Vicario apostólico de Trípoli (Libia)

Mons. Martinelli: «¡Tengo que quedarme! ¿Cómo voy a dejar a los cristianos sin nadie?»

 

En medio de la situación extrema de los cristianos en Oriente Medio, las dificultades de la Iglesia en Libia han pasado casi desapercibidas ante la opinión pública mundial. Los fieles se enfrentan a su peor momento, desde la caída del régimen de Muamar el Gadafi, debido a la inestabilidad social y a la ausencia de orden que ha permitido los enfrentamientos entre diferentes grupos armados por el control del país. Mons. Martinelli, vicario apostólico de Trípoli, explica la situación.

17/02/15 9:50 AM


(Fides) Preguntado por Radio Vaticano sobre si permanecerá en el país, Mons. Giovanni Innocenzo Martinelli ha afirmado este lunes que «¡tengo que quedarme! ¿Cómo voy a dejar a los cristianos sin nadie?». «Estamos aquí para ser testigos de lo que Jesús nos dice que hagamos. Y eso es todo», ha añadido. «Si no fuera por la fe, no estaríamos aquí», ha enfatizado.

Ante las graves circunstancias que está atravesando Libia, el prelado franciscano ha pedido a la comunidad internacional que sea «capaz de iniciar un diálogo con este país que está dividido». Asimismo, ha realizado un llamamiento a «ser instrumentos de unidad, sobre todo para el propio país y luego para el resto».

Mons. Martinelli ha lamentado también que «hemos pensado en tomar el petróleo, hemos pensado en nuestros intereses y nos hemos olvidado un poco del diálogo humano, sincero, entre las partes». En esta línea, ha apostado por un «diálogo fraterno entre civilizaciones».

Para el Vicario Apostólico de Trípoli, «los musulmanes podrían también hacer lo posible para encontrar una cierta serenidad». «No es fácil, esto, ahora no es fácil. Sin embargo, creo que es la única manera de hacer posible este encuentro», ha reconocido.

El prelado franciscano ha advertido además que la financiación de los yihadistas proviene de «los pozos de petróleo de Libia, los del Golfo Pérsico, etcétera».

Quedamos unos pocos

«Quedamos unos pocos, sólo un buen grupo de filipinos, y es por ellos que sigo aquí. La inmensa mayoría es personal de enfermería, sobre todo mujeres, que han decidido quedarse para cubrir las muchas necesidades en el ámbito de la salud de la población», continúa Mons. Martinelli. Los centros de salud en la capital libia se ven afectados por el cierre del hospital privado St. James, cuyo personal se ha marchado al extranjero.

«En este momento la situación está en calma, pero no sabemos cómo va a evolucionar. Sin embargo, como ya he dicho en repetidas ocasiones, mientras quede un solo cristiano aquí, yo también me quedo. Será lo que Dios quiera, Inshallah», concluye Mons. Martinelli.