Devoto de la «Reina de la Paz»

La Virgen María intercedió para salvarlo del aborto y a su madre del cáncer, testimonia un sacerdote

 

En la Iglesia Católica su Doctrina, Tradición, Magisterio, enseñanzas de santas y santos, todos señalan al aborto provocado como una práctica en todo contraria a Dios. Al respecto en el librito titulado: «El aborto visto por un sacerdote exorcista», su autor, el p. Christian de la Vierge ofm (quien fuera exorcista de las diócesis de Avignon y Marseille en Francia), argumenta que el aborto «es siempre la muerte de un inocente»… acto en el que «interviene, aunque indirectamente, aquél que es el homicida desde el principio.

3/05/15 4:36 AM


(PortaluzEl fraile Christian puntualiza que Satanás, enemigo de Dios Padre Creador, al no poder «engendrar un ser a su imagen y semejanza, tiene celos de la Mujer, fuente de vida, que da a luz un nuevo ser a imagen de Dios y a semejanza del hombre». Es así agrega el fraile en su librito que «en todo aborto hay, respecto a la Revelación, un atentado directo contra dos misterios de la fe: el de la Inmaculada Concepción y el de la Encarnación del Hijo de Dios.

En Paraguay, el año 1984, Honoria y su esposo nada sabían del fraile de la Vierge y su libro. Pero este matrimonio enfrentado inesperadamente a una cruel decisión que imponían los médicos… salvar a Honoria o matar al hijo que ella llevaba en el vientre, hizo aquello que el sacerdote francés concluye en su libro: aferrarse a Dios, con todas sus fuerzas, sostenidos por su devoción a la Santísima Virgen María.

Sobre el triunfo de la vida por la intervención extraordinaria de Dios que la Santísima Virgen María medió, es el propio hijo que estaba en peligro quien narra lo ocurrido desde aquellos días hasta hoy…

Gustando la misericordia de Dios

«El de mi madre Honoria, podría haber sido un embarazo normal, como sus otros seis, sin complicaciones. Pero no fue así... A los 36 años de vida, sin saber que estaba embarazada tuvo una hemorragia muy severa y la llevaron al hospital. Allí, luego de practicarle algunos exámenes, le dijeron que había sufrido el aborto espontáneo de un feto con aproximadamente dos meses de vida. Pero puesto que el sangrado seguía, nuevos exámenes indicaron que padecía de un cáncer en el cuello uterino que requería extirpar el útero».

«Mis padres aunque pertenecían a la Renovación Carismática y siempre fueron muy devotos de la Santísima Virgen María, estaban devastados. Grande fue su sorpresa y la de los médicos pues al realizar los estudios previos a la cirugía descubrieron un bebé en el vientre de mi madre… calcularon que tendría unos tres meses de vida. Cosas de la Providencia Divina. Sin embargo el diagnóstico que dieron a mis padres era que ese embarazo debería interrumpirse por el cáncer muy avanzado. Que no daban ninguna esperanza al niño por nacer», les dijeron.

«Mamá y papá no podían aceptar la decisión que los doctores daban por segura. Se refugiaron entonces en la oración rezando el Santo Rosario, rogando la intercesión de la Santísima Virgen María, esperando que se cumpliera la voluntad de Dios y no la sentencia de los doctores. A pesar del diagnóstico (cáncer), mi mamá siguió con el embarazo entre internaciones en el hospital, absoluto reposo y el sangrado que no cesaba ni un solo día».

«Recién iniciado el quinto mes de gestación nuevamente fue internada de urgencia. Mi madre llegaba con riesgo de vida dijeron los médicos y se aprestaron para sacar al bebé. Sin embargo la Santísima Virgen María intervino con su poder maternal. La ecografía previa a la intervención recién llegaba a manos de los doctores en la sala de procedimientos quirúrgicos y allí pudieron observar que el cáncer envolvía por completo el útero, pero el bebé se encontraba en perfectas condiciones. También mi madre ya consciente se sintió lo suficientemente fuerte como para decir a los médicos que no habría cirugía».

«Mis padres continuaron rezando a diario el rosario en casa con todos sus hijos y también en la Iglesia, cuando asistían a misa. Así, a los siete meses y veinte días salí del vientre de mi madre pesando 3 kilos y 800 gramos, el 4 de marzo de 1985».

Salvado para dar su vida por el Hijo Unigénito de Dios

«Al nacer mi papá me envolvió en una mantita y me llevó a la iglesia. Postrándose frente al Santísimo sacramento, me puso ante el altar, alabando, glorificando y agradeciendo a Dios por este séptimo hijo varón que Él le regalaba. Rezando también el Santo Rosario, rogaba por la salud de mi mamá que seguía internada, también por la mía».

«Desde mi nacimiento acompañé todas las noches a mi papá en su Hora Santa; era su compañero fiel en su visita al Santísimo y me dormía bajo el Altar, donde me colocaba, con el sonido de las interminables Ave Marías que él recitaba confiado en que Dios sanaría a mamá».

Tras dos años de continua Hora Santa y por la poderosa intercesión de la Santísima Virgen María, el cáncer desapareció milagrosamente.

Sucesivos encuentros con la Virgen

«A mis seis años sufrí un accidente de tránsito y quedé en coma durante un mes y 11 días, en terapia intensiva, a consecuencia del traumatismo encéfalo craneano. En esos días estando mamá conmigo en el hospital, fue visitada por un grupo de oración, devotos de María Reina de la Paz. Le regalaron una estampita que contenía la imagen de la Virgen y una oración. Llegó papá y por inspiración divina rezaron juntos el Santo Rosario pidiendo la intercesión de Nuestra Madre, por mi recuperación, si era la voluntad de Dios. Milagrosamente desperté del coma completamente sano y sin secuela alguna».

«A mis dieciséis años tras la muerte de papá caí en una profunda depresión y empecé a refugiarme en los vicios. Fue un período oscuro de mi vida. Abandoné mi hogar, dejando de lado a mi madre, hermanos y toda mi formación espiritual. Mi madre con el grupo de orantes de María Reina de la Paz oraron por mi recuperación. Fueron ellos quienes me recogieron de la calle donde vivía como mendigo y viendo el peligro en que me encontraba me llevaron hasta el obispado. Allí Monseñor Rogelio Livieres (por quien recibí el sacramento de la Confirmación) me recibió personalmente, dándome en primer lugar su amor paternal que tanto necesitaba y un lugar donde refugiarme…».

Con el apoyo del padre obispo Livieres, el amor orante de su madre y el de sus amigos del grupo de oración María Reina de la Paz, este hombre logró avanzar hasta dar el paso para entregarse por entero a quien dio su vida por él.

El 27 de enero de 2011 Ecar Kleider Rolón Paredes fue ordenado sacerdote en la Diócesis de Ciudad del Este (Paraguay).