ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 21 de marzo de 2015

La frase del día 21

"Nada nos asemeja tanto a Dios como estar siempre dispuestos a perdonar". 
San Juan Crisóstomo

 


Primera Plana

8.00 - El Papa llega al santuario de Nuestra Señora de Pompeya
Así inicia su visita a Nápoles: reza en silencio y recita la 'Piccola Suplica'. Saluda a los presentes y los bendice desde la puerta de la basílica

9.00 - El Papa en Nápoles con la primavera, invita a la esperanza
No dejar que el mal tenga la útima palabra. 'Todos somos inmigrantes e hijos de Dios'. Recordó que el trabajo en negro es explotación. 'Sin trabajo aunque te den comida no hay dignidad'

11.00 - Nápoles: misa en la Plaza del Plebiscito. 'Apostar en la misericordia de Dios'
Que cada parroquia y cada realidad eclesial se vuelva el santuario para quien busca a Dios, y casa acogedora para los pobres, los ancianos, ya todos los que se encuentran en necesidad

14.00 - El Papa en Nápoles: 'Ni siquiera los barrotes de una cárcel separan del amor Dios'
Francisco visita la prisión de Poggioreale, come con los reclusos y responde a sus preguntas

15.00 - Francisco en Nápoles. La sangre de San Jenaro se licúa
En la visita del Papa a la catedral, en donde encuentra al clero, religiosos y consagrados. Advierte sobre el terrorismo de los chismorreos

17.00 - 'Los jóvenes son la fuerza y los ancianos la memoria'
Concluye la visita del Santo Padre en Nápoles en el encuentro con los jóvenes en el paseo marí­timo

Espiritualidad

Siendo Hijo, aprendió sufriendo a obedecer
Carta del obispo de Córdoba, Mons. Demetrio Fernández. 'Nunca se ha proclamado tanto la libertad y nunca ha habido tantas esclavitudes'

San Nicolás Owen - 22 de marzo
«Este campeón de la fe, carpintero y albañil de profesión, fue un jesuíta obediente y valeroso. Utilizó su creatividad e ingenio para salvar de la muerte a muchos hermanos. Fue cruelmente torturado en la Torre de Londres»


Primera Plana


8.00 - El Papa llega al santuario de Nuestra Señora de Pompeya
Así inicia su visita a Nápoles: reza en silencio y recita la 'Piccola Suplica'. Saluda a los presentes y los bendice desde la puerta de la basílica

Por Redacción

ROMA, 21 de marzo de 2015 (Zenit.org) - La primera etapa del viaje del papa Francisco a Nápoles ha sido en el Santuario de la Virgen de Pompeya. El helicóptero llegó poco antes de las 8 y los fieles lo acogieron de manera entusiasmada. Una vez que entró en el santuario se acercó al altar principal de la Iglesia en donde está la imagen de la Bienaventurada Virgen María del Santo Rosario, que fue llevada a Pompeya en 1875.

El Santo Padre recitó una oración histórica, compuesta por el beato Bartolo Longo en 1883. 

"Llegamos aquí a las 5 de la mañana. Estamos emocionados, de ver al Papa que reza delante de la Virgen, así como lo hacemos nosotros", dijo una señora en directa televisiva. 

Concluida la oración en el interior del santuario, el Papa salió por la puerta principal en donde se detuvo unos instantes, saludó y agradeció a los presentes, rezó con ellos un Ave María y les dio su bendición. 

Publicamos a continuación la oración que rezó el Papa: 

"Virgen del Santo Rosario, Madre del Redentor, mujer de nuestra tierra elevada por encima de los cielos, humilde sierva del Señor, proclamada Reina del mundo; desde lo más profundo de nuestras miserias nosotros recurrimos a ti. Con confianza de hijos miramos tu rostro dulcísimo. 

Coronada con doce estrellas, tú nos llevas al misterio del Padre, tu resplandeces de Espíritu Santo, tú nos donas a tu Niño divino, Jesús, nuestra esperanza, única salvación del mundo. Mostrándonos tu rosario nos invitas a mirar a su rostro. Tú nos abre su corazón, abismo de alegría y de dolor, de luz y de gloria, misterio del hijo de Dios, hecho hombre por nosotros. A tus pies en las huellas de los santos nos sentimos familia de Dios. 

Madre y modelo de la Iglesia, tu eres guía y apoyo seguro. Volvednos un solo corazón y un alma sola, pueblo fuerte en camino hacia la patria del cielo. Te entregamos nuestras miserias, las tantas calles del odio y de la sangre, las miles antiguas y nuevas pobrezas y sobre todo nuestro pecado. A ti nos confiamos, Madre de Misericordia: obtenednos el perdón de Dios, ayúdanos a construir un mundo según tu corazón. En nuestas manos serás arma de paz y de perdón, estrella de nuestro camino. Y el beso a ti con nuestra última respiración nos sumergirá en una onda de luz, en la visión de la Madre amada y del Hijo divino, deseo de alegría y de nuestro corazón con el Padre y el Espíritu Santo". 

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9.00 - El Papa en Nápoles con la primavera, invita a la esperanza
No dejar que el mal tenga la útima palabra. 'Todos somos inmigrantes e hijos de Dios'. Recordó que el trabajo en negro es explotación. 'Sin trabajo aunque te den comida no hay dignidad'

Por Rocío Lancho García

ROMA, 21 de marzo de 2015 (Zenit.org) - Por Rocío Lancho, enviada de ZENIT a Nápoles - El Papa entra en Nápoles desde la periferia. El difícil barrio de Scampia recibe con entusiasmo la visita del Pontífice

Apenas había amanecido cuando los más madrugadores ya caminaban hacia la plaza Juan Pablo II en el barrio napolitano de Scampia para ocupar las primeras filas y poder así ver de cerca al Santo Padre Francisco.

La llamada de Santo Padre a ir a las periferias se cumple hoy aquí. En una zona a las afueras de Nápoles que dista mucho de la realidad vivida en otras zonas de la ciudad, como el paseo marítimo y el puerto, donde el lujo y el bienestar es palpable. Las Vele es la construcción por la que se caracteriza y es conocido este barrio. Un barrio, en parte comparable con las Villas Miseria que el cardenal Bergoglio frecuentaba en Buenos Aires. A su llegada el Papa ha sido recibido por el arzobispo de Nápoles, el cardenal Crescenzio Sepe, y por otras autoridades locales. En este encuentro estaban representadas varias realidades sociales: el mundo de la cultura, de la legalidad, del mundo profesional, marginados e inmigrantes.

Un barrio marcado por una situación de marginalidad, pero que sin embargo es la segunda vez que recibe y acoge a un Pontífice. Hace 25 años, Juan Pablo II llegó aquí y pronunció una frase que aún hoy se puede leer en lo alto de la plaza: "¡No rendirse al mal... Nunca! Asimismo, otro gran cartel recibe a los visitantes a testa plaza: "Cuando no ves la felicidad, búscala dentro".

Casi dos horas antes de la llegada del Papa, cientos de personas comenzaban la espera y extendían sus banderas donde le dan la bienvenida. Los niños, ubicados a la derecha del escenario, cantaban para animar la espera.

A las 9 de la mañana, se comenzó a escuchar el helicóptero que traía a Francisco directamente desde Pompeya, primera parada de la visita de este jornada. En ese momento, los fieles presentes en la plaza, llenos de entusiasmo, comenzaron y agitar sus banderines con la imagen del Papa. Ha entrado en la plaza con el papamóvil y enseguida la gente comenzó a saludar y gritar a coro ¡Buenos días Francisco'!

El sueño se ha hecho realidad hoy, el sueño de todos. Con "amorosa insistencia" la gente me pedía invitarle cuando iba a parroquias, hospitales... ha dicho el cardenal Sepe dando la bienvenida a Francisco. El Papa llega a este barrio "lleno de problemas, pero también rico de recursos donde nuestras parroquias, religioso... comprometidos en testimoniar a Cristo, anunciando el Evangelio de la justicia y la caridad", ha  precisado el purpurado.

Antes de la intervención de Francisco, tres personas en representación de las distintas realidades han hecho preguntas al Papa. Primero una inmigrante le interrogaba sobre "cómo sentirse hijos de Dios", a continuación un  trabajador ha pedido "un llamamiento" a favor de los parados, los desempleados, pidiendo creer "en la sacralidad del trabajo". Finalmente, un representante del mundo legislativo y judicial ha hablado de corrupción, ética pública y ha pedido un "recorrido de esperanza que apoye el compromiso civil de quienes persiguen la legalidad".

El Papa ha confirmado que ha querido comenzar su visita precisamente aquí, desde la periferia. "Se ve que los napolitanos no son fríos", ha exclamado el Papa. Dando gracias al cardenal por invitarle e incluso "amenazarle" si no venía, la broma ha provocado la risa de todos los presentes. “Agradezco también a vuestro arzobispo que me invitó y casi amenazó para hacerme venir”.

La alegría es vuestro gran recurso, ha asegurado. Además, el Santo Padre ha hablado de esperanza como matrimonio y levadura del alma. Asimismo ha indicado que tienen un gran desafío: "no dejar que el mal tenga la última palabra".

En sus palabras, el Santo Padre respondiendo a la señora filipina recordó que los inmigrante no son ciudadanos de segunda categoría. “Todos somos inmigrantes, hijos de Dios” repitió varias veces en sus palabras improvisadas, porque "nadie tiene casa fija, estamos de paso en este mundo".

Con la segunda pregunta, la del trabajador, Francisco ha llamado la atención sobre la desempleo juvenil, "esto es grave". ¿Qué futuro tiene un joven que no tiene trabajo?"  

Asimismo ha hablado del problema de la falta de trabajo, no solamente de la ciudad de Nápoles, sino en el mundo, porque “hay un sistema que descarta a la gente”. Y si bien está Cáritas, y centros de asistencia, “el problema no es solamente comer, sino no tener la posibilidad de llevar el pan a casa, de no ganarlo, y cuando se pierde esto ese pierde la dignidad”. A esta sentencia del Pontífice, los presentes han respondido con un fuerte aplauso.  

“Tenemos que defender nuestra vida de ciudadanos y de hombres y no tenemos que quedarnos callados”. Ha señalado también “el trabajo a mitad”, o sea “la explotación”.

Francisco ha recordado que días atrás una joven que necesitaba trabajo fue a una empresa turística y que por 11 horas de trabajo le ofrecían 600 euros al mes sin aportes para la pensión. Y le dijeron que si no quería había una larga cola de personas que buscaban trabajo. “esto es esclavitud, no es cristiano”, dijo.

En la última pregunta, Francisco ha condenado nuevamente con fuerza la corrupción. Una tentación que todos tenemos, ha asegurado. "Una cosa corrupta es una cosa sucia, huele mal...." Y eso es lo que sucede en la realidad con la corrupción, ha observado. Frase que, nuevamente, ha provocado el entusiasmo, apoyo y aplauso de los presentes.

Y ha concluido recordando que la buena política es una de las cosas más nobles que hay, invitando a ir adelante con esperanza por la vía del bien.

"Para nosotros la llegada del Papa es importante porque queremos demostrar que no somos solo la tierra de la Camorra. Somos una ciudad y un barrio donde hay mucha gente que trabaja honestamente o que quisieran hacerlo. Esperemos que la visita del Papa sea un inicio que traiga luz a esta situación", ha declarado a ZENIT Giovanna, una joven del barrio. Sobre las palabras que el Papa ha dicho sobre el trabajo honesto y digno, los salarios en negro y el desempleo, la joven ha observado que es muy importante, "espereamos que quien debe entender que entienda realmente, esperemos que no sea solamente una jornada, sino que sea un continuación".

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11.00 - Nápoles: misa en la Plaza del Plebiscito. 'Apostar en la misericordia de Dios'
Que cada parroquia y cada realidad eclesial se vuelva el santuario para quien busca a Dios, y casa acogedora para los pobres, los ancianos, ya todos los que se encuentran en necesidad

Por Redacción

ROMA, 21 de marzo de 2015 (Zenit.org) - El santo padre Francisco presidió este sábado la santa misa en la famosa Plaza del Plebiscito, situada el corazón de Nápoles, vistiendo el color morado de la cuaresma.

Allí, más de 60 mil personas le esperaban según datos de la policía, mientras el coro amenizaba con cantos sacros. La columnata de la plaza, en la que se encuentra la basílica de San Francisco de Paula; el Palacio Real; la prefectura y el Palacio Salerno, estaba adornada con diversas gigantografías de santos relacionados con la ciudad de Nápoles.

En su homilía el Santo Padre explicó el evangelio del día. Recordó que las palabras del Señor, “ayer como hoy, provocan siempre una división entre quién las acoge y quien las rechaza”. Porque “la palabra de Jesús y el santo Evangelio, enseñan que los verdaderos bienaventurados son los pobres de espíritu, los no violentos, los mansos, los operadores de paz y de justicia. Y aseguró: “¡Esta es la fuerza que cambia al mundo!”.

“Y nosotros --prosiguió el Santo Padre-- que hemos tenido la gracia de recibir la Palabra de Vida, estamos llamados a ir, a salir de nuestros recintos, y con ardor misionero llevar a todos la misericordia, la ternura y la amistad de Dios”.

El Papa pidió además que “cada parroquia y cada realidad eclesial se vuelva el santuario para quien busca a Dios, y casa acogedora para los pobres, los ancianos, ya todos los que se encuentran en necesidad”.

“¡Cuando los corazones se abren al Evangelio el mundo comienza a cambiar y la humanidad resurge!” indicó el Santo Padre, invitando a que la gracia de la Resurreccion sea acogida por cada uno de los presentes, “para que Nápoles esté llena de la esperanza de Cristo Señor”.

“Lo digo a todos, en modo particular --prosiguió el Pontifice-- a los jóvenes. Es necesario abrirse a la potencia de Jesús Resucitado, y para llevar frutos de vida nueva en esta ciudad: los frutos del compartir, de reconciliación, de servicio, de fraternidad”.

Entretanto advirtió: “No cedan a los engaños de fáciles ganancias o de réditos deshonestos” porque “esto es pan para hoy y hambre para mañana”, invitando así a rechazar “con firmeza a las organizaciones que explotan y corrompen a los jóvenes, pobres y débiles, con el cínico comercio de las drogas y de otros crímenes”.

“No se dejen robar la esperanza -reiteró Francisco- ni que a vuestra juventud le roben la esperanza. No dejen que la corrupción y la delincuencia desfiguren el rostro de esta bella ciudad”.

“A los criminales y a todos sus cómplices la Iglesia les repite: convertíos al amor y a la justicia. Déjense encontrar por la misericordia de Dios, con la gracia de Dios que perdona todo es posible retornar a una vida honesta” dijo.

“Lo piden las lágrimas de las madres de Nápoles, mezcladas con las de María” para que “estas lágrimas derritan la dureza de los corazones y reconduzcan a todos en el camino del bien”. Añadió que “tener esperanza es apostar en la misericordia de Dios, que es Padre y perdona siempre y perdona todo.

En su homilía el Santo Padre aseveró: “Dios, fuente de nuestra alegría y razón de nuestra esperanza vive en nuestras ciudades. Dios vive en Nápoles”. E invitó a los presentes a repetir tres veces: “Jesús es el Señor”. Y concluyó con la frase en napolitano: !¡E ca ‘a Maronna v’accumpagne!” (Y que la Virgen les acompañe).   

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14.00 - El Papa en Nápoles: 'Ni siquiera los barrotes de una cárcel separan del amor Dios'
Francisco visita la prisión de Poggioreale, come con los reclusos y responde a sus preguntas

Por Rocío Lancho García

ROMA, 21 de marzo de 2015 (Zenit.org) - El santo padre Francisco se sienta hoy a comer con los presos de la cárcel de Poggioreale, conocida en Italia como una de las peores de Italia. Una encuentro que decidió él mismo y quiso además que fuera una comida.

A lo largo del pasillo que conduce a la capilla, el Papa ha saludado a representantes de la dirección, de la policía penitenciaria y de los trabajadores de la cárcel. En la plaza anterior a la Iglesia, ha saluda a los detenidos. Así, hoy el Pontífice ha comido con los presos y durante el encuentro ha respondido a las preguntas de dos encarcelados.

En primer lugar, un preso argentino le ha preguntado a Francisco cómo hacer para poder continuar alimentando la fe cuando sea libre, con las tentaciones que le esperan y sin la ayuda espiritual que ahora le acompaña en la cárcel. A continuación, un preso napolitano, ha preguntado si encontrarán acogida fuera de estos muros, “nosotros marcados de por vida, marginados, excludidos”.

“Traigo la palabra y el amor de Jesus, que ha venido a la tierra para hacer plena vuestra esperanza y ha muerto en la cruz para salvar a cada uno de vosotros”, ha indicado Francisco al inicio del discurso que les ha entregado.

De este modo, ha recordado que a veces ocurre sentirse desilusionado, desconfiado, abandonado por todos: “¡pero Dios no se olvida de sus hijos, no les abandona nunca!” Y espera siempre “con los brazos abiertos”, ha añadido.

Esta certeza --ha observado-- infunde consuelo y esperanza, especialmente en los momentos difíciles y tristes. “También si en la vida nos hemos equivocado, el Señor no se cansa de indicarnos el camino de vuelta y de encuentro con Él”, asegura el Papa a los presos.

Nada podrá separarnos del amor de Dios, ni siquiera los barrotes de una cárcel, ha escrito el Papa. A propósito ha explicado que lo único que puede separarnos de Él es nuestro pecado pero “si lo reconocemos y lo confesamos con arrepentimiento sincero, precisamente ese pecado se convierte en lugar de encuentro con Él, porque Él es misericordia”.

Por otro lado, el Papa ha observado que demasiado a menudo los encarcelados se encuentran en condiciones indignas para condición humana, y después no consiguen reinsertarse en la sociedad. Pero gracias a Dios --ha observado-- están los directivos, capellanes, educadores, trabajadores pastorales que saben estar cerca vuestros de la forma correcta. De este modo, el Obispo de Roma ha asegurado que es necesario trabajar en las experiencias de reinserción, desarrollar estas experiencias positivas que hacen crecer una actitud diversas en las comunidades civiles. Y en la base de este compromiso “está la convicción de que el amor puede transformar la personas humana”, ha observado.

Para finalizar, el Santo Padre ha invitado a los presentes a vivir cada día y cada momento “en la presencia de Dios, a quien pertenece el futuro del mundo y del hombre”. Y esta es la esperanza cristiana: “el futuro está en las manos de Dios”. Por eso les ha pedido que también en medios de los muchos problemas, incluso graves, “no perdamos nuestra esperanza infinita en la misericordia de Dios y en la providencia”.

Leer también la entrevista exclusiva al capellán de esta prisión

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15.00 - Francisco en Nápoles. La sangre de San Jenaro se licúa
En la visita del Papa a la catedral, en donde encuentra al clero, religiosos y consagrados. Advierte sobre el terrorismo de los chismorreos

Por Rocío Lancho García

ROMA, 21 de marzo de 2015 (Zenit.org) - La licuefacción de la sangre de San Jenaro, milagro que se repite tres veces al año, hoy se repitió con la llegada del papa Francisco a la catedral de Nápoles. Este hecho inexplicable por la ciencia y milagroso para los católicos, se registró por última vez durante la visita de un papa con Pío IX en 1848, cuando se escapaba de la revolución de Roma. No se registró ni con san Juan Pablo II, ni con el papa emérito Benedicto XVI.

"La sangre se está licuando, y ya está a mitad", dijo dirigiéndose al Papa y al público el cardenal arzobispo de Nápoles, Crescenzio Sepe. El Santo Padre dijo que si se ha licuado a mitad, quizás tenemos que ser mejores para que se licúe el resto. 

En su viaje apostólico a la ciudad de Nápoles que el Santo Padre está realizando este sábado, después de la visita al Santuario de Pompeya, de la misa en la Plaza del Plebiscito y de visitar y comer con los presos, se dirigió por la tarde temprano a la catedral de la ciudad.

Allí el Santo Padre llegó en medio de un gran entusiasmo por parte de los presentes. El cardenal Sepe, indicó que allí estaba presente el corazón de la Iglesia de la ciudad. “He dado autorización a los siete conventos de clausura de la Nápoles para que vengan aquí” dijo el cardenal. En ese momento, algunas monjas de clausura, con gran espontaneidad se acercaron corriendo al Papa, y el cardenal les pidió regresar a sus lugares. “Si estas son las monjas de clausura imaginémonos las otras...”, bromeó el purpurado.

Sacerdotes, religiosos y religiosas, monjas de clausura, diáconos permanentes y seminaristas de Nápoles han recibido esta tarde al santo padre Francisco en la Catedral de la ciudad, en un ambiente de profunda solemnidad y oración. En representación de todos los presentes, el vicario episcopal para el clero y el vicario episcopal para la vida consagrada han hecho dos preguntas al Papa.

Ser sacerdotes es bonito, pero, ¿cómo vivir siempre el valor profético de la fraternidad presbiteral concretamente vivida y evitar ser luchadores que van por libre? Esta ha sido la pregunta del vicario para el clero. La pregunta de parte de los consagrados ha sido sobre las luces y las sombras que experimentan, los signos de esperanza que se deben privilegiar.

El Papa dijo "he preparado un discurso, pero son aburridos los discursos, se lo entrego al cardenal y después lo hará conocer. Prefiero responder a algunas cosas".

Recordó que el centro de la vida de un religioso, sacerdote o consagrado "es Jesús". Reconoció que hay dificultades, "porque en un convento quizás la superiora no me gusta, pero si mi centro es la superiora que no me gusta, el testimonio no va adelante. Pero si es Jesús, rezo por ella, la tolero y así la alegría no me la quita nadie. Jesús en el centro, no el chismorreo, la ambición, el dinero" advirtió. 

Y si un seminarista no tiene a Jesús como el centro de su vida, "que atrase su ordenación para estar seguros. Contrariamente harán un camino que no sabrán como termina".

"¿Estoy seguro de estar siempre con Jesús? Si alguien no quiere a la Virgen, la Madre no le dará a su Hijo. Puedo entender que alguien pueda no rezar el Rosario, ¿pero cómo no rezarle a María?, recordó el Santo Padre. 

Y contó que el cardenal Sepe, "me ha regalado un libro de S. Alfonso María Ligorio. Me gusta las historias que están detrás de cada capítulo, las historias de la Virgen, y como Ella siempre nos lleva a Jesús, es Madre. El centro del ser de la Virgen es ser madre".

El espíritu de pobreza precisó el Papa, es otro testimonio. También en los sacerdotes que no tienen ese voto. "¡Cuántos escándalos en la Iglesia y cuánta falta de libertad por el dinero!" dijo. Y que hay quienes indican: 'A este le diría cuatro cosas pero no puedo porque es un gran benefactor….' . Y recordó que "la pobreza es una bienaventuranza".

El tercer testimonio que es necesario dar, indicó el Pontífice, en particular para los párrocos y sacerdotes, es la misericordia. "¿Hemos olvidado las obras de misericordia espirituales y corporales?, ¿cuántos hemos olvidado esto?" E invitó que al regresar a la propia casa, tomar el catecismo y mirarlo. Un ejemplo, dijo, es que en las grandes ciudades hay niños bautizados que no saben hacerse el signo de la cruz. "¿Dónde está la obra de misericordia de enseñar al que no sabe?" E interrogó: "Si tengo que elegir entre ver la telenovela y visitar a un enfermo cercano de mi casa… ¿qué elijo?"

Recordó que "había un colegio en mi diócesis de antes, que tenían las monjas y que necesitaban reformar su casa porque era muy vieja y lo hicieron muy bien, demasiado. Quedó lujosa, con una televisión en cada habitación. Y a la hora de la telenovela no encontrabas a una monja en el colegio".  Por ello invitó a poner atención para no caer en la mundanidad.

¿Faltan vocaciones? preguntó a los presentes y respondió que el testimonio de vida trae vocaciones, el “yo quiero ser como esa monja, como ese cura”.

El Pontífice quiso recordar también la necesidad de que la fraternidad ya sacerdotal como en la vida consagrada. ¿Cuál es el signo de que no hay fraternidad? "Los chismorreos. El terrorismo de los chismorreos, uno va lanza la bomba y se queda fuera. Si al menos hiciera el kamikaze… Las cosas hay que decirlas en la cara. Cuando tienes algo contra alguien: solo puedes hablarlo con dos personas. Con el que tienes el problema o con el que lo puede remediar. Los chismorreos son un terrorismo a la fraternidad, diocesana, sacerdotal y de las comunidades religiosas", indicó Francisco.

"Quisiera terminar con tres cosas" concluyó el Papa: Primero la adoración. ¿Hemos perdido el sentido de la adoración? Segundo: amor a la Iglesia. Tercero: celo apostólico, misionaridad. Aquí la Iglesia debe convertirse más. La Iglesia no es una ONG; es la esposa de Cristo que tiene el tesoro más grande. Jesús y su motivo de existir es este, evangelizar, llevar a Jesús. 

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17.00 - 'Los jóvenes son la fuerza y los ancianos la memoria'
Concluye la visita del Santo Padre en Nápoles en el encuentro con los jóvenes en el paseo marí­timo

Por Rocío Lancho García

ROMA, 21 de marzo de 2015 (Zenit.org) - Cantos y bailes en el escenario del paseo marítimo de Nápoles para el último encuentro de esta intensa jornada del papa Francisco. Miles de jóvenes y familias han recibido al Santo Padre con inmensa alegría. Los más afortunados situados en las primeras filas han podido dar la mano al Papa e intercambiar unas palabras con él mientras caminaba para subir al palco.

Antes de llegar a este lugar, hizo una visita a la Iglesia del Jesús Nuevo, donde tuvo un encuentro con los enfermos, varios cientos, a muchos de los cuales saludó y bendijo.

A pesar de reconocer estar algo cansado --por lo que ha querido estar sentado durante el encuentro-- el Santo Padre ha dejado el discurso de lado y ha decido hablar improvisando. Así, Francisco ha respondido a las tres preguntas que le han planteado.

En primer lugar una joven quería saber cómo plantar semillas de alegría y esperanza en medio de los silencios de Dios. El Papa ha respondido que “nuestro Dios es un Dios de las palabras, de los gestos y de los silencios. Siempre nos espera, siempre nos perdona, siempre nos entiende. Con estos gestos de ternura. Pero también es un Dios del silencio”. Por ello, ha invitado a pensar en los grandes silencios de la Biblia, como el silencio en el corazón de Abraham, cuando iba a sacrificar a su hijo. “Hay silencios de Dios que no se pueden explicar si no miras el Crucifijo. Por ejemplo: ¿por qué sufren los niños?, es uno de los grandes silencios de Dios. Y al silencio de Dios podemos acercarnos mirando a Cristo resucitado, Cristo que muere, abandonado desde el huerto de los olivos hasta el crucifijo”, ha recordado.

La siguiente pregunta la ha realizado una anciana de 95 años, que ha hablado de su miedo de sentirse sola y preguntaba cómo sentirse parte de la comunidad. En este punto, el Papa ha reflexionado sobre el descarte. “Los ancianos son descartados porque esta sociedad tira lo que no es útil. Los niños no son útiles, mejor no tenerlos. Mucha gente prefiere descartar al niño y se conforma con un cachorro y un gato. Se descartan los ancianos, se les deja solos”, ha observado. Del mismo modo ha condenado esta costumbre de “dejarles morir”. Pero como nos gusta usar eufemismos, decimos “eutanasia”, ha advertido el Papa. “No solo la inyección sino la eutanasia escondida, no dar las medicinas, los cuidados, hacerte una vida triste y así se muere”, ha afirmado. Por eso, Francisco ha reconocido a esta anciana que ese camino que ella ha encontrado es el mejor: la cercanía, la ternura, la compañía… A continuación el Papa ha preguntado a los hijos que tienen padres ancianos: ¿estaís cercanos a vuestros padres? ¿vais a visitarlos? “El afecto es la mejor medicina para un anciano”.  Y prosigue ¿cómo va el cuarto mandamiento? Así, recuerda que “lo que siembras lo recoges”.

La última pregunta la ha realizado un matrimonio casado desde hace 31 años, que han cuestionado cómo construir una pastoral de la familia 'en salida'. Para responder el Pontífice ha explicado que no es una novedad que los jóvenes no se quieren casar y prefieren vivir juntos. Tranquilos sin compromiso. Muchas veces --ha indicado-- en la Iglesia me pregunto, ‘tú que vienes a casarte, ¿lo haces porque de verdad quieres recibir el sacramento o porque socialmente se debe hacer así?'

Al respecto ha advertido sobre la colonización ideológica sobre la familia, las modalidades y propuestas, “ese error de la mente humana que es la ideología de género que crea tanta confusión”. La familia es atacada, ha indicado. De este modo ha recordado que el Señor ha inspirado el Sínodo de la familia. Otra advertencia que ha hecho el Papa ha sido sobre la preparación de las parejas que van a casarse. No puede ser como un curso para aprender un idioma “conviértete en matrimonio en ocho lecciones”. Por esta razón, el Santo Padre ha reconocido que el noviazgo ha perdido el sentido sagrado del respeto. A este punto Francisco ha pedido rezar mucho y dar testimonio de cómo resolver los problemas. Para finalizar el Papa ha aconsejado a los matrimonios que no terminen una jornada sin hacer las paces. El ‘yo’ no es muy válido en el matrimonio, el ‘nosotros sí’. Asimismo ha explicado que “la alegría en dos es tres veces alegría. Y la pena y el dolor en dos, es mitad de dolor”.

Las últimas palabras del Papa han sido para dar las gracias por la acogida y los testimonios. Así como su habitual petición de rezar por él. Y así ha llegado el último deseo del Papa en Nápoles “a los jóvenes, no perder la esperanza de ir adelante siempre”, “a los ancianos, llevar adelante la sabiduría, porque son como el buen vino cuando envejece”. Los jóvenes son la fuerza y los ancianos la memoria y la sabiduría, ha concluido el Pontífice.

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Espiritualidad


Siendo Hijo, aprendió sufriendo a obedecer
Carta del obispo de Córdoba, Mons. Demetrio Fernández. 'Nunca se ha proclamado tanto la libertad y nunca ha habido tantas esclavitudes'

Por Mons. Demetrio Fernández

CóRDOBA, 21 de marzo de 2015 (Zenit.org) - Nos encontramos ya en el domingo de pasión, cercanos a la Semana Santa y a la Pascua. Vamos a celebrar los misterios centrales de nuestra fe: Jesús, el Hijo eterno de Dios hecho hombre, sufre la pasión y muere por nosotros y al tercer día resucita, abriéndonos de par en par las puertas del cielo. La liturgia tiene la capacidad de traernos el misterio hasta nuestros días, de manera que nos hagamos contemporáneos a aquellos acontecimientos históricos que sucedieron una vez para siempre.

Un punto clave de la redención es la obediencia de Cristo al Padre. Una obediencia que no le merma libertad, porque se vive en el amor generoso, sino que nos da la clave de la verdadera libertad. El hombre tiene una sed profunda de libertad, aspira a ella, la grita por las calles, se siente humillado cuando esa libertad no se le reconoce. Es una aspiración sana y verdadera, porque el hombre está hecho para la libertad. Pero, al mismo tiempo, esa aspiración por la libertad encuentra señuelos y sucedáneos que le entrampan como una emboscada y le hacen más esclavo que antes. Buscando la libertad, tantas veces se equivoca de camino y se hace cada vez más esclavo. Nunca se ha proclamado tanto la libertad y nunca ha habido tantas esclavitudes.

Esclavitud en el trabajo, adicciones al sexo, al alcohol, al juego, a la droga. El hombre aspira a ser libre y se ve enredado en múltiples esclavitudes: el afán de poder esclaviza, el deseo de placer esclaviza, el ansia por tener esclaviza. Mucha gente vive esclava de su propia imagen y es capaz de hacer grandes sacrificios por tener un busto que los demás puedan admirar. Cuántas esclavitudes personales y cuántas otras que vienen del egoísmo de los demás. Cuando el hombre no tiene su norte en Dios, se convierte en dominador de los demás, haciéndolos esclavos, porque él ya está esclavizado. Necesitamos mirada larga, necesitamos respirar otro ambiente, necesitamos salir de lo que nos asfixia para sentir la libertad de gozar de la vida, de tener esperanza ante las dificultades, de ampliar un horizonte que no tenga límite.

Este domingo se nos presenta Jesús obediente al Padre, enseñándonos el camino de la verdadera libertad. Si quieres ser libre, camina por la senda de los mandamientos de Dios. Si quieres ser libre, déjate mover por aquel mismo amor que llevó a Jesús a entregarse a la muerte por nosotros. Si aspiras a la verdadera libertad, abre tu corazón a las necesidades de los hermanos más necesitados. No te cierres en ti mismo. Elige libremente el camino que a Jesús le ha llevado por la pasión y la muerte a la gloria de la resurrección. Abre tu corazón al hermano y ocúpate más de sus necesidades que de tus caprichos.

Obediencia. Esta es la palabra clave para una verdadera libertad. Obediencia que a veces incluye sufrimiento y muerte. “A gritos y con lágrimas (Cristo) presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, y en su angustia fue escuchado” (Hebr 5,7). Obediencia que, vivida con amor, trae la salvación, ayuda al hermano, se entrega y da la vida.

Este domingo de pasión nos acerca a la Semana Santa. Este año la ciudad de Córdoba celebra los cincuenta años de la coronación canónica de la Virgen de los Dolores, Señora de Córdoba, y para ello disfrutaremos de un año jubilar, que será inaugurado el viernes de dolores. “Junto a la Cruz de Jesús estaba su madre María” (Jn 19,25). Ella compartió todos los sentimientos de su Hijo, ella acompaña hoy a todos los hijos que sufren por cualquier causa. Ella nos enseña a todos a obedecer a Dios. Ella nos enseña el camino de la verdadera libertad.

Recibid mi afecto y mi bendición:

+ Demetrio Fernández

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San Nicolás Owen - 22 de marzo
«Este campeón de la fe, carpintero y albañil de profesión, fue un jesuíta obediente y valeroso. Utilizó su creatividad e ingenio para salvar de la muerte a muchos hermanos. Fue cruelmente torturado en la Torre de Londres»

Por Isabel Orellana Vilches

MADRID, 21 de marzo de 2015 (Zenit.org) - Nació en Oxford, Inglaterra, a mediados del siglo XVI. Su padre, que era carpintero, tuvo un papel predominante en su educación religiosa y en la de sus hermanos. Les infundió fortaleza en la defensa de la fe en un periodo histórico agitado, difícil y peligroso para los creyentes, tras la Reforma impulsada por Enrique VIII. Muchos de ellos fueron mártires. Entre otros, santo Tomás Moro y los Cartujos, hechos dramáticos que Nicolás conoció de cerca. No se trataba de una persona ajena a la Iglesia. Desde muy joven estaba vinculado a los jesuitas. Además, su hermano mayor, que era impresor, editaba y distribuía libros católicos desafiando al peligro que constantemente acechaba a su vida. Se enfrentaba al riesgo de perderla con heroica determinación por amor a Cristo. Otros dos hermanos fueron ordenados sacerdotes. Cuando pudo, Nicolás les ayudó económicamente.

Era un hombre valeroso y audaz. Un carpintero y albañil sumamente hábil, cualidad heredada de su padre, que iba a serle de gran utilidad desde el punto de vista apostólico. En 1580 entró en contacto con los jesuitas Roberto Persons y san Edmundo Campion. Persons, que era el superior y acababa de cruzar el canal de la Mancha, aceptó a Nicolás en un momento en el que no sabía si podía admitirlo dadas las circunstancias que atravesaban. Le encomendó que guardase el hecho en secreto, y éste cumplió la petición a rajatabla. Ni siquiera los que eran jesuitas entonces y los que se incorporaron después pudieron imaginar la existencia de tan afortunado vínculo. Fue compañero y discípulo de Campion, detrás del que cabalgaba amparado en un disfraz, como hacía él, y así aprendió a orar mientras le seguía en su caballo, yendo a evangelizar.

El primogénito de la familia Owen fue editor de la obra de Campion, que fue detenido y murió martirizado el 1 de diciembre de 1581. Pero en el infausto momento de ser apresado, Nicolás se hallaba ausente. Después le asistió, ayudó e hizo por él cuanto estuvo en su mano. Y, desde luego, lloró amargamente su muerte. Ante este imenso dolor, el consejo de actuar con prudencia que le dio su superior se congeló en sus labios. Testimonió a favor de Campion y de los martirizados junto a él. Por ello, fue detenido y torturado. No contento con los castigos que le aplicaron, añadió nuevos tormentos, gozoso de dar su vida por Cristo. No delató a nadie. No lograron arrancarle ni una palabra, y muy astutamente simuló ser una persona insignificante; un simplón. Poco después, recuperó la libertad ya que alguien había pagado un rescate.

Aunque en Inglaterra no habían quedado jesuitas, era un hombre avispadoque poseía numerosos recursos y no tuvo problemas para su sostenimiento. Sus oficios le permitieron ganarse la vida. Por supuesto, continuaba manteneniendo enhiesta su fe. Es fácil imaginar su alegría cuando en medio de ese desierto impuesto por los enemigos, descubrió a otro jesuita, y también se comprende su sentimiento de pesar al tener que separarse de él obligado por la difícil situación que gravitaba sobre los paladines de la fe. Cuando llegaron nuevos religiosos en 1586 se unió a ellos y quedó bajo el amparo del superior padre Garnet.

Dieciocho años, los que le quedaban de vida, permaneció junto a sus hermanos siendo patente su fe, audacia, fortaleza y ardor apostólico. Había sido muy generoso con la comunidad, incluso antes de establecer con ella un compromiso vivencial. El padre Garnet lo había atestiguado por carta: «Nosotros tenemos como bienhechores a un buen número de laicos, todos muy bien conocidos. Uno de ellos es un carpintero. Quiera Dios que un día pueda ingresar en nuestra Compañía. Él tiene una extraordinaria habilidad y maestría, digna de toda confianza, para construir gratuitamente en todo el país escondites que permiten a los sacerdotes católicos estar seguros del furor protestante. Cualquier dinero que es forzado a recibir por sus trabajos, él lo da a sus dos hermanos presos, uno sacerdote y el otro un laico». Y no se equivocó. La labor que realizó Owen no tuvo precio. En perfecta comunión con Garnet, utilizó sus conocimientos y los dosificó con astucia sabiendo burlar a los infiltrados; así pudo seguir difundiendo el mensaje de Cristo. Su profesión le permitió desarrollar su creatividad e ingenio. Salvó a muchos que se ocultaron en los sorprendentes escondites secretos que proyectó y materializó.

El proceso que le condujo al fin se dilató en el tiempo permitiéndole corroborar la autenticidad de su fe, de la que dio pruebas fehacientes aún en circunstancias de extrema dureza. El 23 de abril de 1594 fue detenido por segunda vez, torturado y, después, liberado. Reinaba Jacobo I y sus esbirros le habían aplicado terribles tormentos, pero nunca pudieron arrancarle nombres ni lugares donde se refugiaban. Supo que un sirviente les había delatado a él y a otros jesuitas. Al salir –alguien pagó una fianza– trató de rescatar a sus compañeros de Orden. Difícil y peligrosa empresa. El padre Gerard fue trasladado a la tenebrosa Torre de Londres siendo sometido a crueles suplicios. Nicolás organizó un plan para ponerlo a salvo. Más tarde, emitió los votos. Hasta ese momento su admisión había permanecido en secreto. Se convirtió en compañero inseparable del padre Gerard, y poco después sufrió un accidente con un caballo. Aunque fue operado, quedó cojo.

En 1605 Owen y otros jesuitas fueron apresados después de haber logrado burlar a sus perseguidores durante un tiempo en diversos refugios construidos por él. Lo recluyeron en Marshalsea y más adelante fue conducido a la Torre de Londres, donde estaba confinado el padre Garnet. Allí fue brutalmente torturado en 1606. Tal como había hecho en anteriores ocasiones, no confesó, ni traicionó a nadie. Y, por supuesto, no develó ningún escondite. El 22 de marzo de ese año la violencia de los tormentos tuvo un efecto devastador en su cuerpo ya martirizado y terminó con su vida. Fue canonizado el 25 de octubre de 1970 por Pablo VI, siendo aclamado como un campeón de la fe en Inglaterra.

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