Solución 'Cañizares': que «se multipliquen más y más las capillas de adoración al Santísimo»

El lunes el Cardenal Cañizares celebró la Santa Misa y presidió un acto de desagravio al Santísimo en la catedral de Valencia por el robo sacrílego en la capilla del hospital de Arnau de Vilanova.

Me quedé ahí. Ahora me llega la crónica del día, el Cardenal ha estado espléndido. Asumió, como no podía ser de otra manera, en primera persona, la «paternidad» de toda la diócesis. ¡Qué obispos más buenos ha tenido Valencia!

Nos reunimos muy llenos de dolor, sencillamente para adorar al Señor sacramentado, para adorar a Dios, en gesto de adoración y de expiación, para pedir perdón y pedir al Señor que perdone a quien o quienes han llevado a cabo crimen tan horrendo, en el fondo porque no saben lo que hacen , aunque lo hayan hecho

Y advirtió que la acción sacrílega es

en el peor de los casos, en odio a la fe que reconoce y proclama en las especies sacramentales la presencia real de Jesucristo, llagado, crucificado, entregado enteramente por nosotros los hombres; Él es nuestro Dios y nuestro solo y único Señor

Ha ido a lo esencial, recordar en estos tiempos presinodales, qué es la Eucaristía:

no podemos trivializar la Eucaristía, a Jesucristo presente; es necesario que ante Él nos comportemos con verdadero sentido de adoración y de fe, reconociendo que está con las llagas y el costado abiertos, intercediendo ante Dios desde el cielo

Me sobrecoge cuando dice «ha sido verdaderamente ultrajado»

Ha ido a lo esencial recordando lo que muchas veces se nos «olvida», que el gran ofendido por los actos de los hombres no somos nosotros que tendemos a ideologizar el cristianismo. El ofendido es el Señor. No sé, ¿cuántos actos de reparación, de adoración o de acción de gracias? nos suscitan nuestros actos y los de los que nos rodean. No voy a poner ejemplos.

Y, en esa línea, el Cardenal propone, para su diócesis, pero me encantaría que también fuese en la mía:

que todos tengamos todo el respeto y toda la adoración que se merece la Eucaristía,

que en las iglesias se guarde el silencio correspondiente,

que se adore verdaderamente al Señor,

que toda celebración de la Eucaristía sea no sólo para el sacerdote, sino para todos, un acto de verdadera adoración al Señor, para celebrarla bien, como la Iglesia nos pide, y también

que en nuestra diócesis se multipliquen más y más las capillas de adoración eucarística al Santísimo Sacramento, porque ésta es la reparación que Dios nos pide, y no solamente esta tarde sino día a día, viviendo el sentido de verdad que tiene la Eucaristía, que no es un acto de piedad sino que es el centro de nuestra fe, de donde brota también la fe

Me acordé de don Jorge y «su capilla». Y de los frutos que desparrama el Señor. Menos quejas y más ‘acción‘, o sea: adoración, reparación, acción de gracias, confianza en el Señor y luego después actuar. Él es quien cambiará las cosas.