Al concluir el curso pastoral, la publicación Comunidad quiere hacer un repaso de lo que ha sido la vida de la diócesis de Salamanca. Una agenda marcada por dos acontecimientos: la puesta en marcha de la Asamblea diocesana y del V Centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús. Para hacer este balance entrevistamos a Florentino Gutiérrez, Vicario general de la Diócesis de Salamanca.

-¿Cómo ha sido, para la Diócesis de Salamanca, este curso que está terminando?

-En cuanto a la Asamblea diocesana ha habido un planteamiento claro. Se ha trabajo muy bien por toda la junta de la Asamblea y se ha asumido por una gran parte de la diócesis. De hecho son más de un centenar de grupos los que están trabajando las diversas encuestas que se han hecho, estudiando los textos del Papa Francisco… ¡Veremos a ver cuáles son los resultados!

En cuanto al Centenario de Santa Teresa, creo que Alba de Tormes está siendo un lugar de peregrinación verdaderamente masivo. Cantidad de grupos diocesanos y de fuera están pasando tanto por Alba como por Ávila. Creo que es una oportunidad de oro la que estamos teniendo. ¡Ojalá que el espíritu de Santa Teresa cale en todos!

-Una de las grandes apuestas de la Diócesis es la Asamblea. ¿Será la Asamblea diocesana capaz de resolver o simplemente “poner sobre la mesa” las dificultades por las que atraviesa nuestra Diócesis de Salamanca?

No lo sé. La Asamblea inquieta a la gente. Yo creo que es un soplo del Espíritu que ha llegado también a la diócesis de Salamanca. No es ninguna broma esta “gran movida” que estamos teniendo. Esto va está muy de acuerdo con lo que el Papa está pidiendo en Evangelii Gaudium y creo que va a dar su fruto. En segundo lugar, nos está sirviendo para hacer una revisión. ¡Ojalá que sea autocrítica sincera!, porque aquí se da la palabra a todos los fieles que quieran participar, y hablen, sugieran y se hagan programas para el futuro. Por tanto hay que poner mucha esperanza. Me conformaría con que fuéramos capaces de coordinarnos todos, porque me da la impresión de que estamos funcionando un poco descoordinadamente.

-Tomás Durán, Vicario de Pastoral, habla de un laberinto diocesano, de un laberinto interno, de la necesidad de salir de nosotros mismos… ¿Comparte esta impresión-sensación? ¿Nos miramos excesivamente, como Iglesia, el ombligo?

Quizás. Pero hay que darse cuenta de la situación que estamos viviendo. Yo diría que estamos en una tensión entre la perplejidad por el momento que estamos pasando y la esperanza que nos proporciona el espíritu y el Papa Francisco. Yo creo que ahí es donde está la cuestión. Estamos perplejos pues hay muchas cosas que están cambiando, no sabemos muy bien cuál es el futuro que nos espera. Vemos que hay mucha gente que está padeciendo, sufriendo; nos faltan vocaciones,… tenemos un montón de problemas realmente graves ente nosotros. Y sin embargo, también somos conscientes de que el Espíritu no nos abandona; que el Espíritu está, que los grupos están trabajando, que las parroquias están trabajando, lo cual quiere decir que si se cumple el Evangelio… Él va a pagar el ciento por uno. Me preocupa más nuestra pobreza que los enemigos exteriores que podemos tener. Si la Asamblea nos ayuda a ponernos de acuerdo a los grupos que ya estamos funcionando, ¡tenemos motivos para una gran esperanza!

-Estar al frente, como Vicario General, de una Diócesis como es Salamanca… me imagino que también tendrá muchas gratificaciones, ¿qué está siendo lo mejor de todos estos años?

Sin querer olvidar los problemas y disgustos que hay que superar, y para ser sincero de verdad, tengo que decir que el cargo es gratificante, muy gratificante. Tengo entendido que en la Iglesia los cargos, más que cargas, son un don, un regalo. Así he asumido los distintos cargos que he recibido de la diócesis. Son dones de Dios que acepto con gratitud. ¿No es un don estar junto al Obispo? Y, ¿estar en el Consejo Episcopal, y en el Consejo Presbiteral y en tantas cosas? ¿No es un don visitar las parroquias cada domingo y festivos para celebrar con las distintas comunidades? ¿No es un don estar junto a los sacerdotes, los religiosos y los laicos en sus celebraciones especiales? Son muchas las alegrías que pesan más que las penas. Por todo ello doy gracias a Dios y a Mons. Carlos López. Pero que nadie piense que me siento atado al cargo. Con gusto y gratitud lo acogí y con gusto y gratitud lo dejaré para que lo disfrute otro hermano.

(Diócesis de Salamanca)