Mensaje de los obispos de Kenia

«Es lamentable que algunos terroristas vivan entre nosotros y no sean denunciados a las autoridades»

 

«Esperamos que el gobierno profundice en el problema del terrorismo para evitar que estos incidentes vuelva a suceder», afirma el mensaje de pésame por la masacre de Garissa, firmado en nombre de todos los obispos keniatas, por el cardenal John Njue, Arzobispo de Nairobi y Presidente de la Conferencia Episcopal de Kenia. Elevando una plegaria por las 148 personas que murieron en el asalto de los Shabaab somalies al Garrisa University College, en el mensaje se invita a las instituciones de la Iglesia a proporcionar asistencia a las víctimas y a sus familias.

11/04/15 9:04 AM


(Fides) «Al mismo tiempo - escribe el Cardenal Njue - pedimos al Gobierno que refuerce las medidas de seguridad, especialmente en las instituciones educativas del país, y que haga frente a los defectos evidentes en los servicios de seguridad».

Las investigaciones han demostrado que el asalto fue cometido con la complicidad de algunos ciudadanos de Kenia, un hecho que se remarca en el mensaje. «Es triste que algunos jóvenes keniatas se hayan radicalizado hasta el punto de cometer actos de terrorismo contra sus propios compatriotas. (...). Es lamentable que algunos terroristas vivan entre nosotros y no sean denunciados a las autoridades».

Todos deben ayudar

«Si se espera que el gobierno garantice la seguridad de todos en todo el país, subrayamos que todos tenemos la responsabilidad de ayudar al gobierno con la vigilancia y dando información sobre las personas sospechosas y las situaciones de nuestro entorno», se lee en el mensaje.

Los Obispos también solicitan que el Ministerio de Educación seleccione cuidadosamente a su personal, «para evitar que no sea utilizado para radicalizar a los estudiantes y luego reclutarlos en grupos subversivos». Por último se hace referencia a los líderes religiosos para que eviten «enseñar y predicar el odio contra aquellos que no se adhieren a su religión y sus doctrinas, en lugar de reconocer que todo el mundo cree en un Ser Supremo. Toda persona tiene el derecho inalienable a la vida y las libertades fundamentales, especialmente la libertad de religión».