Desde la Plaza de San Pedro se volvió a elevar la oración por la paz, como pidió el Papa Francisco a los miles de peregrinos, en su audiencia general del día en que comienza la Cuaresma 2015, este miércoles 18 de febrero. En su corazón de Padre y Pastor de la Iglesia universal, su constante preocupación por la paz, con especial atención a las regiones del mundo atormentadas por el trágico ruido de las armas, como en Libia, Oriente Medio, norte de África y en Ucrania. Expresando nuevamente su cercanía y dolor ante la violencia perpetrada en Libia, con la ejecución de 21 cristianos coptos egipcios, el Obispo de Roma volvió a pedir oraciones también con el anhelo de que la Comunidad internacional encuentre soluciones:

«Quisiera invitar una vez más a rezar por nuestros hermanos egipcios que hace tres días han sido asesinados en Libia, sólo por el hecho de ser cristianos. Que el Señor los acoja en su morada y conforte a sus familias y comunidades. Oremos por la paz en Oriente Medio y en el norte de África, recordando a todos los difuntos, a los heridos y a los prófugos. Que la Comunidad internacional pueda encontrar soluciones pacíficas a la difícil situación en Libia».

Dirigiéndose cordialmente a los peregrinos ucranianos, se unió a su oración por la paz duradera:

«Hermanos y hermanas, sé que entre las intenciones que presentan ante las Tumbas de los Apóstoles está el ruego de la paz en Ucrania. Llevo en mi corazón el mismo anhelo y me uno a su oración, para que llegue cuanto antes la paz duradera a su patria».

El Santo Padre dedicó un recuerdo también a los jóvenes carismáticos reunidos en tantas partes del mundo en adoración eucarística:

«Mi pensamiento se dirige a los jóvenes de la Renovación Carismática Católica Internacional, que hoy, en diversas partes del mundo se reúnen en oración para la hora de adoración eucarística. Me uno espiritualmente a ellos expresando profundo aprecio por esta iniciativa y anhelo que las nuevas generaciones puedan ir cada vez más al encuentro con Cristo».

Y concluyó sus saludos como es tradicional con sus palabras a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados:

«La Cuaresma es un tiempo favorable para intensificar su vida espiritual: que la práctica del ayuno, queridos jóvenes, los ayude a adquirir mayor dominio de sí mismos; que la oración sea para ustedes, queridos enfermos, el medio para encomendar a Dios sus sufrimientos y percibir su presencia amorosa; que las obras de misericordia, los ayuden a ustedes, queridos recién casados, a vivir su existencia conyugal abriéndola a las necesidades de los hermanos»

(CdM – RV)