Hay que solucionar lo de los funerales de Estado

Cada vez que en España hay una desgracia con muchas víctimas, sea en forma de atentado, de accidente o de catástrofe natural, se produce la misma polémica. No se sabe bien quién decide que se celebre un funeral de estado. Y se encarga del mismo a un obispo o cardenal católico. Como el prelado de turno sabe que para que la Iglesia considere algo como auténtico funeral, tiene que celebrarse una Misa -si no, será otra cosa-, los laicistas y miembros de otras confesiones ponen el grito en el cielo y apelan a la aconfesionalidad del estado.

Todo esto se solucionaría de una forma muy fácil. Si el Estado, o cualquiera de sus instituciones, lo cual incluye las comunidades autónomas, quiere celebrar funerales aconfesionales o pluriconfesionales, que se utilicen para tal fin espacios públicos. Puede valer un pabellón deportivo, un estadio de fútbol, o incluso un parque con explanada suficiente para acoger a mucha gente. A ese funeral “civil” se puede invitar a todas las confesiones religiosas del país, sí así se estima oportuno.

Lo que no tiene sentido es pedir a un obispo católico que no celebre una Misa en un templo católico y que llame a eso funeral. Y no creo que los obispos españoles impongan la consideración  de “funeral de estado” a sus propios funerales. Si a un funeral católico quiere ir el Rey, el presidente de gobierno o un presidente autonómico, es muy libre de hacerlo. Se le da el lugar que el protocolo exige y santas pascuas. Pero nada impide al Rey y a nuestros políticos asistir a otras ceremonias religiosas o a una pluriconfesional o incluso civil.

Esta es una polémica absurda que solo sirve para arremeter contra la Iglesia en España. Y algunos fieles empezamos a estar hartos. Que nos dejen celebrar nuestros propios funerales según nuestro rito y que el estado se las apañe para contentar al resto de credos del país.

Luis Fernando Pérez Bustamante