Hay 5.000 millones de personas que no conocen el Evangelio

Cardenal Filoni: la relación entre el Islam y el Evangelio es muy compleja

 

El prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, cardenal Fernando Filoni, inauguró este lunes por la tarde la 68 Semana de Misionología de Burgos (España), dedicada a conmemorar el 50 aniversario del Decreto conciliar «Ad Gentes». En unas declaraciones previas, explicó que si un musulmán quiere convertirse en cristiano está arriesgando su propia vida.

8/07/15 8:45 AM


(Zenit) Minutos antes de pronunciar la conferencia inaugural, el purpurado reconoció que la relación entre el Islam y el Evangelio «es muy compleja». «Mientras en el cristianismo hay libertad religiosa, ésta no existe en el Islam», ya que «si un musulmán quiere convertirse en cristiano está arriesgando su propia vida», indicó.

En este sentido, recordó que la evangelización, por ejemplo, está prohibida en Arabia Saudí y hay otros países donde «hay libertad de culto, que no es lo mismo que la libertad religiosa».

El cardenal Filoni dijo también que en la actualidad hay cinco mil millones de personas que todavía no conocen el Evangelio. Por lo tanto, el objetivo es «ayudar a estas iglesias que están naciendo a establecerse como diócesis», enfatizó.

Asimismo el prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos señaló que, en estos cincuenta años, las misiones han cambiado, entre otros aspectos, en el color y procedencia de los evangelizadores.

Al hablar de la evangelización, el purpurado explicó que «uno de los frutos es que casi todas las diócesis tienen obispo local y lo mismo sucede con los catequistas». «La misión continúa pero de forma diferente, que es en cooperación, que significa asegurar el crecimiento de una Iglesia local y estar cercana a sus necesidades», subrayó.

El cardenal Filoni fue el encargado de disertar sobre «El decreto Ad Gentes. Una visión teológica del fondo sobre la misión». En su intervención, reiteró que son muchos los hombres y mujeres de este mundo que esperan conocer a Dios y sólo será posible si hay hombres y mujeres concretos que, en nombre de la Iglesia y dentro de la Iglesia, les inviten a conocerlo. Renunciar a esta misión–concluyó el purpurado–es renunciar a ser Iglesia y, en definitiva, renunciar a la unión de todos los pueblos.