El Cardenal Julio Terrazas, quien ha dejado impronta en la reciente historia eclesial y social de Bolivia,  fue presidente de la Conferencia Episcopal Bolivia por más de veinte años, Arzobispo de Santa Cruz de la Sierra desde 1991 hasta el 2013 y Cardenal desde el año 2001 participando en la elección de dos Papas, el último Jorge Mario Bergoglio,  Papa Francisco, amigo personal y que además se alojará en su casa durante su visita a Santa Cruz de la Sierra.

Desde que se convirtió en arzobispo emérito de Santa Cruz en mayo del 2013 y, sobre, por motivos de su salud que lo ha llevado a hospitalizarse varias veces, el Cardenal Terrazas ya no hizo declaraciones públicas a la prensa. Sin embargo, semanas antes de la llegada del Papa y gracias a una leve mejoría en su salud concedió una entrevista al programa televisivo “Que no me pierda” y de las que hemos subrayado sus principales reflexiones, claras y agudas como siempre.

Su relación directa con Jorge Mario Bergoglio, Papa Francisco

Mons. Julio Terrazas no lleva cuenta de cuánto tiempo ha pasado desde que son amigos con el padre Jorge Bergoglio: “No llevo cuenta del tiempo o las veces que nos hemos visto,  es una relación que se ha ido tejiendo en el tiempo, ya desde la ordenación sacerdotal: él como jesuita y yo como redentorista, cuando estudiábamos en Córdova (Argentina) nuestras casas de formación eran cercanas, allí nos conocimos, pero donde se forjó la amistad fueron en las reuniones del CELAM (Consejo Episcopal Latinoamericano), allí trabajamos en diversas comisiones”, y aclara que la buena vecindad de representar a  Argentina y  Bolivia los llevaba a sentarse juntos en todas las asambleas y reuniones y que fue motivo “para seguir hablando”.

“Hemos estado trabajando no sólo en comisiones del CELAM donde hemos compartido responsabilidades, sino que también hemos participado de varios sínodos mundiales de obispos representando a América Latina” cuenta el Cardenal Terrazas que comparte la confidencia: “Tuvimos la suerte y la bendición de estar juntos en la mesa de Aparecida, juntos en la corresponsabilidad: él era el encargado de la redacción final del documento final que ha marcado un nuevo entusiasmo en nuestro continente, y a mí me tocó ser encargado de la prensa [ríe un poco] parece que no había otro  más preparado; pero siempre buscando el bien de Aquel que es el único que no nos busca para tenernos sometidos, sino que nos busca para que seamos realmente sus hijos”.

Cuando se le pregunta ¿Por qué cree que el Papa eligió Bolivia en este primer? El Cardenal Terrazas relata que hace muchos años Bergoglio ya estuvo en Bolivia  y como obispo me decía: “al viajar a Bogotá siempre paso por encima de Bolivia y me quedo triste porque debería bajar a conocer tu país”, y yo le animaba diciendo: “Alguna vez vas a tener la oportunidad, no dejes de estar también en Bolivia entre los primeros países que visites”.

Para Terrazas estas conversaciones tal vez sirvieron para fijar esta fecha – que según el purpurado – no  es la mejor por ser en el invierno austral, tampoco en el sentido económico; pero tiene la firme esperanza que “será la mejor época para iniciar un nuevo semestre como el preámbulo de los años de vida, de los años de justicia y de paz”.

El cardenal no pierde la capacidad de soñar y refiriéndose a la época que se abrirá después de la visita del Papa expresa: “entre todos construiremos una Bolivia sin odios, sin rencores, sin insultos, sin trampas espirituales, psicológicas o políticas, sino que con claridad y prudencia construyamos un país donde nosotros también tengamos vida”.

La libertad está en peligro, y quitarle el pensamiento  al hombre es quitarle su esencia.

Terrazas por un lado reconoce que el Gobierno de Evo Morales tiene en sus manos el destino del pueblo Boliviano pero también denuncia la intolerancia que en Bolivia ha puesto en riesgo el valor de la libertad, y aclara que este valor está en peligro en todo el continente: “nos estamos lanzando en una carrera de acumular cosas – algunas necesarias – pero  otras que no son indispensables, dándonos ciertos lujos y ciertos gastos, cuando nuestro pueblo todavía no ha alcanzado ese grado de madurez que tienen otros pueblos” añade Julio Terrazas haciendo referencia a los gastos innecesarios en infraestructuras deportivas y edificios que no ayudan a la educación y salud en Bolivia.

“Nosotros estamos saltando siglos para improvisar situaciones que tal vez la mayoría no está comprendiendo y, que al no comprender, corre el riesgo de que aquellos que están arriba sean mucho más eficaces en aplastar, en no dejar hablar, no dejar pensar. ¡Privar al hombre de su capacidad de pensar es quitarle su esencia, es quitarle aquello que lo caracteriza para diferenciarse de los demás!” afirma preocupado el purpurado.

Existe el peligro de concebir la palabra “libertad” en el sentido más burdo que tiene, confiesa el arzobispo emérito de Santa Cruz, y aclara que: “la libertad ayuda a realizar el bien común entre todos y no por la fuerza. Nos interesa la libertad para corroborar y participar en todo aquello que sirva al bien común. Por lo tanto esa palabra “libertad” vuelve adquirir una dimensión grande en América Latina y de ello nos va hablar el Papa Francisco; lo hará primero en Ecuador, pero esos discursos también ya son para nosotros; su mensaje es para toda América Latina y para toda la Iglesia en el mundo, y desde Bolivia también se lanzará un mensaje para el mundo”; y aprovecha para aconsejar a los organizadores del viaje del Papa a: no pelearse sólo por estar cerca del Papa, sino más bien para estar cerca de aquellos a quienes se les niega la existencia y aquellos que están en riesgo por querer pensar y hablar con la claridad que requiere cada momento.

Una Iglesia encarnada en la historia de la humanidad

Durante más de una década toda Bolivia esperaba su mensaje dominical a través de la homilía que era pronunciada desde la Catedral de Santa Cruz y transmitida a toda Bolivia por los medios de comunicación, sus homilías iban marcando la postura de los pastores de la Iglesia y en más de una oportunidad sus mensajes fueron tildados como ataques de un opositor políticos, pero a Julio Terrazas esto no le importó entonces, y no le sigue importando ahora, y prefiere aclarar: si algunos de nosotros desde el entusiasmo desde la prédica o de la denuncia ha dicho algo que no les gusta [refiriéndose al Gobierno] tienen toda la autoridad para llamarnos y dialogar y decirnos: Ustedes manejan estos datos, nosotros estos.. veamos; pero no empezar por sacar los cadáveres y peor aún a levantar las manos.

Y es que Julio Terrazas con sus 79 años es consiente que el mensaje del Evangelio no es complaciente y  resulta incómodo para aquellos que: “ni siquiera se dan el trabajo de ver qué es lo que quiere decir Jesús para aquella época, para esta, o para las que vendrán”;  aclara que el Evangelio “es un Mensaje de ayer, hoy y siempre, y creo que eso no lo podemos borrar  diciendo: yo no creo, no comparto o no estoy de acuerdo; si así fuera” – afirma Julio Terrazas – “está bien, pero a los creyentes se nos debe dejarnos ejercer el derecho de expresar lo que creemos con libertad, con libertad, y repito, con libertad”, insiste por tercera vez.

Finalmente ofrece un mensaje también a la Iglesia  señalando que “los sacerdotes, diáconos, consagrados y todos los fieles, deben sentirse un solo pueblo con una misión: seguir pregonando aquel mensaje de nuestro Maestro Jesús, que es un mensaje siempre actual para aquellos que lo comprenden en plenitud”.

J.L