Breves reflexiones (I)

No todo va a ser escribir largos posts sobre cada tema a tratar. De vez en cuando uso las redes sociales para compartir ideas, reflexiones, impresiones, etc.

He aquí algunas:

Cuando la Iglesia se deja atrapar por el espíritu pelagiano de temas como “Imagine” de John Lenon y “We are the world", tiende a hacer el ridículo. Y no solo es que haga el ridículo. Es que cae en la más absoluta esterilidad.

Primero se forma mal al pueblo de Dios y luego se apela al sensus fidei para justificar herejías. Lo siento, no cuela.

Cuidar la creación es cosa de sentido común. Hacerle el juego al lobby ecológico-izquierdoso es otra cosa.

La Iglesia debería responder a estas preguntas: ¿Reconocería San Juan Bosco, San Ignacio, Santo Domingo, etc, sus órdenes religiosas hoy?

Por mucho que sean actividades muy respetables, si yo me dedicara a escribir el 90% de mis posts sobre fútbol y el cultivo de bonsais, no podría ser el director de InfoCatólica. De igual manera, los religiosos de clausura no pueden dedicarse a actividades que no son propias de ese carisma. Puro sentido común.

Reformar radicalmente e incluso cerrar algunas órdenes religiosas no es dejar de lado a a sus fundadores. Es rescatarlas de quienes les han traicionado y secuestrado.

A un católico de hoy le hablas de “la eficacia intrínseca de la gracia” y te mira como si le estuvieras hablando de física cuántica.

¿De verdad alguien cree que quien pisotea la moral cristiana, tiene moral para no cometer todo tipo de males? Pues va a ser que no.

Fuentes solventes aseguran que aumenta la euforia entre los protestantes iberoamericanos ante tanto elogio reciente a la teología de la liberación.

Todos, especialmente los pastores, debemos oler a oveja. Pero no a cualquier oveja. Concretamente debemos oler a cordero. Al Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.

¿Eres pecador como yo? Pues has de saber una cosa: Valemos tanto como la Sangre de Cristo.

Que Dios no salve a ni uno solo de los ángeles caídos y se encarne para salvar a los hombres, … dice mucho del amor que tiene Dios por los hombres.

¿Os imagináis que nuestra salvación tuviera que depender sobre todo de nuestra buena voluntad y capacidad de obrar el bien? Ni uno salvado. Menos mal que dijo Cristo: «Es imposible para los hombres, pero Dios lo puede todo». Mt 19,26.

De medio siglo a esta parte, no hay estupidez o moda progre política que no sea abrazada con entusiasmo por determinados eclesiásticos. Quieren convertir la Iglesia en una gran perroflautada pseudo-ecologista chupi-guay-haz el amor y no la guerra.

Hay miriadas y miriadas de bautizados que parece que no han oído jamás hablar de la necesidad de convertirse, que no han oído hablar del poder de la gracia de Dios para transformar el alma. ¿Cómo van a salvarse? ¿Qué estamos haciendo? ¿de qué nueva evangelización estamos hablando? ¿de qué periferias?

La ausencia de la relación imprescindible entre perdón y conversión real es síntoma de solafideísmo. La ausencia de la penitencia en un discurso sobre la vida cristiana es síntoma de luteranismo.

¿Estás seguro de que serías el Lot que podría ser sacado a salvo de la Sodoma y Gomorra en la que vives?

 

Luis Fernando Pérez Bustamante