Como ya se había anunciado, la Santa Sede participa oficialmente en la Exposición Universal de Milán 2015, como un país expositor con su propio Pabellón, con el fin de invitar a redescubrir las dimensiones de la solidaridad y de la hermandad, para aprender juntos a cuidar el planeta y a dar un futuro de esperanza a la humanidad.

En este marco, este jueves 11 de junio será el día dedicado a la Santa Sede, allí también estará presente el “Atrio de los gentiles” con el título “Los rostros de la tierra”, y presentará el diálogo entre el Cardenal Gianfranco Ravasi, Giuliano Amato y el ambientalista francés Nicolas Hulot.

Desde hace milenios definimos a la Tierra como “madre”, porque dependemos de los bienes que nos ofrece. San Francisco, en el Cantico de las Creaturas, recitaba: “Alabado sea mi Señor, por nuestra hermana tierra” indicando su ser madre generosa, fuente de abundancia y de riquezas naturales, y dando una imagen de un mundo sereno y armonioso gracias a la hermandad de todas las creaturas y de los elementos naturales. También en la tradición judeo–cristiana existe una imagen fecunda y positiva de la madre tierra, motivando de esa manera una visión religiosa de la maternidad y de la corporeidad, que marca profundamente la relación entre rosto de la humanidad y de la tierra.

Pero el rostro de la naturaleza no siempre se muestra benigna y en su larga historia la humanidad ha tenido que defenderse de calamidades y de verdaderas y propias catástrofes de origen natural. Es más, todavía hoy, estas grandes calamidades nos afligen, como por ejemplo, la insuficiencia de alimentos y de agua para mantener en vida a todos los habitantes del planeta.

El mismo Papa Francisco, en la inauguración de la Exposición Universal, dirigió a todos un llamado para que se recupere la “conciencia de los rostros”, empezando por los “rostros de millones de personas que hoy tienen hambre, que hoy no comerán de modo digno”. El Pontífice ha denunciado la “paradoja de la abundancia”, por lo cual, de un lado, la tierra que permanece siempre como nuestra madre y hermana, continua ofreciéndonos alimentos y agua suficiente para todos; y de otro lado, asistimos al escándalo del hambre y de la desnutrición de enteras poblaciones, provocadas no por la disminución de los alimentos, sino por una injusta y desigual distribución de los bienes naturales. Este será el tema central del próximo Atrio de los gentiles en la Exposición Universal de Milán.

(RM – RV)