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El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 09 de junio de 2015

La frase del día

"Felices los operadores de paz, porque serán llamados hijos de Dios".
Mateo 5,9

 


El papa Francisco

Santa Marta: Espíritu Santo garantiza nuestra identidad
El papa Francisco nos invita a reforzar la identidad cristiana a lo largo de la vida, para dar testimonio. Y a protejerla de transformarla en una linda idea, de vivir de los mensajes de último momento, y del mundanismo que relativiza

Papa y Santa Sede

El Papa: 'La Iglesia no está ligada a sistema político alguno'
El Santo Padre recibió a los obispos de Puerto Rico al concluir su visita ad limina

Iglesia y Religión

Las Iglesias orientales piden ayuda frente a los radicalismos
Los patriarcas reunidos en Damasco, acusan a la comunidad internacional y a la ONU de negligencia

Cardenal Sistach: "El islam y el cristianismo han de trabajar juntos"
El arzobispo de Barcelona en la cumbre de Florencia organizada por San Egidio y Al-Azhar ha abogado por una auténtica "civilización de la convivencia" que respete las identidades, e invita a “ir a los místicos de cada religión” para interpretar el mensaje

Siria: la primera mezquita del mundo dedicada a la Virgen María
La Madre de Jesús es una figura relevante en la religión islámica

Mundo

Obispos de Venezuela: Violación de los DDHH de Ceballos y presos políticos
Comunicado de la Conferencia Episcopal de Venezuela

El cardenal Urosa lamenta la cita fallida entre Maduro y el Papa
El purpurado recuerda que Francisco ha hecho al menos cuatro pronunciamientos sobre la situación en Venezuela, llamando a “dejar la violencia, buscar el bien común, dialogar y trabajar por la paz”

FAO: el director general reelecto presenta su agenda
El brasileño José Graziano apunta a expandir los programas de protección social y a buscar soluciones agrícolas ante los cambios climáticos

Espiritualidad y oración

Comentario a la liturgia dominical
Domingo 11 del Tiempo Ordinario - Ciclo B - Textos: Ez 17, 22-24; 2 Co 5, 6-10; Mc 4, 26-34

Beato Eduardo Juan María Poppe - 10 de junio
«Pedagogo de la Eucaristía, devoción que difundió por doquier. Creador del Círculo del Catecismo y una Liga de Comunión. Un gran sacerdote que se dejó llevar por esta honda convicción: santificarse para santificar a los demás»  


El papa Francisco


Santa Marta: Espíritu Santo garantiza nuestra identidad
 

El papa Francisco nos invita a reforzar la identidad cristiana a lo largo de la vida, para dar testimonio. Y a protejerla de transformarla en una linda idea, de vivir de los mensajes de último momento, y del mundanismo que relativiza

Por Redacción

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

El papa Francisco en la homilía de este martes, durante la misa cotidiana que ha celebrado en la residencia Santa Marta invitó a proteger la identidad cristiana, permitiendo que el Espíritu Santo nos lleve adelante en la vida. Y puso en guardia del querer transformar el cristianismo en una 'linda idea', del vivir de las novedades y mensajes de último momento, y del riesgo del mundanismo espiritual.

Recordando las palabras de san Pablo a los Corintios, indicó que “para llegar a esta identidad cristiana” Dios “nos ha hecho hacer un largo camino en la historia” hasta el momento que envió a su Hijo. Así también nosotros, indicó, “tenemos que  hacer en la vida un largo camino para que esta identidad sea fuerte”, al punto de “poder dar testimonio”. O sea un camino que va de la ambigüedad a la identidad”.

"Es verdad que está el pecado -prosiguió el Santo Padre- y si nos hace caer tenemos la fuerza del Señor para levantarnos y proseguir con nuestra identidad". Es fundamental, dijo “ser fiel en esta identidad cristiana y dejar que el Espíritu Santo, que es la garantía, el regalo en nuestro corazón, nos lleve adelante en la vida”. Porque no somos personas que van atrás de una filosofía, sino que “estamos unidos y tenemos la garantía del Espíritu Santo”.

Y porque somos pecadores la identidad cristiana “es tentada y las tentaciones vienen siempre” y “la identidad cristiana se puede debilitar”. Iniciando por pasar del testimonio a las ideas, “aguar el testimonio” y hacer del cristianismo una linda idea.

En cambio la identidad cristiana es concreta. Lo leemos en las bienaventuranzas. Si no, pasamos a una religión un poco soft, en el sendero de los agnósticos. Sin olvidar que “la cruz es un escándalo”, y por lo tanto no se puede buscar a Dios “con una espiritualidad un poco etérea”.

Están también “aquellos que siempre tienen necesidad de una novedad en la identidad cristiana” y se han “olvidado que han sido elegidos unidos”, que “tienen la garantía del Espíritu” y buscan. Por ejemplo, “¿dónde están los videntes que nos dirán hoy la carta que la Virgen nos mandará a las 16 horas?”. Y viven de esto.

Otro camino para retroceder en la identidad cristiana, añadió, es el mundanismo. Ampliar tanto la conciencia que allí entra todo. Y la sal pierde el sabor. “Y vemos a comunidades cristianas, también cristianas, que se dicen cristianas, pero no pueden y no saben dar testimonio de Jesucristo”.

“En la historia de la salvación, Dios con su paciencia de Padre, nos ha llevado de la ambigüedad a las certezas, a lo concreto que fue la Encarnación y la muerte redentora de su Hijo. Esta es nuestra identidad”.

San Pablo, añadió el Papa, se afirma en Jesús “hecho hombre y muerto por obediencia”. “Esta es la identidad y allí está el testimonio”. Es una gracia, concluyó, “que debemos pedir al Señor: que siempre nos dé este regalo, este don de una identidad que no intenta adaptarse a las cosas” hasta “perder el sabor de la sal”.

(Texto de la Radio Vaticano, traducido y adaptado por ZENIT)

(HSM)

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Papa y Santa Sede


El Papa: 'La Iglesia no está ligada a sistema político alguno'
 

El Santo Padre recibió a los obispos de Puerto Rico al concluir su visita ad limina

Por Redacción

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

Los obispos de la Conferencia Episcopal de Puerto Rico han sido recibidos este lunes por el papa Francisco al final de su visita ''ad limina''. Durante el encuentro el Santo Padre les entregó su discurso reproducido por el Vatican Information Service, en el cual recuerda que en ese archipiélago del Caribe se fundó una de las tres primeras diócesis que se establecieron en el continente americano y les ha invitado ''a continuar escribiendo esa obra de Dios en sus Iglesias locales, animados por un espíritu de comunión eclesial, procurando que la fe crezca y la luz de la verdad brille también en nuestros días''.
 
''No gasten energías en divisiones y enfrentamientos, sino en construir y colaborar" dijo. Y añadió "que, cuanto más intensa es la comunión, tanto más se favorece la misión". Por ello les invitó a  "tomar distancia de toda ideologización o tendencia política que les puede hacer perder tiempo y el verdadero ardor por el Reino de Dios. La Iglesia, por razón de su misión, no está ligada a sistema político alguno, para poder ser siempre signo y salvaguardia del carácter trascendente de la persona humana''.
 
''El Obispo --prosiguió Francisco-- es modelo para sus sacerdotes y los anima a buscar siempre la renovación espiritual y a redescubrir la alegría de apacentar su grey dentro de la gran familia de la Iglesia. Ante el próximo Jubileo de la Misericordia, recuerden primero ustedes y luego los sacerdotes el servicio de ser fieles servidores del perdón de Dios, sobre todo en el sacramento de la Reconciliación, que permite experimentar en carne propia el amor de Dios y ofrecer a cada penitente la fuente de la verdadera paz interior''.
 
Refiriéndose a la tarea de los laicos, el Papa recuerda a los obispos que ''facilitar a los fieles la vida sacramental y ofrecerles una adecuada formación permanente hace posible que también éstos puedan cumplir su propia misión '' y manifiesta el deseo de que animados por el ejemplo de insignes laicos ''como el beato Carlos Manuel Rodríguez Santiago, modelo de entrega y servicio apostólico, o el venerable maestro Rafael Cordero y Molina, sigan avanzando por el camino de una gozosa adhesión al Evangelio, profundizando en la Doctrina Social de la Iglesia y participando lúcida y serenamente en los debates públicos que atañen a la sociedad en la que viven.
 
Entre las iniciativas que es necesario consolidar cada vez más está la pastoral familiar, indicó el Pontífice, ''ante los graves problemas sociales que la aquejan: la difícil situación económica, la emigración, la violencia doméstica, la desocupación, el narcotráfico, la corrupción. Son realidades que generan preocupación. Permítanme llamar su atención sobre el valor y la belleza del matrimonio.... Las diferencias entre hombre y mujer no son para la contraposición o subordinación, sino para la comunión y la generación, siempre a ''imagen y semejanza'' de Dios. Sin la mutua entrega, ninguno de los dos puede siquiera comprenderse en profundidad El sacramento del matrimonio es signo del amor de Dios por la humanidad y de la entrega de Cristo por su Esposa, la Iglesia. Cuiden este tesoro, uno de los ''más importantes de los pueblos latinoamericanos y caribeños''.

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Iglesia y Religión


Las Iglesias orientales piden ayuda frente a los radicalismos
 

Los patriarcas reunidos en Damasco, acusan a la comunidad internacional y a la ONU de negligencia

Por Redacción

Madrid, (ZENIT.org)

Los patriarcas de varias Iglesias cristianas orientales se han reunido este lunes en Damasco para enviar un mensaje de paz e instar a la reconciliación en Oriente Medio.

Al encuentro, que se ha celebrado en la catedral de San Antonio, han asistido los patriarcas de Antioquía y de todo el Oriente: el griego-ortodoxo, su beatitud Yuhana al Yazigi; el griego-católico, su beatitud Gregorio III Laham; el siriaco-ortodoxo, su beatitud Ignatius Efrem II Karim, y el siriaco-católico, su beatitud Ignatius Joseph III Yunan.

También han estado presentes la máxima autoridad religiosa maronita, el cardenal Bechara Butros Rai, así como el nuncio apostólico, Mons. Mario Zenari.

En el comunicado final, los patriarcas han afirmado su “compromiso con la unidad de Siria y el derecho de su pueblo a vivir en seguridad, libertad y dignidad” y han llamado “al mundo a trabajar en serio para encontrar una solución política a la guerra en Siria, una solución que garantice la paz y el regreso de los secuestrados y los desplazados y el derecho del pueblo sirio a decidir su destino con una libertad total”.

Además, han señalado que el aumento del radicalismo islámico debe ser combatido a través de la enseñanza de “una cultura de tolerancia, paz y libertad de credo”.

“Hacemos un llamamiento a todas las personas que reivindican tener un interés en nuestro destino para que nos ayuden a continuar”, han destacado en su exhortación a la comunidad internacional. “Pedimos que asuman su responsabilidad y detengan las guerras en nuestra tierra”, han insistido.

“Somos personas originarias de esta tierra, profundamente arraigadas a este suelo que fue regado con el sudor de la frente de nuestros padres y abuelos y aseguramos que ahora, más que nunca, nos quedaremos aquí”, han concluido.

Por su parte, su Al Yazigi ha destacado que esta reunión es “un mensaje de verdad al pueblo del Levante y al resto del mundo” y que supone un llamamiento a la paz y la reconciliación a la luz de los acontecimientos que tienen lugar en este país.

El patriarca griego-ortodoxo ha acusado también a la comunidad internacional y a la ONU de “negligencia” a la hora de tratar “las heridas sangrantes” en Siria, Líbano, Irak, Egipto, Yemen, Libia y Palestina.

Al Yazigi ha lamentado que los cristianos y otros grupos, tanto minoritarios como mayoritarios, estén pagando “el precio del desplazamiento, el terrorismo y la mentalidad takfiri (musulmana radical)” en todos esos países.

“Pese a todas las circunstancias que han obligado a nuestros hijos a abandonar su patria y pese a las dificultades y miserias actuales, decimos y repetimos que la patria es nuestra identidad, y viceversa”, ha indicado.

En Siria, los cristianos suponían el 10 por ciento de la población antes del inicio del conflicto, en marzo de 2011.

Al igual que muchos de sus compatriotas de otras confesiones religiosas, muchos de ellos han huido del país por la guerra y más recientemente ante la creciente amenaza del autoproclamado Califato islámico.

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Cardenal Sistach: "El islam y el cristianismo han de trabajar juntos"
 

El arzobispo de Barcelona en la cumbre de Florencia organizada por San Egidio y Al-Azhar ha abogado por una auténtica "civilización de la convivencia" que respete las identidades, e invita a “ir a los místicos de cada religión” para interpretar el mensaje

Por Iván de Vargas

Madrid, (ZENIT.org)

El arzobispo de Barcelona, cardenal Lluís Martínez Sistach, ha participado este martes por la mañana en una conferencia internacional, organizada en la ciudad italiana de Florencia por la Comunidad de San Egidio y la Universidad de Al-Azhar, que promueve la cooperación internacional para favorecer unas buenas relaciones entre Oriente y Occidente.

Junto al purpurado español, han intervenido el profesor Oliver Roy; el expresidente de la República de Sudán, Abdel Rahman Siwar Al-Dahab, y el gran mufti de Dubai, Ahmed Abdelaziz Al Haddad. En su discurso, titulado “Convivir en un mundo global”, el cardenal Martínez Sistach ha propuesto algunas pistas sobre como deben ser “las relaciones entre el cristianismo y el islam”.

En primer lugar, ha invitado a retornar “a las fuentes, a los textos inspirados por Dios, a los textos fundacionales, que son norma y contenido fundante y fundamental de nuestras creencias”. En una palabra, ha añadido, “ir a los místicos de cada religión”. “Los místicos son los más valiosos intérpretes del sentido de cada creencia y de cada una de las tradiciones religiosas, porque ellos las miran desde su profundo sentido y su experiencia de Dios”, ha explicado.

En esta línea, el arzobispo de Barcelona ha señalado que “los teólogos musulmanes tienen la tarea de reinterpretar el Corán desde el contexto cultural actual”. A su modo de ver, “se pueden distinguir tres tipos de islam: el islam identitario, el islam político y el islam espiritual”. 

Actualmente, a través de los acontecimientos internacionales, “aparece sobre todo el islam político, es un islam de ruptura, de oposición a Occidente y con una voluntad de organizar desde la religión la vida de la sociedad en su totalidad. O eres musulmán, o eres un infiel”, ha afirmado.

Por su parte, “el islam identitario se manifiesta como una voluntad de mantener la propia cultura frente a la fuerza niveladora de la globalización”.

Finalmente, hay el islam espiritual: “Son hombres y mujeres que quieren vivir su religión, pero que están contentos de vivir en Europa. No quieren invadir nada, sino que aspiran a vivir en paz su fe y en paz con los cristianos o los fieles de otras religiones. Un mundo de paz, en el que podamos vivir juntos en la diversidad. Demandan tener sus imanes, sus mezquitas, y su demanda es razonable”.

Para el purpurado, una segunda pista sería que “las creencias se esfuercen en explicarse”. “La Iglesia católica somos una institución que tenemos una cabeza, el Papa. Y podemos decir que cuando el Papa habla lo hace en nombre o para todos los católico-romanos”, ha apuntado.

“En el islam --ha proseguido-- la gran dificultad es que no hay una autoridad interpretadora oficial y vinculante. Cada musulmán es responsable de sus actos delante de Dios y los imanes actúan más bien como consejeros”. Por eso, “no podemos hablar de un solo islam, sino de muchos islam. Hay muchas corrientes y muchas formas de entender y de vivir el islam”.

Después de los atentados de París, ha recordado, “muchos imanes han hecho una llamada a la paz y han abierto las puertas de las mezquitas para hablar y encontrarse con la gente”. “La clave es que nos podamos conocer”, ha subrayado. Una manera para “hacer caer los prejuicios” es emprender acciones conjuntas. “Hay muchas cuestiones a nivel local, pero también internacional que nos preocupan a las dos comunidades y que pueden reflexionarlas y trabajarlas unidas”, ha insistido.

A continuación, el cardenal arzobispo ha exhortado a “crear una tradición de convivencia”. Para conseguir este propósito, ha enfatizado, “es absolutamente necesario que en cada país del mundo se respeten los derechos fundamentales de la persona humana y, especialmente el derecho a la libertad religiosa”.

“Me parece que una de las prioridades de este momento es hacer posible una verdadera civilización de la convivencia”, ha asegurado. En este sentido, “el papel de Europa es fundamental. Porque ella misma es una comunidad humana plural, y porque a través del Mediterráneo ha heredado unos antiguos intercambios con los otros dos mundos presentes en las riberas de este mar, África y Asia”.

“Respetar las identidades --ha dicho-- indica una nueva vivencia del camino de la fraternidad interreligiosa”. Y para conseguir un auténtico diálogo “se requiere que los dialogantes tengan conciencia de su propia identidad. Si uno de los dos no conoce sus raíces y no conoce ni valora su identidad, es fácil que se den por parte de éste dos posibles reacciones: o acoger todo lo nuevo que ofrece el otro dialogante sin integrarlo en su propia identidad o bien rechazarlo todo que es una actitud de xenofobia”.

“La convivencia entre personas de diversas culturas no puede subestimar las creencias religiosas y los valores que se desprenden de esas creencias. Por esto en nuestro mundo, marcado por el fenómeno de la movilidad humana, el diálogo interreligioso es cada día más necesario también para facilitar la convivencia auténtica”, ha destacado.

Por último, Mons. Martínez Sistach ha recomendado “ayudar a las autoridades civiles en la gestión del pluralismo religioso de nuestras sociedades”. En su opinión, “las autoridades han de encontrar en las religiones una actitud de franca colaboración en el marco de la libertad religiosa y del principio patrimonio de la humanidad pronunciado por Jesucristo: 'Dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios'”. “A ello --ha añadido-- pueden ayudar en gran medida las instancias de diálogo interreligiosas creadas por las mismas instituciones religiosas”.

“El islam y el cristianismo han de trabajar juntos para proteger y defender la dignidad de la persona humana, amenazada por el materialismo y el secularismo. El trabajo conjunto que hay que realizar es descomunal. Está en juego la dignidad de la persona humana y el respeto a sus derechos fundamentales. Está en juego el hombre y la mujer creados a imagen y semejanza de Dios. Es una misión común al islam y al cristianismo”, ha concluido.

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Siria: la primera mezquita del mundo dedicada a la Virgen María
 

La Madre de Jesús es una figura relevante en la religión islámica

Por Redacción

Madrid, (ZENIT.org)

Una mezquita dedicada a la Virgen María, ha sido inaugurada este sábado en la ciudad costera siria de Tartous, sentando un precedente en el mundo árabe y musulmán, según ha informado la Agencia Árabe Siria de Noticias (SANA).

El ministro de Awqaf (Dotaciones Religiosas), Mohammad Abdul-Sattar al-Sayyed, ha indicado que se trata de la primera vez que una mezquita lleva el nombre de la Virgen María, Madre de Jesucristo, y ha destacado que este gesto encarna el verdadero mensaje de la construcción de mezquitas, un llamamiento a la amistad y la fraternidad.

“Damasco, particularmente su Gran Mezquita de los Omeyas, es el lugar donde se originó la cultura islámica”, ha añadido el ministro sirio, al tiempo que ha deplorado la demolición de los lugares de culto a manos de los extremistas.

Por su parte, un representante del Patriarcado maronita en Tartous y Lattakia, Antoine Deeb ha dicho que la iniciativa supone un gesto propicio que muestra que el islam y el cristianismo comparten un mensaje sublime de amor y paz.

La Virgen María es una figura relevante en la religión islámica. Tan importante es la Madre de Jesús para el islam que una sura o capítulo del Corán lleva su nombre: Maryam (María en árabe). De los 114 capítulos que componen el libro sagrado de los musulmanes, la sura 19 es la única que lleva el nombre de una mujer. Además, María es nombrada más veces que cualquier miembro de la familia de Mahoma. De hecho, su nombre aparece en 34 ocasiones en el Corán. Todos los expertos reconocen que los musulmanes respetan y honran a la Santísima Virgen.

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Mundo


Obispos de Venezuela: Violación de los DDHH de Ceballos y presos políticos
 

Comunicado de la Conferencia Episcopal de Venezuela

Por Redacción

Roma, (ZENIT.org)

"El Señor… me ha enviado a llevar la buena nueva a los pobres, a curar los corazones deshechos, a proclamar la libertad a los cautivos y retorno de la luz a los presos… a consolar a todos los que están dolientes…" Is. 61,1-2 

La comisión de Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal Venezolana, en el ámbito de su competencia, ve con preocupación el traslado del ex alcalde Daniel Ceballos al “Centro de reclusión para procesados judiciales – 26 de –julio”, ubicado en San Juan de los Morros, aproximadamente a 150 kilómetros de Caracas, durante la madrugada del 23 de mayo. El sorpresivo traslado en condiciones humillantes, se hizo sin informarles a sus familiares ni abogados, y pone en grave e inminente peligro al ex alcalde Ceballos, quien se encontraba detenido en el centro de procesados militares (CENAPROMIL) en Ramo Verde desde hace más de un año. 

El ex alcalde Ceballos, así como el dirigente político Leopoldo López, según han informado sus familiares, se mantienen en huelga de hambre desde finales de mayo; esto ha generado deterioro en la salud física, aunado a las condiciones infrahumanas, ponen en riesgo su vida e integridad personal. 

Tal como lo ha recomendado el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, exhortamos con carácter de urgencia a las autoridades venezolanas para que todos los detenidos por razones políticas y en especial el ex alcalde Daniel Ceballos, quien está en precario estado de salud, tenga acceso a atención con un médico de su confianza y puedan reunirse con sus abogados y familiares.

Igualmente solicitamos que se permita la visita de organismos de carácter humanitario, entre ellos la Cruz Roja Internacional y esta comisión de Justicia y Paz de la CEV, a quienes se encuentran en esta situación. El derecho humano a la vida y la salud prela ante cualquier posición ideológica y el Estado está obligado a respetarlo y garantizarlo. 

Entre los objetivos específicos de estas visitas humanitarias están: constatar el estado de reclusión de las personas detenidas, recibir directamente sus inquietudes y comentarios al respecto y observar de manera independiente el cumplimiento de las condiciones de detención que estas personas tienen siguiendo los estándares de derechos humanos establecidos en nuestra Constitución y en la normativa internacional vinculante para la República en esta materia. 

En Caracas, a los 04 días del mes de Junio 2015

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El cardenal Urosa lamenta la cita fallida entre Maduro y el Papa
 

El purpurado recuerda que Francisco ha hecho al menos cuatro pronunciamientos sobre la situación en Venezuela, llamando a “dejar la violencia, buscar el bien común, dialogar y trabajar por la paz”

Por Redacción

Madrid, (ZENIT.org)

El arzobispo de Caracas, cardenal Jorge Urosa, ha lamentado este lunes la cancelación del encuentro previsto entre el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y el papa Francisco, y ha señalado que hubiera sido la oportunidad de abordar los problemas más sensibles del país.

En declaraciones a Globovisión, el purpurado ha dicho que “en este momento en que en Venezuela tenemos tantos conflictos, tantas dificultades, tantos problemas y enfrentamientos, el encuentro con el Papa hubiera sido muy positivo”.

El pasado sábado, el mandatario venezolano suspendió un viaje a Roma durante el cual se iba a reunir, un día después, con el Santo Padre, aduciendo una fuerte otitis.

Maduro también debía recibir en la capital italiana un reconocimiento de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

“Yo realmente lamento que el presidente no haya podido viajar y encontrarse con el Papa”, ha asegurado el cardenal Urosa, apuntando que el Pontífice “habría dejado en el presidente ese aliento, ese ánimo para buscar el bien común, para buscar una concertación que es muy necesaria si Venezuela quiere salir de los problemas”.

El arzobispo de Caracas ha recordado además que en los dos últimos años Francisco ha hecho al menos cuatro pronunciamientos sobre la situación en Venezuela, llamando a “dejar la violencia, buscar el bien común, dialogar y trabajar por la paz”.

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FAO: el director general reelecto presenta su agenda
 

El brasileño José Graziano apunta a expandir los programas de protección social y a buscar soluciones agrícolas ante los cambios climáticos

Por Sergio Mora

Roma, (ZENIT.org)

El brasileño José Graziano da Silva fue reelegido este sábado como director general de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Poco después, el octavo director general y primero latinoamericano al mando del ente indicó las prioridades de su segundo mandato.

Entre ellas figuran incentivar la expansión de los programas de protección social que hoy permiten que en el mundo entero, unos 150 millones de personas superen la línea de la pobreza, al tener una alimentación digna. En la agenda también está buscar soluciones para la agricultura delante del cambio climático que ya inició a afectar a la producción mundial de alimentos. 

La FAO con sede en Roma, abrió su 39 conferencia con la elección de su número uno, que podrá gobernar solamente para un segundo mandato que concluirá en el 2019. Graziano obtuvo un abrumador apoyo con 177 votos de los 182 existentes, despertando asombro en el mismo vencedor.

El director general obtuvo así de los países miembros de la FAO el beneplácito sobre su gestión, que prevé una expansión de las políticas de combate a la pobreza, contando para ello con la experiencia del plan 'Fome Zero', en Brasil.

Una semana antes de ser reelegido, Graziano declaró: “Sin duda, el caso brasileño es una de las experiencias más exitosas que tenemos para demostrar al mundo: sea por la rapidez con la cual se logró casi erradicar el hambre que por su amplitud”.

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Espiritualidad y oración


Comentario a la liturgia dominical
 

Domingo 11 del Tiempo Ordinario - Ciclo B - Textos: Ez 17, 22-24; 2 Co 5, 6-10; Mc 4, 26-34

Por Redacción

Brasil, (ZENIT.org)

 P. Antonio Rivero, L.C. Doctor en Teología Espiritual, profesor y director espiritual en el seminario diocesano Maria Mater Ecclesiae de são Paulo (Brasil).

Idea principal: El Reino de Dios es como una planta.

Síntesis del mensaje: Este Reino como planta comienza primero como sencilla semilla el día de nuestro bautismo. Viene el tallo débil. Con el agua y el sol de la gracia y de los sacramentos, esa planta crece y se convierte en árbol con hojas, flor y fruto. Y nos da sombra y nos alimenta.

 

Puntos de la idea principal:

En primer lugar, ese Reino de Dios comenzó humilde con doce hombres débiles. Jesús plantó esa semilla en el interior de esos hombres pescadores. Fue regando esa semilla con el agua de su Palabra y con el abono y nutriente de su sangre. Y ese Reino iba creciendo en la mente, en el corazón y en la voluntad de los apóstoles. ¡En tres años de vida pública cuánto cambio en esos pobres y sencillos hombres! Su mente hecha sólo de categorías humanas –pesca, impuestos, ambiciones, fanatismos- fue abriéndose a la dimensión transcendente: pesca de hombres, impuestos compartidos, ambiciones convertidas en espíritu de servicio, y fanatismos, en apertura y respeto por todos. Su corazón que estaba circunscrito al grupo de sus familiares y amigos fue dilatándose y abriendo a otras culturas a las que también estaba destinada esa semilla del Reino de Cristo. Y cada uno de los apóstoles fue a evangelizar por estos pueblos de Dios con una voluntad de hierro. En el año 150 pudo decir Tertuliano: “Somos de ayer y llenamos el mundo”. Y el huracán llamado Saulo de Tarso que viajó por Asia, Grecia, Roma…fundando comunidades eclesiales y llevando el polen de esa planta del Reino, aunque esto le supusiera hambres, cárcel, torturas, naufragios y peligros sin fin.

 

En segundo lugar, ese Reino de Dios fue creciendo y extendiendo sus ramas allá donde le permitían, llegando a lugares insospechados donde había imperios imponentes con árboles añosos y culturas bimilenarias, pero donde faltaba la savia divina y evangélica. Y así ese primer grupo de pescadores fue expandiéndose por el mundo, formando la Iglesia. Iglesia que es el fruto de la muerte de Cristo, regada con su agua, vivificada con su sangre; agua y sangre que brotaron de su costado abierto. Los apóstoles, después de Pentecostés salieron y extendieron sus ramos, haciéndose árbol frondoso, donde muchos de sus frutos fueron comidos por las fieras, otros pisoteados, burlados; y algunos fueron saboreados por almas hambrientas de paz, amor, justicia y felicidad. Y después de los apóstoles muchos misioneros, dejando sus patrias y familias, se embarcaban a mundos desconocidos, con el único imperativo interior de llevar la semilla de ese Reino de Cristo: el Nuevo Mundo de América, Asia, África y Oceanía. No fue fácil la expansión de esa semilla, de siglo en siglo. En algunas épocas fue sofocada por la moral decadente, por el poder arbitrario de los Estados absolutistas, por las herejías que trataban de mezclar la buena semilla con cizaña, por apostasías que clamaban al cielo, por filosofías ateas, por ideologías de cuño marxista, liberal, hedonista y materialista; por grandes tempestades y huracanes que querían destruir esa semilla, y, lógicamente, apenas había espacio para germinar.

Finalmente, ese Reino de Dios quiere también crecer en cada uno de nosotros, interiormente. Para ello tenemos que dejar abierta nuestra mente para que entre y puedan cuajar los criterios evangélicos. Para ello tenemos que abrir el corazón para que esa semilla se cuele y purifique nuestros afectos limpiándolos y elevándolos con la caridad de Cristo. Para ello tenemos que permitir que la semilla del evangelio encuentre un hueco en nuestra voluntad y provoque la revolución de la conversión del pecado a la gracia.

Para reflexionar: ¿cómo están las raíces de mi árbol cristiano, fuertes porque están alimentadas por la Palabra y la Eucaristía? ¿cómo está el tronco: firme o a punto de caer ante el primer vendaval? ¿Y las hojas: verdes o secas? ¿Estoy dando frutos sabrosos de virtudes? ¿Comparto esos frutos en mi familia, en mi trabajo, en mi parroquia, entre mis amigos? ¿Cuántos “pájaros vienen a cobijarse a la sombra de mi árbol”?

Para rezar: Señor, sigue regando y abonando con tu gracia el árbol del Reino que ha crecido en mi interior para que llegue a la madurez y dé frutos de vida eterna. Y dame fuerzas y coraje y osadía para llevar el polen de mi buen ejemplo y de mi palabra convencida y sincera a fin de que llegue a todas las extremidades de la tierra y queden fecundadas con la semilla de tu Evangelio.

Cualquier sugerencia o duda pueden comunicarse con el padre Antonio a este email: arivero@legionaries.org

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Beato Eduardo Juan María Poppe - 10 de junio
 

«Pedagogo de la Eucaristía, devoción que difundió por doquier. Creador del Círculo del Catecismo y una Liga de Comunión. Un gran sacerdote que se dejó llevar por esta honda convicción: santificarse para santificar a los demás»  

Por Isabel Orellana Vilches

Madrid, (ZENIT.org)

Las verdaderas raíces del desaliento son las deficiencias personales, las flaquezas, el conjunto de debilidades que no se han depurado y de las cuales se aprovecha el diablo. Con independencia de su origen, cuando aquél se presenta solo cabe pedir auxilio a Cristo. Eso hizo este beato cuando pasó por esta experiencia.

Nació en la localidad belga de Moerzeke el 18 de diciembre de 1890. Aparentemente, la profesión de su padre, que fue panadero, pudo condicionar su vida. Pero, sin duda, Dios lo había signado desde toda la eternidad para que estuviese vinculado estrechamente al Santísimo Sacramento, amasando el Pan de la Eucaristía durante ocho años, y difundiendo su amor por ella a través de escritos y predicaciones. Cuando tenía 16 años perdió a su progenitor. Él y su cristiana madre habían dado a la Iglesia siete de sus once hijos de los cuales algunos apenas sobrevivieron. La influencia materna fue determinante para que Eduardo ingresara en el seminario de San Nicolás, de Waas, en 1909. Al año siguiente tuvo que cumplir con obligaciones civiles en el ejército, aunque siguió estudiando.

Al estallar la Primera Guerra Mundial fue reclutado y desempeñó labores de enfermería. Allí tuvo ocasión de mostrar en qué grado deseaba realizar la voluntad de Dios ejercitando la caridad hasta quedar extenuado en circunstancias poco amables para una persona sensible como él. Tuvo que compartir la rudeza, malos modos, y pésimas chanzas de soldados entregados obligatoriamente al sinsentido de la batalla. Entonces aprendió aspectos importantes de la psicología humana que luego iban a servirle pastoralmente.

La lectura de la autobiografía de Teresa de Lisieux le dejó profunda huella y experimentó gran sintonía con ella en su forma de vivir la oración. Por su amor a la cruz redentora elegía a san Francisco de Asís, aunque también se sentía cercano a san Luís María Grignon de Montfort en su devoción a María. Pensando en la misión sacerdotal, tuvo claro que la santidad se transmite si se vive en primera persona: «Santificarse para santificar a los demás». Este hecho indiscutible que viene avalado por el mismo evangelio, donde queda claro que nadie puede dar lo que no tiene, no fue entendido por algunos. Le dijeron que esa apreciación era fruto de una visión idealista, lo cual introdujo en su ánimo la duda respecto a la viabilidad de su santidad personal. Todo ello en medio de un proceso de aridez que no se disipaba ni siquiera al encomendarse a María. Con la puerta abierta al desánimo, se sentía tan poca cosa que no entendía cómo Dios podía amarle. Su confesor le ayudó: «Diga con frecuencia: ‘Señor, yo creo, pero ayúdame’. Sobre todo, no se desanime. Mire el crucifijo; en él encontrará la paz gozosa del sacrificio». Siguiendo este consejo, con ayuda de la gracia salió adelante.

En 1914 otro sacerdote, que le asistió en un instante en el que lo recogieron casi moribundo, le infundió la devoción a san José. Dos años más tarde fue ordenado sacerdote y destinado como vice-párroco a Santa Coleta en Gante, iglesia erigida en un barrio marginal. En el dintel de su casa escribió «Porta patet, cor autem magis» (la puerta está abierta, pero más el corazón). No fue una bella frase o una simple consigna. Como había hecho antes, prodigó la misericordia a manos llenas: socorría a todas las personas que vivían situaciones de marginación, pobreza, enfermedad, a los niños y moribundos. Sorprendentemente, multiplicaba las horas de adoración delante de la Eucaristía. De ella brotaba el manantial de bondad que derramaba a manos llenas. A un sacerdote que se interesó por él al verlo ante el altar, le respondió: «...le estoy haciendo compañía a Nuestro Señor. Me encuentro demasiado cansado para hablarle, así que estoy descansando a su lado».

Difundió entre los niños su profunda devoción por la Eucaristía a través del semanario ilustrado «Zonneland» (País del Sol), de su autoría. Y su «Método educativo eucarístico» fue calificado por el cardenal Mercier como una obra maestra. Es considerado por muchos «pedagogo de la Eucaristía». Promovió asociaciones seglares y sacerdotales, incluyendo la renovación litúrgica y catequética. Creó el Círculo del Catecismo y una Liga de Comunión. Sufrió mucho cuando le indicaban que se alejara de sus campos de acción apostólica, y siempre obedeciendo rogaba a Cristo que le ayudase. «¡Sufrir y obedecer!», escribía tomando como modelo al Salvador y a san José. Los frutos apostólicos se multiplicaban.

Casi al final de su vida fue capellán de una comunidad religiosa en Moerzeke. Se dedicó a la contemplación, al estudio y a la predicación. Escribió contra el marxismo, el materialismo y la secularización. Fue de salud débil toda su vida y tuvo periodos largos en los que se vio obligado a permanecer en cama. Según confió en su última carta a su director espiritual, se ofreció a Cristo por las vocaciones, especialmente las sacerdotales. La muerte le sorprendió paralizando su corazón, después de tres crisis cardíacas, el 10 de junio de 1924 mientras se hallaba en Leopoldsburgo. Había llegado en 1922 para asistir a los sacerdotes que cumplían servicio militar. Tenía 34 años. Juan Pablo II lo beatificó el 3 de octubre de 1999.  

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