ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 06 de marzo de 2015

La frase del día 6

"La grandeza de un hombre está en saber reconocer su propia pequeñez".
Blaise Pascal

 


El papa Francisco

Francisco: 'El Camino Neocatecumenal hace un gran bien en la Iglesia'
Audiencia del Santo Padre en el Aula Pablo VI y enví­o misionero de las 'missio ad gentes'

Santa Sede

La Santa Sede pide nuevamente la abolición de la pena de muerte
Monseñor Tomasi advierte que los regímenes totalitarios usan esta medida como instrumento de represión de la disidencia política o de persecución de las minorías religiosas y culturales

Iglesia y Religión

Vaticano: Europa se centre en la persona humana y no en la economía
El arzobispo Paul Richard Gallagher, secretario para las Relaciones de la Santa Sede con los Estados, recuerda una vez más las raí­ces cristianas del continente

El Papa encarga al obispo Renato Corti las meditaciones del Vía Crucis
Un año más, el Viernes Santo se conmemorará la Pasión de Cristo en el Coliseo

Mirada al mundo

Cáritas reconoce el liderazgo de las mujeres en la mejora de sus comunidades
En el Dí­a Internacional de la Mujer Trabajadora se entrega en Roma el I Premio 'Mujeres cultivadoras del desarrollo' a un proyecto centrado en la promoción de la agricultura familiar

Irak: el ISIS arrasa la ciudad bí­blica de Nimrud y elimina su legado asirio
La UNESCO habla de crimen de guerra y pide la intervención internacional

Denuncian que en Kosovo no se respeta la libertad de culto
El ex ministro de Comunidades y Retorno del Gobierno de Kosovo advierte sobre la persecución de cristianos en este territorio europeo

Entrevista

'Francisco ha hecho sentir a los católicos orgullosos de su Iglesia'
Entrevista a Pablo Ordaz, corresponsal en Italia del diario español El País, sobre los dos primeros años del pontificado del papa Francisco

Rome Reports

El Papa envía en misión a 250 familias del Camino Neocatecumenal (Video)
'Siempre digo que el Camino Neocatecumenal hace un gran bien a la Iglesia', recordó Francisco.

Lanzan disco con las melodías de la JMJ Madrid 2011 (Video)
El coro y orquesta de la JMJ ha financiado el proyecto a través de crowdfunding

Hace 50 años, Pablo VI celebró por primera vez la Misa en un idioma distinto del latín (Video)
El sábado Francisco celebrará una Misa en la misma iglesia para recordarlo

Espiritualidad

Santa Teresa Margarita (Redi) del Corazón de Jesús - 7 de marzo
«Esta gran contemplativa y mística únicamente aspiró a vivir escondida con Cristo en Dios. Quería imitar a la Sagrada Familia de Nazareth; por eso quiso ser una simple hermana lega, aunque sus superiores le confiaron diversas misiones»

Una vida para salir, subir, contemplar y anunciar
Carta pastoral del arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro Sierra. 'La Iglesia tiene la misión de testimoniar la verdad de Jesucristo'

Texto completo de la segunda prédica de Cantalamessa con la presencia del Papa
En el Vaticano con motivo de cuaresma. El tema: Oriente y occidente frente al misterio de la Trinidad

Sacrilegios
III Domingo de Cuaresma


El papa Francisco


Francisco: 'El Camino Neocatecumenal hace un gran bien en la Iglesia'
Audiencia del Santo Padre en el Aula Pablo VI y enví­o misionero de las 'missio ad gentes'

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 06 de marzo de 2015 (Zenit.org) - El papa Francisco ha recibido este viernes en audiencia a los miembros del Camino Neocatecumenal y les ha instado a "ir en nombre de Cristo a todo el mundo y llevar su Evangelio".

En su mensaje, el Santo Padre ha destacado que "el Camino Neocatecumenal hace un gran bien en la Iglesia" y ha recordado a sus miembros que "con el testimonio de vida manifiestan el corazón de la revelación de Cristo". Es decir, que "Dios ama al hombre hasta entregarse a la muerte por él y que ha sido resucitado por el Padre para darnos la gracia de donar nuestra vida a los demás", ha apuntado. "El mundo de hoy tiene necesidad extrema de este gran mensaje", ha asegurado.

El Pontífice argentino ha entrado en el Aula Pablo VI y ha ido saludando durante varios minutos a los presentes,  entre aplausos y vivas al Papa, mientas se escuchaba una canción a la Virgen María acompañada por guitarras y entonada por Kiko Argüello, iniciador de esta realidad eclesial.

La audiencia celebrada esta mañana ha consistido en una ceremonia con la que el Pontífice ha enviado a 250 familias a realizar la missio ad gentes.

A estas familias el Papa les ha animado a que sigan adelante, confiando en la Madre de Dios, que ha inspirado el Camino Neocatecumenal, y que se se nutran de la Palabra, la Liturgia y la Comunidad.

Francisco ha vuelto a bendecir el carisma que recibieron los españoles Kiko Argüello y Carmen Hernández, que le han regalado un icono como recuerdo de este encuentro. Posteriormente, le han presentado a algunos de estos misioneros que partirán hacia diferentes países de varios continentes.

Las missio ad gentes son uno de los frutos del Camino Neocatecumenal. Desde hace años envía a la misión a familias que se muestran dispuestas a dejarlo todo por la evangelización y que acuden a lugares en los que el propio obispo les haya solicitado. En muchas ocasiones son enviadas a zonas donde la Iglesia no existe o apenas tiene presencia. Esto es precisamente lo que hacen las familias que forman una missio ad gentes.

Cada una de estas misiones está constituida por cuatro familias con numerosos hijos, un sacerdote responsable de la missio y de un “socio” que le acompaña, tres mujeres jóvenes que ayudan a las familias y a sus hijos y una mujer mayor que ayuda a los sacerdotes. En total, cada missio ad gentes está formada por unas 45 personas.

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Santa Sede


La Santa Sede pide nuevamente la abolición de la pena de muerte
Monseñor Tomasi advierte que los regímenes totalitarios usan esta medida como instrumento de represión de la disidencia política o de persecución de las minorías religiosas y culturales

Por Redacción

ROMA, 06 de marzo de 2015 (Zenit.org) - La Santa Sede ha realizado un nuevo llamamiento al mundo para “una suspensión global del uso de la pena de muerte” en vista de su abolición: así lo ha expresado monseñor Silvano Maria Tomasi, Observador Permanente del Vaticano ante la Oficina de las Naciones Unidas de Ginebra, durante la 28ª sesión del Consejo de los Derechos Humanos sobre la pena de muerte en curso en la ciudad suiza.

El prelado, al recordar lo expresado por Juan Pablo II en la Evangelium vitae, ha reiterado que es evidente que hoy en día existen otros medios que no son la pena de muerte “para defender las vidas humanas del agresor y proteger el orden público y la seguridad”.

Monseñor Tomasi, citando al papa Francisco, ha recordado además “la posibilidad de la existencia del error judicial y el uso que hacen los regímenes totalitarios y dictatoriales… como instrumento de represión de la disidencia política o de persecución de las minorías religiosas y culturales”, ha informado Radio Vaticano.

Asimismo, el Observador Permanente ante las Naciones Unidas ha subrayado el hecho de que “ningún efecto positivo claro de disuasión resulta de la aplicación de la pena de muerte y que la irreversibilidad de esta pena no consiente eventuales correcciones en caso de errores judiciales”.

Por último, el arzobispo italiano --pidiendo la abolición de la pena de muerte-- ha exhortado a “mejorar las condiciones de detención, con el fin de garantizar el respeto de la dignidad humana de las personas privadas de la libertad”.

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Iglesia y Religión


Vaticano: Europa se centre en la persona humana y no en la economía
El arzobispo Paul Richard Gallagher, secretario para las Relaciones de la Santa Sede con los Estados, recuerda una vez más las raí­ces cristianas del continente

Por Redacción

ROMA, 06 de marzo de 2015 (Zenit.org) - La Santa Sede recordó este jueves en Bratislava (Eslovaquia) que el papa Francisco insta a la Unión Europea a que no construya una sociedad que gire en torno a la economía, sino al carácter sagrado de la persona humana. Así lo afirmó el arzobispo Paul Richard Gallagher, secretario para las Relaciones de la Santa Sede con los Estados, al intervenir en el encuentro de consejeros jurídicos de las Conferencias Episcopales de Europa. El prelado dedicó su intervención a "los desafíos que enfrenta la Iglesia en el mundo actual a la luz de los discursos pronunciados el pasado 25 de noviembre por el papa Francisco en el Parlamento Europeo y en el Consejo de Europa", ha informado hoy la Oficina de Prensa del Vaticano.

Durante la reunión, organizada por el Consejo de las Conferencias Episcopales en Europa (CCEE), Mons. Gallagher citó las reflexiones del Santo Padre sobre la dignidad de la persona y el respeto de los derechos humanos no por razones políticas sino porque se encuentran grabados en el corazón de todo ser humano: ''El Pontífice nos recuerda las raíces cristianas de nuestro continente e insta a los miembros del Parlamento Europeo, a construir juntos una Europa que no gire en torno a la economía, sino en torno al carácter sagrado de la persona humana y de los valores inalienables". "Es hora --añadió-- de abandonar la idea de una Europa temerosa y replegada en sí misma para alentar y promover una Europa protagonista, portadora de ciencia, arte, música, valores humanos y también de fe''.

Antes de finalizar, el prelado destacó las preocupantes condiciones de los inmigrantes que buscan en nuestro continente protección para su vida y sus familias, un importante desafío para Europa del que tanto habló el papa Francisco en sus discursos, e indicó que ''la ausencia de un apoyo mutuo en la Unión Europea es probable que fomente soluciones particularistas al problema, que no tomen en cuenta la dignidad humana de los inmigrantes, y que promuevan el trabajo esclavo y las tensiones sociales continuas". "El cristianismo --concluyó-- debe cumplir su misión en Europa fomentando la unión de los pueblos y la Iglesia Católica también puede ofrecer una ayuda tangible a la hora de unir y reforzar la familia nacional de Europa''.

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El Papa encarga al obispo Renato Corti las meditaciones del Vía Crucis
Un año más, el Viernes Santo se conmemorará la Pasión de Cristo en el Coliseo

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 06 de marzo de 2015 (Zenit.org) - El obispo emérito de Novara, monseñor Renato Corti, ha preparado los textos de las meditaciones de las estaciones del Via Crucis del Viernes Santo de 2015 en el Coliseo, por encargo del papa Francisco. El esquema seguido es el clásico de las XIV estaciones, ha informado este viertes la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

Miles de personas acudirán ese día al centro de Roma, para conmemorar la Pasión de Cristo, acompañando al Santo Padre durante el rezo del Vía Crucis.

Una cruz de madera será cargada por distintas personas, a lo largo de cada una de las catorce estaciones, y recorrerá el famoso anfiteatro Flavio, seguirá por delante del Arco de Trajano y concluirá en la colina del Palatino.

El Vía Crucis en el Coliseo, un lugar simbólico que recuerda a los mártires cristianos que fueron ejecutados en espectáculos de la Antigua Roma, fue instaurado en 1741 por el papa Benedicto XIV y, tras décadas de olvido, volvió a celebrarse en 1925. En 1964, el beato Pablo VI acudió al ancestral estadio para presidir el rezo y, desde entonces, todos los años acude el sucesor de Pedro.

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Mirada al mundo


Cáritas reconoce el liderazgo de las mujeres en la mejora de sus comunidades
En el Dí­a Internacional de la Mujer Trabajadora se entrega en Roma el I Premio 'Mujeres cultivadoras del desarrollo' a un proyecto centrado en la promoción de la agricultura familiar

Por Redacción

MADRID, 06 de marzo de 2015 (Zenit.org) - El próximo domingo 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, tendrá lugar en Roma el acto de entrega del I Premio "Mujeres cultivadoras del desarrollo" convocado por Cáritas Internationalis a un proyecto de promoción de la agricultura familiar liderado por mujeres campesinas en Nicaragua y que cuenta con el apoyo de Cáritas Española.

El premio, dotado con 10.000 euros, es fruto de una iniciativa conjunta de Cáritas Internationalis y la Fundación Fidel Götz para distinguir a aquellos proyectos de desarrollo centrados en la lucha contra el hambre.

La persona encargada de recoger el galardón será Alba Marina Rosales, una de las campesinas participantes de este programa que lleva a cabo Cáritas Nicaragua con el objetivo de impulsar la agricultura familiar, ecológica y sostenible en una zona de ese país centroamericano con altos índices de pobreza y desnutrición, ha informado la organización en un comunicado.

Con este premio, Caritas Internationalis ha querido reconocer "el liderazgo de las mujeres en la mejora de la nutrición y la calidad de vida de sus familias y comunidades". De hecho, el 70 por cierto de las participantes en este programa de Nicaragua son mujeres que acuden a cursos sobre agricultura, que trabajan activamente en sus huertos y que deciden qué plantas quieren cultivar, cómo producirlas y dónde comercializarlas.

En este proyecto de desarrollo rural y alimentación, que comenzó en 2013 y que tiene una duración prevista de tres años, participan 270 familias muy vulnerables de las diócesis de Juigalpa, Matagalpa y Estelí, que sobrevivían con menos de dos euros al día. Con el apoyo de Cáritas, han podido mejorar su capacitación y obtener semillas, instalar sistemas de riego y adquirir materiales agrícolas.

En algo más de año y medio, estas familias han ampliado sus huertos, mejorado su producción, recuperado variedades criollas, diversificado los cultivos --ahora plantan maíz, frijoles, zanahoria, cebollas, pimientos, rábanos y repollos-- y sustituido los fertilizantes e insecticidas naturales químicos por los naturales. Además, y lo más importante, se han reducido los niveles de desnutrición en estas comunidades, sobre todo de ancianos y niños.

"Estas campesinas, muchas veces infravaloradas en sus comunidades, han sido capaces de mejorar sus vidas y las de sus familias", dice Juana Bertha Duarte, miembro del personal de Caritas Nicaragua, que ha acompaña a Alba Marina Rosales a Roma para participar en la entrega del premio.

En la ceremonia del día 8 --que tendrá lugar en la Casina Pio IV, en el corazón del Vaticano-- también se va a galardonar otro proyecto, que no forma parte de la red Cáritas. Se trata de un programa de artesanía y bordado promovido por Basmeh y Zeitooneh, una asociación que ayuda a mujeres sirias y palestinas refugiadas en el Líbano.

"Muchas de ellas se encuentran solas en los campos de refugiados con sus hijos y no tenían manera de ganarse la vida. Ahora trabajan en un taller, en el que cosen productos a mano, que se venden a nivel local e internacional en países como Dubai, Qatar, Alemania, Holanda y Estados Unidos", han explicado desde Cáritas.

También en ese mismo acto se celebrará la segunda edición de la "Narración de historias de Voces de Fe", una iniciativa de la Fundación Fidel Götz en la que diferentes mujeres de todo el mundo hablarán sobre el acompañamiento a los más vulnerables, la fe, la esperanza, la dignidad humana, la igualdad y la importancia de la educación para el desarrollo.

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Irak: el ISIS arrasa la ciudad bí­blica de Nimrud y elimina su legado asirio
La UNESCO habla de crimen de guerra y pide la intervención internacional

Por Iván de Vargas

MADRID, 06 de marzo de 2015 (Zenit.org) - El Ministerio de Turismo y Antigüedades de Irak ha denunciado este jueves por la noche que el autoproclamado Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) ha saqueado y demolido con bulldozers y excavadoras la antigua ciudad asiria de Nimrud. La noticia, difundida en un comunicado, se ha producido apenas una semana después de que ese grupo terrorista difundiera un vídeo en el que mostraba la destrucción de estatuas milenarias en un museo de Mosul y de dos toros alados en una de las entradas a la antigua Nínive, en las afueras de esa ciudad.

El Gobierno no ha proporcionado detalles sobre el desastre pero ha pedido una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU para avanzar en la protección del patrimonio iraquí ante las acciones del Califato, que sigue "desafiando la voluntad del mundo y los sentimientos de la humanidad".  

Por su parte, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) ha calificado de crimen de guerra esta nueva barbarie de los milicianos del ISIS. “No podemos quedarnos en silencio. La destrucción deliberada del patrimonio cultural constituye un crimen de guerra, y vamos a apelar a todos los responsables políticos y religiosos de la región para hacer frente a esta barbarie”, ha dicho a través de un comunicado la directora general de la UNESCO, Irina Bokova.

“Hago un llamamiento a todos los responsables políticos y religiosos de la región a alzarse contra este nuevo acto de barbarie y recordar que no existe justificación política ni religiosa alguna para destruir el patrimonio cultural de la humanidad”, ha señalado Bokova, quien ha recordado también que “la locura criminal de quienes destruyen la cultura” se combate “con más cultura y con una movilización sin precedentes”.

"La comunidad internacional en su conjunto debe aunar esfuerzos en solidaridad con el Gobierno y el pueblo iraquí para detener esta catástrofe”, ha añadido. Un empeño que la Unesco completará con una labor de documentación y protección del patrimonio de Irak, y con el combate para frenar el tráfico ilícito de bienes culturales, que sirve para financiar el terrorismo, según ha denunciado la directora de esa organización.

Bokova ya había confirmado la semana pasada el daño causado por los yihadistas en Nínive y pidió una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU, así como que el Tribunal Penal Internacional tome cartas en el asunto.

Levantada hace más de 3.000 años, la ciudad de Nimrud --se menciona con el nombre de Cálaj en el Antiguo Testamento-- está situada a orillas del río Tigris a unos 30 kilómetros al sureste de Mosul, la segunda ciudad de Irak, que está en manos terroristas desde el pasado mes de junio.

Nimrud fue fundada por el rey Salmanasar I en el siglo XIII a. C. como un pequeño centro administrativo sin gran importancia, hasta que el rey Asurnasirpal II decidió construir allí su nueva capital. La nueva ciudad se erigió en la orilla este del Tigris, con lo que quedaba protegida de los ataques de los arameos procedentes del oeste, y al norte del río Pequeño Zab, que la protegía por el sur.

Para su construcción se utilizaron millares de trabajadores, que tuvieron que nivelar una extensión de 360 hectáreas, construir una muralla de 7,5 km de largo y una altura de unos 15 metros, y un canal --al que se llamó portador de la abundancia-- procedente del río Zab, para irrigar la llanura de los alrededores.

Según una célebre inscripción del rey hallada en las ruinas de la ciudad en 1951 conocida como la estela del banquete, cuando finalizó la construcción en el año 879 a. C., se celebró un banquete que duró diez días y al que asistieron 16.000 habitantes, 47.000 invitados, 5.000 invitados extranjeros, y 1.500 dignatarios del estado.

Salmanasar III, hijo de Asurnasirpal II, hizo construir el que se conoce como Gran Zigurat ubicado junto al río Tigris.

La ciudad fue capital de Asiria hasta el año 710 a. C. en que Sargón II la trasladó a Dur Sharrukin, y sus sucesores a Nínive.  

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Denuncian que en Kosovo no se respeta la libertad de culto
El ex ministro de Comunidades y Retorno del Gobierno de Kosovo advierte sobre la persecución de cristianos en este territorio europeo

Por Redacción

MADRID, 06 de marzo de 2015 (Zenit.org) - El ex ministro de Comunidades y Retorno del Gobierno de Kosovo, Alexsandar Jablanovic, ha participado en la mesa redonda ‘Persecución de cristianos en Kosovo’ organizada en Madrid por el Instituto de Estudios Históricos de la Universidad CEU San Pablo.

Durante su intervención, Jablanovic ha catalogado de inaceptable que “en pleno siglo XXI, en Europa, no se pueda acudir a los espacios de culto de la religión cristiana”. Asimismo ha lamentado que “lo conseguido por el pueblo serbio y los cristianos en más de 500 años no se vea reflejado en la actualidad”.

El ex ministro, que fue cesado de su cargo el mes pasado por condenar el apedreamiento de un autobús en el que viajaban cristianos, ha catalogado este acto de “salvajismo” y ha manifestado su intención de “abrir los ojos a Europa para que vea dónde se sangra y proteger a los cristianos, ya sean católicos u ortodoxos, así como al pueblo serbio y albano que respeta la religión”.

Jablanovic ha explicado que “esperamos una clara reacción de las autoridades para defender los derechos y objetos de culto cristiano”, aunque “no existen indicios mínimos que expliquen quién está detrás de todos estos ataques”. Y ha apelado a la lucha por “reservar el gran legado de la religión cristiana a las generaciones futuras”.

En la mesa redonda también ha participado el padre Andrey Kordochkin, representante de la Iglesia Ortodoxa Rusa en España y sacerdote de la Parroquia Santa María Magdalena, quien ha subrayado la necesidad de “evitar el pesimismo relacionado con los cristianos en Kosovo”, han informado los organizadores del acto en un comunicado.

Por su parte, el padre Otac Srdjan, en representación del obispo Teodosio de Kosovo, encargado de las relaciones entre la Iglesia Ortodoxa y el Catolicismo (diócesis de Raska Prizren), ha explicado que “después de tanto sufrimiento, debemos intentar que aquellos que no compartan estos valores curen su odio y recuperar el tejido que conforma el acervo del cristianismo”.

La mesa redonda, presidida por el director del Instituto de Estudios Históricos de la Universidad CEU San Pablo, Alfonso Bullón de Mendoza, ha contado con la presencia del embajador de Serbia en España, Danko Prokic.

El gobierno de Kosovo, en cuyo territorio la etnia albanesa tiene predominio numérico, declaró unilateralmente su independencia de Serbia el 17 de febrero de 2008 con el apoyo de Estados Unidos y la mayoría de los países que integran la Unión Europea. Actualmente Kosovo es reconocido como Estado soberano por 108 de los 193 miembros de Naciones Unidas.

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Entrevista


'Francisco ha hecho sentir a los católicos orgullosos de su Iglesia'
Entrevista a Pablo Ordaz, corresponsal en Italia del diario español El País, sobre los dos primeros años del pontificado del papa Francisco

Por H. Sergio Mora

ROMA, 06 de marzo de 2015 (Zenit.org) - El 13 de marzo de 2013, desde la logia de la basílica de San Pedro el cardenal Tauran anunció: 'Habemus Papam'; y que 'José Mario cardenal Bergoglio' era el nuevo pontífice con el nombre de Francisco. ¿De allí hasta ahora ha cambiado algo en la Iglesia?, ¿Cuál es la percepción y la realidad? ZENIT se lo preguntó al corresponsal de un medio español en Italia que al Vaticano no le hace descuentos, Pablo Ordaz del diario El País, quien ha sido también corresponsal en México, Centroamérica y el Caribe, y cuyas respuestas compartimos con nuestros lectores.

Desde el inicio del pontificado del papa Francisco, ¿considera que ha cambiado algo en la imagen de la Iglesia?
-- Pablo Ordaz: Sin duda. Tanto desde el punto de vista de los católicos como del resto de la  opinión pública. No hay que olvidar que hace sólo dos años el Vaticano estaba sumergido en guerras de poder que desembocaron en la fuga de documentos del caso Vatileaks, la detención del mayordomo de Benedicto XVI, el despido con cajas destempladas del jefe del IOR, los escándalos continuos de pederastia, la renuncia de Joseph Ratzinger… En un tiempo récord, Jorge Mario Bergoglio ha logrado que los católicos en su gran mayoría vuelvan a sentirse orgullosos de su Iglesia –no hay más que ver la plaza de San Pedro cada miércoles y cada domingo o el interés que despiertan sus viajes— y que líderes mundiales como Barack Obama hayan venido a Roma para visitarlo y decir: “Hay que escuchar al Papa”. Su mensaje social en un momento de crisis y sufrimiento para muchas personas en todo el mundo está golpeando con fuerza.  

¿Ha sido solamente un cambio de imagen o ha habido cambios reales?
-- Pablo Ordaz: Creo que lo segundo va unido a lo primero. Después de aquella frase inaugural de su pontificado –“cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres”--, Bergoglio está intentando, aunque no sin resistencias internas, arrojar luz sobre las tradicionalmente oscuras finanzas vaticanas, racionalizar los gastos, contagiar a la Curia y a las distintas congregaciones de su estilo sencillo de vida, ir a la búsqueda de los heridos --divorciados vueltos a casar, nuevas parejas, gais…-- en vez de quedarse al resguardo de lo cómodo. Pero no es fácil. La inercia de muchos siglos nos contemplan y es más sencillo acostumbrarse a ser rico que a ser pobre… Como tampoco es fácil que después de décadas mirando para otro lado, la Iglesia en su conjunto se esté convenciendo de que la “tolerancia cero” es la única respuesta a la pederastia. Aunque tarde, se empiezan a dar pasos en ese sentido.

¿Cómo considera que ha sido vivido esto en el Vaticano?
-- Pablo Ordaz: Muchos aún no se han repuesto a la sorpresa. No tanto a la sorpresa de ver asomarse al balcón a un Papa llegado del fin del mundo, con zapatos gastados, una cruz de plata y pidiendo a los fieles reunidos en San Pedro que rezaran por él, sino a la sorpresa de que no se tratara sólo de gestos, puro marketing, maquillaje para cubrir las heridas... Ya no hay duda de que Bergoglio está dispuesto a cambiar la Iglesia para siempre, que sabe que tiene poco tiempo y que, por tanto, lo va a hacer cueste lo que cueste y pese a quien pese. Ante ello, solo hay dos opciones, o ayudarle en la empresa o exponerse a ser arrastrado por el huracán. Está claro que hay resistencias --y ahí están las filtraciones de los últimos días sobre los supuestos dispendios del cardenal George Pell--, pero creo que en líneas generales se está saliendo con la suya.

De vez en cuando el Papa usa palabras e imágenes claras pero políticamente incorrectas ¿Cómo ve esto?
-- Pablo Ordaz: Decía el escritor Ennio Flaiano que, en Italia, la línea más corta entre dos puntos suele ser el arabesco. La Iglesia oficial, tan vinculada a Italia para lo bueno y para lo malo, ha abusado en demasía del arabesco, de los mensajes cifrados, para dirigirse a los fieles. El resultado ha sido demasiadas veces un corte en la comunicación, una distancia insalvable entre los doctores de la Iglesia y los católicos de a pie. El resultado --o uno de ellos-- puede verse en la huída, sobre todo en América, de cientos de miles de católicos a otras confesiones. Bergoglio prefiere hablar de tú a tu, hacerse entender, salirse del guión, apelar a la emoción cuando habla de las madres que pierden a sus hijos en el mar de Lampedusa e incluso a la crítica sin tapujos cuando se refiere a la cara de funeral o a la vida mundana de algunos curas y monjas. Y, a veces, alguna de esas frases suyas analizada de forma aislada, sin el contexto adecuado ni el filtro de lo políticamente correcto, puede provocar polémica. Pero me da la impresión de que Francisco prefiere equivocarse y llegar a la gente a elaborar discursos fríos y distantes.

El papa Francisco habla mucho de Jesús, de las parábolas del evangelio…
-- Pablo Ordaz: Sí, y a mí me llama mucho la atención que los discursos del Papa –y cuya copia original nos hace llegar la oficina de prensa del Vaticano—están llenos de referencias constantes a las escrituras. El otro día conté 22 en una homilía de dos folios y medio. Me decía hace poco una amiga suya argentina que Bergoglio es un gran conocedor de la Biblia y que jamás lee un texto que no haya trabajado y escrito él mismo. Pero además yo me malicio que también lo hace para despejar, de puertas para adentro, cualquier sospecha: quiere dejar claro que la Iglesia que él sueña y predica –la de la periferia, la de los pastores con olor a oveja—no es otra que la de los orígenes. Que más que una teoría nueva lo que está haciendo es quitarle escombros de encima al discurso de los orígenes.

¿Qué otra consideración podría hacer sobre estos dos años de pontificado?
-- Pablo Ordaz: Hay un resultado claro. Independientemente de que el papa Francisco guste a unos más y a otros menos, lo que sí queda claro es que ha colocado a la Iglesia en el centro del debate en todo el mundo. Su mensaje es escuchado por propios y extraños y, por añadidura, está utilizando la poderosa maquinaria diplomática del Vaticano para mediar en conflictos como el de Oriente Próximo o en el exitoso acercamiento entre Estados Unidos y Cuba. A veces hay que separarse de un cuadro para tener una visión más nítida, y las pequeñas guerras de poder que siguen existiendo en el Vaticano son “peccata minuta” en comparación con todos los aspectos interesantes del todavía corto pontificado de Jorge Mario Bergoglio.

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El Papa envía en misión a 250 familias del Camino Neocatecumenal (Video)
'Siempre digo que el Camino Neocatecumenal hace un gran bien a la Iglesia', recordó Francisco.

Por Rome Reports

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Lanzan disco con las melodías de la JMJ Madrid 2011 (Video)
El coro y orquesta de la JMJ ha financiado el proyecto a través de crowdfunding

Por Rome Reports

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Hace 50 años, Pablo VI celebró por primera vez la Misa en un idioma distinto del latín (Video)
El sábado Francisco celebrará una Misa en la misma iglesia para recordarlo

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Espiritualidad


Santa Teresa Margarita (Redi) del Corazón de Jesús - 7 de marzo
«Esta gran contemplativa y mística únicamente aspiró a vivir escondida con Cristo en Dios. Quería imitar a la Sagrada Familia de Nazareth; por eso quiso ser una simple hermana lega, aunque sus superiores le confiaron diversas misiones»

Por Isabel Orellana Vilches

MADRID, 06 de marzo de 2015 (Zenit.org) - Esta santa que la Iglesia celebra hoy junto a la festividad de las mártires Perpetua y Felicidad, tuvo la gracia de valorar altamente lo que significa vivir escondida en Dios. Y aunque aceptó por obediencia misiones que aún siendo humildes le impedían refugiarse en Él en esa anhelada sombra a la que aspiraba, lejos de los ojos ajenos, mantuvo intacto el abandono de sí misma.

Nació en Arezzo, Italia, el 15 de julio de 1747. Era descendiente de una familia nobiliaria, los Redi, y le impusieron en el bautismo el nombre de Ana María. Los primeros años de su vida fueron premonitorios de su entrega como religiosa. Tenía inclinación a la contemplación y a temprana edad se planteaba profundos interrogantes. Su madre le dio cumplida respuesta a la insistente pregunta que formulaba: «Decidme, ¿quién es ese Dios?», mediante la conocida definición «Dios es amor». La siguiente cuestión, una vez esclarecido quién era ese Ser que le atraía irresistiblemente, fue: «¿Qué puedo hacer yo para complacer a Dios?». Consagró su vida dilucidarlo y a encarnar lo que entendió debía hacer: la donación perfecta de sí misma.

Desde pequeña tuvo una clara intuición de la virtud que debía ejercitar, como se aprecia en la conversación que mantuvo con su padre: «He estado pensando en el texto que se ha predicado el domingo, el del siervo injusto. Llegamos ante el Rey de los cielos con las manos vacías, en deuda con él por todo: la vida misma, la gracia, todos los dones que nos prodiga… Todo lo que podemos decir es: ‘Ten paciencia conmigo, y te pagaré todo lo que debo’. Pero nunca podríamos pagar nuestras deudas, si Dios no pone en nuestras manos los medios para hacerlo… Y, ¿cuántas veces nos alejamos y negamos a nuestro prójimo el perdón por un ligero error, negando nuestro amor, estando distantes, o incluso criticándolos y con rencores que enfrían la caridad?».

A los 10 años recaló en Florencia, ciudad en la que permaneció prácticamente toda su existencia y donde la enviaron sus padres inicialmente para que recibiese la formación adecuada junto a las religiosas del convento de santa Apolonia. Fueron siete intensos años de preparación en los que acumuló grandes experiencias. Era modélica para sus compañeras que veían refulgir en ella muchas virtudes y cualidades. Cultura e inteligencia no le faltaron, aunque, con humildad y silencio, se esforzó por mantener a resguardo de miradas ajenas las dotes naturales con las que había sido adornada. Cuando regresó a la casa paterna tuvo una impresión de carácter sobrenatural y entendió que debía ingresar con las carmelitas.

En 1765, atraída por el texto evangélico: «Dios es amor» (1 Jn 4,16), entró en el convento de santa Teresa de Florencia. Su acontecer estuvo signado por el lema: «Escondida con Cristo en Dios». Y este poderoso anhelo de vivir oculta que anegaba su ser, le llevó a pedir que la dejaran ser una simple hermana lega. Su argumento era de una claridad meridiana: «Los méritos de una buena acción disminuyen cuando se expone a los ojos de otras personas, cuyos elogios, nos halagan o agradan demasiado nuestro amor propio y orgullo. Por lo tanto, es necesario hacerlo todo sólo por Dios». Además, ella deseaba «imitar la vida oculta de la Sagrada Familia, la cual no difería en nada de las otras familias de la pequeña aldea de Nazaret». Los superiores tuvieron otro juicio. Y tras el noviciado y la profesión, momento en el que tomó el nombre que llevó hasta el fin de sus días, fue destinada al coro y a trabajar en la enfermería. Difundió el amor al Sagrado Corazón de Jesús y a la Virgen del Carmen, por la que tuvo especial devoción.

Fue una gran contemplativa y mística. Se ha dicho de ella que pertenece «a la progenie espiritual sanjuanista más pura. La llama oscura del amor infuso que la abrasa y la consume, ilumina y dirige toda la vida, haciéndole tocar las cumbres de la vida trinitaria, desde donde se abre al más ardiente apostolado contemplativo». Su itinerario espiritual fue el de una severa ascesis y heroica caridad fraterna, rubricada por su gran alegría. «Padecer y callar» fue otra de las consignas que encarnó admirablemente. Se ocupó de disimular sus actos de virtud y las gracias con las que era bendecida. Tenía espíritu de sacrificio y amaba profundamente el carisma carmelita al que fue fidelísima en todo momento; superó con creces el espíritu de la regla. Su modelo de amor al Sagrado Corazón de Jesús fue santa Margarita María de Alacoque; siguió sus enseñanzas que la llevaron a incrementar su unión con la Santísima Trinidad.

Pío XI aludió a la santa con estas palabras: «Esta corta vida es toda una emulación para cuanto hay de bello, de más elevado y de más sublime... esa ansiedad, ese arranque hacia horizontes tan esplendorosos, nos brinda al mismo tiempo con otra visión: La de unos modales y seriedad angelicales, de una sencillez indescriptible, de una envidiable ignorancia de sí misma y de la propia grandeza». A su vez, Pío XII manifestó: «Santa Margarita, ardiendo de amor divino, apareció como con vida más de ángel que de criatura humana, siendo ayuda de muchas almas para la consecución de la virtud». Fue siempre de frágil salud, y cuando tenía 23 años se le presentó una peritonitis, a consecuencia de la cual murió el 7 de marzo de 1770 teniendo el crucifijo fuertemente asido. Fue beatificada por Pío XI el 9 de junio de 1929, y él mismo la canonizó el 12 de marzo de 1934. Su cuerpo se halla incorrupto.  

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Una vida para salir, subir, contemplar y anunciar
Carta pastoral del arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro Sierra. 'La Iglesia tiene la misión de testimoniar la verdad de Jesucristo'

Por Mons. Carlos Osoro

MADRID, 06 de marzo de 2015 (Zenit.org) - "Salir, subir, contemplar y anunciar", es el título de la carta pastoral del arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro Sierra, para esta semana. A continuación adjuntamos el texto íntegro de la misma:

Jesús, en la escena del Tabor, muestra con su vida una manifestación que prefigura el Reino que anuncia. Y la Iglesia tiene la misión de testimoniar la verdad de Jesucristo. No basta anunciar la fe sólo con palabras: “la fe si no tiene obras, está realmente muerta” (St 2, 17), sino que es necesario que el anuncio del Evangelio vaya acompañado con el testimonio concreto de la caridad, que para la Iglesia no es una especie de asistencia social. Pertenece a su naturaleza, es irrenunciable a su propia esencia. Por ello se hace necesario entrar en la escuela de Cristo, verdadero Maestro. El Señor nos atrae y nos llama a conformarnos con Él, con sus sentimientos, con su forma de vida, con su modo de pensar y obrar, con su modo de ser y de amar. Entremos en esa escuela de Cristo que tan bellamente se nos presenta en el texto de la Transfiguración del Señor.

¿Cómo entrar en la escuela de Nuestro Señor Jesucristo? Dejemos que a través de esa página del Evangelio de San Marcos (cf. Mc 9, 2-8) el Señor nos enseñe a descubrir lo más necesario para el ser humano: conformar nuestra vida, identificar nuestra existencia y entrar en comunión con este Dios que se hizo Hombre por amor a los hombres. Es ahí, en Jesucristo, donde nosotros descubrimos lo que hemos de ser y de vivir. Descubrimiento muy necesario en estos momentos de la historia que estamos viviendo. Invadir este mundo con el amor de Dios, globalizar este amor, llevarlo a todos los rincones de la tierra y hacer posible que los hombres y las mujeres de nuestro tiempo tengan un corazón con las mismas medidas de Jesucristo. Eliminar así todo descarte, todo aislamiento de este mundo. 

Por eso, el anuncio del Evangelio es de tal necesidad y urgencia que todos los cristianos tenemos que sentir estas cuatro llamadas que nos hace Jesucristo: 1) Salir; 2) Subir; 3) Contemplar y 4) Anunciar.

1. Salir: Lo que se espera del testigo del Señor es que sea fiel a la misión que le ha sido confiada. Ello supone siempre una experiencia personal y profunda de Dios. Esto es lo que le llevó al Señor a invitar a Pedro, Santiago y Juan y, en ellos, a todos nosotros, a salir, a marchar, a descubrir que su vida era para ir al mundo y no para encerrarse en sí mismos. Ir al mundo con los mismos sentimientos y la misma pasión por el hombre que Él mismo. Pues va a ser "en su nombre" como los discípulos de Jesús vamos a entrar en el mundo para realizar una tarea tan singular, que no se puede reducir a un conocimiento intelectual o a una doctrina. Se trata fundamentalmente de salir y de ser rostros vivos de un Dios que ama a los hombres.

2. Subir: A Pedro, Santiago y Juan les hizo subir a una montaña. Allí, Jesús quiere que vivan una experiencia inolvidable que marque toda su vida. Les hace ver cómo en Él está la presencia misma del Reino de Dios. Les invita y nos invita a todos sus discípulos a que lo hagamos presente con nuestras vidas en medio del mundo, para que todos los hombres puedan experimentar la necesidad de acoger a Jesucristo, de acoger la verdad, la justicia, la paz, la fidelidad, el amor, la bondad, el ver en el otro una imagen viva de Dios mismo, el considerarlo más importante que a uno mismo. Subir es necesario, es una etapa importante de la escuela de Cristo. Acoger al Señor tiene unas consecuencias personales y sociales de tales dimensiones que las podemos ver a través del testimonio de los santos. Ellos, con sus vidas, contribuyen a hacer creíble y atractiva la persona de Jesucristo por las consecuencias personales y sociales que traen a quienes les rodean. Los santos engendran otros santos y unas relaciones nuevas que depuran y sanan la vida de todo ser humano, que abren el corazón al amor de Dios y al amor de los hermanos. La montaña del Tabor es lugar de encuentro con Dios y de transformación humana. Aparece un corazón nuevo y un espíritu nuevo que cambia al hombre por dentro y por fuera. Cambia las relaciones de los hombres.

3. Contemplar: En el monte Tabor “se transfiguró delante de ellos y sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador”. Toda la humanidad está llamada a la transfiguración, a llegar a la plenitud de la vida, a contemplar ese color blanco que deslumbra y que es el color de la gloria y de la vida, de la verdad y la fraternidad, de la reconciliación y la paz, de la justicia y la bondad. Contemplar a Jesús es descubrir que el ser humano necesita esta experiencia de luz y de gozo, de esperanza y amor, porque si no ¿qué luz irradiamos con nuestra vida? Contemplar a Jesucristo Nuestro Señor, llenarnos de su vida, porque Él quiere entrar en los lugares existenciales y geográficos donde habitan los hombres y donde el Reino de Dios no se ve. Contemplar al Señor nos invita a hacer verdad aquella expresión de Jesús que nos relata la parábola del buen samaritano: “Ve y haz tú lo mismo” (Lc 10, 37). Contemplar, para hacer vida lo que vemos, para que la gloria de Dios y la belleza que da al ser humano esa contemplación se haga presente en la historia. El buen samaritano es Jesús mismo; y Él quiere que todos sus discípulos seamos samaritanos. Y es que el amor es el corazón de la vida cristiana, el que nos convierte en testigos de Jesucristo. Ese amor es el que hizo decir a Pedro: “Maestro, qué hermoso es quedarnos aquí”. Pero hay que bajar y salir, regalar y entregar ese amor a los hombres.

4. Anunciar: no anunciamos una teoría o una doctrina, anunciamos a Jesucristo que ha muerto y resucitado. Para anunciar hay que entrar en la escuela de Cristo Maestro. Escuchemos con atención aquellas palabras del Tabor: “este es mi Hijo amado, escuchadle”. No es cualquier escucha, es una escucha que va al corazón. No son solamente unas palabras, es un modo de ser, de vivir, de actuar, de sentir, de pensar. ¿Cómo va a anunciar a Dios quien no lo ha escuchado? Es necesario escuchar su Palabra, dejar que ésta dé sus frutos, que como nos dice la carta a los Hebreos: “penetra hasta las fronteras entre el alma y el espíritu, hasta las junturas y médulas; y escruta los sentimientos y pensamientos del corazón” (Hb 4, 12). Para tener un corazón que entienda y convierta nuestra vida en palabras y obras que anuncien al Señor el secreto está en formarnos un corazón capaz de escuchar. Los padres de la Iglesia consideraban que el mayor pecado del mundo pagano era su insensibilidad, su dureza de corazón y por eso repetían muchas veces las palabras del profeta Ezequiel: “os quitaré el corazón de piedra y os daré un corazón de carne” (Ez 36, 26). Convertirse a Cristo, decían, quiere decir: recibir un corazón de carne, un corazón que es sensible a todas las situaciones de todos los hombres que nos encontremos por el camino.

Con gran afecto, os bendice:

+ Carlos, Arzobispo de Madrid

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Texto completo de la segunda prédica de Cantalamessa con la presencia del Papa
En el Vaticano con motivo de cuaresma. El tema: Oriente y occidente frente al misterio de la Trinidad

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 06 de marzo de 2015 (Zenit.org) - El santo padre Francisco ha participado hoy en la segunda prédicación con motivo de la cuaresma en la Capilla Redemptor Mater, en el Palacio Apostólico, realizada por el sacerdote capuchino Raniero Cantalamessa.  A continuación el texto completo. 

Oriente y occidente frente al misterio de la Trinidad

1. Poner en común lo que nos une

La reciente visita del papa Francisco en Turquía, que terminó con un encuentro con el patriarca ortodoxo Bartolomé, y sobre todo su exhortación a compartir plenamente la fe común del Oriente cristiano y el Occidente latino, me han convencido de la utilidad de usar las meditaciones cuaresmales de este año para satisfacer este deseo del Papa, que es también el de toda la cristiandad.

Este deseo de compartir no es nuevo. El Concilio Vaticano II, en la Unitatis redintegratio, instó a una consideración especial de las Iglesias orientales y sus riquezas (UR, 14). San Juan Pablo II, en su carta apostólica Orientale lumen de 1995, escribió:

“Dado que creemos que la venerable y antigua tradición de las Iglesias Orientales forma parte integrante del patrimonio de la Iglesia de Cristo, la primera necesidad que tienen los católicos consiste en conocerla para poderse alimentar de ella y favorecer, cada uno en la medida de sus posibilidades, el proceso de la unidad”1.

El mismo santo Pontífice ha formulado un principio que creo que es fundamental para el camino de la unidad: “la puesta en común de tantas cosas que nos unen y que son ciertamente más que las que nos separan”2. La Ortodoxia y la Iglesia católica comparten la misma fe en la Trinidad; en la Encarnación del Verbo; en Jesucristo, que es verdadero Dios y verdadero hombre en una persona, que murió y resucitó por nuestra salvación, que nos ha dado el Espíritu Santo; creemos que la Iglesia es su cuerpo animado por el Espíritu Santo; que la Eucaristía es “fuente y culmen de la vida cristiana”; que María es la Theotokos, la Madre de Dios; que tenemos como destino la vida eterna. ¿Qué puede ser más importante que esto? Las diferencias intervienen en la manera de entender y explicar algunos de estos misterios, así que son secundarias, no primarias.

En el pasado, las relaciones entre la teología oriental y la teología latina estuvieron marcadas por un notable tinte apologético y polémico. Se insistía sobre todo (en los últimos tiempos, tal vez con un tono más irenista) en lo que distingue y que cada uno creía tener diferente y más correcto que el otro. Es hora de invertir esta tendencia y dejar de insistir obsesivamente en las diferencias (a menudo basadas en una forzadura, si no en una deformación, del pensamiento del otro) y en su lugar juntar lo que tenemos en común y nos une en una única fe. Lo exige perentoriamente el deber común de proclamar la fe en un mundo profundamente cambiado, con preguntas e intereses distintos de los de la época en la que nacieron las diferencias, y que, en su gran mayoría, ya no entiende el sentido de muchas de nuestras finas distinciones y está a años luz de distancia de ellas.

Hasta el momento, en un esfuerzo por promover la unidad entre los cristianos, se impuso una línea que puede formularse como: “resolver primero las diferencias, y luego compartir lo que tenemos en común”; la línea que prevalece cada vez más en los ambientes ecuménicos es: “compartir lo que tenemos en común y luego resolver, con paciencia y respeto mutuo, las diferencias”.

El resultado más sorprendente de este cambio de perspectiva es que las mismas diferencias doctrinales reales, en lugar de parecernos un “error”, o una “herejía” del otro, comienzan a parecernos cada vez más a menudo como compatibles con nuestra propia posición y, a menudo, incluso como un necesario correctivo y enriquecimiento de la misma. Se ha tenido un ejemplo concreto, en otro frente, con el acuerdo de 1999 entre la Iglesia católica y la Federación Mundial de las Iglesias luteranas, respecto a la justificación por la fe.

Un sabio pensador pagano del siglo IV, Quinto Aurelio Símaco, recordaba una verdad que adquiere todo su valor cuando se aplica a las relaciones entre las diferentes teologías de Oriente y Occidente: “Uno itinere non potest perveniri ad tam grande secretum”3: “no se puede llegar a un misterio tan grande por uno solo camino”. En estas meditaciones trataremos de mostrar no sólo la necesidad, sino también la belleza y la alegría de encontrarnos en la cumbre para contemplar la misma maravillosa vista de la fe cristiana, aunque se haya alcanzado por vertientes diferentes.

Los grandes misterios de la fe, en los que vamos a tratar de verificar el acuerdo de fondo, a pesar de la diversidad de las dos tradiciones, son el misterio de la Trinidad, la persona de Cristo, el Espíritu Santo, la doctrina de la salvación. Dos pulmones, una única respiración: esta será la convicción que nos guiará en nuestro viaje de reconocimiento. El papa Francisco habla en este sentido de “diferencias reconciliadas”: no silenciadas o banalizadas, sino reconciliadas. Tratándose de simples predicaciones cuaresmales, es evidente que tocaré estos problemas complejos sin ninguna pretensión de exhaustividad, con una intención y una orientación práctica, más que especulativa.

Me dispongo a esta empresa con mucha humildad y casi de puntillas, sabiendo lo difícil que es despojarse de su propias categorías, para asumir las de los demás. Me consuela el hecho de que los Padres griegos, junto con los latinos, han sido durante años mi pan de cada día de estudio y muchos autores ortodoxos posteriores (Simeón el Nuevo Teólogo, Cabasilas, la Philokalia, Serafín de Sarov) han sido mi constante fuente de inspiración en el ministerio de la predicación, por no hablar de los iconos que son las únicas imágenes ante las cuales puedo rezar.

2. Unidad y trinidad de Dios

Comenzamos nuestro ascenso afrontando el misterio de la Trinidad, es decir a partir de la montaña más alta, el Everest de la fe4. En los primeros tres siglos de vida de la Iglesia, a medida que se iba explicitando la doctrina de la Trinidad, los cristianos se vieron expuestos a la misma acusación que ellos habían dirigido a los paganos: la de creer en más de una divinidad, de ser también ellos politeístas. Por eso el credo de los cristianos que, en todas sus distintas redacciones, durante tres siglos comenzaba con las palabras “Creo en Dios” (Credo in Deum), a partir del siglo IV, registra un pequeño, pero significativo añadido que ya no será omitido después: “Creo en un solo Dios” (Credo in unum Deum).

No es necesario rehacer aquí el camino que llevó a este resultado, podemos sin duda iniciar por la conclusión. Hacia el final del IV siglo se concluye la transformación del monoteísmo del Antiguo Testamento en el monoteísmo trinitario de los cristianos. Los latinos expresaban los dos aspectos del misterio con la fórmula “una sustancia y tres personas”, los griegos con la fórmula “tres hipostásis, una sola sustancia”. Después de un acalorado debate, el proceso se concluyó aparentemente con un acuerdo total entre las dos teologías: “¿Se puede concebir - exclamaba san Gregorio Nazianzeno - un acuerdo más pleno y decir más absolutamente que así la misma cosa, aún si con palabras distintas?”5.

Una diferencia, en realidad, permanecía entre las dos formas de expresar el misterio. Hoy en día es habitual expresarla así: los griegos y los latinos, en la consideración de la Trinidad, se mueven por lados opuestos; los griegos parten de las personas divinas, es decir, de la pluralidad, para alcanzar la unidad de naturaleza; los latinos, viceversa; parten de la unidad de la naturaleza divina, para alcanzar las tres personas. “El latino, ha escrito un historiador francés del dogma, considera la personalidad como una forma de la naturaleza; el griego considera la naturaleza como el contenido de la persona”6.

Yo creo que la diferencia se puede expresar también de otra forma. Ambos, latinos y griegos, parten de la unidad de Dios; sea el símbolo griego que el latino comienzan diciendo: “Creo en un solo Dios”. Solamente que esta unidad para los latinos es concebida aún como impersonal o pre-personal; es la esencia de Dios que se especifica después en Padre, Hijo y Espíritu santo, sin, naturalmente, ser pensada como preexistente a las personas. En la teología latina, el tratado “De Deo uno”, sobre Dios uno, siempre ha precedido el tratado “De Deo trino”, es decir sobre la Trinidad.

Para los griegos, sin embargo, se trata de una unidad ya personalizada, porque para ellos “la unidad es el Padre, del cual y hacia el cual se cuentan las otras personas”7. El primer artículo del credo de los griegos dice también “Creo en un solo Dios Padre omnipotente”, pero “Padre omnipotente” aquí no está separado de “un solo Dios”, como en el credo latino, sino que hace un todo uno con ello. La coma no está después de la palabra “Dios”, sino después de la palabra “omnipotente”. El sentido es: “Creo en un solo Dios que es el Padre omnipotente”. La unidad de las tres personas divinas es dada por ellos, del hecho de que el Hijo está perfectamente (sustancialmente) “unido” al Padre, como lo está también el Espíritu Santo al Hijo” 8.

Uno y otro modo de acercarse al misterio es legítimo, pero hoy se tiende cada vez más a preferir el modelo griego, en el que la unidad en Dios no es separable de la trinidad, sino que forma un único misterio y proviene de un único acto. En pobres palabras humanas, podemos decir lo que sigue. El Padre es la fuente, el origen absoluto del movimiento del amor. El Hijo no puede existir como Hijo si no recibe del Padre todo lo que es. “Es por causa del Padre - por el hecho de que el Padre existe - que existen también el Hijo y el Espíritu”, escribe Damasceno9.

El Padre es el único, también en el ámbito de la Trinidad, absolutamente el único, que no necesita ser amado para poder amar. Solo en el Padre se realiza la perfecta ecuación: ser es amar; para las otras personas divinas, ser es ser amado.

El Padre es relación eterna de amor y no existe fuera de esta relación. No se puede, por tanto, concebir al Padre en primer lugar como el ser supremo y sucesivamente reconocer en él una eterna relación de amor. Se debe hablar del Padre, como eterno acto de amor. El Dios único de los cristianos es por tanto el Padre; pero no concebido separadamente (¿cómo puede llamarse “padre”, si no porque tiene un hijo?), sino como el Padre siempre en acto de generar al Hijo y donarse a él con un amor infinito que les une a ambos y que es el Espíritu Santo. Unidad y trinidad de Dios surgen eternamente de un único acto y son un único misterio.

He dicho que hoy muchos, también en occidente, tienden a preferir el modelo griego (y yo mismo estoy entre estos); sin embargo debemos enseguida añadir que esto no significa renegar la aportación de la teología latina. Si, de hecho, la teología griega ha dado, por así decir, el esquema y la actitud justa para hablar de la Trinidad, el pensamiento latino le ha asegurado, con Agustín, el contenido de fondo y el alma, que es el amor.

Él funda su discurso de la Trinidad sobre la definición “Dios es amor” (1 Jn 4, 16), y ve en el Espíritu Santo el amor mutuo entre el Padre y el Hijo, según la tríada amante, amado, amor, que sus seguidores medievales explicitaron e hicieron casi canónica10. Sobre ella el teólogo Heribert Mühlen ha fundado recientemente su concepción del Espíritu Santo como el “Nosotros” divino, la koinonia personificada entre el Padre y el Hijo en la Trinidad, y, de forma distintas, entre todos los bautizados en la Iglesia11.

El primero de los orientales en valorar esta contribución de la teología latina fue san Gregorio Palamas que, en el siglo XIV, conoció finalmente en persona el tratado sobre la Trinidad de san Agustín. Escribió:

“El Espíritu del altísimo Verbo es como el amor inefable del Padre por su Verbo, generado de forma inefable; amor que este mismo Verbo e Hijo predilecto del Padre tiene, a su vez, por el Padre, en cuanto que posee al Espíritu que junto a él proviene del Padre y que descansa en él, en cuanto a él connatural”12.

La apertura de Palamas es retomada hoy, en otro contexto, por un conocido teólogo ortodoxo actual, cuando escribe: “La Expresión ‘Dios es amor’ significa que Dios ‘existe’ en cuanto Trinidad, como ‘persona’ y no como sustancia. El amor no es una consecuencia o una ‘propiedad’ de la sustancia divina… sino lo que constituye su sustancia”13. Me parece una explicación compatible con la definición que santo Tomás de Aquino, sobre la estela de Agustín, da de las personas divinas como “relaciones subsistentes”14.

La diferencia y la complementariedad de las dos teologías no se limita sin embargo solo a la forma de concebir el ser y las relaciones internas a la Trinidad. Aún con alguna excepción (entre los latinos, la de Agustín), es evidente que los griegos están más interesados a la Trinidad inmanente, fuera del tiempo, mientras los latinos están más interesados en la Trinidad económica, es decir como ésta se ha revelado en la historia de la salvación. Los unos según el genio propio, están más interesados en el ser y en la ontología, y los otros al manifestarse, es decir, a la historia. En esta luz, se comprende la costumbre de los latinos de iniciar el discurso sobre Dios con el tratado “Sobre Dios uno”, en vez de “Sobre Dios trino” y se entienden también los motivos que hay de mantener esta tradición, como riqueza para todos. En la historia de la salvación de hecho - lo veremos enseguida - la revelación del Dios uno ha precedido la del Dios trino.

El signo más evidente de esta diferencia de actitud son las dos formas distintas de representar la Trinidad en la iconología griega y en el arte occidental. El icono canónico de la ortodoxia, que tiene como su cumbre en Rublev, representa la Trinidad con las figuras de tres ángeles iguales y distintos, ubicados en torno a una mesa. Todo emana una paz y unidad sobrehumana. La historia de la salvación no es ignorada, como demuestra la referencia al episodio de Abrahán que acoge a los tres huéspedes, y la mesa eucarística entorno a la cual los tres están sentados, pero ésta permanece en el fondo.

En el arte occidental, desde la Edad Media en adelante, la Trinidad es representada de otra forma. Se ve al Padre que con los brazos extendidos toma los dos extremos de la cruz y, entre el rostro del Padre y el de Crucificado, asoma una paloma que representa el Espíritu Santo. Los ejemplos más conocidos son la Trinidad de Masaccio en Santa María Novella en Florencia y la de Dürer en el museo de Viena, pero se encuentran otros innumerables ejemplos, a nivel tanto popular como artístico. El Greco representa el Padre que rige en su seno el Hijo Jesús depuesto de la cruz bajo la paloma del Espíritu. Es la Trinidad como se ha revelado a nosotros en la historia de la salvación que tiene su vértice en la cruz de Cristo.

3. Dos caminos para mantener abiertos

Hagamos ahora un paso hacia adelante y busquemos la manera de ver cómo la fe cristiana tiene necesidad de tener abiertos y recorribles ambos caminos al misterio trinitario hasta aquí delineado. Dicho de manera esquemática. La Iglesia necesita acoger en plenitud el enfoque de la Ortodoxia a la Trinidad en su vida interior, o sea en la oración, en la contemplación, en la liturgia, en la mística: tiene necesidad de tener presente el enfoque latino en su misión evangelizadora ad extra.

No hay necesidad de demostrar el primer punto. A propósito, basta acoger con alegría y reconocimiento el riquísimo patrimonio de espiritualidad que viene de la tradición griega y bizantina y que varios teólogos ortodoxos, en tiempos recientes, han defendido y hecho accesible al público occidental15. Un texto de san Basilio expresa bien la orientación de fondo de la visión ortodoxa:

“El camino del conocimiento de Dios procede del único Espíritu, a través del único Hijo hasta el único Padre; inversamente, la bondad natural, la santificación según la propia naturaleza, la dignidad real se difunden del Padre, por medio del Unigénito, hasta el Espíritu”16.

En otras palabras, en el plano del ser o de la salida de las criaturas de Dios, todo parte del Padre, pasa por el Hijo y llega a nosotros en el Espíritu; en el orden del conocimiento o del regreso de las criaturas a Dios, todo comienza con el Espíritu Santo, pasa por el Hijo Jesucristo y vuelve al Padre. La perspectiva es siempre la trinitaria.

Explico en cambio por qué es necesario, hoy más que nunca, sea en Oriente que en Occidente, conocer y practicar también el enfoque latino del misterio de Dios uno y trino. San Gregorio Nazianzeno, en un texto famoso sintetiza así el proceso que ha llevado a la fe en la trinidad:

“El Antiguo Testamento anunció de manera explícita del Padre, mientras la existencia del Hijo fue anunciada de una manera más obscura. El Nuevo Testamento manifestó la existencia del Hijo, mientras hizo entrever la naturaleza divina del Espíritu Santo. Ahora el Espíritu está presente en medio de nosotros y nos concede de manera más indistinta la propia manifestación. No hubiera sido conveniente, cuando aún no era confesada la divinidad del Padre, proclamar abiertamente la del Hijo, ni habría sido seguro ponerse encima el peso de la divinidad del Espíritu Santo cuando no había sido aceptada la del hijo”17.

La misma pedagogía divina la vemos actuada por Jesús. Él dice a los apóstoles que no les puede revelar todo lo que sabe de sí mismo y del Padre suyo, porque ellos no habrían sido “capaces de cargar el peso” (Jn 16, 12).

Ahora, es verdad que nosotros vivimos en el tiempo en el cual la Trinidad se ha plenamente revelado y que por lo tanto tenemos que vivir constantemente bajo esta “luz trisolar”, como la llaman algunos Padres antiguos, sin perdernos en la contemplación de un Dios “ser supremo”, más cerca al Dios de los filósofos que a aquel revelado por Jesús. Pero ¿qué decir del mundo no creyente, secularizado que nos circunda y que de todos modos tienen que ser nuevamente evangelizado? ¿No está éste en las mismas condiciones del mundo antes de la venida de Cristo? ¿No tenemos que usar hacia él la misma pedagogía que Dios ha usado con la humanidad entera al revelarse?

Por lo tanto también nosotros tenemos que ayudar a nuestros contemporáneos a descubrir, antes de todo que Dios existe, que nos ha creado por amor, que es un padre bueno y se ha revelado a nosotros en la persona de Jesús. ¿Podemos honestamente comenzar nuestra evangelización hablando de las tres personas divinas? ¿No sería también esto, para usar la imagen de san Gregorio, poner en las espaldas de la gente un peso que no es capaz de soportar?

Hay que notar una cosa importante: El Padre que, según Gregorio Nazianzeno, se ha revelado primero en el Antiguo Testamento, no es aún “el Padre nuestro del Señor Jesucristo”, o sea un padre verdadero de un hijo verdadero; no es el Dios Padre de la Trinidad; esta revelación se realiza solamente con Jesús. Es aún el padre en sentido metafórico, en el sentido de “padre de su pueblo Israel” y, para los paganos, “padre del cosmos”, “padre celeste”. También para san Gregorio por lo tanto, la revelación sobre Dios ha comenzado con el “Dios uno”.

Hay un sentido por el cual la palabra “Dios” puede y tiene que ser usada para designar lo que las tres personas divinas tienen en común, o sea toda la Trinidad 18, sea con la Escritura que con los Padres antiguos, entendemos este elemento común como “naturaleza”, sustancia, o esencia (2 Pe 1, 4: “participantes de la divina naturaleza”, theia physis); sea como lo propone Johannes Zizioulas, lo entendemos como “ser en comunión”19.

La Iglesia tiene que encontrar el modo de anunciar el misterio de Dios uno y trino con categorías apropiadas y comprensibles a los hombres del propio tiempo. Así lo hicieron los padres de la Iglesia y los concilios antiguos, y es en esto, sobre todo, que consiste la fidelidad a ellos. Es difícil pensar que se pueda presentar a los hombres de hoy el misterio trinitario en los mismos términos de sustancia, hipóstasis, propiedad y relación subsistente, aunque la Iglesia no podrá nunca renunciar a usarlos en el ámbito de su teología y en los ámbitos de profundización de la fe.

Si hay algo en el lenguaje antiguo de los Padres, que la experiencia del anuncio demuestra que aún es capaz de ayudar a los hombres de hoy, si no a explicar al menos para que se hagan una idea de la Trinidad, esto es justamente el de Agustín que hace perno sobre el amor. El amor es por si mismo, comunión y relación; no existe amor excepto que entre dos o más personas. Cada amor es el movimiento de un ser hacia otro ser, acompañado por el deseo de unión. Entre las criaturas humanas esta unión es siempre incompleta y transitoria, aun en los amores más ardientes: solamente entre las personas divinas la unión se realiza en un modo de tal manera total que de los Tres, hace eternamente un solo Dios. Este es un lenguaje que también el hombre de hoy está en condiciones de entender.

4.Unidos en la adoración de la Trinidad

San Agustín nos sugiere la mejor manera para concluir esta reconstrucción de las dos vías de enfoque hacia el misterio de la Santísima Trinidad. Cuando se quiere cruzar un brazo de mar, dice, la cosa más importante no es quedarse en la costa y agudizar la vista para ver lo que hay en la orilla opuesta, sino subir a la barca que los lleva a aquella orilla. Así para nosotros la cosa más importante no es especular sobre la Trinidad, sino quedarnos en la fe de la Iglesia que es la barca que lleva a ella20.Nosotros no podemos abrazar el océano, pero sí podemos entrar en él; por más esfuerzos que hagamos no podemos abrazar con nuestra mente el misterio de la Trinidad, aunque podemos hacer algo más bello aún: ¡entrar en él!

Hay un punto en el que nos encontramos unidos y concordes, sin ninguna diferenciación entre Oriente y Occidente, y es el deber y la alegría de adorar a la Trinidad. Solamente en la adoración practicamos realmente, no solamente con palabras pero también en los hechos, el apofatismo, o sea aquella regla de humilde restricción al hablar de Dios, de decir no diciendo. Adorar a la Trinidad, según un espléndido oxímoron de san Gregorio Nazianzeno, es elevar a ella un “himno de silencio”21. Adorar es reconocer a Dios como Dios, y a nosotros mismos como criaturas de Dios. Es “reconocer la infinita diferencia cualitativa entre el Creador y la criatura”22;reconocerla sin embargo libremente, con alegría, como hijos y no como esclavos. Adorar dice el apóstol, es “liberar la verdad prisionera de la injusticia del mundo”(cfr. Rm 1, 18).

Concluyamos recitando juntos la doxología, que desde la más remota antigüedad, se eleva idéntica a la Trinidad, desde Oriente y desde Occidente: “Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén”.

1Orientale lumen, n. 1

2Tertio millennio adveniente, n. 16.

3 Q. A. Symmacus, Relatio de arae Victoriae, III,10, en Monumenta Germaniae Historica”, Auctores antiquissimi Bd.6/1, rist. 1984.

4 Para una revisión crítica de las diferentes teologías de la Trinidad existentes hoy en las diversas Iglesias cristianas, cfr. Veli-Matti Kärkkäinen, The Trinity: Global Perspectives, Louisville, Kentucky, 2007.

5 Gregorio Nazianzeno, Oratio 42, 15 (PG 36, 476).

6 Th. De Régnon, Études de théologie positive sur la Sainte Trinité, I, París 1892, 433.

7 Gregorio Naz., Oratio. 42, 16 (PG 36, 4776).

8 Cfr. Gregorio de Nisa, Contra Eunomium 1,42 (PG 45, 464)

9 Juan Damasceno, De fide orthodoxa, I, 8 (PG 94, 824)

10 Agustín, De Trinitate,VIII, 9,14; IX, 2,2; XV,17,31; cfr. Ricardo de San Víctor, De Trin. III,2.18; S: Bonaventura, I Sent. d. 13, q.1.

11 Cf. H. Mühlen , Der Heilige Geist als Person. Ich - Du - Wir, Münster in W., 1963.

12 Gregorio Palamas, Capita physica, 36 (PG 150, 1145).

13 J. D. Zizioulas, Du personnage à la personne, in L’être ecclésial, Genève 1981, p. 38.

14 Tomás de Aquino, Summa Theologiae, I, q.29, a. 4.

15 Cfr. V Lossky, La teología mística de la Iglesia de Oriente, Bolonia 1967 (ed. original Théologie mystique de l’Eglise d’Orient, París 1944; P. Evdokimov, La Ortodoxia, Bolonia 1965 (ed. original L’Orthodoxie, París 1959); J. Meyendorff, La teología Bizantina, Marietti 1984 (ed. original Byzantine Theology, Nueva York 1974).

16 Basilio de Cesarea, De Spiritu Sancto XVIII, 47 (PG 32 , 153).

17 Cfr. Gregorio Nazianzeno, Oratio 31 (Teologica II), 26; cfr. también Oratio 32 (Teologica III).

18 Agustín, La Trinidad, I,6,10: “El nombre 'Dios' indica toda la Trinidad, no sólo el Padre”.

19 J. Zizioulas, Being as Communion. Studies in Personhood and the Church, London, 1985.

20 Agustín, La Trinidad IV,15, 20; Confesiones, VII, 21.

21 Gregorio Nazianzeno, Carmi, 29 (PG 37, 507) (sigomenon hymnon).

22 Søren Kierkegaard, La enfermedad mortal.

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Sacrilegios
III Domingo de Cuaresma

Por Mons. Enrique Díaz Diaz

SAN CRISTóBAL DE LAS CASAS, 06 de marzo de 2015 (Zenit.org) - Éxodo 20, 1-7: “Yo soy el Señor, tu Dios, que te sacó de Egipto”.
Salmo 18: “Tú tienes palabras de vida eterna”.
I Corintios 1, 22-25: “Cristo es la fuerza y sabiduría de Dios”
San Juan 2, 13-35: “Destruyan este templo y en tres días lo reconstruiré”

Dos fuertes reclamos hizo el episcopado mexicano en los últimos días de enero: por una parte su dolor e indignación por el grave sacrilegio cometido contra la catedral de Hermosillo. Expresaban: “El Episcopado Mexicano se une al dolor de la Arquidiócesis de Hermosillo por los reprobables actos vandálicos de que fue objeto su Catedral. Las connotaciones de lo sucedido manifiestan intolerancia y un triste desprecio al derecho humano fundamental de libertad de religión”. Casi en los mismos días, los obispos del Sur de México denuncian los graves crímenes y atropellos contra los migrantes, la trata de personas, las violaciones y el calvario interminable de quienes con ilusión se internan en nuestra patria. Reclaman con exigencia: “No a la indiferencia ante el drama de la migración”, “La Iglesia se siente urgida a actuar para responder a la palabra de Jesús: ‘era forastero y me diste hospedaje’. Partiendo del reconocimiento de la dignidad de todas las personas es urgente atender con especial cariño a los más débiles. Ellos son el rostro de Cristo. Ellos son templo de Dios”. Por una parte la catedral saqueada; por la otra, migrantes profanados: dos sacrilegios, dos “templos profanados” que claman justicia y reparación.

¿Vale más el dinero que la persona? Parecería que sí pues a pesar de todo el desconcierto económico, seguimos en la época del “mercado total” en el cual lo decisivo es ganar, adquirir prestigio y bienestar, acumular bienes. El mercado aparece como una nueva religión con su propio credo y sus mandamientos, con sus adoradores y sus sacrificios, con sus templos y sus ritos, con sus promesas de felicidad plena. Muy lejos quedan los mandamientos de Yahvé. El hombre moderno ha convertido el mercado en una religión y con frecuencia ha convertido las religiones en un mercado, donde se vende, se compra, se engaña, se gana y se pierde. Vivimos en una civilización que tiene como centro de pensamiento y criterio de actuación, el anhelo de ganar y tener dinero. El refrán gringo “el tiempo es dinero”, se ha metido, primero disimuladamente y después descaradamente, en nuestro corazón, hasta pervertir el sentido de la vida, del tiempo, de la persona; para tasarlo todo en signos monetarios. Por el dinero se es capaz de sacrificios, de renuncias, de cambio de criterios. Y se profana lo más sagrado: el “templo de Dios”

Cada persona es templo de Dios pero ahora se ha convertido en mercancía y se le compra y se le vende; hay mercaderes de niños y mercaderes de sexo; hay quien negocia con la vida, con los órganos humanos, con los sueños y los anhelos más profundos. Se presentan traficantes de droga que matan el alma y el cuerpo, que negocian con las armas y con las almas, que destruyen pueblos y asesinan familias en su loca ambición de más y más dinero. Se medra con el hambre y la sed, con las necesidades elementales de la persona. Se obtienen ganancias asesinando a inocentes y se destruyen los templos inocentes que apenas inician la vida. Todo se hace en aras de un nuevo dios llamado dinero, dólar o euro. Y esto no es lejos, se ha filtrado en nuestras familias, en los sencillos, en los gobernantes, entre amigos, entre conocidos, en el mismo hogar, templo sagrado de la familia y de la vida. Así se profana el templo material, pero se profana sobre todo el sagrado templo y recinto de Dios que es cada persona. Cuando se profana a cualquier persona, se atenta contra el mismo Dios.

Casi nunca imaginamos a Jesús enojado, pero hoy sucede. Algunos hasta les parece una escena que deberíamos quitar del evangelio para no escandalizar… pero debería ser todo lo contrario: reflexionar y descubrir si hoy Jesús también tendría que tomar su látigo y arrojar lejos a todos los que profanan y destruyen sus templos sagrados. No estamos acostumbrados a una imagen violenta de un Mesías golpeando a la gente con un azote en las manos, sin embargo, esta es la reacción de Jesús cuando hacemos de su casa no un lugar de oración y encuentro, sino un mercado donde se manipula lo sagrado y no se respeta lo divino. Y, sobre todo, esta es la reacción de Jesús cuando se pervierte y manipula mercantilmente la dignidad de la persona, cuando se le ve con signo de pesos, cuando se le convierte en un objeto más de negociación.

Juan coloca esta expulsión de los mercaderes del templo al inicio de su Evangelio, para presentarnos, desde el comienzo, el programa de Jesús: se inaugura un nuevo tiempo y un nuevo templo. Retoma el verdadero sentido de los mandamientos propuestos en el libro del Éxodo. Se adorará al Señor en un nuevo espíritu y con un nuevo corazón. Cristo mismo dice que es él es el templo que destruirán y que resucitará al tercer día. Y realmente ahora nos da la oportunidad de revisar a fondo nuestra vida y nuestro programa. Tendremos que ver si el interior de cada uno de nosotros se ha convertido en un santuario para Dios, donde se adora en justicia y en verdad, donde los valores son su amor y su misericordia, donde se acoge al hermano para compartir y servir. Es una invitación seria de Jesús, devorado por el celo de la Casa de su Padre, que nos exige respeto para su templo material y dignidad para el sagrado templo que es cada persona y que también somos cada uno de nosotros.

Reflexión profunda la de este día: ¿En qué basamos nuestra propia dignidad? ¿Nos hemos pervertido y corrompido por el dinero y la ambición? ¿Miramos a los hermanos como templos de Dios o nos hemos convertido en ladrones de su dignidad? ¿Qué nos dice hoy Jesús sobre nuestra manera de vivir y de relacionarnos con Dios y los demás? ¿Asistimos a las celebraciones para encontrarnos con el Padre y los hermanos, o sólo por ritualismo y costumbre?

Gracias, Padre Bueno, por hacer de nuestra humilde persona un templo que se llena de tu presencia. Concédenos sabiduría y amor para respetar y valorar cada templo viviente y hacer de tu casa un lugar de oración, de encuentro y de armonía. Amén

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