Teresa Forcades: sor barretina cojea de un pie muy cierto

 

No me negarán que la cosa no tiene gracia. Religiosa, poca, pero mundana, a más a más.

Antes de empezar, debemos decir que la “barretina” es una especie de tocado de cabeza típicamente catalán. Vamos, viene a ser como un sombrero local o, más bien, rural. Por eso titulamos como titulamos: Sor barretina, Madre barretina…Y es que Teresa Forcades, religiosa a sus horas, nos ha salido independista pero de las de izquierdas (es que aquí tenemos de todo, como en botica)

Esta religiosa (aunque parece que está esperando no serlo durante tres años… algo así como una interrupción de su religiosidad) está que se sale. Aupada por sus opiniones muy contrarias a muchas doctrinas de la Iglesia católica y de moda por eso y por no quitarse el hábito cuando las ha expresado, ha creído, además, que puede servir a Dios y al César. En realidad, ahora quiere dejar de servir a Dios para servir al César y presentarse a unas elecciones políticas.

Para empezar, no me negarán ustedes que eso es ser tibio de la mayor tibieza. Y tampoco me negarán ustedes qué dice Dios en el Apocalipsis de los tibios…

Pues bien. Resulta que ha presentado un libro de título “Por amor a la justicia”. Y a raíz de eso publicó, en Religión Digital, el nunca bien ponderado Jesús Bastante, un artículo recogiendo declaraciones de la temporalmente (eso quiere) exclaustrada Teresa Forcades, religiosa a sus horas.

Todo lo que dice esta casi exreligiosa es, indudablemente propio de quien hay que dar de comer aparte. Y es que la política, y más aún la nacionalista e independista tiene cosas muy peculiares y hasta para morirse de risa.

Todo lo que dice sor Forcades está teñido del más rancio izquierdismo. Elogia cosas tan peregrinas como acciones sociales que, al parecer, va a llevar a cabo la nueva alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, de lo más rojo rojista. Y lo hace no porque sea bueno, sino porque es de izquierdas… como ella parece serlo. También elogia a dos mujeres casi anarquistas, a saber Dorothy Day y Simone Well ambas. Seguramente lo hacen porque tuvieron “experiencias crísticas” (¡vete tú a saber qué quiere decir eso!) pero, sobre todo, porque durante la Guerra Civil Española apoyaron al bando republicano y, ¡Ay!, eso le puede a sor barretina. El caso es que de haber vencido tal bando seguramente esta mujer, tan arrojada y valiente, no podría haber sido religiosa aunque es hasta probable que hubiera sido una gran líder política…

Otras muchas cosas dice esta buena señora que quiere (espera el placet de Roma) quedar fuera del convento (más aun querrá decirnos) para llevar una vida mundana, muy alejada de lo religioso y para adorar al dios Baal de la política.

Pero lo más gracioso del asunto es que el subconsciente le ha jugado una mala pasada a Jesús Bastante porque en un momento determinado dice esto:

“No es una niña, aunque se le nota cierta extrañeza al verse sin la vestimenta que durante años la adornó, y a la que espera regresar dentro de tres años”

¿Lo ven ustedes? El hábito que ha gastado sor barretina era un “adorno”. Aunque no sé a qué se refiere Bastante. Puede, por ejemplo, ser esto (según el Diccionario de la Real Academia Española de la lengua):

“Aquello que se pone para la hermosura o mejor parecer de personas o cosas.”

Sólo, pues, apariencia.

O esto otro:

“Que no hace labor efectiva. Se emplea mucho jocosamente. Este está de adorno en la oficina”.

Tan sólo, por cierto, como abobada útil de los más listos de entre los nacionalistas.

Pues eso, que mucho de lo que ha hecho sor barretina es puro adorno. Pero ella, seguro que sí, debe estar muy contenta de haberse conocido.

Como diría aquel: ¡Vaya fauna!

De todas formas, ¿saben ustedes qué es lo peor? Pues lo peor es que, a lo mejor, vuelve a la vida poco contemplativa que hasta ahora ha llevado. Vamos, que amenaza con volver.

Si no cambia y confiesa su fe… Dios no lo quiera.  

  

Eleuterio Fernández Guzmán