Día de la blasfemia

 

Anda que no tiene que cansar eso de levantarse cada mañana a ver cómo le sacudes una patada en los mismísimos a aquellos que piensan de una manera diferente, y sobre todo hacerlo para que ese supuesto rival, al que encima le importas un bledo, aprenda tolerancia, democracia y moderación, amos, moderancia que decía uno de mi pueblo.

Existe por ahí, una cosa llamada laicismo, o movimiento laicista o algo semejante que se nutre de esa vieja aspiración, vaya usted a saber motivada por qué, de sacudir estopa a la iglesia católica y, para disimular, decir algo alguna vez de otras religiones y creencias. Dentro de sus más sonadas acciones se recuerdan la heroicidad con que atacaban a los jóvenes peregrinos de la JMJ, incluyendo a religiosas e incluso a una persona con discapacidad. Se les echó en falta en la Puerta del Sol recriminando a los legionarios que portaran al Cristo de la Buena Muerte, pero entiendo que no se puede estar en todo. También una pretendida procesión laica precisamente un jueves santo.

Aburrido tiene que ser pasarse uno el día mirando de hacer daño a los católicos y descubrir que nadie te toma en serio. Sus propuestas últimas como prohibir que se conmemore la semana santa en las escuelas andaluzas es simplemente risible, como tantas otras. La libertad, ya se sabe, es algo que defino yo, y el que no esté de acuerdo conmigo es que es un cochino dictador.

Estos laicistas, insisto que yo creo que por puro aburrimiento, han sacado un interesante calendario de conmemoraciones ateas y agnósticas. Merece la pena que se lo miren porque la cosa no tiene desperdicio, ya que es simplemente un calendario toca narices para los demás, y tocar narices ajenas es asunto de cierta envergadura y no fácil aceptación por el tocado.

Por mí perfecto si sacan un calendario propio con la solemnidad del cumpleaños del presidente o presidenta, la fiesta del secretario o secretaria, el día del laicista abandonado y la conmemoración del ateo recurrente. Con su pan de se lo coman. Ahora bien hay que tener ganas de meter el dedo en ojo ajeno cuando, entre otras lindezas, marcan el “día de dibujar a Mahoma” o “el día de la blasfemia”, ilustrado este último con la clarificadora frase de “Si en tu país no puedes blasfemar, no tienes libertad”.

Ahhhhhhhhhhhhhhh! ¿Qué ser libre es soltar exactamente lo que me venga en gana en aras de la democracia? Pues me lo pido. Y yo, demócrata como el que más, sin animus injuriandi –que quede muy claro- y en aras de mi libertad de expresión, simplemente me cisco en sus muertos y que respetando la honorabilidad de sus progenitoras pues todo lo que sigue y se dice en estos lares. Pero conste que todo eso lo digo simplemente por defender la libertad de expresión, porque si en tu país no puedes ciscarte en los muertos de alguien, no tienes libertad.

Divertido crear el día del escepticismo, porque si nos ponemos así ni el mismo escepticismo se salva.

En lo que si estoy muy de acuerdo es en lo del día internacional de los primates. Cada cual celebra la fiesta de los parientes que le pillan más cerca en su árbol genealógico.