El Papa reconoce lo obvio: la libertad de expresión tiene un límite

No puedes jugar con la religión de los demás. No puedes insultar su fe o reírte de ella… En la libertad de expresión hay límites“.

Son palabras del Papa Francisco a los periodistas en el avión que le llevaba de Sri Lanka a Filipinas. Deja así claro que él tampoco es Charlie. Que no vale todo. Que condenar el atentado contra los responsables de la revista Charlie Hebdo no significa alabar el tipo de libertad de expresión de la publicación. Porque esa libertad se construye en base al ataque y la burla de lo que es considerado como más sagrado por millones de ciudadanos. 

Es de esperar que las declaraciones del Santo Padre produzcan cierto revuelo entre los medios de comunicación que han canonizado civilmente a la revista blasfema francesa, pero lo que ha dicho el Papa lo piensa cualquier católico con un mínimo de respeto por su fe, por Dios y por la Iglesia.

Hemos sabido también que los responsables de la Revue Etudes han dado marcha atrás y han retirado tanto viñetas de Charlie Hebdo ofensivas contra el catolicismo como, lo que era peor, un editorial alabando una libertad de expresión en la que tenía sitio ese material. Lo que ocurre es que no lo han hecho por convencimiento sino por la presión de multitud de católicos que estaban escandalizados con la revista jesuita francesa.

Me imagino que el sentido común llegará a la totalidad de los medios de comunicación católicos o propiedad de la Iglesia. No se puede decir que en todos ellos haya prevalecido el respeto a lo sagrado por encima de un ilimitado derecho a la libertad de expresión. El Papa ha hablado claro. No existe derecho a blasfemar. No existe derecho a mofarse de la fe de la gente.

 

Luis Fernando Pérez Bustamante