ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 11 de junio de 2015

La frase del jueves 11

Cristo nos enseña cómo la felicidad no depende de lo que el hombre tiene, sino de lo que es. 
P. Mariano Esteban Caro

 


El papa Francisco

Discurso del Papa a los participantes en la 39 Conferencia de la FAO
Texto completo y resumen. Francisco invita a trabajar para asegurar la sostenibilidad y el futuro de la familia humana 

Santa Marta: "Un discípulo que no sirve a los demás no es cristiano"
El Santo Padre en la homilía de este jueves indica tres puntos: camino, servicio, gratuidad

Lituania: tras los regímenes totalitarios, ahora el desafío es el secularismo
El papa a los obispos lituanos les pide defender la familia del divorcio y la separación, preparar bien a los jóvenes al matrimonio, y apoyar a los inmigrantes 

Papa y Santa Sede

Nombramiento del obispo coadjutor de Ponta de Pedras en Brasil
Se trata de Mons. Teodoro Mendes Tavares CS.Sp, hasta ahora auxiliar de Belém do Pará

Vaticano: suspenden acuerdo con el fútbol por escándalo FIFA
Scholas Occurentes no aceptará los 10 mil dólares de cada gol o penal atajado en la Copa América 2015 

Mundo

España: la Justicia rechaza que Catedral de Córdoba pase al Gobierno andaluz
El Cabildo catedralicio se congratula ante el archivo de las denuncias presentadas en relación a la titularidad del principal templo diocesano

Iglesia y Religión

España: Cursillos estudia las recientes orientaciones del Papa
El pleno nacional se reune este fin de semana para impulsar la acción evangelizadora en las diócesis españolas

Espiritualidad y oración

Un corazón para cultivar y custodiar todo lo creado
Carta pastoral del arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro Sierra. 'No se puede defender la ecología ambiental y destruir la ecología humana'

Siempre sembrar
XI Domingo Ordinario  


El papa Francisco


Discurso del Papa a los participantes en la 39 Conferencia de la FAO
 

Texto completo y resumen. Francisco invita a trabajar para asegurar la sostenibilidad y el futuro de la familia humana 

Por Redacción

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

El santo padre Francisco se dirigió este jueves en el Vaticano a los participantes de la 39 Conferencia de la FAO, que concluye este viernes en Roma. El Papa les invitó a trabajar para asegurar la sostenibilidad y el futuro de la familia humana, lo que indicó, implica modificar los estilos de vida, así como a reflexionar en el uso de descartes alimentarios que significan un tercio de los alimentos producidos. E invitó también a reflexionar sobre el uso no alimentario de los productos agrícolas, que se utilizan en grandes cantidades para la alimentación animal o para producir biocombustibles

Recordó la necesidad de estabilizar los precios de productos agrícolas reparándolos de la especulación financiera, en particular del trigo, el arroz, el maíz, la soja, así como la necesidad de reforzar la capacidad de enfrentar las crisis, sean por factores naturales o producidas.

El Pontífice invitó por lo tanto a poner en el corazón de las relaciones internacionales la solidaridad, y a educar a las personas para una correcta dieta alimenticia. En ese sentido indicó que mientras en el Norte se trata de eliminar grasas y favorecer el movimiento, para el Sur, consiste en obtener al menos una comida al día.

Recordó también el cambio climático en acto, así como que la falta de agua podrá producir presentes y futuros conflictos.

Además mencionó la existencia de abusos de las transnacionales de cultivos que quitan recursos a los pequeños campesinos y el caso de mujeres que trabajan la tierra pero no pueden poseerla, lo que genera inseguridad. El Santo Padre por ello le pidió a la FAO que refuerce la asociación y los proyectos en favor de las empresas familiares, y estimule a los Estados a regular equitativamente el uso y la propiedad de la tierra.

E hizo un llamado a cada persona: “Debemos partir de nuestra vida cotidiana si queremos cambiar los estilos de vida, conscientes de que nuestros pequeños gestos pueden asegurar la sostenibilidad y el futuro de la familia humana”.

Y si para el año 2050 se calcula que seremos nueve mil millones de personas en el planeta, lo que supone aumentar la producción, también significa modificar nuestra relación con los recursos naturales, el uso del suelo, el consumo, eliminando el derroche.  Al concluir, Francisco indicó que la Iglesia se compromete a favorecer ese cambio de actitud, sabiendo que los recursos del planeta non son infinitos, para el bien de las generaciones futuras. 

A continuación el TEXTO COMPLETO

"Señor Presidente,
Señores Ministros,
Señor Director General,
Distinguidos Representantes Permanentes, Señoras y Señores

1. Me alegra acogerlos mientras participan en la 39 Conferencia de la FAO, continuando así una larga tradición. Dirijo un cordial saludo a usted, señor Presidente, La Mamea Ropati, a los representantes de las diferentes Naciones y Organizaciones que están presentes y al Director General, el profesor José Graziano da Silva.

Todavía tengo vivo el recuerdo de la participación en la Segunda Conferencia Internacional sobre Nutrición (20 noviembre 2014), que ha emplazado a los Estados a encontrar soluciones y recursos. Espero que aquella decisión no se quede sólo en el papel o en las intenciones que guiaron las negociaciones, sino que prevalezca decididamente la responsabilidad de responder concretamente a los hambrientos y a todos los que esperan del desarrollo agrícola una respuesta a su situación.

Ante la miseria de muchos de nuestros hermanos y hermanas, a veces pienso que el tema del hambre y del desarrollo agrícola se ha convertido hoy en uno de los tantos problemas en este tiempo de crisis. Y, sin embargo, vemos crecer por doquier el número de personas con dificultades para acceder a comidas regulares y saludables. Pero, en vez de actuar, preferimos delegar, a todos los niveles. Y pensamos que alguien habrá que se ocupe, tal vez otro país, o aquel gobierno, aquella Organización internacional. Nuestra tendencia a «desertar» ante cuestiones difíciles es humana, aunque luego no faltemos a una reunión, a una conferencia, a la redacción de un documento. Por el contrario, debemos responder al imperativo de que el acceso al alimento necesario es un derecho para todos. Y los derechos no permiten exclusiones.

No basta señalar el punto de la situación de la nutrición en el mundo, aunque es necesario actualizar los datos, porque nos muestran la dura realidad. Ciertamente, puede consolarnos el saber que aquellos mil doscientos millones de hambrientos en 1992 se ha reducido, aun cuando crece la población mundial. No obstante, de poco sirve tener en cuenta los números o incluso proyectar una serie de compromisos concretos y de recomendaciones que han de aplicar las políticas y las inversiones, si descuidamos la obligación de «erradicar el hambre y prevenir todas las formas de malnutrición en todo el mundo» (FAO-OMS, Declaración de Roma sobre la Nutrición, noviembre 2014, 15a).

2. Preocupan mucho las estadísticas sobre los residuos: en esta partida se incluye un tercio de los alimentos producidos. E inquieta saber que una buena cantidad de los productos agrícolas se utiliza para otros fines, tal vez fines buenos, pero que no son la necesidad inmediata de quien pasa hambre. Preguntémonos entonces, ¿qué podemos hacer? Más aún, ¿qué es lo que yo estoy haciendo?

Reducir los residuos es esencial, así como reflexionar sobre el uso no alimentario de los productos agrícolas, que se utilizan en grandes cantidades para la alimentación animal o para producir biocombustibles. Ciertamente, hay que garantizar condiciones ambientales cada vez más sanas, pero ¿podemos seguir haciéndolo excluyendo a alguien? Se ha de sensibilizar a todos los países sobre el tipo de nutrición adoptada, y esto varía dependiendo de las latitudes. En el Sur del mundo se ha de poner la atención en la cantidad de alimentos suficiente para garantizar una población en crecimiento, en el Norte, el punto central es la calidad de la nutrición y de los alimentos. Pero, tanto en la calidad como en la cantidad, pesa la situación de inseguridad determinada por el clima, por el aumento de la demanda y la incertidumbre de los precios.

Intentemos, por tanto, asumir con mayor decisión el compromiso de modificar los estilos de vida, y tal vez necesitemos menos recursos. La sobriedad no se opone al desarrollo, más aún, ahora se ve claro que se ha convertido en una condición para el mismo. Para la FAO, esto también significa proseguir en la descentralización, para estar en el medio del mundo rural y entender las necesidades de la gente que la Organización está llamada a servir.

Preguntémonos además: ¿Cuánto incide el mercado con sus reglas sobre el hambre del mundo? De los estudios que ustedes realizan, resulta que desde 2008 el precio de los alimentos ha cambiado su tendencia: duplicado, después estabilizado, pero siempre con valores altos respecto al período precedente. Precios tan volátiles impiden a los más pobres hacer planes o contar con una nutrición mínima. Las causas son muchas. Nos preocupa justamente el cambio climático, pero no podemos olvidar la especulación financiera: un ejemplo son los precios del trigo, el arroz, el maíz, la soja, que oscilan en las bolsas, a veces vinculados a fondos de renta y, por tanto, cuanto mayor sea su precio más gana el fondo. También aquí, tratemos de seguir otro camino, convenciéndonos de que los productos de la tierra tienen un valor que podemos decir «sacro», ya que son el fruto del trabajo cotidiano de personas, familias, comunidades de agricultores. Un trabajo a menudo dominado por incertidumbres, preocupaciones por las condiciones climáticas, ansiedades por la posible destrucción de la cosecha.

En la finalidad de la FAO, el desarrollo agrícola incluye el trabajo de la tierra, la pesca, la ganadería, los bosques. Es preciso que este desarrollo esté en el centro de la actividad económica, distinguiendo bien las diferentes necesidades de los agricultores, ganaderos, pescadores y quienes trabajan en los bosques. El primado del desarrollo agrícola: he aquí el segundo objetivo. Para los objetivos de la FAO, esto significa apoyar una resilience efectiva, reforzando de modo específico la capacidad de las poblaciones para hacer frente a las crisis –naturales o provocadas por la acción humana– y prestando atención a las diferentes exigencias. Así será posible perseguir un nivel de vida digno.

3. En este compromiso quedan otros puntos críticos. En primer lugar, parece difícil aceptar una resignación genérica, el desinterés y hasta la ausencia de tantos, incluso los Estados. A veces se tiene la sensación de que el hambre es un tema impopular, un problema insoluble, que no encuentra soluciones dentro de un mandato legislativo o presidencial y, por tanto, no garantiza consensos. Las razones que llevan a limitar aportes de ideas, tecnología, expertise y financiación residen en la falta de voluntad para asumir compromisos vinculantes, ya que nos escudamos tras la cuestión de la crisis económica mundial y la idea de que en todos los países hay hambre: «Si hay hambrientos en mi territorio, ¿cómo puedo pensar en destinar fondos para la cooperación internacional?». Pero así se olvida que, si en un país la pobreza es un problema social al que pueden darse soluciones, en otros contextos es un problema estructural y no bastan sólo las políticas sociales para afrontarla. Esta actitud puede cambiar si reponemos en el corazón de las relaciones internacionales la solidaridad, trasponiéndola del vocabulario a las opciones de la política: la política del otro. Si todos los Estados miembros trabajan por el otro, los consensos para la acción de la FAO no tardarán en llegar y, más aún, se redescubrirá su función originaria, ese «fiat panis» que figura en su emblema.

Pienso también en la educación de las personas para una correcta dieta alimenticia. En mis encuentros cotidianos con bispos de tantas partes del mundo, con personajes políticos, responsables económicos, académicos, percibo cada vez más que hoy también la educación nutricional tiene diferentes variantes. Sabemos que en Occidente el problema es el alto consumo y los residuos. En el Sur, sin embargo, para asegurar el alimento, es necesario fomentar la producción local que, en muchos países con «hambre crónica», es sustituida por remesas provenientes del exterior y tal vez inicialmente a través de ayudas. Pero las ayudas de emergencia no bastan, y no siempre llegan a las manos adecuadas. Así se crea dependencia de los grandes productores y, si el país carece de los medios económicos necesarios, entonces la población termina por no alimentarse y el hambre crece.

El cambio climático nos hace pensar también al desplazamiento forzado de poblaciones y a tantas tragedias humanitarias por falta de recursos, a partir de agua, que ya es objeto de conflictos, que previsiblemente aumentarán. No basta afirmar que hay un derecho al agua sin esforzarse por lograr un consumo sostenible de este bien y eliminar cualquier derroche. El agua sigue siendo un símbolo que los ritos de muchas religiones y culturas utilizan para indicar pertenencia, purificación y conversión interior. A partir de este valor simbólico, la FAO puede contribuir a revisar los modelos de comportamiento para asegurar, ahora y en el futuro, que todos puedan tener acceso al agua indispensable para sus necesidades y para las actividades agrícolas. Viene a la mente aquel pasaje de la Escritura que invita a no abandonar la «fuente de agua viva para cavarse cisternas, cisternas agrietadas que no retienen agua» (Jr 2,13): una advertencia para decir que las soluciones técnicas son inútiles si olvidan la centralidad de la persona humana, que es la medida de todo derecho.

Además del agua, también el uso de los terrenos sigue siendo un problema serio. Preocupa cada vez más el acaparamiento de las tierras de cultivo por parte de empresas transnacionales y Estados, que no sólo priva a los agricultores de un bien esencial, sino que afecta directamente a la soberanía de los países. Ya son muchas las regiones en las que los alimentos producidos van a países extranjeros y la población local se empobrece por partida doble, porque no tiene ni alimentos ni tierra. Y ¿qué decir de las mujeres que en muchas zonas no pueden poseer la tierra que trabajan, con una desigualdad de derechos que impide la serenidad de la vida familiar, porque se corre el peligro de perder el campo de un momento a otro? Sin embargo, sabemos que la producción mundial de alimentos es en su mayor parte obra de haciendas familiares. Por eso es importante que la FAO refuerce la asociación y los proyectos en favor de las empresas familiares, y estimule a los Estados a regular equitativamente el uso y la propiedad de la tierra. Esto podrá contribuir a eliminar las desigualdades, ahora en el centro de la atención internacional.

4. La seguridad alimentaria ha de lograrse aunque los pueblos sean diferentes por localización geográfica, condiciones económicas o culturas alimenticias. Trabajemos para armonizar las diferencias y unir esfuerzos y, así, ya no leeremos que la seguridad alimentaria para el Norte significa eliminar grasas y favorecer el movimiento y que, para el Sur, consiste en obtener al menos una comida al día.

Debemos partir de nuestra vida cotidiana si queremos cambiar los estilos de vida, conscientes de que nuestros pequeños gestos pueden asegurar la sostenibilidad y el futuro de la familia humana. Y sigamos luego la lucha contra el hambre sin segundas intenciones. Las proyecciones de la FAO dicen que para el año 2050, con nueve mil millones de personas en el planeta, la producción tiene que aumentar e incluso duplicarse. En lugar de dejarse impresionar ante los datos, modifiquemos nuestra relación con los recursos naturales, el uso del suelo, el consumo, eliminando el derroche: así venceremos el hambre.

La Iglesia, con sus instituciones e iniciativas camina con ustedes, consciente de que los recursos del planeta son limitados y su uso sostenible es absolutamente urgente para el desarrollo agrícola y alimentario. Por eso se compromete a favorecer ese cambio de actitud necesario para el bien de las generaciones futuras. Que el Todopoderoso bendiga su trabajo". 

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Santa Marta: "Un discípulo que no sirve a los demás no es cristiano"
 

El Santo Padre en la homilía de este jueves indica tres puntos: camino, servicio, gratuidad

Por Redacción

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

"Camino, servicio y gratuidad" estos son los tres puntos sobre los cuales el papa Francisco desarrolló en la mañana de este jueves, su homilía de la misa cotidiana en la Domus Santa Marta.

Camino. Comentando el pasaje del Evangelio en el que Jesús envía a sus discípulos a anunciar la Buena Nueva, el Papa dijo que Jesús les invita a hacer un camino que no es un paseo, con un mensaje: el anuncio del Evangelio para llevar la salvación.

"Esto --agregó-- es la tarea que Jesús da a sus discípulos. Si un discípulo se queda quieto y no sale, no dará jamás a los demás lo que ha recibido en el bautismo, no es un verdadero discípulo de Jesús: carece de la misionaridad, le falta salir de si mismo para llevar algo de bien a los demás".

“El recorrido para el discípulo de Jesús es ir más allá, para llevar esta buena noticia. Si bien hay también otro recorrido del discípulo: el recorrido interior que busca al Señor cada día, también con la oración y en la meditación".

El discípulo tiene que realizar este recorrido, "porque si no busca siempre a Dios, al Evangelio que lleva a los otros, tendrá un evangelio débil, aguado, sin fuerza”. Porque “este doble recorrido --señaló el Santo Padre-- es el doble camino que Jesús quiere para sus discípulos”.

Servir. Está después una segunda palabra: servir. Porque “un discípulo que no sirve a los demás no es cristiano. El discípulo tiene que hacer lo que Jesús ha predicado en esas dos columnas de la cristiandad: las bienaventuranzas, que son el protocolo con el cual seremos juzgados. Mateo capítulo 25”.

Si un discípulo no camina para servir, no sirve para caminar. Si su vida no es para servir, no sirve para vivir como cristiano. Y allí se encuentra la tentación del egoísmo: sí, soy cristiano, según yo estoy en paz, me confieso, voy a misa, cumplo los mandamientos. Pero falta el servicio de los demás: el servicio a Jesús, a los enfermos, a los encarcelados, a los hambrientos, a quien está desnudo. "Esto es lo que Jesús nos dijo que debíamos hacer, porque Él está allí, para servir a Cristo en el otro".

Gratuidad: La tercera palabra es "gratuidad". "Gratuitamente recibimos, gratuitamente tenemos que dar", es la advertencia de Jesús.

"El camino del servicio es gratuito --subrayó -- porque hemos recibido la salvación gratuitamente, pura gracia: ninguno de nosotros ha comprado la salvación, ninguno de nosotros se la merecía. Es pura gracia del Padre en Jesucristo, en el sacrificio de Jesucristo".

Es triste cuando encontramos cristianos que se olvidan de estas palabras de Jesús, cuando nos encontramos a comunidades cristianas, a parroquias, congregaciones religiosas, diócesis que se olvidan de la gratuidad, indicó el Santo Padre. "Porque detrás de esto hay un error, presumir que la salvación viene de la riqueza, del poder humano".

Tres palabras, reiteró el Papa: "Camino como una invitación para anunciar. Servicio: la vida cristiana no es para sí mismo, es para los demás, al igual que la vida de Jesús". Y tercero: "La gratuidad. Nuestra esperanza está en Jesucristo, que nos da así una esperanza que no defrauda".

Pero, advirtió, "cuando la esperanza se encuentra en la propia comodidad durante el camino, o la esperanza está en el egoísmo que busca cosas para sí mismo, y no para servir a los demás, o cuando la esperanza está en la riqueza o en las pequeñas seguridades mundanas, todo se derrumba. El Señor mismo lo hace desmoronarse".

(HSM)

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Lituania: tras los regímenes totalitarios, ahora el desafío es el secularismo
 

El papa a los obispos lituanos les pide defender la familia del divorcio y la separación, preparar bien a los jóvenes al matrimonio, y apoyar a los inmigrantes 

Por Redacción

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

El papa Francisco ha recibido este jueves en audiencia, a los prelados de la Conferencia episcopal de Letonia y Estonia que acaban de concluir su visita 'ad Limina', a quienes les ha entregado un texto, prefiriendo conversar con ellos sobre los temas escritos.
 
En el texto que les ha entregado, les recuerda que el Señor "los ha elegido para trabajar en una sociedad que, después de haber estado oprimida durante mucho tiempo por regímenes fundados en ideologías contrarias a la dignidad y la libertad humana, hoy está llamada a medirse con otras trampas peligrosas, como el secularismo y el relativismo".
 
Y les indica que si "ello puede hacer que sea más difícil la acción pastoral, les exhorto a continuar sin descanso, sin perder nunca la fe, a anunciar el Evangelio de Cristo, la Palabra de salvación para la gente de todas las edades y todas las culturas''.
 
Les animó también a cuidar de la formación de los sacerdotes, tanto en el ámbito teológico y eclesial, como en la madurez humana, enraizada en una espiritualidad sólida y caracterizada por la apertura amable y capaz de discernimiento de la realidad del mundo en que vivimos"
 
Y de saber contar con el apoyo y "la presencia de los hombres y mujeres de vida consagrada" quienes deben entender "que no son apreciados sólo por los servicios que prestan, sino todavía más por la riqueza intrínseca de sus carismas y su testimonio, por el hecho mismo de que existen, difundiendo entre el pueblo de Dios el aroma de Cristo siguiendo el camino de los consejos evangélicos''.
 
''La participación de los fieles laicos --les recuerda el Papa-- es indispensable para la misión evangelizadora", pues como dice el Concilio Vaticano II, "están llamados a asumir en ámbito cultural, social y político, y también en el caritativo y catequético". Recordando que "los fieles laicos son el trámite vivo entre lo que predicamos nosotros, los pastores, y los diversos ambientes sociales".
 
El Papa recordó la necesidad de promover la familia, aunque lamentó que hoy "el matrimonio se considera una forma de gratificación afectiva que puede constituirse de cualquier modo y modificarse según la sensibilidad de cada uno". O sea una "concepción reductiva" que "influye en la mentalidad de los cristianos, y lleva a la facilidad en el recurso al divorcio o a la separación".
 
"Como pastores --les indica el Santo Padre-- estamos llamados a interrogarnos sobre la preparación al matrimonio y también sobre cómo ayudar a las personas que viven estas situaciones, para que los niños no se convierten en las primeras víctimas y los cónyuges no se sientan excluidos de la misericordia de Dios y de la solicitud de la Iglesia, sino que sean ayudados en el camino de la fe y de la educación cristiana de los hijos''.
 
Por último, el Santo Padre recuerda la crisis económica y social que también ha afectado a Estonia y Letonia provocando una emigración cuyo resultado ha sido un gran número de ''familias monoparentales que necesitan una atención pastoral especial".
 
Fuente: Vatican Information Service 

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Papa y Santa Sede


Nombramiento del obispo coadjutor de Ponta de Pedras en Brasil
 

Se trata de Mons. Teodoro Mendes Tavares CS.Sp, hasta ahora auxiliar de Belém do Pará

Por Redacción

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

El papa Francisco nombró este miércoles al obispo Teodoro Mendes Tavares CS.Sp, hasta ahora auxiliar de Belém do Pará, como obispo coadjutor de la archidiócesis Ponta de Pedras en Brasil.

Monseñor Mendes Tavares nació el 7 de enero de 1964 en Sao Miguel Arcanjo, en la isla de Santiago, en Cabo Verde. Ingresó en la Congregación del Espíritu Santo y del Inmaculado Corazón de María (Espiritanos) el 8 de septiembre de 1986 y fue ordenado sacerdote el 11 de julio de 1993.

Estudió filosofía en el Instituto Superior de Teología, en Braga, Portugal, (1986-1987) y teología en la Universidad Católica de Portugal, Lisboa (1988-1993).

Luego obtuvo un título en el ecumenismo en Dublín, Irlanda (1994). Llevó a cabo su ministerio en la Prelatura de Tefé como vicario parroquial y párroco en Alvarães, Uarini y Carauari (1995-1998).

Fue además párroco de "Bom Jesus", jefe del Centro de Formación Profesional (1999-2011) y vicario general (2000-2011).

Siendo superior de los Espiritanos en la región de la Amazonía, el 16 de febrero de 2011 fue nombrado obispo titular de Verbe y auxiliar de la arquidiócesis de Belém do Pará. Recibió la ordenación episcopal el 8 de mayo siguiente.

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Vaticano: suspenden acuerdo con el fútbol por escándalo FIFA
 

Scholas Occurentes no aceptará los 10 mil dólares de cada gol o penal atajado en la Copa América 2015 

Por Redacción

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

El canciller de la Pontificia Academia de las Ciencias, Mons. Marcelo Sánchez Sorondo, ha suspendido este jueves el contrato firmado  el 21 de abril pasado en el Vaticano, con la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol), la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) y la empresa Tele Red Imagen S.A. (TRISA), por el cual iban a donar a la iniciativa Scholas Occurentes, 10 mil dólares por cada gol hecho o penal atajado durante la Copa América 2015, que ha iniciado este jueves.

La iniciativa fue tomada por el canciller, con un telegrama enviado a dichas confederaciones y entes, a raíz de los los acontecimientos de público dominio ocurridos desde el 27 de mayo de 2015, según indicó la prensa local. 

Scholas Occurrentes es una iniciativa destinada a los jóvenes, con programas alternativos de educación que les ayuden a integrarse mejor en la sociedad. El proyecto cual cuenta con el beneplácito del papa Francisco.  

Tras la investigación del FBI sobre corrupción en el fútbol, el empresario argentino Alejando Burzaco fue detenido ayer en Bolzano, acusado por la Justicia de Estados Unidos en el marco de una investigación sobre corrupción en la FIFA. Estados Unidos deberá enviar a la Justicia italiana en el plazo de 45 días, la solicitud de extradición, para juzgarlo por presuntos delitos de lavado de dinero, fraude y chantaje. Entre los acusados por la Justicia norteamericana se encuentran diversos empresarios del fútbol mundial. En la cumbre del G7 en Alemania, el presidente Barack Obama afirmó que el fútbol "es un juego, también es un gran negocio".

 

Texto del telegrama

"En mi carácter de canciller de la Pontificia Accademia Delle Scienze - Programa Scholas Occurrentes, en uso de las facultades conferidas, pongo en su conocimiento que en relación al convenio-marco firmado con la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol), la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), Futbolistas Argentinos Agremiados y Tele Red Imagen S.A. (TRISA), por el cual la Conmebol donará al programa Scholas la suma de U$D 10.000 por cada gol convertido o penal atajado en la Copa América 2015 (Cláusula tercera del mencionado convenio) y el resto de las instituciones comprometen trabajar para obtener el financiamiento, difusión y acercamiento de aliados estratégicos al programa (cláusula segunda), hago saber que, dado los acontecimientos de público y notorio ocurridos desde el 27 de mayo de 2015, resuelvo suspender en su aplicación el mencionado convenio hasta tanto se le haga saber otra decisión al respecto. Por lo tanto, solicito de usted se abstenga de efectuar depósito alguno de dinero debiendo considerar, como queda dicho, suspendido todo compromiso pactado en relación al convenio", señala el enérgico documento eclesiástico.

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Mundo


España: la Justicia rechaza que Catedral de Córdoba pase al Gobierno andaluz
 

El Cabildo catedralicio se congratula ante el archivo de las denuncias presentadas en relación a la titularidad del principal templo diocesano

Por Redacción

Madrid, (ZENIT.org)

El juez del Juzgado de Instrucción número 6 de Córdoba ha acordado este martes el archivo de las denuncias presentadas contra la inmatriculación de la Catedral de Córdoba, antigua mezquita, por parte de la diócesis, al resolver que los hechos denunciados “carecen manifiestamente de contenido penal”, dado que la inmatriculación de bienes inmuebles por parte de la Iglesia en España está “amparada” por la Ley Hipotecaria y se ha realizado “en cumplimiento estricto de la legalidad vigente”, según ha informado el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA).

Por su parte, el Cabildo catedralicio se ha congratulado este miércoles de que esta decisión da la razón a los argumentos que este órgano eclesiástico “viene defendiendo desde hace más de un año y corrobora que el titular del templo es la Iglesia desde hace ya casi 8 siglos mediante donación del Rey Fernando III en el año 1236 y desde entonces ha sido poseída de manera pública y pacífica y no interrumpida en concepto de dueño”.

Por todo ello, el Cabildo confía en que, “tras esta decisión de la Justicia, se ponga fin a la polémica sobre la titularidad de la catedral de Córdoba, antigua mezquita”. En este sentido, este órgano ha vuelto a hacer un llamamiento a los representantes políticos, a las organizaciones de la sociedad civil y a los medios de comunicación “para que traten con responsabilidad, sensibilidad y con respeto a la verdad” todas las noticias relacionadas con el principal templo de la diócesis cordobesa.

La propiedad de la Catedral de Santa María de Córdoba, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1984, ha sido objeto de polémicas interesadas en los últimos meses. A finales de 2013 un grupo de ciudadanos crearon una plataforma cívica para exigir que la titularidad y la gestión de la Catedral de Córdoba pasaran a manos públicas. Además, el Ejecutivo andaluz pidió un informe que le indique si es competente para pedir su gestión o la titularidad del templo.

Así, ante los diferentes intentos de confundir a la opinión pública, el Cabildo ha explicado reiteradamente que toda la legislación española, la legislación europea y el Derecho Internacional reconocen y amparan que el legítimo dueño del templo es, desde 1236, la Iglesia católica, tal y como se recoge en numerosos documentos jurídicos e históricos.

La Diócesis está conmemorando el 775 aniversario de la consagración de la Catedral como la sede del Obispo de Córdoba, un auténtico acontecimiento eclesial que tuvo lugar el 20 de junio de 1239.

Leer también: Gobierno andaluz cuestiona la titularidad de la Catedral de CórdobaForo de Laicos: la Catedral de Córdoba pertenece a la Iglesia desde 1236

 

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Iglesia y Religión


España: Cursillos estudia las recientes orientaciones del Papa
 

El pleno nacional se reune este fin de semana para impulsar la acción evangelizadora en las diócesis españolas

Por Redacción

Madrid, (ZENIT.org)

El Pleno Nacional del Movimiento de Cursillos de Cristiandad (MCC) de España se reunirá en Segovia del 12 al 14 de junio, “para trazar su proyecto evangelizador a corto plazo, en fidelidad a su carisma original y a su método particular”. 

Durante el encuentro, al que asistirán más de 130 representantes de los diferentes Secretariados Diocesanos del MCC de todo el país, se estudiará la Memoria del Curso 2014-2015, así como las propuestas específicas para el próximo Curso 2015-2016, que serán votadas por los presidentes diocesanos, dentro de los objetivos marcados por el MCC de “impulsar la acción evangelizadora del MCC en las diócesis”, “fomentar la comunión en todas las realidades del MCC” y “promover una mayor presencia del MCC en la Iglesia”.

El Pleno, presidido por el presidente nacional del MCC de España, Álvaro Martínez, contará con la presencia del consiliario nacional del Movimiento y obispo emérito de Segovia, Mons. Ángel Rubio y del sacerdote Xavier Morlans, consultor del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización y profesor de Teología Fundamental de la Facultad de Teología de Barcelona, que impartirá la ponencia marco sobre “El primer anuncio”.

Bajo el lema “Ir siempre más állá”, extraído del discurso que el papa Francisco pronunció en la III Ultreya Europea, celebrada en Roma los días 30 de abril y 1 de mayo, cuyas orientaciones serán también estudiadas y reflexionadas durante la reunión, “todos los miembros convocados están llamados a compartir trabajo y entusiasmo para hacer del Pleno un momento de crecimiento personal, pero también un momento de crecimiento para cada Secretariado, para el MCC en España y para toda Iglesia llamada, como nos recuerda el Papa, a ser una Iglesia “misionera capaz de transformarlo todo”, informa esta realidad eclesial en su página web.

Dentro de las propuestas específicas para el próximo curso, destacan la presentación de las “Terceras Ideas Fundamentales del MCC”, aprobadas por el Organismo Mundial del Movimiento de Cursillos de Cristiandad (OMCC), que serán claves para el trabajo de las Escuelas y Secretariados Diocesanos del MCC, así como los Estatutos del Secretariado Nacional del MCC elaborados a la luz de las nuevas Ideas Fundamentales y de los Estatutos definitivos del OMCC.

Asimismo, “se seguirán buscando las fórmulas para potenciar la comunión entre todos los Secretariados Diocesanos del MCC, promoviendo e impulsando su presencia en aquellas diócesis que atraviesan situaciones difíciles, así como avanzar en la incorporación de jóvenes a las estructuras del Movimiento”.

Cada año, el Pleno Nacional, como la más alta instancia del MCC en España, “se reune para compartir, reflexionar, discernir, conjuntar y establecer las líneas básicas de actuación que permitan, en cada una de las diócesis españolas, dar más fruto en su misión evangelizadora, como agentes del primer anuncio en la nueva evangelización, al servicio de Cristo, de su Iglesia y de todos los hombres y mujeres de nuestro tiempo”.

El Movimiento de Cursillos de Cristiandad, nacido en los años 40 en la isla de Mallorca, “es un movimiento eclesial de difusión mundial, presente en los cinco continentes, que actúa en el interior de la Iglesia católica, sintiéndose vocacionado a participar activamente en la gran misión del anuncio de la Buena Nueva del Evangelio a través de un método propio y kerygmático”.

En palabras del Santo Padre, “el método de evangelización de Cursillos nació precisamente de este ardiente deseo de amistad con Dios, de la cual brota la amistad con los hermanos. Desde el comienzo se comprendió que solamente dentro de relaciones de amistad auténtica era posible preparar y acompañar a las personas en su camino, un camino que parte de la conversión, pasa a través del descubrimiento de la belleza de una vida vivida en la gracia de Dios, y llega hasta la alegría de convertirse en apóstoles en la vida cotidiana. Y así, desde entonces, miles de personas en todo el mundo han sido ayudadas a crecer en la vida de fe”. 

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Espiritualidad y oración


Un corazón para cultivar y custodiar todo lo creado
 

Carta pastoral del arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro Sierra. 'No se puede defender la ecología ambiental y destruir la ecología humana'

Por Mons. Carlos Osoro

Madrid, (ZENIT.org)

El título de la carta pastoral del arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro Sierra, para esta semana es Un corazón para cultivar y custodiar todo lo creado”. A continuación publicamos el texto íntegro de la misma:

Dentro de muy pocos días el Papa Francisco nos va a dar a conocer una nueva Encíclica sobre Ecología. Y este viernes celebramos en toda la Iglesia la fiesta del Sagrado Corazón. ¿Qué tienen que ver aparentemente cuestiones tan diferentes como son una Encíclica sobre Ecología y la fiesta del Sagrado Corazón? Os he de decir que mucho. Los cristianos decimos en el Credo así: “Creo en Dios Padre todopoderoso, Creador de cielo y tierra, de todo lo visible e invisible”. En la Biblia, en sus primeras páginas, se nos dice que el hombre y la mujer fueron creados y puestos en la tierra por Dios para que cultivasen y custodiasen la tierra (cf. Gn 2, 15). ¿Cómo ser cultivadores y custodios? No se puede hacer más que con amor, atención, pasión y dedicación. Contemplando el corazón de Cristo, descubrimos los rasgos que hacen posible cultivar  y custodiar, y así hacer ver, con obras y palabras,  las huellas de la bondad, de la belleza y de Dios en todo lo creado. Ello nos hace abrir nuestra vida a la alabanza y a la oración, con el salmista: “Del Señor es la tierra y cuanto la llena, / el orbe y todos sus habitantes: / él la fundó sobre los mares, / él la afianzó sobre los ríos. / ¿Quién puede subir al monte del Señor? / ¿Quién puede estar en el recinto sacro?/ El hombre de manos inocentes y puro corazón, / que no confía en los ídolos/ ni jura contra el prójimo en falso. / Ese recibirá la bendición del Señor, /le hará justicia el Dios de salvación. / Esta es la generación que busca al Señor, / que busca tu rostro, Dios de Jacob. (Sal 24, 1-6).

Nuestro Señor Jesucristo, con su vida y con sus obras, nos ha dicho que todo es de Dios, todo lo hizo Él. De ahí su invitación a poner en el centro de la creación al ser humano, a reverenciar a todo ser humano y a todo lo que puso Dios al servicio de todos los hombres. Custodiar y reverenciar la creación entera es un mandato del Señor. No podemos usar el mundo y todo lo que Dios ha creado abusando de ello, como si se tratase simplemente de un material para nuestro obrar y querer. Toda la creación es un don que nos ha sido encomendado a todos los hombres. Es necesario y urgente que nos tomemos la tarea de convertirlo en un jardín de Dios y por ello también en un jardín del hombre. ¿Hemos asumido cada uno de nosotros ese compromiso? Estemos abiertos a escuchar y ver las múltiples formas de abuso que hacemos los hombres en la tierra, con nosotros mismos y con todo lo creado. Con estos abusos robamos al hombre y nos quedamos con lo que ha puesto Dios a su servicio. Escuchemos en estos momentos de la historia el gemido de la creación del que San Pablo nos habla en la Carta a los Romanos. En este sentido, se puede entender aquello de que “la creación espera con impaciencia la revelación de los hijos de Dios” (Rm 8, 22). Solamente el Corazón de Cristo, trasplantado a cada uno de los hombres, nos hará ver, el vínculo estrecho e inseparable entre desarrollo, necesidad humana y salvaguarda de la creación.

Defender la creación. No hay que hacerlo por ser útil para nosotros, sino por sí misma. La creación es un don del Creador. Toda ella tiene las huellas de Dios. La familia humana necesita tener “casa”. Esa “casa” es la tierra en la que habitamos. Y  Dios nos encarga mantenerla, cuidarla, habitarla con creatividad y responsabilidad. Y para ello es necesario que el ser humano -centro de la creación- tenga el Corazón de Cristo.  Con ello quiero decir que la tierra no sea considerada de manera egoísta, para intereses de grupo, pues todos los hombres tienen derecho a obtener el beneficio que nos hace ser cada día más personas, y por tanto, con un corazón con las medidas del corazón de Cristo, que ama, promueve, alienta, regala misericordia, hace partícipes a todos, no descarta a nadie, crea la cultura del encuentro. Todos los hombres hemos de estar incluidos en el destino universal de los bienes de la creación. El desarrollo y el equilibrio ecológico en todas las dimensiones, también la ecología humana, hay que buscarlo entre todos, de tal manera que fortalecer la alianza entre el ser humano y el medio ambiente solamente es posible si los hombres somos reflejo del amor de Dios. Para ello, hagamos trasplante de corazón.

Jesucristo nos enseña que descuidar el medio ambiente en el que Dios ha querido que los hombres vivamos alcanza a toda la tierra y a todos los hombres. El descuido ecológico ambiental y humano daña la convivencia humana y traiciona la dignidad del hombre, violando los derechos más fundamentales de la persona. Todos estamos llamados a proveer y salvaguardar las condiciones morales de una auténtica ecología humana que nos hará vivir la ecología ambiental. Esto solo se puede realizar  si el hombre hace un trasplante de corazón, acogiendo en su vida el Corazón de Cristo. No puedo ni debo entrar en cuestiones técnicas, pero sí ofrecer el impulso que nos lleve a asumir responsabilidades y dar respuestas. Por eso os invito a redescubrir el rostro del Creador y nuestra responsabilidad ante Él por su creación. Él nos ha dado unas capacidades para asumir un estilo de vida que marque una manera nueva de relacionarnos los hombres y de vivir en este jardín que hizo Dios para nosotros, que es todo lo creado.

Abordemos siempre el problema ecológico desde Dios. Fue el Espíritu creador quien creó todo lo que existe y lo renueva sin cesar, como nos lo dicen las primeras páginas del libro del Génesis. La fe en el Espíritu creador pertenece al contenido esencial del Credo cristiano. Las ciencias modernas de la naturaleza nos dicen que la materia tiene una estructura matemática que está llena de espíritu, está estructurada inteligentemente. Nosotros creemos que esta estructura inteligente procede del Espíritu creador y que nos lo dio  a nosotros. Aquí está el fundamento de nuestra responsabilidad  respecto a la tierra y al hombre. Nada de lo creado es propiedad nuestra, nada podemos explotar según intereses y deseos personales o de grupo. En el corazón de Jesucristo, Dios manifiesta al hombre unas orientaciones a las que debemos atenernos como administradores que somos de la creación. La Iglesia tiene que explicar el credo cristiano en su integridad, transmitir el mensaje de salvación que incluye cultivar y custodiar la creación, es decir, defender la tierra, el agua, el aire que son dones que pertenecen a todos, pero también debe proteger al ser humano contra la destrucción de sí mismo. La fe en Dios Creador y la atención que tiene que tener el ser humano nos lo regala Cristo cuando dejamos que su Corazón entre en nosotros. Entonces no hay autodestrucción del hombre ni destrucción de la obra de Dios.

Defender la creación y al hombre mismo nos hace ver que ecología humana y ecología ambiental han de ser un compromiso de todos los cristianos. El problema decisivo está en la capacidad moral de una ecología global que también respeta la vida desde el inicio hasta la muerte natural. No se puede defender la ecología ambiental y destruir la ecología humana. El libro de la naturaleza es uno e indivisible en todo lo que concierne al desarrollo humano integral. Urge hacer trasplante de corazón. 

Con gran afecto, os bendice:

+Carlos, Arzobispo de Madrid

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Siempre sembrar
 

XI Domingo Ordinario

 

Por Mons. Enrique Díaz Díaz

San Cristóbal de las Casas, (ZENIT.org)

Ezequiel 17, 22-24: “Elevaré los árboles pequeños”.
Salmo 91: “¡Qué bueno es darte gracias, Señor!”
II Corintios 5, 6-10: “En el destierro o en la patria, nos esforzamos por agradar al Señor”
San Marcos 4, 26-34: “El hombre siembra su campo, y sin que él sepa cómo, la semilla germina y crece”.

Los estudiantes se quedan admirados por la amabilidad, hospitalidad y trabajos de aquella familia árabe-cristiana. Arrumbada en el rincón de la frontera norte de Israel donde se ocultan y resisten las fuerzas palestinas, vive en constante zozobra por los ataques de uno y otro ejército. Con diferentes métodos y con diferentes actitudes, pero siempre pasa lo mismo: acaban desconfiando de ellos y destruyendo la granja que con sudores y esfuerzos van levantando en medio de las alambradas y los campos minados. Allí siempre es tiempo de guerra y de inseguridad. Uno de los estudiantes se anima a preguntar: “¿Por qué siembran si al rato vienen unos u otros para destruir sus cultivos?”. La respuesta del padre de familia, un anciano respetable, llega con seguridad: “Si sembramos, tenemos esperanza. Si nos cruzamos de brazos, nos hundimos en el pesimismo”. Frente a la adversidad, siempre hay que sembrar; frente a los problemas, hay que sembrar; frente al pesimismo, hay que sembrar.

“El Reino de Dios”, siempre el reino, una y otra vez, como una obsesión, es el tema favorito de Jesús. Un reino enraizado en las miserias humanas, un reino construido con los pequeños y los pobres, un reino que trae la verdadera paz y la verdadera justicia. Es su causa, por la que vivió, por la que luchó y por la que murió. ¿Cómo transmitir esa pasión por el Reino? Lo hace a través de las parábolas que nos hablan de la vida ordinaria y cotidiana de sus paisanos, son ejemplos sencillos pero en un momento tienen un especie de rompimiento que nos cuestiona y nos enfrenta con la realidad del Reino. Así son las parábolas de este domingo. Así son también las imágenes que nos presenta el profeta Ezequiel: una rama tierna cortada de la copa de una gran cedro que plantada en la montaña de Israel se convierte en cedro magnífico. De lo pequeño se alcanza la grandeza. Ya podremos aprender a trabajar en las pequeñeces sin desesperación, sin ambiciones, pero con todo el entusiasmo. Por este mismo camino sorprendente nos lleva la primera parábola. ¿Qué tiene de extraordinario la escena que nos presenta? En aquel tiempo, y ahora, era escena cotidiana la salida de los sembradores a realizar su faena y depositar su semilla en el surco abierto. ¿Por qué la narraría entonces Jesús? Porque en aquel tiempo, y ahora también, ante los escasos frutos logrados en la lucha por el Reino, en la búsqueda de la justicia, en la difusión de la palabra, llegan momentos de desaliento y se corre el riesgo de dejar de sembrar, de sentarse a rumiar el pesimismo, de dejar que las cosas vayan por sí solas. ¡Cuánta razón tiene el Papa Francisco al decirnos que el pesimismo es una de las tentaciones fuertes de nuestro tiempo!

Si miramos así la parábola, encontraremos un fuerte reclamo a esta sociedad que se ha cansado, que está hastiada, que de tanto dolor y aburrimiento se emborracha en sus placeres, en su imagen y se olvida de la construcción del Reino. Vive en somnolencia y abandono. No quiere reflexionar ni construir. Tantos sueños se han roto, que acabamos por quedarnos dormidos; tantos ideales han fracasado que no queremos ya levantar la vista. ¿No es cierto que el pesimismo y la indiferencia se han apoderado de muchos de nosotros? Pues ahí está otra vez la invitación a sembrar. Si se siembra, habrá esperanza de cosecha, si el terreno permanece intacto, queda estéril y se llena de maleza. El discípulo del Reino no tiene derecho a cruzarse de brazos y a fingir ignorancia, mientras hay un mundo de miseria que reclama el trabajo, quizás pequeño, pero constante y esforzado del que ha depositado su fe en Jesús. Es cierto: hay corrupción, hay injusticias, pero seguirán creciendo si no sembramos paz, honestidad, coherencia y justicia. La siembra escondida, en silencio, con esperanza, tiene la promesa del fruto futuro.

La parábola nos hace otro reclamo: no todo está en nuestras manos. Acostumbrados a resultados inmediatos y controlables, queremos someter la historia del Reino a nuestros pobres y ridículos esfuerzos. La parábola de la semilla que crece por sí sola insiste en la fuerza que posee el reino de Dios sembrado ya en la tierra. A nosotros nos toca poner la semilla, al Señor le toca darle crecimiento. Se requiere paciencia y perseverancia. Crece lento, por pasos: “primero los tallos, luego las espigas y después los granos en las espigas”, pero de forma inexorable, a pesar de unos comienzos ocultos. Duerma o se levante el hombre, de noche o de día, sin que él sepa cómo, la semilla brota y crece por sí misma aunque nadie la trabaje. El Reino rompe nuestros esquemas, es don y no depende sólo de nuestro trabajo y esfuerzo. Creer en Dios, creer en las personas, creer en el Reino, respetar los ritmos y confiar en la dinámica de su realización aquí, es mucho más que hacer. Es dejar hacer y dejar hacerse. Es cambiar el corazón y abrirlo al Reino. Es abandonarse confiadamente en manos de Dios. De ningún modo es invitación a la desidia y al providencialismo. Es el compromiso fuerte de sembrar y trabajar, para después, en oración, poner confiadamente nuestros esfuerzos en manos del Padre que nos ama y que le dará crecimiento.

El grano de mostaza nos pone en la misma sintonía: el Reino no llega con escándalos y propagandas mentirosas, se construye desde lo pequeño y desde los pequeños, cada día, con entrega, con constancia, con dedicación, calladamente. A muchos nos cuesta este trabajo diario y callado, sin embargo nuestro mundo está lleno de personas que generosa y honradamente están construyendo este Reino. Vienen a mi mente las palabras de aquel santo mártir mexicano que con mucha vehemencia repetía: “Quiero ser semilla y morir en la raya, no quedarme mirando desde la orilla”. Compromiso serio en la construcción del Reino, pero esperanza confiada en la acción amorosa de nuestro Dios. Presencia de Reino que es regalo, conquista, trabajo y alegría, hermandad y construcción, pero nunca pasividad o indiferencia. ¿Cómo estamos construyendo el Reino de Dios? ¿Cómo damos esperanza en estos momentos de duelo, desconfianzas y pesimismo? El verdadero cristiano sigue sembrando en silencio y espera confiado la lluvia de amor de Dios Padre que dará crecimiento y fortaleza a su semilla.

Señor, da fortaleza a nuestras debilidades, da esperanza a nuestro pesimismo, da fruto a nuestros esfuerzos,. Amén.

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