ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 27 de diciembre de 2014

La frase del día - 27 de diciembre

"Considera, hombre, lo que Dios se hizo por ti; reconoce la doctrina de tan grande humildad aun en un niño que no habla". (San Agustín)

 


El papa Francisco

El Papa expresa su pésame por el fallecimiento de monseñor Pittau
El arzobispo jesuita fue un destacado misionero en Japón, donde ha muerto a los 86 años

Mirada al mundo

Alí­ Agca visita la tumba de Juan Pablo II
El ex terrorista turco fue al Vaticano con motivo del 31 aniversario de su encuentro con el Pontí­fice polaco en la cárcel

Siria: una vela encendida cada noche y una oración por la paz en Navidad
Se trata de una iniciativa del patriarca Gregorio III Laham. Invita a los cristianos de todo el mundo a rezar para que los refugiados puedan regresar pronto a sus hogares

México: los obispos exigen el esclarecimiento del homicidio del P. Gregorio
El cuerpo del sacerdote fue encontrado con un impacto de bala en la cabeza. Había sido secuestrado por hombres armados el pasado 21 de diciembre

Bioética

La obtención de órganos
Manuel Zuní­n, Observatorio de Bioética Universidad Católica de Valencia San Vicente Mártir

Espiritualidad

Hijo de familia
La Sagrada Familia

Santa Catalina (Caterina) Volpicelli - 28 de diciembre
«Esta fundadora de las Esclavas del Sagrado Corazón tenía un amor inmenso a Jesús Sacramentado. Es el sello que ostentan sus numerosas obras. Fue impulsora del primer Congreso Eucarístico Nacional en Nápoles»


El papa Francisco


El Papa expresa su pésame por el fallecimiento de monseñor Pittau
El arzobispo jesuita fue un destacado misionero en Japón, donde ha muerto a los 86 años

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 27 de diciembre de 2014 (Zenit.org) - Al conocer la noticia de la muerte del arzobispo Giuseppe Pittau, el papa Francisco ha expresado este sábado sus "sinceras condolencias" al superior general de la Compañía de Jesús, padre Adolfo Nicolás, a través de un telegrama. Este prelado jesuita falleció ayer en Tokio, a la edad de 86 años, según ha informado Radio Vaticano.

En su misiva, el Santo Padre ha calificado a Mons. Pittau de "ejemplar ministro de Dios, que vivió por la causa del Evangelio". El Pontífice ha recordado también "su generoso apostolado misionero en Japón, donde ha concluido su vida terrena". Además, ha agradecido al Señor por "el servicio prestado a la Sede Apostólica como secretario de la Congregación para la Educación Católica y por su compromiso como rector de la Sophia University de Tokyo y rector magnífico de la Universidad Gregoriana de Roma, así como por su dedicación a la Compañía de Jesús".

Al término del mensaje al Padre General, el papa Francisco le ha trasladado su "consoladora bendición apostólica", a la luz de la resurrección de Cristo, y ha confiado el alma del difunto a la intercesión maternal de la Virgen María.

El arzobispo Giuseppe Pittau nació en Villacidro, Cerdeña, y en 1945 ingresó en la Compañía de Jesús. Asistió al seminario de Cuglieri, Cerdeña, e hizo su noviciado en Ariccia y Cuneo. Estudió filosofía en la Universidad de Barcelona, donde se graduó en 1952. En ese mismo año los superiores lo enviaron a Japón, donde permanecería durante casi treinta años, hasta 1981.

En Yokosuka, el padre Pittau estudió el japonés durante dos años, y comenzó a enseñar letras en la escuela secundaria. Se licenció en Teología en Tokio, en 1959. Tras un breve periodo en la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, para doctorarse en Ciencias Políticas, regresó a la Sophia University de Tokio para enseñar Ciencias Políticas en la Facultad de Derecho. De 1968 a 1981 fue rector de esta universidad y también provincial de los Jesuitas.

Durante su viaje a Japón, en 1981, Juan Pablo II pidió al padre Pittau que volviera a Italia y lo nombró coadjutor del padre Paolo Dezza, delegado pontificio para la Compañía de Jesús. Durante dos años se dedicó a visitar las diversas casas de los jesuitas por el mundo y colaboró con el padre Dezza en la fase de transición de la Compañía tras la salida del padre Pedro Arrupe. Después de la elección del nuevo superior general, el padre Peter-Hans Kolvenbach, el padre Pittau se convertió en su consejero general y, al mismo tiempo en asistente para Italia y Asia oriental.

En 1991, el religioso jesuita fue nombrado rector de la Universidad Gregoriana y el canciller de la Academia Pontificia Academia de las Ciencias y de la Academia Pontificia de las Ciencias Sociales. Siete años más tarde, el Pontífice polaco lo llamó a formar parte de la Curia Romana, nombrándole arzobispo secretario de la Congregación para la Educación Católica, entonces dirigida por el cardenal Pio Laghi. Tras su renuncia en 2003, Mons. Giuseppe Pittau quiso regresar a Japón. Falleció el viernes por la tarde en Tokio, a la edad de 86 años.   

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Mirada al mundo


Alí­ Agca visita la tumba de Juan Pablo II
El ex terrorista turco fue al Vaticano con motivo del 31 aniversario de su encuentro con el Pontí­fice polaco en la cárcel

Por Redacción

ROMA, 27 de diciembre de 2014 (Zenit.org) - El turco Mehmet Alí Agca, que en 1981 atentó contra Juan Pablo II, ha acudido este sábado a la Basílica de San Pedro para depositar dos ramos de rosas blancas en la tumba del Pontífice polaco. El ex miembro del grupo terrorista "Lobos grises", indultado en el año 2000 por el presidente italiano, Carlo Azeglio Ciampi, ha realizado este gesto cuando se cumple el 31 aniversario de la visita que, tras recuperarse del atentado, le hizo Juan Pablo II en la cárcel romana de Rebbibia en diciembre de 1983, ha informado Radio Vaticano. 

Por su parte, el vicedirector de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, padre Ciro Benedettini ha explicado que "Alí Agca ha podido entrar en la Basílica sin ningún problema, porque no tiene ninguna causa abierta con el Vaticano". "Su estancia en la Basílica ha sido brevísima", ha añadido.

Tras depositar las flores, el turco ha sido conducido por la policía italiana a la comisaría romana de la Plaza Cavour para ser interrogado. "Sentí la necesidad de hacer este gesto", ha asegurado a las fuerzas de seguridad. Alí Agca se encuentra en libertad desde 2010, después de haber estado preso en su país por varios delitos cometidos en los años 70.

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Siria: una vela encendida cada noche y una oración por la paz en Navidad
Se trata de una iniciativa del patriarca Gregorio III Laham. Invita a los cristianos de todo el mundo a rezar para que los refugiados puedan regresar pronto a sus hogares

Por Redacción

MADRID, 27 de diciembre de 2014 (Zenit.org) - Con motivo de la celebración de la Navidad, el patriarca greco-melquita católico de Antioquía y de Todo el Oriente, de Alejandría y de Jerusalén, su beatitud Gregorio III Laham ha pedido que se encienda cada noche una vela como "llama de luz y esperanza por la paz en Siria". 

En un comunicado remitido a ZENIT, el Patriarca invita "a todos los fieles de la Iglesia greco-melquita católica del mundo árabe, a los de la diáspora en todo el mundo, a todos los creyentes esparcidos por todas partes, a las organizaciones humanitarias, a las instituciones sociales... a encender cada noche una vela y decir una oración por la paz en Siria, Oriente Medio y el mundo".

Así, su beatitud Gregorio III Laham propone la siguiente plegaria:

"Oración por la paz en Siria

Dios bueno y todopoderoso, asegúrate de difundir la paz en los corazones de Siria, como en la época en la que Tú has sido capaz de convertir a san Pablo en el camino a Damasco, y que las personas que huyeron puedan regresar pronto a sus hogares.

Bendice a todos tus hijos que se han convertido en refugiados y que no tienen casa. Muestra tu misericordia a todos los que están exiliados, sin hogar y hambrientos.

Bendice a todos aquellos que les ofrecen su ayuda; despierta la generosidad y la compasión en nuestros corazones, por Jesucristo nuestro Señor, amén".

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México: los obispos exigen el esclarecimiento del homicidio del P. Gregorio
El cuerpo del sacerdote fue encontrado con un impacto de bala en la cabeza. Había sido secuestrado por hombres armados el pasado 21 de diciembre

Por Redacción

MADRID, 27 de diciembre de 2014 (Zenit.org) - Los obispos de México han exigido este viernes a las autoridades el "esclarecimiento" de la muerte del padre Gregorio López Gorostieta, "quien perdiera la vida de forma injusta y violenta", y se han unido a la pena que embarga a Mons. Maximino Martínez Miranda, a la diócesis de Ciudad Altamirano, al Seminario Mayor "La Anunciación" y a la familia López Gorostieta por el sensible fallecimiento.

El sacerdote, más conocido como "padre Goyo", fue secuestrado por hombres armados el pasado 21 de diciembre. Tras una tensa espera, marchas y diferentes llamamientos por parte de la Iglesia mexicana, su cuerpo fue encontrado sin vida la tarde del 25 de diciembre, con un impacto de bala en la cabeza.

En un comunicado, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) dice: "Exigimos a las autoridades el esclarecimiento de éste y de los demás crímenes que han provocado dolor en tantos hogares de nuestra patria, y que se castigue conforme a derecho a los culpables". "Haciéndonos eco del sentir de muchos mexicanos, repetimos: ¡Basta ya! No queremos más sangre. No queremos más muertes. No queremos más desparecidos", añaden los prelados.

"Nos unimos a la pena que embarga a S.E. Mons. Maximino Martínez Miranda, a la Diócesis de Ciudad Altamirano, al Seminario Mayor “La Anunciación” y a la familia López Gorostieta por el sensible fallecimiento del P. Gregorio López Gorostieta, quien perdiera la vida de forma injusta y violenta", señala el episcopado.

"Confiados en la vida nueva y eterna que Dios nos ofrece en Jesús, nacido en Belén para salvarnos, pedimos al Señor que conceda al P. Gregorio el eterno descanso y fortalezca con la esperanza cristiana a sus familiares, a los seminaristas, a los formadores, a S.E. Mons. Maximino y a toda la Iglesia que peregrina en Ciudad Altamirano", prosigue la nota. 

Por último, invocando la intercesión de Santa María de Guadalupe, los obispos renuevan su invitación a la unidad "para pedir a Dios por la conversión de todos los mexicanos, especialmente de quienes olvidan que somos hermanos y provocan sufrimiento y muerte, y para que todos nos comprometamos a ser agentes en la construcción de un México justo, reconciliado y en paz".

Un estudio elaborado por la Unidad de Investigación del Centro Católico Multimedial (CCM), que abarca los últimos 24 años, revela que México es el país más peligroso para los sacerdotes en América Latina.

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Bioética


La obtención de órganos
Manuel Zuní­n, Observatorio de Bioética Universidad Católica de Valencia San Vicente Mártir

Por Manuel Zunín

MADRID, 27 de diciembre de 2014 (Zenit.org) - ¿Es moralmente lícito la obtención de órganos de cadáveres para trasplantes, sin consentimiento informado previo? 

Introducción

El avance de la medicina actual tiene unos de sus máximos logros en los trasplantes de órganos, que permite alargar la vida de personas desahuciadas. Por otra parte da la oportunidad para ejercer la solidaridad de la donación entre vivos y principalmente la donación de órganos después de la muerte es sin duda una gran conquista humanitaria de la sociedad postmoderna.

La Iglesia ha promocionado desde su inicio este magnífico don de sí, que es el fundamento humano de esta práctica. El primer documento al respecto es de Pio XII y la enseñanza del Magisterio ha alentado con entusiasmo esta práctica. A título de ejemplo, citamos el caso del actual Papa emérito, entonces Cardenal Ratzinger que llevaba siempre consigo la tarjeta que lo identificaba como donador de órganos. Son muchos los documentos que promueven esta donación de sí, propia del mensaje evangélico que enseña la Iglesia.

En este informe nos referimos especialmente a la Iglesia Católica porque nuestro Observatorio pertenece a una Universidad católica y porque más allá del aspecto confesional, la Iglesia se ha destacado, desde sus inicios, por el más elevado ideal humano que el mundo ha conocido.

Situación

Dada la generalización de la práctica de trasplante de órganos y su creciente demanda existen muchas organizaciones nacionales e internacional que vienen concientizando a la población sobre la importancia de ofrecer sus órganos a través de consentimiento informado realizado en vida que algunos llaman testamento vital y en España declaración de voluntades anticipadas.

Actualmente existe una gran preocupación de los gobiernos por la falta de órganos para atender la urgente necesidad de atender las demandas actuales de trasplantes. Son muchos los que mueren por falta de órganos disponibles para ser trasplantados y la lista de espera sigue aumentando.

Ante esta situación se ha demostrado, y España es un referente en ese sentido, que una legislación que imponga la donación de órganos a todos aquellos fallecidos sin haberse, explícitamente y por escrito, opuesto, a que dispongan de sus órganos después de haber sido declarados muertos, aumenta la disponibilidad de órganos para trasplante. Pero, ¿es moralmente aceptable retirar órganos sin un consentimiento informado previo?

El Magisterio de la Iglesia Católica se opone a la obtención de órganos de cadáveres de personas que no dieron su consentimiento explícito en vida o en su lugar el consentimiento informado de sus familiares, por considerar que solo es legítimo retirar los órganos de un fallecido si éste los ofreció expresamente, por entender que solo es legítima esta práctica si procede de un don que la persona hizo en vida. Una vez más la Iglesia manifiesta que lo que se puede pedir por caridad no se puede exigir por la ley.

Citamos lo que dice el Catecismo de la Iglesia Católica en el punto 2296, “El trasplante de órganos es conforme a la ley moral si los daños y los riesgos físicos y psíquicos que padece el donante son proporcionados al bien que se busca para el destinatario. La donación de órganos después de la muerte es un acto noble y meritorio, que debe ser alentado como manifestación de solidaridad generosa. Es moralmente inadmisible si el donante o sus legítimos representantes no han dado su explícito consentimiento.” El destacado es nuestro.

Creemos que esta doctrina, a primera vista, puede ser difícil de comprender. Nos podríamos preguntar, ¿qué mejor solución para un órgano destinado a corromperse sirva para dar vida y, de alguna manera, mantener vivo, al menos, una parte del fallecido? Sin duda este es un tema de debate entre los bioéticos, principalmente anglosajones y especialmente en el Reino Unido donde el consentimiento informado es requisito indispensable para la donación de órganos. Aunque en Gales, a pesar de la oposición de la Iglesia, la ley que impone el presunto consentimiento está ya en su última fase, una ley parecida en etapa de consulta se ha presentado en Escocia recientemente, donde el episcopado se ha manifestado en contra.

Para comprender mejor el pensamiento de la Iglesia Católica sobre esta delicada materia citamos el estudio publicado por “The National Catholic Bioethics Center”,en el periódicoThe National Catholic Bioethics Quarterly-Summer 2009, págs.245-248. Cuyo autor es el Rev. Nicanor Pier Giorgio Austriaco, O.P., Ph.D, profesor asistente de biología en “Providence College” en Rhode Island, Estados Unidos.

Bajo el título “El Consentimiento Informado y la obtención de órganos de cadáver humanos” afirma, “Cómo justificamos moralmente la obtención y trasplante de órganos humanos de cadáveres?[...]Como Juan Pablo II afirma en una alocución a un congreso internacional, “ Cada trasplante de órgano tiene su razón de ser en una decisión de alto valor ético: la decisión de ofrecer sin recompensa una parte de su propio cuerpo para la salud y el bienestar de otra persona, aquí reside la nobleza del gesto que es un acto de genuino amor i.” Luego el autor cita el punto 2296 de Catecismo que mencionamos arriba y documentos del Magisterio que confirman esta enseñanza.

Continúa el autor afirmando:

“El consentimiento informado protege la dignidad intrínseca y la inviolabilidad de la persona humana de dos maneras:

Reconoce que el cadáver de una persona humana, a pesar de no tener un valor intrínseco, debe ser respetado por la dignidad de la persona humana hecha a imagen y semejanza de Dios y requiere que honremos también sus restos mortales”. Después cita un texto de Pio XII que sintetiza el valor intrínseco de los restos mortales de un ser humano y que ha caracterizado a la humanidad desde sus primitivos estadios de evolución, donde afirma, “El cuerpo es el habitáculo del alma espiritual e inmortal y un constituyente esencial de la persona humana cuya dignidad comparte. Algo de su dignidad permanece en su cuerpo. Nosotros podemos decir, también, desde que el cuerpo es un componente del hombre, ha sido formado también a imagen y semejanza de Dios[…]Finalmente, el cuerpo humano, aunque ahora muerto, está destinado a la resurrección y a la vida eterna. Esto no es así para el cuerpo de un animal.ii

El consentimiento informado presupone también que la persona humana no es más que un cuidador, no el dueño, de su propio cuerpo. Ni el individuo ni cualquier otro, ni siquiera la sociedad, debe tratar tanto el cuerpo como sus órganos y miembros como una propiedad que puede ser tomada y distribuida como una herencia. […] Precisamente, ‘el consentimiento informado respeta y reconoce que el órgano trasplantado esencialmente es un don, un regalo que una persona da a otra. La necesaria condición de un don como don es que él debe ser dado.iii

El estudio continúa citando a Benedicto XVI, “Con frecuencia, el trasplante de órganos se da lugar como un desinteresado gesto por parte de los miembros de la familia del que ha sido declarado muerto. En estos casos, el consentimiento informado es una precondición de libertad para que el trasplante pueda ser caracterizado como un don y no interpretado como un acto coercitivo o abusivo.iv

Creemos que los trechos del estudio de este informe dan un sólido fundamento del pensamiento de la Iglesia, esperamos así cumplir con el mandato del Papa emérito cuando nos decía, que tenemos que dar razones de nuestra fe. Sin duda es un tema muy delicado, pero la doctrina moral de la Iglesia tiene como fin primordial guiar las conciencias especialmente cuando de temas arduos se trata.

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i John Paul II, Address to the International Congress on Transplants (August 29, 2000)

ii Pius XII, Allocution to a Group of Eye Specialists, (May 14, 1956) in The Human Body: Papal Teaching, ed. Monks of Salesmen (Boston: St. Paul Editions, 1960), 382. 

iii For a phenomenological study of the gift, see Kenneth L. Schmitz, The Gift: Creation (Milwaukee, WI: Marquette University Press, 1982), 34–63. See also the insightful observations by Robyn Horner in Rethinking God as Gift: Marion, Derrida, and the Limits Of Phenomenology (New York: Fordham University Press, 2001), 1–18.

iv Pope Benedict XVI, Address to the participants in the international congress “A Gift for Life: Considerations on Organ Donation,” (November 7, 2008), trans. Zenit, http://www.zenit.org/article-24191?l=English

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Espiritualidad


Hijo de familia
La Sagrada Familia

Por Mons. Enrique Díaz Diaz

SAN CRISTóBAL DE LAS CASAS, 27 de diciembre de 2014 (Zenit.org) - Génesis 15, 1-6; 21, 1-3: “Tu heredero saldrá de tus entrañas”
Salmo 104: “El Señor nunca olvida sus promesas”
Hebreos 11, 8. 11-12. 17-19: “La fe de Abraham, de Sara y de Isaac”
San Lucas 2, 22-40: “El Niño iba creciendo y se llenaba de sabiduría”

Al coincidir el día de la Sagrada Familia y la fiesta de los Santos Inocentes, viene a nuestro corazón el recuerdo de tantas víctimas inocentes. Hemos tenido en los últimos días acontecimientos terribles ocurridos en el seno de la familia: violaciones, violencia, maltrato y hasta homicidios tristemente célebres a nivel nacional e internacional. Pero no son hechos aislados. Las estadísticas de la violencia familiar aparecen cada día en los noticieros y a todos nos indignan, pero ahí están. Nos vemos sumergidos en una ola de engaños, de narco, de drogas y alcohol, de miedos e inseguridades y quisiéramos refugiarnos en el cálido ambiente familiar. ¿Cálido? Sería el ideal y un sueño pero las estadísticas parecen contradecir nuestras esperanzas. La familia se ve cada día sacudida por los numerosos ataques, directos o indirectos, propiciados por una cultura que parece buscar una nueva forma de convivencia y dejar a un lado la tradicional familia mexicana. El alto número de divorcios, madres solteras, adolescentes embarazadas, violaciones y abusos, nuevas formas de parejas, parecen contradecir nuestros anhelos de familia. La violencia intrafamiliar, el abuso de los infantes, los abortos y eutanasias, los golpes e insultos, parecequequisieran acabar con lo que consideramos la base de toda persona. Es triste comprobar que el ochenta por ciento de las violaciones y del maltrato a infantes se da en el ámbito de los familiares más cercanos o quienes a ellos se asemejan. ¿A dónde va la familia? Innumerables mujeres de toda condición no son valoradas y quedan con frecuencia solas frente a la educación de los hijos. Son sometidas a muchas formas de exclusión y de violencia donde impera tanto el machismo como la opresión y la ganancia.

En el pasado Sínodo Extraordinario de la Familia se tocaron temas dolorosos buscando sanar, aceptar y construir. Frecuentemente apareció como modelo la familia de Jesús que hoy nos presenta San Lucas y nos permite descubrir los grandes valores que encierra esa familia. En un solo acontecimiento nos da grandes enseñanzas: se acercan, conforme a la costumbre y tradición judía, a la “presentación”; van padre y madre, los dos unidos, a ofrecer su Niño al Señor; juntos reciben las alabanzas y también los retos y compromisos que en su tarea como padres de Jesús tendrán que afrontar; sienten el ambiente acogedor de los dos ancianos que, movidos por el Espíritu, los confortan y animan en su misión y se cierra la narración con una escena familiar sencilla pero que presenta el ideal de toda familia: “El Niño iba creciendo y fortaleciéndose, se llenaba de sabiduría y la gracia de Dios estaba con Él”. Sí, ése es el ideal de toda familia: que haya una pareja que camine y eduque juntos, que cada niño tenga la seguridad de su alimento y un ambiente sano para poder crecer; que cada niño tenga una escuela digna y segura para llenarse de sabiduría; que cada niño pueda ver en el amor conyugal de sus padres un reflejo del amor creador de Dios; que cada miembro de la familia se sienta respetado, querido y valorado dentro de ella porque ahí es donde se fortalece, se refugia y encuentra su paz. Es el ideal de la familia. ¿En qué se parecen nuestras familias a este ideal?

El Papa Francisco en días pasados nos acercaba a Nazareth donde Jesús pasó treinta años de su vida. Ese silencio y preparación en el hogar es un tesoro que no podemos ignorar. ¿Qué hizo Jesús treinta años encerrado en Nazareth? Aprendiendo, orando, trabajando, viviendo en comunión con José y María. Vivió como un “hijo de familia”. Hoy urge redescubrir el origen, el valor y el sentido de la familia, reflexionar sobre su ser y su quehacer para responder a una problemática nueva que nos aqueja. La familia debe vivir plenamente su vocación y misión tanto en la Iglesia como en la sociedad: es básica en el nacimiento, crecimiento, desarrollo y maduración de toda persona. No es añoranza de las antiguas y prolíficas familias de antaño, como si todo tiempo pasado fuera mejor, pero sí es el reclamo urgente de que las familias actuales, a pesar de la dispersión y de los trabajos de los padres, a pesar de las distancias y los problemas, se tienen que convertir en verdaderos “hogares”. La familia tiene que ser el lugar privilegiado donde podamos experimentar el amor de Dios, donde se aprendan los valores que sostendrán al individuo, donde se mama la verdad y el amor a la justicia, donde se aprenden las verdaderas relaciones de hermanos y de amistad. Difícil el reto, pero también es el único camino para fortalecer la dignidad y la verdadera formación de la persona. Si encontramos inspiración y modelo en la Familia de Nazaret, nuestras familias podrán vivir los valores humanos y cristianos para consolidar una experiencia de amor y ser fundamento para una sociedad más humana.

Los modelos caducos de familia tradicionalista, machista, encerrada, han quedado en el pasado. Con frecuencia se ha dicho que ahora se tiene que vivir una nueva forma familiar y será cierto si esta forma incluye el amor, la fidelidad y el respeto, si sabe inculcar los valores de la verdad y de la justicia, si puede hacer sentir amado y comprendido a cada uno de sus miembros. Nos quejamos del mundo exterior que influye en la familia, pero también influye en gran medida la responsabilidad y compromiso de cada uno de sus miembros. Hoy nos llegan dos retos muy fuertes: el exterior, que consiste en luchar por la dignidad y el respeto de cada familia, su derecho a una vivienda y alimentación digna, responder a sus necesidades más básicas, buscar oportunidades de educación, escuela y trabajo; pero también enfrentamos un reto al interior de la familia donde cada uno de sus miembros se comprometa a construir y a hacer de cada hogar un ambiente cálido lleno de amor que favorezca el crecimiento de las personas, donde se respire el amor de Dios. Creemos que la familia es imagen de Dios que en su misterio más íntimo no es soledad, sino comunidad; su modelo, motivación y último destino ¿Cómo están viviendo nuestras familias? ¿A dónde vamos? ¿Qué podemos hacer y a qué nos comprometemos en la familia? ¿Cuántas víctimas inocentes seguirán sufriendo a causa de nuestros egoísmos e incomprensiones?

Señor y Dios nuestro, cuida nuestras familias. Concédenos que hagamos de cada casa un hogar lleno de amor, diálogo y esperanza. Amén.

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Santa Catalina (Caterina) Volpicelli - 28 de diciembre
«Esta fundadora de las Esclavas del Sagrado Corazón tenía un amor inmenso a Jesús Sacramentado. Es el sello que ostentan sus numerosas obras. Fue impulsora del primer Congreso Eucarístico Nacional en Nápoles»

Por Isabel Orellana Vilches

MADRID, 27 de diciembre de 2014 (Zenit.org) - Hoy festividad de los Santos Inocentes, la Iglesia celebra también la vida de santa Catalina. «Ser de Cristo, para llevar a Cristo», fueron las palabras pronunciadas por Benedicto XVI en el transcurso de la homilía el día que fue canonizada por él, sintetizando lo esencial de la vida de esta santa fundadora de las Esclavas del Sagrado Corazón.

Nació en Nápoles, Italia, el 21 de enero de 1839 en el seno de una familia aristocrática. Hasta su adolescencia nada hacía presagiar que su destino fuera ser fundadora y que alcanzaría la santidad. Había recibido una educación esmerada en consonancia con su posición social, y no ocultó su dilección por las fugaces seducciones de una vida acomodada que la envolvía en ciertos oropeles. En el Colegio Real de San Marcelino había tenido el privilegio de ser formada por la que sería cofundadora de las Hermanas Franciscanas Elisabettiane Bigie, Margarita Salatino. Dominaba varios idiomas y se ejercitó en la música, completando el estudio de las letras. Las vanidades y anhelos de poseer un brillo más fulgurante que el de su hermana desaparecieron súbitamente al recibir respuesta a su frecuente pregunta: «Señor, ¿qué quieres que haga?», que formulaba ante el «Ecce Homo» instalado en su casa. La urgencia divina se manifestaba sobre ella protegiéndola y rescatándola de lo efímero, al tiempo que la predisponía a emprender un nuevo camino.

Tenía 15 años cuando conoció a san Ludovico de Casoria, y él le sugirió que acudiera a la Orden Franciscana Seglar, infundiéndole singular amor al Sagrado Corazón de Jesús, una devoción que mantuvo viva hasta que exhaló el último suspiro. El beato le decía. «Caterina, el mundo te atrae, pero Dios vence […]. Llegará un día en el que cerrarás todos los libros y Jesús te abrirá su corazón donde la primera página, la segunda y las demás no dirán otra cosa que Amor... Amor... Amor». Estaba convencido de que la joven podía hacer inmenso bien. Además, su privilegiado estatus social le permitiría convertirse en «pescadora de almas». Y no erró en su juicio. Oración, mortificación, lectura del evangelio y obras de místicos, fueron el alimento de la santa.

En 1859 por influjo de su confesor, padre Leonardo Matera, ingresó en las Adoradoras perpetuas de Jesús Sacramentado. Pero no era su destino permanecer junto a ellas. Graves problemas de salud se interpusieron en el camino, y tuvo que dejar esta vía. El vaticinio del padre Ludovico que le había dicho: «El Corazón de Jesús, oh Catalina, ¡ésta es tu obra!», se abría paso en su acontecer. Su confesor puso en sus manos la hoja «Le Messager du Coeur de Jesús» editada por el Apostolado de la Oración, y Catalina no se lo pensó dos veces. Dirigió una carta al padre Enrique Ramière, máximo responsable de este movimiento en Francia, y éste le entregó el diploma de celadora al tiempo que le proporcionaba la información que solicitó.

La espiritualidad subyacente al apostolado fue el germen de la fundación que la santa impulsó en Nápoles. En el estío de 1867 el padre Ramière visitó la que sería sede de las actividades apostólicas, Largo Petrone en La Salud. El objetivo de la obra que estaba a punto de fundar sería adorar a Cristo Sacramentado con el anhelo de transmitir la noticia de su inmenso amor a todos, con especial dilección por los que sufren. El cardenal de Nápoles, siervo de Dios Sforza, que vio en el movimiento una novedad dentro de una época de intensa convulsión social, política y eclesial, aprobó el naciente Instituto de «Esclavas del Sagrado Corazón» que Catalina había puesto en marcha junto a doce mujeres en 1874.

Los primeros momentos fueron difíciles. Hubo incomprensiones por parte de miembros de la Iglesia, y la fundación fue vista con recelos por la masonería que pensaba que las religiosas atentaban contra sus intereses. Ignoraban que el único afán de Catalina y de sus hermanas era llevar el amor del Corazón de Cristo por doquier. Incansable apóstol, rebosante de caridad hacia su prójimo, creó la Asociación de las Hijas de María, un asilo para huérfanas, y una biblioteca de carácter circulante, vehículo que facilitaría a cualquier interesado su acceso a la cultura. En 1884 durante la epidemia de cólera se volcó en los damnificados. Ese año fue consagrado el santuario dedicado al Sagrado Corazón de Jesús mandado erigir por Catalina para la adoración reparadora solicitada por el papa; un instrumento apostólico para difusión del evangelio y de ayuda a la Iglesia.

Catalina abrió nuevas casas, alentó y participó en el primer Congreso Eucarístico Nacional realizado en Nápoles en 1891, que culminó con la confesión y comunión de los participantes. Por influjo de esta santa se produjeron grandes conversiones. Entre otras, la del beato Bartolomé Longo que había sido afín al espiritismo y a la superstición. Catalina murió en Nápoles el 28 de diciembre de 1894, ofreciendo sus sufrimientos por la Iglesia y por el papa. Juan Pablo II la beatificó el 29 de abril de 2001. Y Benedicto XVI la canonizó el 26 de abril de 2009.

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