El P. Santiago Azcárate Gorri, misionero paúl navarro, sirve pastoralmente como Ecónomo Provincial de la Provincia de Zaragoza, y ejerce además su ministerio como formador de aspirantes a la Congregación de la Misión y atención en Ejercicios y formación a las Hijas de la Caridad.

-¿Quién es San Vicente de Paúl, que inspira vuestro carisma?

-San Vicente era un sacerdote francés, que vivió en el siglo XVII y  descubrió a Jesucristo en la persona de los pobres. A partir de ahí, su vida y su obra estuvieron enraizadas en Cristo y volcadas en los necesitados. Fundó con este propósito las Cofradías de la Caridad para laicos, y la Congregación de la Misión y la Compañía de las Hijas de la Caridad.

-¿En qué se fundamenta la espiritualidad vicenciana y qué rasgos os identifican?

-La espiritualidad vicenciana tiene dos polos de interés: Jesucristo, Servidor y Evangelizador de los pobres; y estos mismos pobres en quienes se realiza el Reino de Dios. Es posible la vivencia tan rica de esta espiritualidad esforzándose cada día en las virtudes de humildad, sencillez, caridad, mansedumbre y celo misionero.

-¿Qué servicios presta hoy la Congregación en el mundo y con cuántos miembros cuenta?

-Somos actualmente unos 3.800 en el mundo (del orden de 350 en España) Mantenemos el ministerio fundacional de misiones por los pueblos y parroquias. Y nos hemos abierto con el tiempo a muchos otros servicios pastorales: parroquias, colegios, atención penitenciaria, obras sociales, misiones “ad gentes”, etc. Ministerios siempre en la línea de la caridad y la Misión.

-¿Cómo encaran ustedes el Año de la Vida Consagrada recién comenzado?

-Con mucha ilusión desde los objetivos propuesto por los organizadores: recordar el pasado reciente con una memoria grata, vivir el presente con pasión y abrazar el futuro con esperanza. Va a ser un año para vigorizar los diferentes carismas y alentar el entusiasmo en toda la Vida Consagrada.

-¿Cómo hacer presente hoy la Iglesia en una sociedad más descristianizada?

-Creo que es esencial volver a la experiencia de la primitiva Iglesia y el primitivo testimonio apostólico. Partir de un encuentro personal con Jesucristo que avive en nosotros una fe más viva y una esperanza más firme. Y ser testigos de esa fe mediante el compromiso de justicia y caridad para poner al mundo en el horizonte del Reino de Dios

-¿Es usted entonces optimista de cara al futuro?

-Sin duda. No porque piense que vayan a volver tiempos pasados, sino porque conozco al “dueño de la mies”. La Iglesia es del Señor y está en sus manos. El Espíritu es dinámico y el futuro le pertenece. Por eso, no podemos sino mirar ese futuro con mucha esperanza y anticiparlo con mucha alegría y pasión por el Reino de Dios.

(Diego Dubón –  Diócesis de Menorca)