Las divisiones de octubre fueron todas occidentales

Cardenal Sarah sobre el Sínodo: «En África estamos firmes porque hay mucha gente que por la fe ha perdido la vida»

 

Durante la presentación en el Pontificio Instituto Juan Pablo II la colección de libros «Famiglia, Lavori in corso» de la Editorial Cantagalli, el cardenal Robert Sarah mantuvo un coloquio con los asistentes, respondiendo a sus preguntas. En relación al pasado sínodo, el prelado aseguró que las divisiones que se vieron en octubre «son todas occidentales. En África estamos firmes, porque en nuestro continente hay mucha gente que por la fe ha perdido la vida».

23/05/15 8:19 AM


(InfoCatólica) El cardenal aseguró que «hoy la Iglesia debe combatir contra corriente, con valentía y esperanza sin tener miedo de levantar la voz para denunciar los engaños y la manipulación y los falsos profetas. En dos mil años la Iglesia ha afrontado muchísimos vientos contrarios, pero con la ayuda del Espíritu Santo su voz siempre se ha hecho oír».

«Como dijo Ratzinger», indicó, «un derecho que no se basa sobre la moral se convierte en injusticia. Por eso es necesario tener presente el contexto de la secularización en que vivimos. El alejamiento de sectores enteros de la sociedad moderna del cristianismo ha ido de la mano con la ignorancia y el rechazo de su doctrina e identidad cultural».

Sobre la descripción del Papa Francisco de la Iglesia como un hospital de campaña, comentó:

«Dice una cosa profunda: debemos anunciar la belleza del cristianismo porque el hombre está gravemente herido. En un hospital de campaña, procuras cerrar las heridas lo antes posible, para que las personas no mueran. Después en un segundo momento pensarás al factor estético. El hombre tiene necesidad de amor, y es esta nuestra tarea, llevarlo al único objetivo que da sentido a nuestra existencia».

Pensamiento dominante e imagen falsa de la Iglesia

Para el cardenal, «la Iglesia debe vigilar para contraponerse a la pérdida de los valores cristianos. Los medios de comunicación social contribuyen a denigrar la posición de la Iglesia, a mostrarla bajo una falsa luz, o en el mejor de los casos a permanecer en silencio. El pensamiento dominante busca sin descanso presentar la idea de una Iglesia retrasada y medieval, que habría rechazado adaptarse a la evolución del mundo, hostil a los descubrimientos científicos».

La clave de lo debatido en el Sínodo

En el pasado sínodo, aseguró el purpurado, «fue claro que el verdadero punto esencial no era y no es sólo la cuestión de los divorciados vueltos a casar», sino más bien «si la doctrina de la Iglesia se deba considerar un ideal inalcanzable, irrealizable y necesitada por tanto de una adaptación que la rebaje para ser propuesta a la sociedad contemporánea. Si las cosas están así, se impone necesariamente una clarificación: si el Evangelio es una buena noticia para el hombre o una carga inútil que ya no se puede proponer».

Y añadió:

«La misión de la Iglesia es anunciar la doctrina cristiana y la verdad del amor conyugal, llevando al hombre a su verdadera realización».

No se pueden usar las palabras que usa el mundo

El cardenal Sarah advirtió que está claro «que es muy equivocado que la Iglesia se permita usar las palabras que usan en las Naciones Unidas. Tenemos un vocabulario para expresar lo que creemos. Si la Eucaristía es sólo una comida, podemos dar la comunión también a los divorciados que contradicen la alianza. El hecho es que somos imprecisos al usar palabras cristianas como ‘misericordia’. Sin explicar de qué se trata, engañamos a la gente. La misericordia cierra los ojos para no ver el pecado, el Señor está dispuesto a perdonar pero si volvemos, si nos arrepentimos de nuestros pecados. Pienso que debemos medir las palabras que usamos, porque la gente cree que habrá un cambio, una revolución, y debemos probar que no hay una revolución, no puede haberla, porque la doctrina no pertenece a alguno, pertenece a Cristo, a la Iglesia».

Profanan voluntariamente el Cuerpo de Cristo

Cristo ha sido y es misericordioso, pero no se puede interpretar su palabra sobre el matrimonio y el adulterio de modo diverso, pues «es un pecado, y el pecador, sin arrepentimiento, no puede acercarse al cuerpo de Cristo. Si algunos países lo hacen ya, insultan a Cristo, es una profanación de su cuerpo. Con más culpables porque lo hacen de manera pensada, querida».

Y sobre el papel de los obispos, dijo que «si nosotros reencontramos nuestra fe, si nosotros encontramos una doctrina firme, estoy seguro de que el pueblo de Dios nos seguirá, aunque sea con dificultad».

Y aañdió:

«Yo pienso que es más valiente estar con Cristo en la cruz, ser fiel a su palabra: no es fácil vivir el Evangelio. Es fácil ir a las periferias… ¿pero con quién vamos? Si no llevamos a Cristo, ¡no llevamos nada! Pienso que el coraje más fuerte es permanecer cristianos, como hacen tantos cristianos que mueren en Pakistán, Medio Oriente, África. No quiere decir que no debemos salir para llevar el Evangelio. Pero la valentía para nosotros hoy es ir contracorriente, porque el mundo ya no soporta el Evangelio».

Martirio

El cardenal advirtó que el martirio «no es sólo físico»….«debemos ser cada vez más claros para expresar nuestra fe con respeto, con valentía, como han hecho quienes nos precedieron». Y lamentó que hoy «se tiene la impresión de que la gente habla según sopla el viento. Debemos seguir a Cristo, su Evangelio».

Papa y Curia

El cardenal denunció que «muchas veces también los periodistas oponen al Papa con la Curia, lo que es falso. Pero ahora ya la gente piensa que nos hemos opuesto, y piensan que el Santo Padre ha dicho que está a favor de la comunión a los divorciados, y en cambio esta es sólo una interpretación de sus palabras».

Y concluyó preguntando:

«La crisis de fe es el núcleo de la dificultad de la Iglesia. ¿Hemos encontrado de verdad a Cristo? ¿Ha cambiado Cristo nuestra vida? Y luego, está la crisis sacerdotal. Los sacerdotes son ipse Christus, y esto es verdad. ¿Pero somos conscientes de ser Christus?»