivos sociales, políticos y económicos, y en aquellos que, con el fin de permanecer dentro de la ley, aceptan vivir y trabajar en condiciones inadmisibles, sobre todo cuando las legislaciones nacionales crean o permiten una dependencia estructural del trabajador emigrado con respecto al empleador, como por ejemplo cuando se condiciona la legalidad de la estancia al contrato de trabajo... Sí, pienso en el «trabajo esclavo».
Pienso en las personas obligadas a ejercer la prostitución, entre las que hay muchos menores, y en los esclavos y esclavas sexuales; en las mujeres obligadas a casarse, en aquellas que son vendidas con vistas al matrimonio o en las entregadas en sucesión, a un familiar después de la muerte de su marido, sin tener el derecho de dar o no su consentimiento.
No puedo dejar de pensar en los niños y adultos que son víctimas del tráfico y comercialización para la extracción de órganos, para ser reclutados como soldados, para la mendicidad, para actividades ilegales como la producción o venta de drogas, o para formas encubiertas de adopción internacional.
Pienso finalmente en todos los secuestrados y encerrados en cautividad por grupos terroristas, puestos a su servicio como combatientes o, sobre todo las niñas y mujeres, como esclavas sexuales. Muchos de ellos desaparecen, otros son vendidos varias veces, torturados, mutilados o asesinados.


Algunas causas profundas de la esclavitud
4. Hoy como ayer, en la raíz de la esclavitud se encuentra una concepción de la persona humana que admite el que pueda ser tratada como un objeto. Cuando el pecado corrompe el corazón humano, y lo aleja de su Creador y de sus semejantes, éstos ya no se ven como seres de la misma dignidad, como hermanos y hermanas en la humanidad, sino como objetos. La persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios, queda privada de la libertad, mercantilizada, reducida a ser propiedad de otro, con la fuerza, el engaño o la constricción física o psicológica; es tratada como un medio y no como un fin.

Junto a esta causa ontológica –rechazo de la humanidad del otro¬– hay otras que ayudan a explicar las formas contemporáneas de la esclavitud. Me refiero en primer lugar a la pobreza, al subdesarrollo y a la exclusión, especialmente cuando se combinan con la falta de acceso a la educación o con una realidad caracterizada por las escasas, por no decir inexistentes, oportunidades de trabajo. Con frecuencia, las víctimas de la trata y de la esclavitud son personas que han buscado una manera de salir de un estado de pobreza extrema, creyendo a menudo en falsas promesas de trabajo, para caer después en manos de redes criminales que trafican con los seres humanos. Estas redes utilizan hábilmente las modernas tecnologías informáticas para embaucar a jóvenes y niños en todas las partes del mundo.

Entre las causas de la esclavitud hay que incluir también la corrupción de quienes están dispuestos a hacer cualquier cosa para enriquecerse. En efecto, la esclavitud y la trata de personas humanas requieren una complicidad que con mucha frecuencia pasa a través de la corrupción de los intermediarios, de algunos miembros de las fuerzas del orden o de otros agentes estatales, o de diferentes instituciones, civiles y militares. «Esto sucede cuando al centro de un sistema económico está el dios dinero y no el hombre, la persona humana. Sí, en el centro de todo sistema social o económico, tiene que estar la persona, imagen de Dios, creada para que fuera el dominador del universo. Cuando la persona es desplazada y viene el dios dinero sucede esta trastocación de valores».(5) 


Otras causas de la esclavitud son los conflictos armados, la violencia, el crimen y el terrorismo. Muchas personas son secuestradas para ser vendidas o reclutadas como combatientes o explotadas sexualmente, mientras que otras se ven obligadas a emigrar, dejando todo lo que poseen: tierra, hogar, propiedades, e incluso la familia. Éstas últimas se ven empujadas a buscar una alternativa a esas terribles condiciones aun a costa de su propia dignidad y supervivencia, con el riesgo de entrar de ese modo en ese círculo vicioso que las convierte en víctimas de la miseria, la corrupción y sus consecuencias perniciosas.

Compromiso común para derrotar la esclavitud 
5. Con frecuencia, cuando observamos el fenómeno de la trata de personas, del tráfico ilegal de los emigrantes y de otras formas conocidas y desconocidas de la esclavitud, tenemos la impresión de que todo esto tiene lugar bajo la indiferencia general.
Aunque por desgracia esto es cierto en gran parte, quisiera mencionar el gran trabajo silencioso que muchas congregaciones religiosas, especialmente femeninas, realizan desde hace muchos años en favor de las víctimas. Estos Institutos trabajan en contextos difíciles, a veces dominados por la violencia, tratando de romper las cadenas invisibles que tienen encadenadas a las víctimas a sus traficantes y explotadores; cadenas cuyos eslabones están hechos de sutiles mecanismos psicológicos, que convierten a las víctimas en dependientes de sus verdugos, a través del chantaje y la amenaza, a ellos y a sus seres queridos, pero también a través de medios materiales, como la confiscación de documentos de identidad y la violencia física. La actividad de las congregaciones religiosas se estructura principalmente en torno a tres acciones: la asistencia a las víctimas, su rehabilitación bajo el aspecto psicológico y formativo, y su reinserción en la sociedad de destino o de origen.

Este inmenso trabajo, que requiere coraje, paciencia y perseverancia, merece el aprecio de toda la Iglesia y de la sociedad. Pero, naturalmente, por sí solo no es suficiente para poner fin al flagelo de la explotación de la persona humana. Se requiere también un triple compromiso a nivel institucional de prevención, protección de las víctimas y persecución judicial contra los responsables. Además, como las organizaciones criminales utilizan redes globales para lograr sus objetivos, la acción para derrotar a este fenómeno requiere un esfuerzo conjunto y también global por parte de los diferentes agentes que conforman la sociedad.

Los Estados deben vigilar para que su legislación nacional en materia de migración, trabajo, adopciones, deslocalización de empresas y comercialización de los productos elaborados mediante la explotación del trabajo, respete la dignidad de la persona. Se necesitan leyes justas, centradas en la persona humana, que defiendan sus derechos fundamentales y los restablezcan cuando son pisoteados, rehabilitando a la víctima y garantizando su integridad, así como mecanismos de seguridad eficaces para controlar la aplicación correcta de estas normas, que no dejen espacio a la corrupción y la impunidad. Es preciso que se reconozca también el papel de la mujer en la sociedad, trabajando también en el plano cultural y de la comunicación para obtener los resultados deseados.

Las organizaciones intergubernamentales, de acuerdo con el principio de subsidiariedad, están llamadas a implementar iniciativas coordinadas para luchar contra las redes transnacionales del crimen organizado que gestionan la trata de personas y el tráfico ilegal de emigrantes. Es necesaria una cooperación en diferentes niveles, que incluya a las instituciones nacionales e internacionales, así como a las organizaciones de la sociedad civil y del mundo empresarial.
Las empresas(6),  en efecto, tienen el deber de garantizar a sus empleados condiciones de trabajo dignas y salarios adecuados, pero también han de vigilar para que no se produzcan en las cadenas de distribución formas de servidumbre o trata de personas. A la responsabilidad social de la empresa hay que unir la responsabilidad social del consumidor. Pues cada persona debe ser consciente de que «comprar es siempre un acto moral, además de económico».(7) 
Las organizaciones de la sociedad civil, por su parte, tienen la tarea de sensibilizar y estimular las conciencias acerca de las medidas necesarias para combatir y erradicar la cultura de la esclavitud.

En los últimos años, la Santa Sede, acogiendo el grito de dolor de las víctimas de la trata de personas y la voz de las congregaciones religiosas que las acompañan hacia su liberación, ha multiplicado los llamamientos a la comunidad internacional para que los diversos actores unan sus esfuerzos y cooperen para poner fin a esta plaga.(8)  Además, se han organizado algunos encuentros con el fin de dar visibilidad al fenómeno de la trata de personas y facilitar la colaboración entre los diferentes agentes, incluidos expertos del mundo académico y de las organizaciones internacionales, organismos policiales de los diferentes países de origen, tránsito y destino de los migrantes, así como representantes de grupos eclesiales que trabajan por las víctimas. Espero que estos esfuerzos continúen y se redoblen en los próximos años.


Globalizar la fraternidad, no la esclavitud ni la indiferencia
6. En su tarea de «anuncio de la verdad del amor de Cristo en la sociedad»,(9)  la Iglesia se esfuerza constantemente en las acciones de carácter caritativo partiendo de la verdad sobre el hombre. Tiene la misión de mostrar a todos el camino de la conversión, que lleve a cambiar el modo de ver al prójimo, a reconocer en el otro, sea quien sea, a un hermano y a una hermana en la humanidad; reconocer su dignidad intrínseca en la verdad y libertad, como nos lo muestra la historia de Josefina Bakhita, la santa proveniente de la región de Darfur, en Sudán, secuestrada cuando tenía nueve años por traficantes de esclavos y vendida a dueños feroces. A través de sucesos dolorosos llegó a ser «hija libre de Dios», mediante la fe vivida en la consagración religiosa y en el servicio a los demás, especialmente a los pequeños y débiles. Esta Santa, que vivió entre los siglos XIX y XX, es hoy un testigo ejemplar de esperanza(10)  para las numerosas víctimas de la esclavitud y un apoyo en los esfuerzos de todos aquellos que se dedican a luchar contra esta «llaga en el cuerpo de la humanidad contemporánea, una herida en la carne de Cristo».(11) 

En esta perspectiva, deseo invitar a cada uno, según su puesto y responsabilidades, a realizar gestos de fraternidad con los que se encuentran en un estado de sometimiento. Preguntémonos, tanto comunitaria como personalmente, cómo nos sentimos interpelados cuando encontramos o tratamos en la vida cotidiana con víctimas de la trata de personas, o cuando tenemos que elegir productos que con probabilidad podrían haber sido realizados mediante la explotación de otras personas. Algunos hacen la vista gorda, ya sea por indiferencia, o porque se desentienden de las preocupaciones diarias, o por razones económicas. Otros, sin embargo, optan por hacer algo positivo, participando en asociaciones civiles o haciendo pequeños gestos cotidianos –que son tan valiosos–, como decir una palabra, un saludo, un «buenos días» o una sonrisa, que no nos cuestan nada, pero que pueden dar esperanza, abrir caminos, cambiar la vida de una persona que vive en la invisibilidad, e incluso cambiar nuestras vidas en relación con esta realidad.

Debemos reconocer que estamos frente a un fenómeno mundial que sobrepasa las competencias de una sola comunidad o nación. Para derrotarlo, se necesita una movilización de una dimensión comparable a la del mismo fenómeno. Por esta razón, hago un llamamiento urgente a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, y a todos los que, de lejos o de cerca, incluso en los más altos niveles de las instituciones, son testigos del flagelo de la esclavitud contemporánea, para que no sean cómplices de este mal, para que no aparten los ojos del sufrimiento de sus hermanos y hermanas en humanidad, privados de libertad y dignidad, sino que tengan el valor de tocar la carne sufriente de Cristo,(12)  que se hace visible a través de los numerosos rostros de los que él mismo llama «mis hermanos más pequeños» (Mt 25,40.45).

Sabemos que Dios nos pedirá a cada uno de nosotros: ¿Qué has hecho con tu hermano? (cf. Gn 4,9-10). La globalización de la indiferencia, que ahora afecta a la vida de tantos hermanos y hermanas, nos pide que seamos artífices de una globalización de la solidaridad y de la fraternidad, que les dé esperanza y los haga reanudar con ánimo el camino, a través de los problemas de nuestro tiempo y las nuevas perspectivas que trae consigo, y que Dios pone en nuestras manos.

Vaticano, 8 de diciembre de 2014

(1)  N. 1.
(2)  Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2014, 2.
(3)  Cf. Exhort. ap. Evangelii gaudium, 11.
(4)  Cf. Discurso a la Asociación internacional de Derecho penal, 23 octubre 2014: L’Osservatore Romano, Ed. lengua española, 31 octubre 2014, p. 8.
(5)  Discurso a los participantes en el encuentro mundial de los movimientos populares, 28 octubre 2014: L’Osservatore Romano, Ed. lengua española, 31 octubre 2014, p. 3.
(6)  Cf. PONTIFICIO CONSEJO PARA LA JUSTICIA Y LA PAZ, La vocazione del leader d’impresa. Una riflessione, Milano e Roma, 2013.
(7)  BENEDICTO XVI, Cart. enc. Caritas in veritate, 66.
(8)  Cf. Mensaje al Sr. Guy Ryder, Director general de la Organización internacional del trabajo, con motivo de la Sesión 103 de la Conferencia de la OIT, 22 mayo 2014: L’Osservatore Romano, Ed. leng. española 6 junio 2014, p. 3.
(9)  BENEDICTO XVI, Carta. enc. Caritas in veritate, 5.
(10)  «A través del conocimiento de esta esperanza ella fue “redimida”, ya no se sentía esclava, sino hija libre de Dios. Entendió lo que Pablo quería decir cuando recordó a los Efesios que antes estaban en el mundo sin esperanza y sin Dios» (BENEDICTO XVI, Carta. enc. Spe salvi, 3).
(11)  Discurso a los participantes en la II Conferencia internacional sobre la Trata de personas: Church and Law Enforcement in partnership, 10 abril 2014: L’Osservatore Romano, Ed. leng. española 11 abril 2014, p. 9; cf. Exhort. ap. Evangelii gaudium, 270.
(12)  Cf. Exhort. ap. Evangelii gaudium, 24; 270.

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Stop a las amenazas en Internet a la infancia, pide el Vaticano
En el contexto del XXV aniversario de la Convención sobre los Derechos de la Infancia. Los padres sean mediadores de la experiencia tecnológica de los hijos

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 10 de diciembre de 2014 (Zenit.org) - ''Stop a las amenazas en Internet'', este es el título de la campaña internacional que ha sido presentada este martes en la oficina de prensa de la Santa Sede, por el cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson, presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz. Una campaña que se realiza en el contexto del XXV aniversario de la Convención sobre los Derechos de la Infancia.

En la conferencia de prensa han participado también el sacerdote Fortunato Di Noto, presidente de la Asociación Meter; Olivier Duval, presidente del BICE (Bureau International Catholique de l'Enfance); Laetitia Chanut, ex victima de molestias en Internet y testimonio de la campaña; y Flaminia Giovanelli, subsecretaria del Pontificio Consejo Justicia y Paz.

Las molestias en Internet son una nueva forma de violencia, indicaron los conferencistas, que se interrogaron también si el tiempo que la Web sustrae a las relaciones familiares, no agrave tal situación.

Y si por lo tanto la conexión continua con internet que tienen los adolescentes y jóvenes, no tenga su origen en el no haber sabido 'perder tiempo' con ellos, o sea no haber utilizado el tiempo para escucharles.

Se ha explicado que existen numerosos estudios sociológicos que examinan la cuestión de los riesgos del desarrollo de las tecnologías de la información y que requieren que los padres sean mediadores de la experiencia tecnológica de los hijos. Incluso han precisado la existencia de encuestas que revelan cómo las redes sociales pueden ser también lugares de encuentro entre padres e hijos.

Precisaron que cuando las relaciones familiares son positivas, se registra en las redes sociales una mayor cohesión tanto entre las personas de la misma generación como entre las de una generación y otra y que en cambio, cuando las relaciones familiares son escasas o conflictivas, las redes sociales favorecen actitudes y recorridos individualistasque sustituyen esas relaciones.

Se ha recordado que en el mundo globalizado es frecuente que las familias tengan a alguno de sus componentes viviendo lejos, y que en estos casos las redes sociales se conviertenen un vehículo importante de información y mantenimiento la relación familia o afectiva. Entretanto no se puede prescindir, indicaron, de la necesidad de un encuentro real, ya que no se puede vivir aislados, en un mundo autorreferencial.

Recordaron también que en estas situaciones, la Iglesia no puede ser excluida, y que existe la posibilidad de evangelizar a través de la web, así como de ofrecer asistencia espiritual. Significa también, ha sido indicado, asumir un compromiso pastoral en la formación de las familias.

Al concluir su exposición, el cardenal Turkson indicó que la Santa Sede, a través de la ratificación de los tratados sobre los derechos de la infancia, demuestra su preocupación por la infancia y las familias. Añadió que desea que esos acuerdos puedan garantizar la protección de los derechos de los niños.  

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Iglesia y Religión


Presentan la misa de la Virgen de Guadalupe en el Vaticano
Será el 12 de diciembre en la Basí­lica de S. Pedro. El canto de la misa criolla no será un concierto, sino parte de la liturgia

Por H. Sergio Mora

CIUDAD DEL VATICANO, 10 de diciembre de 2014 (Zenit.org) - El santo padre Francisco le ha confiado a la Pontifica Comisión para América Latina (CAL) la organización de este evento que se realizará este viernes 12 de diciembre en la basílica de San Pedro. Lo indicó el profesor Guzmán Carriquiry en la rueda de prensa que se realizó este miércoles en la Radio Vaticano, durante la cual se presentó el evento. Estaban presentes el nuevo embajador argentino designado ante la Santa Sede, Eduardo Valdés; la ministra de Cultura, Teresa Parodi; el secretario de Culto, Guillermo Oliveri; la cantante Patricia Sosa, y el maestro Facundo Ramirez, hijo del compositor de la misa criolla, Ariel Ramirez.

El papa Francisco cuando recibió esta mañana a Facundo Ramirez en Santa Marta, le dijo: “Tu padre era una gran persona y un místico, cualquiera que haya escuchado el 'Cordero de Dios' se da cuenta”, narró Facundo.

“La concelebración presidida por el Santo Padre, el primer papa latinoamericano de dos mil años de historia de la Iglesia tiene una significación muy particular” dijo el secretario de la CAL. Y recordó que el Santo Padre indicó que la Virgen de Guadalupe hace parte del camino latinoamericano y de su identidad. “Porque Nuestra Señora de Guadalupe, dijo, es Patrona de América Latina pero también emperatriz de todo el continente americano, incluso patrona de las Filipinas”.

Precisó que la misa criolla en la Basílica de San Pedro no va a ser un concierto, sino una celebración litúrgica, eucarística, acompañada por los hermosísimos cantos con finalidad litúrgica. También cantará el Coro Pontificio de la Capilla Sixtina, dando un adecuado mix.

La música de la misa criolla va a ser dirigida por Facundo Ramirez y cantada por Patricia Sosa. Algunos cantos litúrgicos, como el de ingreso, el final y eucarísticos, serán cantados por el coro de la Sixtina. También se entonará el himno guadalupano y un par de villancicos del folclor popular que acompañarán a una oración que rezará el papa Francisco. Se indicó además que los villancicos, que tienen la letra del poeta Felix Luna, van a interpretarlos dos músicos que acompañaron a Ariel durante muchos años.

Añadió que unos mil filipinos residentes en Roma, pidieron entradas para la celebración del 12, pues quieren ver al Papa antes que viaje a las Filipinas el mes que viene.

Precisó que la misa será celebrada por 750 sacerdotes, mayoritariamente latinoamericanos que estudian en Roma. La eucaristía será concelebrada por cinco cardenales: el cardenal Norberto Rivera Carreras porque es el custodio de la sagrada imagen de Guadalupe y arzobispo de la ciudad de México; el cardenal Raymundo Damasceno, presidente de la Conferencia episcopal de obispos de Brasil, y luso brasileño; el cardenal Francisco Javier Errázuriz, de Chile; el cardenal Marc Ouellet, presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, y al mismo tiempo canadiense; y el cardenal Sean O'Malley estadounidense con un fuerte arraigo en la comunidad hispana en Estados Unidos. Comentó también que el arzobispo de Buenos Aires, el cardenal Poli había sido invitado pero que no había podido por empeños ya tomados.

El profesor Carriquiry indicó que el primer viaje de Ariel Ramirez, fue aproximadamente en marzo de 1967, cuando entrega su obra musical en las manos de Pablo VI.

Intervinieron también el embajador nombrado de Argentina, que no escondió su alegría y emoción por participar en este evento; la ministra Paroli, que subrayó todo el legajo que dejó Ariel Ramirez y que llega con sentimiento religioso profundo en el corazón del pueblo. Patricia Sosa que venía desde el rock, logró preparar esta obra magnífica con un aporte personal que trae y narró su encuentro y posterior colaboración con el compositor Ariel. Por su parte el secretario de culto de Argentina, Guillermo Oliveri, recordó que sobre el evento se comenzó a hablar a inicios de año, con el embajador Juan Pablo Cafiero, y se preparó en muchas reuniones en las que todo se encaminó con naturalidad. El maestro Facundo Ramirez agradeció emocionado, por este evento que se ha organizado por los 50 años de la composición realizada por su padre Ariel. El portavoz de la Santa Sede, padre Federico Lombardi, comentó que cuando era estudiante en filosofía, un buen número de seminaristas eran latinoamericanos y ya cantaban una parte de la Misa criolla.

Muchos años después de su composición, la misa criolla fue en 1988 interpretada por el tenor José Carreras, en el aula Pablo VI. Y hace tres años en la basílica de San Pedro, se cantó la misa criolla en una misa ante la Virgen de Guadalupe, celebrada por Benedicto XVI.

Ver también: 'Más que a un Papa latinoamericano, es responder a la Virgen de Guadalupe'

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Irak: miles de fieles en la procesión de la Inmaculada en Ankawa
Reunidos en torno a la imagen de la Virgen, los asistentes escucharon el mensaje de vídeo del papa Francisco

Por Redacción

MADRID, 10 de diciembre de 2014 (Zenit.org) - Miles de fieles participaron en la procesión de la Inmaculada que en la noche del sábado, 6 de diciembre, tuvo lugar en las calles de Ankawa, un barrio de mayoría cristiana de la ciudad iraquí de Erbil, donde desde el pasado mes de agosto han sido acogidos los refugiados que huyeron de Mosul y de las aldeas cristianas de la llanura de Nínive ante el avance de los yihadistas del Estado Islámico (IS). 

El acto de devoción dedicado a la Virgen María, que se celebró en preparación de la fiesta de la Inmaculada Concepción, dio comienzo en el cementerio de San José con la recitación de himnos marianos seguido de un breve discurso por el patriarca caldeo Louis Raphael I. Luego la multitud de fieles comenzó a caminar hacia la estatua de la Inmaculada a la entrada de Ankawa.

Reunidos en torno a la imagen, en la noche iluminada por miles de velas encendidas, los participantes tuvieron la oportunidad de escuchar en silencio el mensaje de vídeo que el papa Francisco envió con su bendición y sus palabras de consuelo a todos los cristianos iraquíes, según ha informado la agencia Fides.

En su mensaje, el Santo Padre también mencionó a Santa Teresa del Niño Jesús, patrona de las misiones: "Pienso en Santa Teresa del Niño Jesús --recordó el Pontífice--, que decía que ella y la Iglesia se sentían como una caña: cuando arrecian el viento y la tormenta, la caña se dobla, pero no se rompe. En este momento vosotros sois esa caña, os dobláis por el dolor, pero tenéis fuerza para llevar vuestra fe, que para nosotros es un testimonio. ¡Hoy sois las cañas de Dios. Las cañas que se pliegan bajo este viento feroz, pero que después se enderezarán!".

En la procesión estaban presentes el cardenal Philippe Barbarin, junto con una amplia delegación de voluntarios de la Iglesia de Lyon. El cardenal francés ha sido el encargado de llevar a Ankawa el mensaje de vídeo enviado por el papa Francisco al pueblo de Irak.

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Rome Reports


El Papa Francisco explica qué ocurrió durante el Sínodo de la Familia (Vídeo)
"No hubo censura previa, dijo durante la audiencia general

Por Redacción

ROMA, 10 de diciembre de 2014 (Rome Reports) - Para ver el vídeo hacer click aquí.

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Francisco explica Sínodo sobre la Familia: "No hubo peleas, pero sí discusiones fuertes" (Vídeo)
El Papa relata durante la audiencia general el Sínodo de la Familia del pasado octubre

Por Redacción

ROMA, 10 de diciembre de 2014 (Rome Reports) - Para ver el vídeo hacer click aquí.

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Espiritualidad


Santa Maravillas de Jesús - 11 de diciembre
«Esta fundadora carmelita, que se abrazó gozosamente a la cruz, tuvo como modelos a otros dos excelsos miembros de la Orden: Teresa de Jesús y Juan de la Cruz. Su afán no fue otro que cumplir la voluntad de Dios a cada instante»

Por Isabel Orellana Vilches

MADRID, 10 de diciembre de 2014 (Zenit.org) - Por su reciedumbre personal, espiritual y apostólica se han apreciado en María de las Maravillas de Jesús Pidal y Chico de Guzmán rasgos que también caracterizaron a la gran santa castellana, su fundadora y maestra, Teresa de Jesús. Embebida en el amor a Dios y al prójimo tuvo siempre claro que siendo fugaz la existencia, lo único que cabe es pensar en la otra: «procurar agradar a Dios nuestro Señor y el juicio suyo; lo que únicamente vale es lo que seamos delante de nuestro Dios». 

Nació en Madrid, España, el 4 de noviembre de 1891. Pertenecía a una familia aristocrática muy religiosa. Era la cuarta y última hija de los marqueses de Pidal. Su padre fue sucesivamente ministro de Fomento y embajador de España ante la Santa Sede; había actuado a favor de la Iglesia distinguiéndose por sus iniciativas apostólicas. Y su madre, igualmente comprometida eclesialmente, estaba emparentada con la más alta nobleza, de modo que Maravillas recibió una excelente educación. Pertrechada en la fe y finura espiritual que se respiraba en su hogar, dio ejemplo de caridad tratando de paliar las graves carencias de gente que no tenía medios económicos. 

Sus modelos de vida eran dos grandes santos: Teresa de Jesús y Juan de la Cruz, figuras señeras de la Orden carmelita. Con la determinación a seguir sus pasos, sintiéndose profundamente conmovida por el amor de Jesucristo y alentada por su devoción a María, a los 21 años consagró su castidad en la intimidad. Más tarde, el 12 de octubre de 1919 ingresó en el convento carmelita de El Escorial; profesó en 1921. De su impronta apostólica –que emanó del sagrario, ante el que oraba sin imponerse límite alguno–, surgió la fundación del Carmelo en el Cerro de los Ángeles, lugar emblemático y punto neurálgico del territorio español. Allí se había erigido el monumento en honor del Sagrado Corazón de Jesús, y España fue consagrada a él por el monarca Alfonso XIII el 30 de mayo de ese año. 

Para iniciar su obra, la santa contaba con la aprobación del prelado de Madrid-Alcalá. Con objeto de ocuparse de los preparativos, se instaló en Getafe junto a otras religiosas. En 1926 tuvo lugar la apertura del convento, y ella fue elegida priora de la comunidad. Rápidamente fueron bendecidas con numerosas vocaciones en las que entrevió un signo para continuar extendiendo el Carmelo. Pero en 1936 estalló la Guerra Civil, y la comunidad padeció numerosos sobresaltos. 

Sin temer a la muerte, en un rasgo de generosidad y valentía que brotaba de su fe, se había ofrecido heroicamente a Pío XI para defender la imagen del Sagrado Corazón en el caso de que se atentase contra ella. El pontífice aceptó su propuesta, pero las monjas fueron detenidas y conducidas a Getafe. Luego, tras un año largo de grandes zozobras soportadas en un piso madrileño, se vieron obligadas a abandonar Madrid. En su recorrido llegaron a Lourdes y de allí al territorio salmantino en 1937. El bellísimo paraje de las Batuecas, entonces apartado e inhóspito, fue su morada hasta que en 1939 regresaron al Cerro de los Ángeles, debiendo restaurar la que había sido su casa antes de la contienda. A lo largo de ese convulso periodo Maravillas había dado testimonio de templanza y fortaleza, infundiendo confianza y alegría en su derredor. Asentadas otra vez en el convento, brotaron abundantemente las vocaciones y con ellas la anhelada expansión apostólica que se hizo notar en varias provincias españolas y en la India con la apertura de nuevas fundaciones, diez en total, emprendidas por esta santa carmelita.

Espiritualmente fue una ejemplar asceta y es considerada una gran mística. Al igual que el elenco de los egregios hombres y mujeres que componen el santoral, la Madre Maravillas vivió heroicamente las virtudes. Se caracterizó por su austeridad. Se abrazo felizmente a la pobreza contribuyendo con su trabajo al sostenimiento de la comunidad. Con los medios económicos que poseía, entre otras acciones propició la creación de casas para personas sin recursos, una iglesia y un colegio, costeó estudios a seminaristas, puso en marcha una fundación destinada a religiosas enfermas, adquiriendo también una vivienda para su alojamiento en el caso que fuera preciso, etc. Muchas de estas iniciativas las impulsó dentro de la clausura del convento salmantino de la Aldehuela, donde murió. A ella se debe la existencia de la «Asociación de Santa Teresa» que aglutina a los conventos que fundó. 

Amable, discreta, paciente, confiada, dadora de paz, vivía lejos de sí, entregada a la oración y a la penitencia. Ejercitaba la caridad con todos, preocupándose por la más mínima de sus necesidades. Gran apóstol, solía decir: «Me abraso en deseos de que las almas vayan a Dios». La conciencia de su pequeñez, que le hacía considerarse «una nada pecadora», da cuenta de su afán por la unión plena con Dios: «No quiero la vida más que para imitar lo más posible la de Cristo». Hasta el fin, como hizo en el proceso de su enfermedad, quiso cumplir la voluntad divina. Siempre había dicho a sus hijas: «Lo que Dios quiera, como Dios quiera, cuando Dios quiera». Falleció mientras manifestaba: «¡Qué felicidad morir carmelita!», el 11 de diciembre de 1974. Fue beatificada por Juan Pablo II el 10 de mayo de 1998, y canonizada por él, el 4 de mayo de 2003.

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