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Los talibanes asesinaron a 130 niños en una escuela

Los cristianos de Pakistán viven una Navidad marcada por la masacre de Peshawar

La violencia religiosa asola el país asiático

La Navidad de 2014 en Pakistán estará marcada por la oración y la solidaridad con las víctimas de la masacre de Peshawar. Muchas iglesias han establecido altares con imágenes de las víctimas y velas encendidas.

El Arzobispo Joseph Coutts, presidente de la Conferencia Episcopal, ha lanzado un llamamiento a la comunidad cristiana para que reflexione sobre el mensaje de esperanza y paz que la Navidad trae consigo.

Por el momento, 11 parroquias y varias iglesias en la ciudad de Lahore han decidido cancelar o posponer hasta después del 1 de enero algunos programas y eventos (conciertos de villancicos, espectáculos, juegos) que estaban previstos para celebrar la Navidad. Al tiempo, ha decidido celebrar una ceremonia especial de encendido de velas por aquellos que han perdido la vida en el atentado”.

Esta comunidad está viviendo como mucho dolor y preocupación este último ataque, no solo por el número y juventud de las víctimas asesinadas, sino por lo que se lo percibe como un ataque al futuro de Pakistán. Los cristianos recuerdan que Muhammad Ali Jinnah, el fundador de Pakistán, nació el 25 de diciembre, por ello el país también debería reflexionar sobre su visión y sobre el país que Jinnah soñó: una nación unida, abierta, tolerante, pacífica, libre de odio y de violencia.

Próxima ejecución de 550 terroristas

Hoy por hoy, la dinámica del país asiático está lejos de corresponderse con los sueños de Jinnah. Basta ver el anuncio del Ministro del Interiorm que ha alertado que Pakistán está en “estado de guerra” tras la última matanza de los yihadistas.

En represalia por dicha matanza, el Gobierno del país ampliará su ofensiva contra los talibanes por todo el país y ejecutará a unos 550 condenados por terrorismo en las próximas semanas tras haber rechazado sus peticiones de clemencia el presidente del país, Mamnoon Hussain.

Otros 55 condenados serán ahorcados en los próximos días tras rechazar el presidente sus súplicas de clemencia y autorizar las ejecuciones, aseguró la portavoz de la presidencia pakistaní, Sara Mehmood. Estas peticiones llevaban pendientes desde 2012 ya que el anterior presidente, Asif Ali Zardari, ni concedió ni rechazó la clemencia, declaró la portavoz. El principal grupo talibán pakistaní, el TTP, reivindicó el ataque de Peshawar y lo justificó señalando que fue una respuesta a la operación militar que inició en junio el Gobierno en áreas tribales de Waziristán del Norte y en octubre extendió a Khyber, en la que han muerto más de 1,100 supuestos insurgentes.

Ley de la blasfemia, un arma contra los cristianos

La situación de todas las minorías religiosas, incluida la cristiana, que supone el 4 % de la población del país, es muy complicada. El último problema al que está teniendo que hacer frente es al empleo de la llamada La ley de blasfemia, que agrupa a varias normas contenidas en el Código Penal inspiradas directamente en la Shariah –ley religiosa musulmana– para sancionar cualquier ofensa de palabra u obra contra Alá, Mahoma o el Corán.

La ofensa puede ser denunciada por un musulmán sin necesidad de testigos o pruebas adicionales y el castigo suponer el juicio inmediato y la posterior condena a prisión o muerte del acusado. La ley es usada con frecuencia para perseguir a la minoría cristiana, que suele ser explotada laboralmente y discriminada en el acceso a la educación y los puestos de función pública. El caso más emblemático relacionado con esta ley es el de Asia Bibi, una madre católica de cinco hijos que acaba de cumplir dos mil días de encierro mientras la Corte Suprema decide si la condena a muerte contra ella procede o no.

En Pakistán están sucediendo casos de persecución religiosa mucho más dramáticos, por ejemplo, el que aconteció el pasado 4 de noviembre, cuando una pareja cristiana fue atacada por una turba enfurecida. Las víctimas estaban casadas. Fueron identificadas por las autoridades sólo por sus nombres de pila: Shama y Shehzad. Los residentes de la ciudad de Kot Radha Kishan, fueron acusados de blasfemia por supuestamente profanar una copia del Corán. Incluso sin pruebas ni juicio, fueron golpeados y luego arrojados vivos a un horno de ladrillos donde trabajaban cerámica, donde luego murieron.