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El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 18 de febrero de 2015

El papa Francisco

Francisco pide rezar por la paz en Oriente Medio, Libia y Ucrania
En la audiencia de este miércoles, el Papa ha reflexionado sobre el papel de los hermanos y las hermanas en las familias

El Papa: 'pidamos el don de las lágrimas para una oración auténtica y sin hipocresí­a'
En la homilí­a del Miércoles de Ceniza, el Santo Padre ha recordado que el Señor no se cansa nunca de tener misericordia de nosotros

Francisco: 'la Iglesia no puede ser indiferente a las necesidades del prójimo'
El Santo Padre enví­a un mensaje a los fieles brasileños con motivo de la Campaña cuaresmal de Fraternidad promovida por la Conferencia Episcopal de Brasil

El Papa a la Guardia Costera italiana: 'Me siento pequeño ante el trabajo que hacéis'
Francisco recibe a una delegación de guardacostas y les agradece su labor a favor de los inmigrantes

Texto completo de la catequesis del Papa en la audiencia del miércoles 18 de febrero
En el ciclo de catequesis sobre la familia, el Santo Padre recuerda que tener un hermano que te quiere es una experiencia fuerte, impagable, insustituible

Mirada al mundo

Libia: la Santa Sede respalda una ofensiva liderada por la ONU
Al término de una reunión bilateral con Italia, el cardenal Parolí­n ha indicado que cualquier intervención armada debe someterse al derecho internacional

México: los obispos piden un compromiso eficaz contra la corrupción
En un comunicado, sugieren la creación de un Sistema Nacional Anticorrupción y la revisión de los fueros que dotan de impunidad a algunos cargos públicos

Patriarca Sako a los musulmanes: 'Ayunemos juntos para pedir el don de la paz'
Con motivo del inicio de la Cuaresma, Su Beatitud ha invitado a todos los iraquíes a fortalecer la unidad en la diversidad y evitar el sectarismo

Irán condena el 'crimen inhumano y salvaje' de los cristianos egipcios
El presidente Rohani ha asegurado que los actos terroristas de los milicianos del Califato no tienen nada que ver con el islam

Fallece el padre Pedro Meca, capellán de los vagabundos de Parí­s
Desde 1992 ejerció su labor solidaria en La Moquette, un centro que se encarga de ofrecer a las personas sin techo un clima de acogida y escucha

Rome Reports

Francisco, en la audiencia general: Explica el papel de los hermanos en familia (Vídeo)
Reflexionó sobre el ejemplo que dan los hermanos que ayudan a los más débiles de la familia

Papa: ¡Qué pena los hermanos que no se hablan por culpa de la herencia! (Vídeo)
El Papa también rezó por los 21 cristianos coptos que fueron asesinados por ISIS

Universidad vaticana refuerza centro contra abusos sexuales a menores (Vídeo)
Nació hace tres años y ha trasladado su sede central a la Pontificia Universidad Gregoriana

SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA

Beato Conrado Confalonieri de Piacenza - 19 de febrero
«Un atentado contra el medio ambiente le condujo a la santidad. Al ver que un inocente acusado del grave delito ecológico iba a ser ajusticiado en su lugar, confesó su culpa dando un giro radical a su vida y a la de su esposa»

Espiritualidad

Ayunar de crí­ticas y cotilleos
Artí­culo del obispo de San Sebastián, Mons. José Ignacio Munilla. '¡El ayuno que agrada al Señor es controlar nuestra lengua!'

Comentario a la liturgia dominical
Primer domingo de Cuaresma - Ciclo B - Textos: Gn 9, 8-15; 1 Pe 3, 18-22; Mc 1, 12-15


El papa Francisco


Francisco pide rezar por la paz en Oriente Medio, Libia y Ucrania
En la audiencia de este miércoles, el Papa ha reflexionado sobre el papel de los hermanos y las hermanas en las familias

Por Rocío Lancho García

CIUDAD DEL VATICANO, 18 de febrero de 2015 (Zenit.org) - El corazón del Papa sigue en oración por los 21 coptos asesinados recientemente en Libia, a manos de los extremistas del Estado Islámico. Ayer, ofreció la misa de Santa Marta por ellos y hoy, en la audiencia general los ha tenido presentes nuevamente. “Quisiera invitar una vez más a rezar por nuestros hermanos egipcios que hace tres días fueron asesinados en Libia por el solo hecho de ser cristianos. El Señor les acoja en su casa y dé consuelo a sus familias y a sus comunidades”.

Asimismo ha pedido rezar por la paz en Oriente Medio y el Norte de África, “recordando a todos los difuntos, los heridos y los refugiados”. Que la comunidad internacional --ha pedido-- pueda encontrar soluciones pacíficas a la difícil situación en Libia.

Bajo un tímido sol de febrero, miles de fieles se han reunido en la plaza de san Pedro una semana más, para escuchar y saludar al santo padre Francisco. Así, el Papa ha paseado por los pasillos de la plaza en su papamóvil y ha pasado bendiciendo y con algunos afortunados, intercambiado el solideo. Esta mañana, dos niños han tenido la oportunidad de subir al jeep y acompañar desde ahí al Santo Padre en una parte de su recorrido.

Desde hace varias semanas, el Pontífice está dedicando las catequesis de la audiencia general a la familia y esta semana ha sido el turno de los hermanos y las hermanas.

Estas son las palabras del Santo Padre en su resumen hecho en español: “Queridos hermanos y hermanas. Seguimos con el tema de la familia, en concreto hoy hablamos de los hermanos. La fraternidad era un valor esencial en el pueblo de Israel, encontrando cumplidos elogios de ella en el Antiguo Testamento”. Su ruptura --ha proseguido el Papa--, sin embargo, abre un abismo profundo en el hombre. La pregunta de Dios a Caín: «¿Dónde está tu hermano?» no cesa de resonar a lo largo de la historia.

“Es en la familia donde aprendemos a abrirnos a los demás, a crecer en libertad y en paz, siendo esa primera convivencia fraterna la que se propone como un ideal para cualquier relación dentro de la sociedad y entre los distintos pueblos”, ha asegurado el Papa.

Y así, ha recordado que “con Jesús, este vínculo de hermandad se dilata hasta superar cualquier diferencia de nación, lengua, cultura o religión. Qué mayor elogio puede haber que decir: Es como un hermano para mí. Sin este valor, la libertad y la igualdad alcanzadas por muchos pueblos se convierten en individualismo y conformismo. Cómo brilla esta virtud cuando en la familia hay un hermano más débil, con qué afecto los demás cuidan de él. También los cristianos debemos ver así a los pobres, a los pequeños, dejando que el hermano toque nuestro corazón como nos enseñó Jesús”.

A continuación el Papa ha saludado a los peregrinos de lengua española, “en particular a los numerosos jóvenes, así como a los grupos provenientes de España, Chile, Argentina y otros países latinoamericanos. Pidamos al Señor que en esta Cuaresma, que hoy iniciamos, bendiga a las familias y su generosa entrega. Que en ellas aprendamos a ser siempre hermanos. Muchas gracias”.

En los saludos a los peregrinos en distintas lenguas, hoy ha habido uno más: en ucraniano. Francisco ha saludado a los obispos de este país, que se encuentran en Roma en visita ad limina y a los peregrinos de sus diócesis que los acompañan. “Hermanos y hermanas, sé que entre las tantas otras intenciones que lleváis a las tumbas de los apóstoles está la petición de la paz en Ucrania. Llevo en el corazón el mismo deseo y me uno a vuestra oración, para que llegue la paz duradera a vuestra patria lo antes posible”, ha pedido el Papa.

Después de todos los saludos, el Papa ha dedicado unas palabras a los jóvenes de la Renovación Carismática Católica Internacional, que hoy, en distintas partes del mundo, se recogen en oración para la adoración eucarística. “Me uno espiritualmente a ellos al expresar aprecio por esta iniciativa y deseo que las nuevas generaciones puedan ir cada vez más al encuentro de Cristo”.

Finalmente ha saludado a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. “La Cuaresma es un tiempo favorable para intensificar vuestra vida espiritual”, ha recordado el Papa. De este modo ha pedido que “la práctica de ayuno os ayude, queridos jóvenes, para adquirir dominio de vosotros mismos; la oración sea para vosotros, queridos enfermos, el medio para confiar a Dios vuestros sufrimientos y sentir su presencia amorosa; las obras de misericordia, finalmente, os ayuden a vosotros, queridos recién casados, a vivir vuestra existencia conyugal abriéndose a las necesidades de los hermanos”.

Leer texto completo de la catequesis aquí

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El Papa: 'pidamos el don de las lágrimas para una oración auténtica y sin hipocresí­a'
En la homilí­a del Miércoles de Ceniza, el Santo Padre ha recordado que el Señor no se cansa nunca de tener misericordia de nosotros

Por Rocío Lancho García

CIUDAD DEL VATICANO, 18 de febrero de 2015 (Zenit.org) - Nos hará bien, al inicio de esta Cuaresma, a todos, pero especialmente a los sacerdotes, el don de las lágrimas, para hacer nuestra oración y nuestro camino de conversión cada vez más auténtico y sin hipocresía. Nos hará bien hacernos la pregunta, ¿yo lloro? ¿el Papa llora? ¿los cardenales lloran? ¿los obispos lloran? ¿los consagrados lloran? ¿el llanto está en nuestras oraciones? Ésta ha sido la invitación del santo padre Francisco durante la celebración eucarística del Miércoles de Ceniza. Además, ha advertido que “los hipócritas no saben llorar, han olvidado cómo se llora. No piden el don de las lágrimas”.

A las 16.30, en la Iglesia de san Anselmo en el Aventino, ha habido un momento de oración, seguido por una procesión penitencial hacia la Basílica de Santa Sabiana. En la procesión han participado también cardenales, arzobispos, obispos, monjes benedictinos de San Anselmo, los padres dominicos de Santa Sabina y algunos fieles. Al finalizar la procesión, en Santa Sabina se ha celebrado la misa.

En su homilía, el Pontífice ha recordado que hoy se comienza la Cuaresma, “tiempo en el que tratamos de unirnos más estrechamente al Señor Jesucristo, para compartir el misterio de su Pasión y su Resurrección”.

Asimismo ha señalado que la liturgia de este día propone el pasaje del profeta Joel, enviado por Dios a llamar al pueblo a la penitencia y a la conversión, por una calamidad que devasta Judea. “Solo el Señor puede salvar del flagelo y es necesario suplicarle con oraciones y ayunos, confesando el propio pecado”, ha afirmado. El profeta habla de conversión interior, “volved a mí con todo el corazón”. Por eso, Francisco ha explicado que “volver al Señor con todo el corazón significa emprender un camino de una conversión no superficial y transitoria, sino un itinerario espiritual que se refiere al lugar más íntimo de nuestra persona”. El corazón --ha observado-- es la sede de nuestros sentimientos, el centro en el que maduran nuestros elecciones, nuestras actitudes. Y ese “volved a mí con todo el corazón” no afecta solamente a los individuos, sino que se extiende a toda la comunidad, ha especificado el Papa.

Haciendo referencia al Evangelio de hoy, el Pontífice ha explicado que “Jesús relee las tres obras de piedad previstas por la ley de Moisés: la limosna, la oración y el ayuno”.

A propósito, el Papa ha recordado que con el tiempo estas disposiciones se habían visto arruinadas por el formalismo exterior o incluso se habían convertido en un signo de superioridad social. Y por eso Jesús subraya una tentación común a estas tres obras, que se puede resumir precisamente en la hipocresía.

De este modo, el Papa ha observado que cuando se realiza algo bueno, casi instintivamente nace en nosotros el deseo de ser estimados y admirados por esta buena acción. “Jesús nos invita a cumplir estas obras sin ninguna ostentación, y a confiar únicamente en la recompensa del Padre que ve en lo secreto”, ha recordado.

A continuación, el Santo Padre ha insistido en que el Señor “no se cansa nunca de tener misericordia de nosotros, y quiere ofrecernos una vez más su perdón, todos lo necesitamos, invitándonos a volver a Él con un corazón nuevo, purificado del mal, purificado por las lágrimas, para participar de su alegría”.

Para saber cómo acoger esta invitación, ha señalado el Papa, san Pablo en la segunda lectura de hoy hace una sugerencia: “En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios”. Este esfuerzo de conversión --ha añadido-- no es solamente una obra humana.

Así, el Papa ha asegurado que la reconciliación entre Dios y nosotros es posible gracias a la misericordia del Padre que, por amor a nosotros, no dudó en sacrificar a su Hijo.“En Él podemos convertirnos en justos, en Él podemos cambiar, si acogemos la gracia de Dios y no dejamos pasar en vano el momento favorable”, ha indicado.

Por otro lado, ha pedido que María Inmaculada nos sostenga en nuestro combate espiritual contra el pecado, “nos acompañe en este momento favorable, para que podamos llegar y cantar juntos la exultación de la victoria en la Pascua de la Resurreción”.

Finalmente, sobre el gesto de la imposición de la ceniza y la fórmula que pronuncia el celebrante, el Obispo de Roma ha indicado que son un recordatorio de la verdad de la existencia humana: “somos criaturas limitadas, pecadores cada vez más necesitados de penitencia y conversión”.

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Francisco: 'la Iglesia no puede ser indiferente a las necesidades del prójimo'
El Santo Padre enví­a un mensaje a los fieles brasileños con motivo de la Campaña cuaresmal de Fraternidad promovida por la Conferencia Episcopal de Brasil

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 18 de febrero de 2015 (Zenit.org) - La Cuaresma es tiempo de preparación a la Pascua: tiempo de penitencia, oración y caridad, tiempo de renovar nuestra vida, identificándonos con Jesús a través de su donación generosa a los hermanos, especialmente a los más necesitados. Así lo recuerda el santo padre Francisco en su mensaje a los fieles brasileños con ocasión de la 52ª Campaña cuaresmal de Fraternidad promovida por la Conferencia Episcopal de Brasil, que este año lleva por lema: “Fraternidad: Iglesia y sociedad”, con el eslogan “He venido para servir”.

De este modo, el Papa explica que la Iglesia, no puede ser indiferente a las necesidades del prójimo porque “las alegría y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de hoy, sobre todo de los pobres y de todos los que sufren, son también las alegrías y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los discípulos de Cristo”.

¿Y qué hacer?, se pregunta el Papa. “Durante los cuarenta días en los que Dios llama a su pueblo a la conversión, la Campaña de Fraternidad quiere ayudar a profundizar, a la luz del Evangelio, al diálogo y la colaboración entre la Iglesia y la Sociedad --propuesta por el Concilio Vaticano II-- como servicio de construcción del Reino de Dios, en el corazón y en la vida del pueblo brasileño”.

Asimismo, recuerda que la contribución de la Iglesia, en el respeto de la laicidad del Estado, y sin olvidar la autonomía de las realidades terrenas, “encuentra forma concreta en su Doctrina Social, con la que quiere ‘asumir evangelicamente y de la perspectiva del Reino, las tareas prioritarias que contribuyen a la dignificación del ser humano y trabajar junto a los otros ciudadanos e instituciones por el bien del ser humano”.

Pero esto, advierte el Papa, no es una tarea exclusiva de las instituciones: “cada uno debe hacer su parte, y comenzar por su casa, su trabajo, por las personas con las que se relaciona. Y concretamente debemos ayudar a los más pobres y necesitados”.

A propósito ha recordado que “cada cristiano y cada comunidad están llamados a ser instrumentos de Dios para la liberación y promoción de los pobres, de manera que puedan integrarse plenamente en la sociedad; esto supone que seamos dóciles y atentos para escuchar el clamor del pobre y socorrerlo” sobre todo sabiendo acoger “porque cuando somos generosos en el acoger una persona y compartimos algo con ella --un poco de comida, un lugar en nuestra casa, nuestro tiempo-- no solo no nos hacemos más pobres, sino que nos enriquecemos”.

Finalmente, pide el Papa, "hagamos un examen de conciencia sobre el compromiso concreto y efectivo de cada uno de nosotros en la construcción de una sociedad más justa, fraterna y pacífica". De este modo, el Papa indica que "cuando Jesús nos dice 'he venido para servir' nos enseña la síntesis de la identidad del cristiano: amar sirviendo".


 

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El Papa a la Guardia Costera italiana: 'Me siento pequeño ante el trabajo que hacéis'
Francisco recibe a una delegación de guardacostas y les agradece su labor a favor de los inmigrantes

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 18 de febrero de 2015 (Zenit.org) - El santo padre Francisco ha recibido a una delegación de la Guardia Costera italiana comprometida en el rescate en el mar de refugiados e inmigrantes. El encuentro tuvo lugar en la residencia de Santa Marta en la tarde de este martes. La delegación, compuesta por ocho personas, estuvo acompañada por el Ministro italiano de Infraestructuras y transportes, Maurizio Lupi.

Los guardacostas --ha informado la oficina de prensa de la Santa Sede -- contaron al Papa “sus experiencias concretas, conmovedoras e impresionantes”. Durante el encuentro, que duró 45 minutos, el Santo Padre les dirigió unas palabras en las que “manifestó su participación y su aprecio por el servicio desarrollado con valor y abnegación en favor de los más pobres”.

Asimismo, el Papa recordó su viaje a Lampedusa y alabó la solidaridad de los habitantes de este lugar con los refugiados, también a costa de daños para el turismo de la isla. Además, recordó cuando envió a su limosnero, monseñor Krajewski, para participar en las operaciones de recuperación de los cuerpos después del terrible naufragio del año pasado. Finalmente, Francisco concluyó con estas palabras: “...yo os admiro, de verdad lo digo, me siento pequeño ante el trabajo que hacéis arriesgando la vida, y os doy las gracias de corazón por esto. Pero os apoyo como puedo: con la oración, buenas palabras y afecto”.

La semana pasada, más de 200 personas que intentaban atravesar el Canal de Sicilia fallecieron, después de que un temporal impidiese la llegada de las barcas a la isla de Lampedusa.

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Texto completo de la catequesis del Papa en la audiencia del miércoles 18 de febrero
En el ciclo de catequesis sobre la familia, el Santo Padre recuerda que tener un hermano que te quiere es una experiencia fuerte, impagable, insustituible

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 18 de febrero de 2015 (Zenit.org) - Queridos hermanos y hermanas, buenos días.

En nuestro camino de catequesis sobre la familia, después de haber considerado el rol de la madre, del padre y de los hijos, hoy es el turno de los hermanos. “Hermano”, “hermana”, son palabras que el cristianismo ama mucho. Y, gracias a la experiencia familiar, son palabras que todas las culturas y todas las épocas comprenden.

La unión fraterna tiene un lugar especial en la historia del pueblo de Dios, que recibe su revelación en el vivo de la experiencia humana. El salmista canta la belleza de la unión fraterna, y dice así: “¡Qué bueno y agradable es que los hermanos vivan unidos!” (Salmo 133, 1) Y esto es verdad, la fraternidad es bella. Jesucristo ha llevado a su plenitud también esta experiencia humana del ser hermanos y hermanas, asumiéndola en el amor trinitario y potenciándola así que va más allá de las uniones de parentesco y puede superar cualquier muro de extrañeza.

Sabemos que cuando la relación fraterna se estropea, se estropea esta relación entre hermanos, abre el camino a experiencias dolorosas de conflicto, de traición, de odio. El pasaje bíblico de Caín y Abel constituye el ejemplo de este éxito negativo. Después de la muerte de Abel, Dios pregunta a Caín: “¿Dónde está Abel, tu hermano?” (Gen 4, 9a). Es una pregunta que el Señor continúa repitiendo en cada generación. Y lamentablemente, en cada generación, no cesa de repetirse también la dramática respuesta de Caín: “No lo sé. ¿Soy yo acaso el guardián de mi hermano?” (Gen 4,9b). Cuando se rompe la unión entre los hermanos, se convierte en algo feo y también mala para la humanidad. Y también en la familia, ¿cuántos hermanos han peleado por pequeñas cosas, o por una herencia? Y después no se saludan más, no se hablan más, es feo. La fraternidad es algo grande. Pensar que los dos han vivido en el vientre de la misma madre durante nueve meses, vienen de la carne de la madre, y no se puede romper la fraternidad. Pensemos un poco, todos conocemos familias que tienen hermanos divididos, que se han peleado. Pensemos un poco y pidamos al Señor por estas familias, quizá en nuestra familia haya algunos casos, para que el Señor nos ayude a reunir a los hermanos, reconstituir la familia. La fraternidad no se debe romper, y cuando se rompe sucede esto que ha sucedido con Caín y Abel. Y cuando el Señor pregunta a Caín dónde está su hermano, “yo no lo sé, a mí no me importa mi hermano”. Esto es feo, es algo muy muy doloroso que escuchar. En nuestras oraciones, siempre recemos por los hermanos que se han dividido.  

La unión de fraternidad que se forma en la familia entre los hijos, se lleva a cabo en un clima de educación a la apertura a los otros, es la gran escuela de libertad y de paz. En la familia entre hermanos se aprende la convivencia humana, cómo se debe convivir en sociedad. Quizá no siempre somos conscientes, ¡pero es precisamente la familia la que introduce la fraternidad en el mundo! A partir de esta primera experiencia de fraternidad, nutrida por los afectos y la educación familiar, el estilo de la fraternidad se irradia como una promesa sobre toda la sociedad y sus relaciones entre los pueblos.

La bendición que Dios, en Jesucristo, derrama sobre esta unión de fraternidad lo dilata de una forma inimaginable, haciéndole capaz de traspasar cualquier diferencia de nación, de lengua, de cultura e incluso de religión.

Pensad en qué se convierte la unión entre los hombres, también muy diferentes entre ellos, cuando pueden decir de otros: “¡Este es como mi hermano, es como una hermana para mí!” Es bonito esto, es bonito. La historia ha mostrado suficientemente, por otra parte, que también la libertad y la igualdad, sin la fraternidad, pueden llenarse de individualismo y de conformismo, también de interés.

La fraternidad en familia resplandece de forma especial cuando vemos la consideración, la paciencia, el efecto con el que se rodea al hermanito o la hermanita más débil, enfermo o que tiene alguna discapacidad. Los hermanos y las hermanas que hacen esto son muchísimos en todo el mundo, y quizá no apreciamos lo bastante su generosidad. Y cuando los hermanos son muchos en la familia, ahí he saludado una familia que tiene nueve, el más grande, la más grande ayuda al papá y la mamá a cuidar a los más pequeños y esto es bonito, este trabajo de ayuda entre los hermanos.

Tener un hermano, una hermana que te quiere es una experiencia fuerte, impagable, insustituible. De la misma forma sucede con la fraternidad cristiana. Los más pequeños, los más débiles, los más pobres deben enternecernos: tienen “derecho” de tomarnos el alma y el corazón. Sí, estos son nuestros hermanos y como tales debemos amarlos y tratarlos. Cuando esto sucede, cuando los pobres son como de casa, nuestra misma fraternidad cristiana retoma vida. Los cristianos, de hecho, van al encuentro de los pobres y débiles no por obedecer a un programa ideológico, sino porque la palabra y el ejemplo del Señor nos dicen que todos somos hermanos. Este es el principio del amor de Dios y de toda justicia entre los hombres.

Os sugiero una cosa, antes de terminar, me quedan pocas líneas, en silencio cada uno de nosotros, pensamos en nuestros hermanos y en nuestras hermanas. Pensamos, en silencio, y en silencio desde el corazón rezamos por ellos. Un instante de silencio. Con esta oración, les hemos llevado a todos, hermanos y hermanos, con el pensamiento, el corazón, aquí en la plaza para recibir la bendición.

Hoy más que nunca es necesario llevar de nuevo la fraternidad al centro de nuestra sociedad tecnocrática y burocrática: entonces también la libertad y la igualdad tomarán su justa entonación. Por eso, no privemos al corazón ligero de nuestras familias, por temor o por miedo, de la belleza de una amplia experiencia fraterna de hijos e hijas. Y no perdamos nuestra confianza en la amplitud de horizonte que la fe es capaz de sacar de esta experiencia iluminada por la bendición de Dios. Gracias

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Mirada al mundo


Libia: la Santa Sede respalda una ofensiva liderada por la ONU
Al término de una reunión bilateral con Italia, el cardenal Parolí­n ha indicado que cualquier intervención armada debe someterse al derecho internacional

Por Redacción

ROMA, 18 de febrero de 2015 (Zenit.org) - Con motivo del aniversario del Tratado de Letrán, el secretario de Estado de la Santa Sede, el cardenal Pietro Parolín, se ha reunido este martes en la embajada italiana ante la Santa Sede con el presidente de la República, Sergio Mattarella; el primer ministro, Matteo Renzi; el ministro de Exteriores, Paolo Gentiloni; y la ministra de Defensa, Roberta Pinotti, entre otros, con los que ha abordado la crisis libia y las recientes amenazas terroristas a las que Italia se enfrenta.

Ante el avance de las milicias del autoproclamado Estado Islámico en Libia, el cardenal Parolín ha señalado que "es preciso intervenir pronto, pero bajo el paraguas de la ONU", ha informado Radio Vaticano. Es decir, se necesita un amplio consenso internacional.

Al término del encuentro bilateral, según diferentes medios locales, el secretario de Estado ha asegurado que "cualquier intervención armada debe someterse al derecho internacional, y por lo tanto debe haber una iniciativa de la ONU". "Hay una amenaza. La situación es grave y requiere una respuesta unánime de la comunidad internacional. Requiere una respuesta rápida, la más rápida posible de las Naciones Unidas", ha añadido.

Las declaraciones del purpurado se producen en medio de un debate en el que Italia está inmersa sobre la necesidad de intervenir militarmente en Libia, después de que el Gobierno haya ordenado el cierre de su embajada en Trípoli y los italianos que residían en este país hayan sido repatriados.

Por su parte, el presidente de Egipto, Abdel Fattah Al-Sisi ha reclamado este martes a la comunidad internacional que apruebe una resolución en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para lanzar una coalición internacional que ataque las posiciones del grupo yihadista en Libia.

"No hay otra opción", ha afirmado el mandatario egipcio, en una entrevista concedida a la cadena de radio France 1, días después de que los milicianos de la rama libia del DAESH (Estado Islámico, por sus siglas en árabe) decapitaran a 21 cristianos coptos egipcios.   

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México: los obispos piden un compromiso eficaz contra la corrupción
En un comunicado, sugieren la creación de un Sistema Nacional Anticorrupción y la revisión de los fueros que dotan de impunidad a algunos cargos públicos

Por Redacción

MADRID, 18 de febrero de 2015 (Zenit.org) - El Consejo Permanente del Episcopado Mexicano ha hecho público este martes el comunicado "¡Alto a los corruptos!", en el que manifiesta su gran preocupación por el presente y el futuro del país debido al grave mal de la corrupción, "que favorece la impunidad y el enriquecimiento ilícito, la falta de confianza con respecto a las instituciones políticas, sobre todo en la administración de la justicia y en la inversión pública, no siempre clara, igual y eficaz para todos".

En su escrito, los prelados afirman que "para hacer frente a este gravísimo mal se requieren múltiples acciones conjuntas. Entre ellas, la reforma de leyes y la creación de instituciones que, de forma integral, coordinada y en tiempo real, prevengan, identifiquen, investiguen y modifiquen situaciones o condiciones que propicien la corrupción; sancionen oportunamente a los corruptos y hagan realidad el resarcimiento de los daños causados".

Asimismo, sugieren que se lleven a cabo las reformas constitucionales y legales necesarias para atajar el fenómeno y proponen la creación de un Sistema Nacional Anticorrupción. "Es necesario que las posibles reformas constitucionales y legales susciten un Sistema Nacional Anticorrupción, conformado por organismos autónomos que, gozando de independencia, profesionalismo, confiabilidad, facultades y recursos, incluyan en su rango de acción a todos los Órganos del Estado a nivel federal, estatal y municipal, sin olvidar a los poderes judiciales federal y locales, así como a los órganos constitucionales autónomos", señalan.

"No puede quedar fuera de esta reforma la revisión del 'fuero' del que gozan algunos servidores públicos y que podría hacer naufragar el sistema entero si es utilizado como 'escudo' de impunidad. También debe replantearse la figura del 'juicio político' tanto en sus sujetos como en los supuestos que lo pueden originar, ya que actualmente existe demasiada discrecionalidad y laxitud. Es indispensable que el combate a la corrupción no sea usado con fines de persecución política o de revancha mediática. Cualquier acto de corrupción amerita por sí mismo todo el peso de la ley", advierten.

Por último, los obispos mexicanos piden "a los legisladores, a los diversos órdenes de gobierno y a los partidos políticos un decidido y eficaz compromiso en la lucha contra la corrupción, que provoca innumerables males y pone en riesgo la confianza, valor fundamental para una convivencia pacífica y para el progreso. La gravedad del problema exige soluciones de fondo e inmediatas y no 'maquillajes' que ya no engañan a nadie y sólo exacerban los ánimos".

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Patriarca Sako a los musulmanes: 'Ayunemos juntos para pedir el don de la paz'
Con motivo del inicio de la Cuaresma, Su Beatitud ha invitado a todos los iraquíes a fortalecer la unidad en la diversidad y evitar el sectarismo

Por Redacción

MADRID, 18 de febrero de 2015 (Zenit.org) - Una invitación a los “hermanos y hermanas musulmanes” para que durante la Cuaresma se unan por unos días al ayuno de los cristianos, para obtener “lo antes posible el don de la paz, la estabilidad y una vida digna en nuestro país y en todo el Oriente Medio”. Esta es la propuesta que el patriarca caldeo Louis Raphael I Sako ha dirigido también a los compatriotas musulmanes de Irak, en un mensaje hecho público con motivo del inicio de la Cuaresma.

“El tiempo de Cuaresma es un tiempo favorable para el arrepentimiento, la conversión y la reconciliación con uno mismo, con Dios y con los demás. Tratemos de aprovechar este tiempo para la oración, la reflexión, el discernimiento y el examen de conciencia, y también para restaurar la armonía, visto que la división es un pecado”, se lee en el texto difundido por la Agencia Fides.

Por último, el Patriarca insta a todos los hijos de la Iglesia caldea y a todos los iraquíes a “amar a nuestro país como amamos a nuestra madre y a nuestro padre”, invitando a “fortalecer nuestra unidad en la diversidad, en lugar del sectarismo” y reiterando que “la diversidad misma es parte del plan de Dios”.

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Irán condena el 'crimen inhumano y salvaje' de los cristianos egipcios
El presidente Rohani ha asegurado que los actos terroristas de los milicianos del Califato no tienen nada que ver con el islam

Por Redacción

MADRID, 18 de febrero de 2015 (Zenit.org) - El presidente de la República Islámica de Irán, Hasan Rohani, calificó el martes de "inhumana" y "salvaje" la decapitación de una veintena de cristianos egipcios secuestrados en Libia por una filial del grupo terrorista DAESH (Estado Islámico, por sus siglas en árabe).

"Estos actos se cometen en nombre del Islam y de los musulmanes, mientras que los actos terroristas e inhumanos de estas personas no tienen nada que ver con el Islam", afirmó el mandatario tras insistir en que Irán "condena categóricamente este crimen inhumano y salvaje". 

El pasado domingo, el autoproclamado Estado Islámico difundió un vídeo de 5 minutos donde se muestra a miembros del grupo terrorista decapitando en Libia a 21 pescadores coptos egipcios. 

Rohani, en la sesión del Consejo Supremo de la Revolución Cultural de Irán, en Teherán, denunció que los milicianos, emitiendo imágenes impactantes de sus crímenes, buscan propagar el odio y la violencia en la región, informó este miércoles la Agencia IRNA. 

"Aquellos que apoyaron a los extremistas y les brindaron fondos tienen que disculparse ante los pueblos del mundo y quienes todavía siguen esta política deben dejar de respaldar a los terroristas", indicó el presidente iraní. 

El Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán ya había condenado el lunes el brutal asesinato de la veintena de cristianos coptos y había asegurado que los crímenes de los yihadistas favorecen los intereses y objetivos del Estado de Israel. 

"Los autores de este brutal acto tratan de dañar las relaciones entre los seguidores de las religiones divinas, lo que favorece al régimen sionista", advirtió la portavoz de la Cancillería iraní, Marzie Afjam.

Afjam pidió también a los pueblos de Medio Oriente que se mantengan vigilantes ante las conspiraciones de los enemigos y el crecimiento del extremismo y el terrorismo en la zona, hechos que pondrían en peligro a todos los países de la región. 

Asimismo, la diplomática iraní expresó su más sentido pésame a los familiares de las víctimas y al pueblo egipcio y subrayó la necesidad de combatir el extremismo y sus fuentes.

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Fallece el padre Pedro Meca, capellán de los vagabundos de Parí­s
Desde 1992 ejerció su labor solidaria en La Moquette, un centro que se encarga de ofrecer a las personas sin techo un clima de acogida y escucha

Por Iván de Vargas

MADRID, 18 de febrero de 2015 (Zenit.org) - El padre dominico Pedro Meca Zuazu, conocido como el capellán de los vagabundos de París, falleció este martes en la capital gala. El religioso español ejerció su labor solidaria en La Moquette, un centro que se encarga de ofrecer a las personas sin techo un clima de acogida y escucha. Allí se dedicó a vivir con los más pobres, devolviéndoles la dignidad perdida y la autoestima. "Anunciamos con tristeza la muerte de nuestro hermano Pedro Meca, compañero en la noche de los que no tenían nada. Un mendicante entre los pobres", informó la Orden de Predicadores en Francia.

Hace unos años, el capellán de los vagabundos de París aseguraba que "se puede no tener nada y aportar muchas cosas". Así, explicaba que "los sin hogar pueden enseñar muchas cosas. De la gente pobre sólo se ven las necesidades y cómo llenarlas: no tienen casa, no tienen qué comer, no tienen vestido…Mi relación no es esa, es encontrarme con alguien con sus potencialidades, su saber, su cultura, sus gustos, sus pasiones, lo que le interesa. La persona en su globalidad, no el enfoque de ‘¿qué necesita de mí?’. Ellos pueden y tienen que aportar. Un principio fundamental es que puedan dar, que puedan participar en acciones de solidaridad".

En una entrevista, el dominico afirmaba también: "Yo creo en Jesucristo; mi fe está en el Evangelio, que es para mi un motor que no puede contentarse con que lo esencial es servir al otro, al más pobre. A partir de este principio cada uno tiene que desarrollar su dignidad. Se le puede ayudar al pobre pero no aplastándolo sobre la bondad. Esta es, con frecuencia, la expresión de una caridad muy mal entendida. Hay que servir al otro pero hay que darle y buscar con él la oportunidad de que sea alguien. No hay que darle solo de comer, sino ayudarle a que se realice. Cada uno tenemos algo que aportar al mundo".

Pedro Meca nació en Villava en 1935, aunque a los 17 años se fue a París en busca de su madre, lugar donde en 1992 fundó La Moquette, sede de la Association les Compagnons de la Nuit (los Compañeros de la Noche), además de participar en algunos proyectos con el sacerdote Henri Grouès, conocido como Abbé Pierre, creador de los Traperos de Emaús.

Con los Compañeros de la Noche, una organización compuesta por trabajadores sociales y voluntarios, el religioso dominico promovió La Moquette, un lugar desde donde se trata de "romper el aislamiento" de los desfavorecidos, con o sin hogar.

Desde La Moquette organizó encuentros nocturnos, espacios de intercambio y creación, conferencias y debates o actividades culturales como un taller de escritura o una rueda de prensa en la que un periodista comentaba las noticias y ayudaba a "despertar el espíritu crítico" de los asistentes.

Este lugar nunca fue "un refugio", pues no ofrece ni una cama para dormir ni dinero, ropa o alimentos, sino que se centra en las necesidades relacionales, y trata de acoger tanto a los sin techo como a los transeúntes, estudiantes o periodistas.

El proyecto del padre Meca pretendió "romper el gueto de lo social" para abrirse al conjunto de la sociedad y aproximar unos ciudadanos a otros. Uno de sus pilares fue siempre que "luchar por algo, es mejor que contra algo", y que para luchar contra lo que domina a las personas, como es el caso de la droga, es necesario descubrir algo "más fuerte e interesante".

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Rome Reports


Francisco, en la audiencia general: Explica el papel de los hermanos en familia (Vídeo)
Reflexionó sobre el ejemplo que dan los hermanos que ayudan a los más débiles de la familia

Por Rome Reports

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Papa: ¡Qué pena los hermanos que no se hablan por culpa de la herencia! (Vídeo)
El Papa también rezó por los 21 cristianos coptos que fueron asesinados por ISIS

Por Rome Reports

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Universidad vaticana refuerza centro contra abusos sexuales a menores (Vídeo)
Nació hace tres años y ha trasladado su sede central a la Pontificia Universidad Gregoriana

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SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA


Beato Conrado Confalonieri de Piacenza - 19 de febrero
«Un atentado contra el medio ambiente le condujo a la santidad. Al ver que un inocente acusado del grave delito ecológico iba a ser ajusticiado en su lugar, confesó su culpa dando un giro radical a su vida y a la de su esposa»

Por Isabel Orellana Vilches

CIUDAD DEL VATICANO, 18 de febrero de 2015 (Zenit.org) - Los caminos de Dios son inescrutables. En este caso, y no debiera nunca servir como precedente, una gravísima e irresponsable actuación fue el detonante de una conversión y el camino hacia la santidad. Y es que, sin bien es cierto que las pasiones tiranizan no lo es menos que la gracia de Dios nos libera de sus cadenas. A este beato le costó entender que las tendencias obsesivas, «el ansia de las cosas y la arrogancia» pertenecen al mundo y son incompatibles con Él (1 Jn 2, 15-17). Imbuído en sus afanes no midió las consecuencias que podría acarrear el afán irrefenable por obtener lo que quería. Y un hecho que humanamente le condujo al precipicio, la intervención divina –la única influencia posible que cabía en la dramática situación creada por él– lo trocó en fuente de bendiciones. Es otra prueba de la infinita misericordia de Dios y de la tutela que ejerce sobre sus hijos. Analizar lo que fue de la vida de Conrado después de lo que hizo es también un canto a la esperanza ya que pone de manifiesto cómo nos rescata el amor del Padre, a pesar de las debilidades que nos atenacen.

En efecto. El noble Confalonieri nacido en Piacenza, Italia, hacia 1290 estaba obsesionado con la cinegética, al punto de que obnubilado por ella, actuó de forma temeraria. Saliendo de cacería en una ocasión, no se le ocurrió otra cosa que dar orden a sus sirvientes de que prendieran fuego a una zona boscosa donde se refugiaban unas codiciadas piezas de caza con objeto de tenerlas a tiro sin mayores problemas. Pero las llamas devoraron todo lo que hallaron a su paso, incluidas propiedades ajenas edificadas en el bosque. No contando con testigos del suceso, abandonaron cobardemente el lugar, resueltos a convertirse en una tumba, ocultando su autoría.

Ante el desastre ecológico y las denuncias de los afectados por él, se abrió una investigación que no dio el resultado apetecido, hasta que las autoridades determinaron condenar a muerte a un pobre infeliz que cayó en sus manos. Le culpaban del voraz incendio, del que reconoció ser autor mediante tortura, aunque su único pecado era haberse hallado en el monte en el funesto instante en el que ardió. Al no contar con medios económicos para resarcir los daños causados, debía pagarlos con su vida. El impulsivo Confalonieri, sabedor de la grave decisión, se entregó al vicario imperial Galeazzo Visconti. Confesó su culpa en un momento convulso políticamente para el mandatario, por los conflictos existentes entre güelfos y gibelinos, lo cual también tuvo que ver en el rápido e injusto proceso seguido contra el ciudadano inocente.

El reconocimiento de su error supuso para Conrado la pérdida de sus bienes y los de su esposa, Eufrosina de Lodi, de ascendencia nobiliaria como él. Viéndose en la ruina, comenzó a mendigar. Pero el hecho, lejos de hundir a los esposos, les hizo ver que detrás se hallaba una providencia. El arrepentimiento de Conrado, aunque estuviera envuelto en graves consecuencias para su acontecer, ya que habían quedado en la más completa miseria, atraía nuevas y desconocidas bendiciones para ambos. Sopesaron la situación llevándola a la oración y, de común acuerdo, optaron por separarse y tomar un camino que, si bien discurría por vías distintas, les iba a conducir al mismo destino: su consagración. Eufrosina ingresó con las clarisas de Piacenza. Y Conrado, con el ánimo de purgar sus culpas en oración y penitencia como ermitaño, se hizo terciario franciscano en Calendasco el año 1315. Luego peregrinó por varios lugares pasando por Roma y Malta, para recalar en Sicilia. Eligió un lugar de Noto Antica y allí permaneció aproximadamente hasta 1335.

Durante un tiempo colaboró asistiendo a los enfermos del hospital de San Martín, todo ello sin descuidar sus mortificaciones y penitencias. Su fama comenzó a atraer a numerosas personas y él veía peligrar su anhelo de soledad para dedicarse plenamente a Dios. De modo que se afincó en Pizzoni, una zona cercana a Noto, y en una gruta llevó la vida que había soñado entregado a severas penitencias, ofrendando su vida por la conversión de los pecadores. Allí le visitó el prelado de Siracusa cuando se hallaba en la recta final de su existencia. Murió el 19 de febrero de 1351 mientras oraba. Fue agraciado con el don de milagros. En 1515 León X lo declaró «Beato no canonizado» y Urbano VIII aprobó su culto el 12 de septiembre de 1625. Sepultado en la iglesia de San Nicolás de Noto, es junto a san Nicolás de Bari, patrono de aquella ciudad.

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Espiritualidad


Ayunar de crí­ticas y cotilleos
Artí­culo del obispo de San Sebastián, Mons. José Ignacio Munilla. '¡El ayuno que agrada al Señor es controlar nuestra lengua!'

Por Mons. José Ignacio Munilla

SAN SEBASTIáN, 18 de febrero de 2015 (Zenit.org) - “¿A eso lo llamáis ayuno, día agradable al Señor?... Este es el ayuno que yo quiero: soltar las cadenas injustas, liberar a los oprimidos, partir tu pan con el hambriento (...)” (cf. Isaías 58, 5-7). A este conocido texto del profeta Isaías, bien podríamos añadir, en plena sintonía con su mismo espíritu: ¡El ayuno que agrada a Dios es controlar nuestra lengua!

Comencemos por reconocer que llama la atención la “cruzada” que el Papa Francisco ha emprendido contra el vicio de la crítica y el cotilleo: “Las murmuraciones matan, igual o más que las armas”; “Los que viven juzgando y hablando mal del prójimo son hipócritas, porque no tienen la valentía de mirar los propios defectos”; “Cuando usamos la lengua para hablar mal del prójimo, la usamos para matar a Dios” ; “El mal de la cháchara, la murmuración y el cotilleo, es una enfermedad grave que se va apoderando de la persona hasta convertirla en sembradora de cizaña, y muchas veces en homicida de la fama de sus propios colegas y hermanos”; “Cuidado con decir solo esa mitad de la realidad que nos conviene”; “¡Cuántos chismorreos hay en el seno de la propia Iglesia!”… Ciertamente, no creo que haya habido nunca un Papa tan comprometido con la denuncia y la erradicación de esta lacra.

La crítica y el cotilleo están tan extendidos en nuestra sociedad —sin que la Iglesia sea una excepción—, que no son pocos quienes consideran que se trata de un mal insuperable, cuando no necesario. A esto contribuye el hecho de que la percepción suele cambiar dependiendo de que seamos sujetos activos o pasivos de dicha práctica. El cotilla y el murmurador tiende a justificarse diciendo que se limitan a informar, y que en esta vida es necesario tener un juicio crítico.

Pues bien, para dejar de murmurar no solo se requiere controlar la lengua, sino que hay que cambiar la mentalidad. No estamos ante un vicio superficial o epidérmico, como a veces solemos suponer equivocadamente. Bajo las críticas y los cotilleos se camuflan pecados como el rencor, la envidia o la vanidad. Pero no solo esto, sino que también se esconden nuestros complejos, inseguridades y heridas. En realidad, lo moral y lo psicológico suelen caminar por el mismo carril. O dicho de otro modo, el demonio sabe dónde nos aprieta el zapato, y tiende a pisarnos en el mismo lugar…

Todos sabemos que la crítica esconde con frecuencia envidia y celos, y que estos encierran falta de autoestima. Y si pudiésemos remontarnos al origen de esa falta de autoestima, muy posiblemente nos encontraríamos con la carencia de amor… No cabe duda de que los males morales, psicológicos y educacionales están implicados. Así, por ejemplo, decía San Francisco de Sales: “Cuanto más nos gusta ser aplaudidos por lo que decimos, tanto más propensos somos a criticar lo que dicen los demás”.

Dicho lo cual, no es de recibo tomar excusa de las implicaciones psicológicas y educacionales, para eludir nuestra lucha contra este vicio. Nuestra responsabilidad moral puede estar condicionada, ciertamente, pero no hasta el punto de estar determinada. Somos sujetos libres, aunque nuestra libertad esté herida; y por lo tanto, somos responsables de las palabras que salen de nuestra boca. Sin olvidar que en no pocas ocasiones las críticas y los cotilleos son puestos al servicio, con notable malicia, de la ideología de quien los utiliza, con el objetivo de denigrar a quienes no piensan como nosotros.

Me viene a la memoria una cita evangélica que suele pasar inadvertida, en la que queda patente la indisimulada incomodidad del Señor Jesús ante este vicio moral. Me refiero a Juan 21, 23. El contexto de este episodio es el encuentro final entre Jesús y Pedro, en el que este es perdonado por su triple negación, además de confirmado en su misión. A punto de concluir el diálogo, cuando Jesús ha revelado a Pedro su futuro martirio, este vuelve su mirada a Juan —el discípulo al que el Señor amaba especialmente— y le pregunta a Jesús: “Señor, y este, ¿qué?”. A lo que el Señor, en una respuesta sin precedentes, contesta: “Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué? Tú sígueme”. ¡¡Es impresionante escuchar a Jesús decirle a Pedro: “¿a ti qué?” (expresión equivalente a nuestro popular “¿a ti qué te importa?”)!! Y es que, mientras estamos pendientes indebidamente de los demás, podemos permanecer ciegos ante nuestros problemas y responsabilidades. ¡Vemos la paja en el ojo ajeno y no vemos la viga en el nuestro! (cfr. Mt 7, 3).

Concluyo con un texto evangélico tan clarificador como incómodo, de esos a los que solemos poner sordina, por resultarnos demasiado exigente: “Porque de lo que rebosa el corazón habla la boca (…) En verdad os digo que el hombre dará cuenta en el día del juicio, de cualquier palabra inconsiderada que haya dicho. Porque por tus palabras serás declarado justo o por tus palabras serás condenado” (cfr. Mt 12, 34-37). Será por eso, tal vez, que le escuché a un hermano obispo decir que se podría elevar a los altares, sin necesidad de proceso de canonización, a aquel de quien pudiera decirse: “nunca le escuchamos hablar mal de nadie”. Ciertamente, ¡el ayuno que agrada al Señor es controlar nuestra lengua!

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Comentario a la liturgia dominical
Primer domingo de Cuaresma - Ciclo B - Textos: Gn 9, 8-15; 1 Pe 3, 18-22; Mc 1, 12-15

Por Antonio Rivero

BRASILIA, 18 de febrero de 2015 (Zenit.org) - P. Antonio Rivero, L.C. Doctor en Teología Espiritual, profesor y director espiritual en el seminario diocesano Maria Mater Ecclesiae de são Paulo (Brasil).

Idea principal: La Alianza que Dios ha hecho con nosotros es eterna y definitiva.

Síntesis del mensaje: La Alianza que pactó Dios en el Antiguo Testamento con la humanidad es universalista, estable, cósmica (1ª lectura). Con Cristo, esa Alianza será eterna, definitiva, nueva y totalmente purificadora y santificadora, y nos llama a llevar una vida digna (2ª lectura). Por eso, esa Alianza requiere de nosotros una vigilancia constante para ser fieles, pues Satanás estará detrás de nosotros, como hizo con Cristo, para que fallemos a Dios (evangelio).

Puntos de la idea principal:

En primer lugar, la Alianza en el Antiguo Testamento. El mundo de la Biblia, como todo mundo humano, conoce la experiencia del berit, principal término hebreo para decir alianza, relación de solidaridad entre dos contrayentes: individuos (Gén 21,32), cónyuges (Ez 16,8), pueblos (Jos 9), soberanos o súbditos (2Sam 5,3); para resolver disputas de propiedad, de vecindad, de proyectos en contraste entre ellos (Gén 21,32; 31,44; 2Sam 3,12-19). Antes que categoría religiosa, la alianza es una profunda experiencia humana de relación constructiva a muchísimos niveles privados y públicos, individuales y colectivos, no por juego, sino para regir el peso de la vida. Por este motivo tan existencialmente significativo y universal, la alianza no podía dejar de ser asumida por Dios, según el principio de la pedagogía divina, como símbolo y paradigma de su relación con el hombre, obviamente según las características específicas de tal proporción, única en sí misma. ¿Cuáles? Se trata de una relación entre partes infinitamente desiguales (Dios y el hombre); se trata de una relación totalmente no preestablecida, una relación querida con libre elección por parte de Dios, según su lógica de amor (Dt 4,37), donde más que contrato bilateral, es un juramento de Dios de elegirse el pueblo como aliado, por lo que es fácil el paso de alianza a testimonio o testamento de Dios. Última característica: la alianza de Dios se vale de sus servidores o ministros, los cuales, por su parte, se presentan como aliados por excelencia con Dios y a la vez solidarios con el pueblo, testigos ejemplares y creíbles en primera persona de cuanto anuncian a los demás.

En segundo lugar, la Alianza en el Nuevo Testamento realizada en Cristo y por Cristo. Por medio está la muerte sacrificial y victoriosa de Jesús, en cuyo contexto, durante la Última Cena, Jesús pronuncia por primera y última vez el término alianza: «Tomad y bebed... Este cáliz es la nueva Alianza sellada con mi sangre, que es derramada por vosotros» (Lc 22,20). La referencia está netamente relacionada con la sangre de la alianza sinaítica (cf Ex 24,8). Pero con el matiz fundamental de que se trata de una alianza verdaderamente nueva, osea, correspondiente al designio de Dios. De tal novedad, en estrecha e iluminadora confrontación con la antigua alianza, se mueve sobre todo la Carta a los hebreos, que usa el término 17 veces. Jesús es la alianza personificada: en Él se expresa la fidelidad de Dios y al mismo tiempo la fidelidad del hombre, para siempre. Gracias a Él el hombre recibe el corazón de una nueva criatura y el don del Espíritu (cf. Heb 8,10). También en la Última Cena Jesús afirma: «Os aseguro que ya no beberé más de este fruto de la vid hasta el día en que beba un vino nuevo en el reino de Dios» (Mc 14,25). Con estas palabras revela que la nueva alianza no es un acontecimiento estático, sino que viene a ser una incesante oferta que interpela a toda persona, aun a aquellas que no lo saben, hasta que el Reino llegue en plenitud. Entonces llegará a puerto esta singular relación de Dios con el hombre, sembrada en la creación, hecha visible en el pueblo de Israel, debilitada y rota por el pecado y finalmente, en Cristo, convertida en el gran proyecto realizado (cf. Ef 1,4-6).

Finalmente, nosotros entramos a formar parte de esa Alianza de Cristo el día de nuestro bautismo. Y toda la liturgia, todos los sacramentos, especialmente la eucaristía y el matrimonio, los demás signos sacramentales (el canto, los lugares de culto, el pan y el vino, el altar, otros símbolos...) son relacionados y contemplados dentro del misterio de la alianza sellada con la sangre de Cristo. Esta alianza nos exige una vida santa y una lucha contra el pecado.

Para reflexionar: ¿Vivo mi vida cristiana en clave de Alianza con Dios? ¿Mi matrimonio, mi consagración a Dios en la vida religiosa o sacerdotal…los vivo en clave de Alianza con Dios? ¿Qué hago para defender esa Alianza con Dios?

Para rezar: Señor, hazme fiel a tu Alianza. Perdona mis negligencias. Dame fuerzas para corresponder a esta tu Alianza de amor.

PARA COMPRENDER MEJOR LA CUARESMA DEL CICLO B

Cuaresma significa cuarenta días. Repetidamente la Biblia presenta la cuarentena –de días o de años- como período de preparación a un acontecimiento importante: los cuarenta días del diluvio universal, los cuarenta días de Moisés en el monte antes de sellar la Alianza, los cuarenta años de Israel por el desierto hasta llegar a la tierra prometida, los cuarenta días de Elías en su huida, el plazo de cuarenta días que Jonás dio a Nínive para su conversión, los cuarenta días de Cristo en el desierto, los cuarenta días entre la Resurrección y la Ascensión de Jesús.

Las lecturas dominicales del ciclo B están bien organizadas:

Las primeras lecturas del Antiguo Testamento presentan la Historia de la Salvación en sus grandes momentos, este año bajo la categoría de la Alianza: la Alianza con Noé (primer domingo), con Abrahán (segundo domingo), con Moisés y el pueblo en el Sinaí (tercer domingo), el castigo por la infidelidad de Israel (cuarto domingo), el anuncio de la nueva Alianza por Jeremías (quinto domingo) y la entrega del Siervo para la reconciliación universal (Ramos).

Los evangelios tienen una coherencia independiente: los dos primeros domingos nos presentan los temas clásicos de la tentación y la transfiguración, pero en Marcos; el domingo 3, 4 y 5 nos presenta una catequesis de la muerte victoriosa de Cristo, desde el evangelio de Juan; en el domingo de Ramos se nos leerá la Pasión de Cristo según san Marcos. El tema es el misterio de la Pascua de Cristo.

Las segundas lecturas no tienen continuidad entre sí. Son las consecuencias morales para nosotros de ese misterio pascual de Cristo.

Por tanto, dos temas fundamentales durante esta cuaresma según san Marcos: la Alianza y el misterio de la cruz de Cristo.

Cualquier sugerencia o duda pueden comunicarse con el padre Antonio a este email: arivero@legionaries.org

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