Peregrinación de la diócesis de Toledo a Roma

«Es una gracia muy grande poder volver a celebrar una misa mozárabe en el corazón de la Iglesia»

 

Ayer daba comienzo la peregrinación diocesana a Roma encabezada por el arzobispo, Braulio Rodríguez Plaza, y su obispo auxiliar, Ángel Fernández. Son alrededor de 300 peregrinos los que celebrarán en la tarde de hoy la misa en rito hispano-mozárabe en la Basílica de San Pedro del Vaticano. Emilio Palomo Guío es párroco de la localidad toledana Yepes y vicario episcopal de La Mancha. Es uno de los sacerdotes que forman el Consejo Episcopal y que acompañará a todos los peregrinos durante estos próximos días por tierras de Italia.

16/05/15 11:27 AM


(Abc/Infocatólica) El diario Abc entrevista al P. Emilio Palomo:

-¿Cuál es la motivación principal de esta peregrinación?

-Se enmarca en la necesidad de vivir la comunión con toda la Iglesia. En esta ocasión el arzobispo ha querido que la diócesis peregrine a Roma. La peregrinación se encuentra enmarcada en ese contexto: sentirnos en comunión con la Iglesia Universal. Las grandes peregrinaciones son a Tierra Santa, a Roma y a Santiago. Por otro lado, en Evangelii Gaudium se insiste en el valor de las mismas. Una peregrinación a nivel diocesano es una cosa preciosa, un momento de gracia muy especial.

-¿Se trata, por tanto, de acto evangelizador?

-Cualquier peregrinación en sí mismo es evangelización porque es salir de nosotros, de nuestro hábitat, de nuestra realidad más conocida. Es evangelizadora por lo que supone: no solo de salir sino de ir hacia alguien, ir al encuentro de Jesucristo, del Vicario de Jesucristo, del Sucesor de Pedro. Pienso que toda peregrinación nos hace mirar hacia el cielo. Nos hace salir de nosotros para mirar hacia lo alto y de hecho ese es el lema de este año, del curso pastoral en nuestra archidiócesis: Levantad los ojos. Creo que peregrinar a Roma es levantar los ojos y además hacerlo en la fiesta de la Ascensión del Señor.

-¿Cuál es el acto central de esta peregrinación diocesana?

-El acto central es, sin duda, la misa en rito hispano-mozárabe en la basílica de San Pedro que tendrá lugar esta tarde. La misa de la Ascensión del Señor en el rito hispano-mozárabe es un momento muy especial. Será presidida por nuestro arzobispo y concelebrada por varios cardenales, junto con un nutrido grupo de arzobispos y obispos; sin olvidar a los muchos sacerdotes que también se unirán para esta ocasión, no sólo del Colegio Español sino también de otros colegios y realidades. Celebrar la misa es vivir la comunión con Cristo y vivir la comunión con el cielo y la tierra. Pero además hacerlo en el rito hispano-mozárabe nos hace sentir la comunión con nuestra historia, la historia de nuestra fe, de nuestra archidiócesis por medio de ese rito tan español, tan hispano.

-Ya han sido varias ocasiones en las que la misa mozárabe se ha celebrado en la Basílica de San Pedro.

-Efectivamente. Esta celebración nos evocará otros momentos vividos en ese mismo lugar, por ejemplo cuando en pleno Concilio Vaticano II se celebró la misa en este venerable rito o cuando en 1992 el papa Juan Pablo II celebró la misa en rito mozárabe en el mismo lugar que nosotros celebraremos. Es una gracia muy grande poder volver a celebrar una misa mozárabe en el corazón de la Iglesia Católica. El Papa Francisco es conocedor de estos hechos y creemos que podremos saludarle al finalizar la Eucaristía, prevista para las 3 de la tarde.

-En la agenda de mañana domingo está previsto celebrar las vísperas bautismales en la basílica de San Juan de Letrán, ¿cuál es la razón?

-El hecho de ir a Roma también significa ir a la fuente de nuestra fe y precisamente en la pila bautismal es donde nacemos a esta fe. Se trata de rezar el domingo por la tarde las vísperas bautismales. No debemos olvidar que la basílica de San Juan de Letrán es la catedral del Papa; la madre y cabeza de todas las iglesias de Roma y del mundo entero. Por eso hemos hecho las gestiones para poder tener esa liturgia del próximo domingo por la tarde.

-Además, se han elegido las ciudades de Orvieto y Asís para completar el itinerario de los peregrinos. ¿Qué celebrarán en estos lugares?

-La ciudad de Orvieto es muy importante en la historia de la Iglesia por el milagro eucarístico que tuvo lugar en 1264. En pleno siglo XIII, el Padre Pedro de Praga tuvo dudas de fe en relación a la presencia de Cristo en la Eucaristía y la historia cuenta que fue a rezar ante la tumba de San Pedro para pedir que no dudara. Y se cuenta que al regreso de Roma, en la basílica de Santa Cristina, en Bolsena pudo comprobar que mientras celebraba la misa emanaban gotas de sangre de la Hostia Consagrada que empaparon el corporal que desde entonces se conserva en la catedral de Orvieto. Esta es la motivación de elegir Orvieto, ya que Toledo, en vísperas de la celebración del Corpus Christi, peregrina a Orvieto. Es una referencia del amor a la Eucaristía y para nosotros decir Toledo es hablar del amor a la Eucaristía y al Corpus Christi por todo lo que significa. Y en Asís queremos vivir, de manera especial, el Año de la Vida Consagrada ante las reliquias de San Francisco de Asís. Nosotros, en España, también estamos celebrando el Año de Santa Teresa de Jesús y allí pediremos por todos los consagrados.

-El culmen de la peregrinación será participar en la Audiencia General del próximo miércoles en la plaza de San Pedro junto al Papa Francisco.

-Allí entregaremos al Santo Padre los 590 dibujos y las cartas que los niños de Primera Comunión han realizado. Es precioso ver cómo los propios niños se pintan al lado del Papa. También queremos entregarle esas recetas que un grupo de madres han preparado para rezar en familia, el «Family Chef». Y también le haremos entrega de un manual con oraciones del rito hispano-mozárabe, una nueva publicación que se acaba de preparar en nuestra diócesis. Le llevamos lo nuestro: nuestras familias que rezan por él, nuestros niños y nuestra historia y, sin duda, también el cariño de toda la archidiócesis.

-Por último, ¿qué aportará este evento a la iglesia diocesana de Toledo?

-Esta peregrinación está enmarcada por ese momento de la liturgia mozárabe tan precioso que es cuando el que preside, vuelto hacia el pueblo, dice: «Sancta sanctis», es decir lo santo para los santos. Esta expresión refleja lo que buscamos y lo que queremos: Nuestro Señor Jesucristo.