¿Es mucho pedir que ayunemos al menos un día por nuestros hermanos en Oriente Medio?

Mientras en la Iglesia se discute -eso sí, libremente- sobre si hay que ignorar las palabras de Cristo acerca del adulterio y las de San Pablo sobre la necesidad de estar en gracia para poder comulgar. Mientras algunos pastores han llegado a plantear que en las uniones homosexuales el “apoyo mutuo, hasta el sacrificio, constituye un valioso soporte para la vida de las parejas". Mientras, en definitiva, se busca la manera de pisotear la Escritura, la Tradición y siglos de Magisterio, en Oriente Medio los cristianos están derramando su sangre por Cristo. 

Satanás, que se complace con los cristianos carnales que anhelan encontrar paz para sus conciencias antes que santidad para andar en santidad, odia a los verdaderos cristianos, especialmente si están dispuestos a dejarse matar antes que renunciar a Cristo.

Lo vemos en la epístola a los Hebreos: “Aún no habéis resistido hasta la sangre en vuestra lucha contra el pecado” (Heb12,4). Mientras que unos luchan para que se reste importancia o no se llame pecado a lo que Cristo llama pecado, otros, niños incluidos, están resistiendo hasta la sangre en su lucha por confesar a Cristo como Salvador, Señor y Rey.

Uno de los pastores de esos cristianos que están siendo mártires y confesores, acaba de pedir a su rebaño que haga tres días de ayuno antes de Navidad y de Año Nuevo. Entiendan ustedes una cosa. Se lo pide a los que son cristianos allá, a los que saben que están señalados por la diana del fundamentalismo islámico, del que claramente dice que es obra de Satanás al afirmar que “esta raza de demonios no se expulsa sino solo con oración y ayuno (Mt 17:21). Es decir, no nos lo pide directamente a nosotros, que vivimos la mar de cómodos.

Pero aunque el Patriarca Louis Raphael no nos ruega que ayunemos a los cristianos que vivimos sin ser mártires ni confesores, ¿sería mucho pedir que nos sumemos de alguna manera a ese ayuno, siquiera sea por un día? ¿nos costaría gran cosa ayunar al menos por veinticuatro horas antes de Navidad y antes de Año Nuevo, y ofrecérselo al Señor por esos hermanos que son lo mejor que tiene la Iglesia en esta generación?

Ojalá nuestros obispos nos exhorten a unirnos a los cristianos de Oriente Medio a través del ayuno y la oración. 

Luis Fernando Pérez Bustamante