Católicos
Es teólogo en la Universidad Pontificia de Comillas

Pablo Guerrero Rodríguez rescata un antiguo artículo de Ratzinger para justificar la comunión a divorciados vueltos a casar

En el nuevo libro 'La familia a la luz de la misericordia'

Todo está preparado para la celebración del Sínodo ordinario sobre el matrimonio y la familia. Sobre todo en el campo de las publicaciones. En España se ha producido una curiosa coincidencia electoral al contar, en unos pocos días, con varias iniciativas editoriales preparatorias del Sínodo, que se pueden agrupar en dos corrientes o escuelas.

La primera, con doblete editorial, a cargo del profesor de la Universidad Eclesiástica San Dámaso, Nicolás Álvarez de las Asturias. Dos libros “Repensar la familia”, de Palabra; y “En la salud y en la enfermedad”, de Cristiandad, y un nutrido grupo de autores entre los que predominan los profesores de las Universidad Santa Cruz, San Dámaso y Francisco de Vitoria. La segunda iniciativa, que apoyaría la tesis del cardenal Kasper, de los docentes de la Universidad  Pontificia de Comillas, con el título “La familia a la luz de la misericordia”.

Es hora pues de analizar los argumentos, la profundidad y novedad de sus propuestas y la calidad teológica de sus afirmaciones. Es hora del debate intelectual. Pongamos por caso, el ejemplo de un aparente olvido en el libro de los profesores de la Universidad Pontificia de Comillas.

Dentro de las aportaciones en el texto “La familia a la luz de la misericordia”, se encuentra el escrito del jesuita Pablo Guerrero Rodríguez con el título “Compartir el pan. Prudencia y audacia en la atención y acompañamiento pastoral a católicos divorciados y vueltos a casar civilmente”. En las páginas 181 y siguientes de un texto equilibrado argumentalmente en la línea de B. Häring y Marciano Vidal, el autor, profesor de teología pastoral, hace referencia a un artículo de J. Ratzinger, publicado en Munich en 1972 con el título “Sobre la cuestión de la indisolubilidad del matrimonio: observaciones sobre la situación histórico-dogmática de la cuestión y su importancia para el presente”, en el que, según el padre jesuita, glosa la propuesta de Ratzinger de que “cuando en un matrimonio se ha roto de manera irreparable y se ha entrado con posterioridad en un nuevo matrimonio que ha probado por largo tiempo ser una realidad moral y has sido tomado con espíritu de fe (…), podría garantizarse, de forma no judicial, y basándose en el testimonio del pastor y de los miembros de la Iglesia, la admisión a la comunión de aquellos que viven en este segundo matrimonio”.

Pero la cuestión no concluye aquí. El autor del artículo añade un párrafo en el que se refiere a la no publicación de esta propuesta tal cual en las obras Completas de Ratzinger, que están a cargo del hoy cardenal Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la fe, cardenal Gerhard L. Müller.

El P. Guerrero escribe con libertad intelectual encomiable lo siguiente: “Esta propuesta fue recogida por el cardenal Walter Kasper en su informe para el Consistorio Extraordinario (20-21 de febrero de 2014). Me imagino su sorpresa (evidentemente, no fue el único) al conocer el tomo IV de las Obras Completas de J. Ratzinger, que vio la luz meses más tarde. En esa edición se puede apreciar la variación del texto en el ensayo del que hablamos (Una variación que silencia la propuesta a la que nos referimos). Evidentemente, toda persona tiene derecho a cambiar de opinión, pero no deja de ser curioso que se cambie el texto en una edición de Obras Completas. Parecería lo lógico conservar el texto original e introducir los cambios en notas a pie de página o en texto paralelo. Cambiar el texto, en nuestra humilde opinión, quizá no es el camino más adecuado, porque, entre otras cosa, nos impide conocer la evolución del pensamiento de un teólogo. Otro elemento a señalar es el “cuándo” de la edición. Sin duda, el tiempo ya estaba fijado antes de la convocatoria del Sínodo; pero creo que no ha sido el mejor momento, ya que, como se ha visto, determinados sectores más conservadores han instrumentalizado este cambio del ensayo del papa emérito”.

Hasta aquí lo referido al texto de Ratzinger y su inclusión en sus Obras Completas. Al margen de las consideraciones sobre el derecho, y la práctica común, de que los autores vivos modifiquen los textos en la edición de sus obras completas, ¿por qué el autor no habla del día después? ¿Por qué no cuenta el siguiente paso en esta historia?

Sorprende que el autor no se refiera a lo que Benedicto XVI, J. Ratzinger, declarara, al respecto de este texto y de su inclusión en sus Obras Completas, en una entrevista concedida al corresponsal en Roma del diario alemán Frankfurter Allgemeine.

El periodista Joerg Bremer dijo en la entrevista publicada en diciembre de 2014 que Benedicto XVI fue directo al grano, calificando de “totalmente absurda” la idea de que haya pretendido terciar en el debate sinodal. El artículo de aquel joven teólogo de 42 años era de sobra conocido, tanto que el cardenal Kasper lo citó para apoyar sus tesis. A la hora de compilar sus obras, el autor deseó que reflejen con precisión su postura madurada con un texto síntesis de su pensamiento al respecto. “La revisión del volumen se llevó a cabo mucho antes del  Sínodo”, apuntó el Papa emérito, en función del calendario de publicación de los volúmenes. “No contiene nada nuevo, nada que no fuese conocido, entre otras cosas porque ya desde que yo era Prefecto de la Fe, escribí estas cosas incluso en un tono más radical”, apunta Benedicto XVI.

Benedicto, según Bremer, bromeó sobre la tormenta en un vaso de agua que se ha formado a costa de su antiguo artículo y su nueva formulación. En realidad habría sido difícil que alguien hubiese encontrado esas correcciones en un volumen de 700 páginas, “de no ser porque hay gente que anda buscando cosas con determinada intención”.