Hablemos sobre la escuela privada concertada de ideario católico

 

Desconozco si cuando se implantó el modelo de la escuela concertada en España, allá por los ochenta y bajo los gobiernos de Felipe González, la gente era consciente de lo que estaba aconteciendo. No lo sé sencillamente porque yo no había nacido. A grandes rasgos, la enorme ventaja de este modelo es que permite a los padres que así quieren llevar a sus hijos a una escuela privada de ideario católico, sin tener por ello que desembolsar una gran suma de dinero. Este modelo acerca la educación a todas las capas de la sociedad, si bien se podría hacer esto mismo de forma más práctica mediante un cheque escolar y el fortalecimiento paralelo de lo público, sobre todo en lo que a enseñanza obligatoria se refiere.

Por otro lado, la gran desventaja de la escuela católica privada y concertada es que el ideario en el que se sustentan muchos colegios es papel mojado. Valga el siguiente ejemplo sobre la enseñanza de la religión católica (ERE) en la escuela concertada:

Para ser profesor o maestro de religión se solicita primero el serlo, obvio. Lo que ya no es tan normal, es que en el currículo del aspirante haya de quedar reflejada, sine qua non, una declaración eclesiástica de competencia académica o de idoneidad para impartir la enseñanza religiosa. En la práctica, sacarse este título expedido por la CEE no significa que el poseedor del mismo esté realmente capacitado para dar clase de religión. Nota de ello es que existen profesores de religión contratados que sin ser anticlericales, bien podrían contradecir con su estilo de vida la mayoría de las enseñanzas del catecismo. Es decir, se contrata a veces por puro amiguismo o nepotismo más que por méritos. La asignatura de religión no se lo merece. También es denunciable la cantidad de docentes que se sacan la DECA sólo para trabajar en un colegio, sin importarles lo más mínimo quién fue Jesús de Nazaret y hasta qué punto su figura cimienta nuestra historia.

Escribo sólo de la situación de la enseñanza religiosa en la escuela privada concertada, porque en la pública, imagino, que el obispado correspondiente tomará las medidas conducentes a que sus profesores de religión cumplan con una serie de requisitos; como por ejemplo el de que sean personas católicas comprometidas con su parroquia y que vivan su fe de acuerdo a lo que manda el catecismo de la Iglesia Católica.

Como si de una reminiscencia más del franquismo se tratase, hay muchas escuelas concertadas en nuestro país; colegios privados que gozan de un concierto con el Estado y que se agrupan, muchas de ellas, en torno a la asociación de Escuelas Católicas. No entiendo por qué se denomina así a algo que sencillamente ha dejado de serlo. Me recuerda un poco al caso del sindicalismo, más muerto que vivo por no querer desprenderse de estructuras antiguas y heredadas. El futuro de la escuela católica en España pasa por un compromiso real entre familias e Iglesia. Sobran escuelas católicas, dicha denominación debería depender de la diócesis, como pasa por ejemplo con las universidades católicas. Algunos se toman al pie de la letra el significado de la palabra “católico”.

Es ya notorio el descenso en miembros de la mayoría de las congragaciones e institutos religiosos, también en los que han tenido y poseen carismas relacionados históricamente con la educación y la docencia. No se merecen algunos santos lo que está pasando con nuestra educación, tampoco muchas familias. Por supuesto, los que menos se merecen ser engañados son los alumnos. Más de algún colegio se ha constituido en fundación para mantener una titularidad que ya no puede ser ejercida por el instituto religioso en cuestión.

Con la excusa de mantener el concierto a toda costa, desde las escuelas católicas no se dio batalla alguna cuando el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero implantó la asignatura de educación para la ciudadanía. Tampoco la ha habido cuando la LOMCE de Wert, peor que su antecesora, ha perjudicado aún más si cabe a la enseñanza de la religión en las aulas de nuestro país. Enseñanza que viene amparada por nuestra carta magna. Por no hablar de la situación de estas escuelas en Cataluña, donde con tal de que se imparta todo en catalán la Generalitat concierta lo que en otras CCAA se ve como un imposible para muchas familias. Si no, que me expliquen por qué en algunas CCAA se concierta a las escuelas de Fomento mientras que en otras se antoja como una utopía, para desgracia del sufrido contribuyente que paga sus impuestos, sea católico o no, lleve a sus hijos a la pública o a la privada.

Lo único que intento denunciar con este artículo es la hipocresía y el relativismo que se extiende en muchas de nuestras escuelas católicas, que funcionan como si fuesen instituciones ancladas, dando por hecho que mientras el Estado asuma las nóminas del profesorado lo demás es menos importante. Gracias a Dios, la inmensa mayoría de los profesores son gente más que competente y capacitada, ellos se merecen el mayor de los elogios por parte de todos nosotros. Pero este artículo no va contra los docentes. Lo que quiero manifestar es la poca fe de algunos religiosos y religiosas que mantienen la titularidad de estos centros y sobre todo su incoherencia entre lo que piensan y lo que hacen. Todo esto se traduce en los pocos frutos que se obtienen a pesar de la cantidad de alumnos que pasan por las aulas de escuelas católicas anualmente.

Ojalá que en el futuro la escuela católica siga siéndolo, como ya pasa en algunos centros de nuestra geografía. Y también esperemos que las familias tomen más la iniciativa, como ya ocurre también en muchos colegios, fundaciones y asociaciones. Defender la enseñanza de la religión en la escuela pública, mientras en la escuela católica ésta a veces no es debidamente impartida es un auténtico sinsentido y pecado. Es una obligación transmitir la fe a los hijos y hacerlo bien.

A saber:

ERE: enseñanza religiosa escolar. Nótese la diferencia entre Infantil y Primaria por un lado, y Secundaria por otro. Ésta última daría para más artículos.

LOE: Ley Orgánica de Educación (2006)

LOMCE: Ley Orgánica para la mejora de la calidad educativa (2013). Modifica parcialmente la LOE y la LODE

DECA: Declaración Eclesiástica de Competencia Académica. Es una habilitación expedida por la Conferencia Episcopal Española a maestros de Educación Primaria e Infantil que deseen impartir la asignatura de religión. Hay que cursar unas asignaturas o curso.

 

Borja Hernáez Hernández