En su audiencia general de este miércoles 11 de febrero, en el momento dedicado a la oración, el Papa Francisco hizo un llamamiento ante la nueva tragedia, en la que han muerto al menos 200 inmigrantes, mientras intentaban llegar a la isla italiana de Lampedusa. Lugar, recordamos, donde el Papa Bergoglio realizó su primera visita como Pontífice, al ser símbolo de otros tantos lugares del mundo, que conocen las tragedias de la emigración. Allí –  el 8 de julio de 2013 –  rezó por los hermanos que han muerto buscando una vida mejor, bendijo la caridad y acogida de los que reciben a los más necesitados, alentando a no caer en la indiferencia ante semejante sufrimiento y rogando la conversión de los corazones de quienes los explotan y esclavizan. Éstas fueron las palabras este 11 de febrero:

«Sigo con preocupación las noticias que llegan de Lampedusa, donde se cuentan otros muertos entre los inmigrados a causa del frío a lo largo de la travesía del Mediterráneo. Deseo asegurar mi oración por las víctimas y alentar nuevamente a la solidaridad, para que a nadie le falte el necesario socorro».

El Obispo de Roma invitó asimismo a rezar por el Consistorio del 14 de febrero:

«Invito a rezar por el Consistorio, que tendrá lugar los próximos días. Que el Espíritu Santo asista los trabajos del Colegio Cardenalicio e ilumine a los nuevos Cardenales y su servicio a la Iglesia».

En el día de Nuestra Señora de Lourdes y Jornada Mundial del Enfermo instituida por San Juan Pablo II, el Papa Francisco dirigió un saludo especial a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados, alentando con el título de su Mensaje para esta Jornada – a la «Sapientia cordis. ‘Era yo los ojos del ciego y del cojo los pies» (Jb 29,15)

«Hoy celebramos la memoria de la Bienaventurada Virgen María de Lourdes y la XXIIIJornada Mundial del Enfermo. Queridos jóvenes, dispónganse a ser ‘ojos del ciego y del cojo los pies’. Queridos enfermos siéntanse siempre sostenidos por la oración de la Iglesia. Queridos recién casados, amen la vida que es siempre sagrada, aun cuando está marcada por la fragilidad y la enfermedad».

(CdM – RV)