Al Padre bueno y misericordioso, al Creador del cielo y de la tierra, al Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, al Señor del pasado, del presente y del futuro; el Papa Francisco – en nombre de los hijos del único Dios de judíos, cristianos y musulmanes – pidió por Bosnia y Herzegovina, para que, en paz y armonía, la habiten hombres y mujeres creyentes de distintas religiones, naciones y culturas. Y para que esto mismo también suceda en todos los países del mundo. Con esta oración el Santo Padre concluyó el encuentro ecuménico e interreligioso celebrado la tarde del 6 de junio en el Centro internacional estudiantil franciscano de Sarajevo.

El Obispo de Roma recibió el saludo del Cardenal Arzobispo, Vinko Puljić, quien en su calidad de Presidente del Consejo para el ecumenismo y el diálogo entre las religiones y las culturas de la Conferencia Episcopal de esta nación reafirmó la importancia de la cooperación interreligiosa mediante el diálogo, porque en Bosnia y Herzegovina – dijo – se vive precisamente en la diversidad de la pertenencia religiosa y étnica.

Además, el purpurado afirmó que Dios les ha dado la gracia de nacer en este país y de vivir juntos en esta región, razón por la cual, dijo, “el diálogo no tiene alternativas”, tal como lo enseña la experiencia, sumamente amarga, de la reciente guerra con sus terribles consecuencias. Tanto es así, que aún quedan muchas heridas por curar y la confianza de unos hacia otros por reconquistar.

Tras recordar que este encuentro se llevaba a cabo en la sede de la Provincia franciscana de Bosnia Argentina, en el edificio que el gobierno comunista había confiscado tras la Segunda Guerra mundial, mientras durante la reciente guerra había quedado completamente incendiado, fue restaurado posteriormente gracias a la ayuda de tantas personas, y abierto a los jóvenes y a quienes padecían hambre. Durante los años en que la ciudad estaba asediada – dijo también el Purpurado – “no logramos detener la guerra y  ni siquiera crear una estrategia de paz”. “Lo único que podíamos hacer  – añadió – lo hemos hecho: rezamos e invocamos la paz”.

Refiriéndose al Consejo interreligioso que fundaron en 1997, y que está compuesto por representantes de la Iglesia católica, de la Iglesia Ortodoxa serbia, así como de las Comunidades islámica y judía; explicó que “viviendo juntos, estamos vinculados a aceptar y respetar nuestras diferencias, a aprender los unos de los otros y, a través del diálogo, a encontrar un camino hacia la construcción de la paz, de la convivencia y del respeto recíproco, en la paridad de derechos. “Naturalmente hay mucho por hacer – dijo el Cardenal Puljić – para realizar un verdadero proceso de reconciliación, de perdón y de regreso del espíritu de confianza”.

Por su parte, el representante musulmán, Husein Kavazovic, dirigiéndose al Pontífice lo saludó en nombre de la Comunidad islámica del país manifestando su alegría por el hecho de que haya elegido Bosnia y Herzegovina para realizar su primer viaje en esta parte del mundo, porque su visita es para todos ellos la expresión de su bondad y de sus buenas intenciones que ciertamente los llena de alegría y consuelo.

El Obispo Gregorio, representante ortodoxo, le dijo al Papa que en este encuentro experimentaron gran alegría por el hecho de que visite esta nación en su calidad de Cabeza de la Iglesia hermana y de Obispo de Roma. Por eso le pidió la bendición de la Cátedra de Roma, una de las Iglesias más antiguas y famosas, la de los santos mártires romanos caídos en toda la antigua Roma, y cuya sangre se convirtió en semilla que ha generado a tantos cristianos.

Por último, el representante judío, Jakob Finci, dio la bienvenida al Papa Bergoglio a la ciudad en la que su comunidad vivió en paz y armonía con las demás pertenencias religiosas en los últimos 450 años, con la intención de “querer permanecer aquí – dijo – al menos durante los próximos 450 años”, porque “nosotros – añadió – buscamos y no tenemos una segunda patria”.

(Desde Sarajevo, María Fernanda Bernasconi – RV)