Alfonso Basallo y Teresa Díez son matrimonio y autores del libro Un pijama para dos. Alfonso es doctor en Periodismo, mientras que Teresa es licenciada en Filosofía.

El matrimonio como «el estado natural del hombre», ¿nos podéis explicar un poco este concepto?

El hombre y la mujer fueron creados expresamente para casarse: «Varón y mujer los creó». Adán fue creado para Eva y Eva para Adán. Como dice Julián Marías el hombre está referido a la mujer y viceversa, igual que la mano izquierda está referida a la derecha, de suerte que sería absurdo un mundo de manos izquierdas solas o de manos derechas solas. Esa es la vocación original y originaria del ser humano. Ha nacido para amar y ser amado y el ámbito natural y habitual para expresar ese amor es el matrimonio. El matrimonio es la cuna de la Humanidad, la prueba es que si después de lo mucho que ha llovido desde Adán y Eva sigue habiendo humanidad es porque el matrimonio funciona. La especie humana echa pestes del matrimonio pero reincide ¿por qué será?

Habláis en vuestro libro de la tentación del «carpe diem» (vive el momento), ¿a qué os referís?

Partamos de una base: la serpiente ha nacido para perder. Desde el año 33 de nuestra Era no tiene nada que hacer. El mal no tiene la última palabra, ya no. Y como la serpiente no tiene nada que hacer frente a cada matrimonio (unidad de tres: Dios, hombre, mujer) recurre al engaño (por eso es el padre de la mentira), para conseguir que hombre y mujer olviden su origen y piquen el anzuelo. El carpe diem es lo que te hace olvidar el origen y el destino del hombre para que se centre en el placer inmediato, la satisfacción inmediata. Una trampa en la que caen muchos humanos de esta época, marcada por el hedonismo, el racionalismo –que nunca ve más allá de sus narices- y el cortoplacismo.

«Más sofá y menos cama» es uno de vuestros consejos, ¿no suena eso a desvalorizar la relación sexual?

Lo que decimos es que muchos problemas de cama se arreglan en el e sofá, es decir hablando. La relación hablada y la corporal son vasos comunicantes. Con las relaciones sexuales expresas mediante el lenguaje corporal lo que es inefable, lo que ya no se puede decir con palabras. Pero para que haya unidad carnal tiene que haber sintonía de almas, afectiva, psicológica. Por eso no se puede separar la cama del sofá. Si un matrimonio no habla, terminará por dejar de abrazarse en la cama.

¿Por qué decís que el matrimonio es una «maquina de producir felicidad»?

La idea no es nuestra sino de Quien diseñó «una-sola-carne». El matrimonio nos saca de nuestro ego, criatura caprichosa y voraz que tiende a engullirnos, de nuestra soberbia. Saliendo de ti mismo para entregarte a tu esposa/esposo te realizas como persona, te enriqueces, tu vida se dilata. Pero para ello es preciso que te entregues, que te des gratis et amore (nunca mejor dicho). Ella es para ti un regalo y tu lo eres para ella, y ante el regalo solo cabe una actitud: el agradecimiento. Además al formar una familia, la familia te libra de los peligros de la riqueza material y del utilitarismo. La familia es un oasis en la selva despiadada del mercado, en la que eres valorado por tus logros o tus éxitos y no por lo que eres.

(Diócesis de Orihuela-Alicante)