Nueva estrategia pepera: un condón, un voto

Sinceramente lamento que el protagonista de este post sea el alcalde de mi pueblo, pero les aseguro que no es mi culpa. Y sí, digo pueblo porque aunque Getafe sea considerada como ciudad dormitirio, en realidad es el “pueblo” más “pueblo” de las ciudades dormitorios de Madrid.

De allí salí hace ya tres décadas, cuando tenía 16 años de edad, pero siempre seré getafense aunque ya también me siento oscense. Por otra parte, para la historia queda que el fundador de la agrupación de Protección Civil getafense fue mi señor padre.

Getafe era una de esas localidades del sur de la comunidad madrileña que parecían destinadas a ser gobernadas siempre por la izquierda, ya fuera el PSOE con mayoría absoluta o apoyado por Izquierda Unida. Por eso me resultó sorprendente que el PP lograra arrebatar la alcaldía a socialistas y comunistas. Pronto vi que el alcalde, Juan Soler, no solo no tenía nada que envidiar a los izquierdosos en lo peor de ellos, sino que les superaba sin disimulo.

Soler se ha caracterizado por apoyar el “matrimonio” homosexual -es aquello de que la cabra tira al monte-, por meterse con uno de los pocos obispos que hablan claro de la homosexualidad, y por preferir el socialismo masón de Rubalcaba al socialismo masón de Zapatero.

Pero se ve que no le basta y ha querido dar la nota dedicándose a repartir condones para ganarse el voto en las próximas elecciones municipales de finales de este mes.

Dada la capacidad del PP de no cumplir ni una sola de sus promesas electorales, yo recomendaría a los que piensan pecar haciendo uso del condón de Soler que miraran bien, no vaya a ser que esté agujereado.

También recomendaría a los católicos practicantes y de derechas del pueblo que hicieran el favor de no apoyar a semejante sujeto, pero me huelo que es como pedir peras al olmo. 

Es de suponer, ¡qué menos!, que los obispos getafenses están a punto de emitir un comunicado negando la entrada de Soler y sus compañeros del PP en parroquias y propiedades eclesiásticas dependientes del obispado. Sinceramente no me gustaría ver a don Juan repartiendo condones en la explanada del Cerro de los Ángeles.

Por último, hay todavía quien parece empeñado en defender la idea de que hay un PP bueno y un PP malo. No, señores, no. Si alguien bueno quedara en el PP, a estas alturas ya se habría largado corriendo del partido de Cifuentes, Monago, Villalobos, Rajoy, etc. Llega un momento en que la ingenuidad y el buenismo dan paso a la necedad y la complicidad con el mal. Y no es aconsejable colaborar, ni poco ni mucho, con una estructura de pecado como la que tiene su sede central en la madrileña calle de Génova.

 

Luis Fernando Pérez Bustamante