En la Iglesia nunca pasa nada

 

Antes de leer el post seguro que ya hay espabilados que me achacan el pedir que vuelva la inquisición. No es el caso. La pregunta que me hago es que si en la Iglesia existen las sanciones y exactamente para qué y si se aplican.

En las cosas realmente gordas sí. Es decir, por ejemplo, un sacerdote u obispo afectados por casos de pederastia son sancionados ejemplarmente y en muy poco tiempo. Mi pregunta va más en la dirección de las cosas de pequeño, mediano y no tan mediano calibre. Porque uno tiene la sensación de que aquí, en nuestra querida Iglesia, nunca pasa nada.

Ejemplo para que se me entienda todo. En Madrid las absoluciones colectivas están no solo no permitidas, sino expresamente prohibidas. Pues bien, todos sabemos que en algunas parroquias se siguen impartiendo. ¿Y? Según el Sínodo Diocesano de Madrid del año 2005, la catequesis preparatoria para primera comunión ha de tener una duración de tres años y han de utilizarse en ella los materiales diocesanos. Pues hay parroquias que tres y las hay que dos. Las hay con materiales diocesanos y las hay que no. Es más, en la propia librería diocesana uno puede comprar los materiales de donde sea. No pasa nada.

La Forcades y la Caram, contemplativas, han hecho y hacen lo que les da la gana. La Forcades parece que ahora con un permiso de exclaustración. La Caram sigue en sus trece. Hablando de lo divino y lo humano, cargándose la doctrina y la moral, pasando menos tiempo en el convento que La Tacones en las cuarenta horas. No pasa nada.

En la iglesia de los PP. Társilos se celebra sin casulla, no hay confesiones y el superior y párroco, el reverendo P. Gómez, no se cansa de predicar que el infierno no existe, que la resurrección fue una experiencia colectiva de los apóstoles y que no hay que estar ante el sagrario, que el sagrario son los pobres de la calle. Pero no pasa nada. Las hermanas de Santa Eduvigis en su primaria iluminación imparten unos fantásticos cursos de reiki, propagan el eneagrama y han sustituido el rosario por la postura del loto y el recitado de mantras. No pasa nada, con excepción del pinzamiento de sor Virtudes al tratar de sentarse en la postura del loto a sus ochenta y seis años.

En la parroquia de san Apapucio mártir y en la de santa Gudesvinda, virgen, no hay despacho de Cáritas. A cambio, el primer lunes de mes el párroco da dos euros a todos los pobres que llegan al despacho, donde por cierto se forman unas colas que ni las de Venezuela pretendiendo adquirir papel higiénico. No pasa nada. Nunca pasa nada.

Por eso ante las normas uno no hace sino esbozar una sonrisa. Si quieres las cumples y si no, pues no. Nunca pasa nada.

Bueno, lo de nunca no es exacto. Pregunten a los Franciscanos de la Inmaculada.