Opinión

Las palabras, ¿son algo o no son nada? (II)

 

Esta pregunta venía a cuento de la IDEOLOGÍA DE GÉNERO que pretende colarnos que nada menos que «el género» o sea, la MASCULINIDAD y la FEMINIDAD en la que la persona humana nace -«salvo error de la naturaleza», como afirmaron ya los griegos-, en la que la persona se encuentra «hecha» es, desde esa IDEOLOGÍA, nada más y nada menos, que un INVENTO CULTURAL.

11/07/15 9:30 AM | José Luis Aberasturi


Y claro, a un invento, otro: el mundillo LGTBI, el FEMINISMO, el MACHISMO, la VIOLENCIA DE GÉNERO, la EDUCACIÓN NO DISCRIMINATORIA, los JUGUETES NO SEXISTAS, los UNISEX, etc., etc.: todo ese mundillo idílico, de «Alicia en el país de las maravillas», del mundo del «nunca jamás», de la imbecilidad -en sentido clásico- intelectual, de venganza contra el género humano, de inversión y sometimiento de la realidad al personal -o colectivo- POSICIONAMIENTO que es toda ideología..., como dejaba constancia en mi anterior artículo, de este mismo título.

Para aclararnos, y para que lo entiendan los componentes de este mundillo: uno se mira desnudo al espejo y viéndose en su sitio lo físico-específico de la masculinidad o de la feminidad, uno dice: «soy HOMBRE» o «soy MUJER» porque le da la gana decirlo: no porque se vea así, tal cual es.

Esto es exactamente una CONSTRUCCIÓN CULTURAL, o sea, el mundillo LGTBI. O el POSITIVISMO JURÍDICO, que no tiene más norma, ni mas relación objetiva que la voluntad del legislador. O la Filosofía,, que ha dejado de «mirar» lo que las cosas son, para dedicarse a hablar de lo que al filósofo le da la gana decir. Y la Pastoral, cuando se «libera» de la Teología, del Derecho y de la Tradición y del Magisterio.

Para ser sincero, a mí me da la impresión de que la progrez -en cualquiera de sus estadios- se comporta lo mismo que esas personas que, por más delgadas que estén, se miran al espejo y, ¿cómo se ven? pues... GORDAS. Y ya les puedes decir lo contrario; ya les puedes demostrar que se les marcan todos los huesos: lo niegan rotundamente, y se siguen viendo... gordas. Y no es un problema de que les falle la vista. Les fallan otras cosas. Pues a los de la ideología de género les pasa, más o menos lo mismo. O peor: porque NO HAY PEOR CIEGO QUE EL QUE NO QUIERE VER.

LAS PALABRAS muestran o dicen LO QUE SIGNIFICAN. Y significan LO QUE LAS COSAS SON.

En caso contrario, las palabras, si vienen a significar lo que yo quiero que digan y signifiquen en un momento dado, si hoy «hombre» es «hombre», y mañana «mujer», eso acaba en que las palabras no significan, de suyo, nada; son eso: CONSTRUCCIONES CULTURALES, «SONIDOS», sin contraste alguno con la realidad, sin más peso específico que el que YO quiera darles: SIN ALMA, porque existen SIN VERDAD.

Pero entonces, ¿qué es el LENGUAJE? ¿Cómo se transmite la cultura, la ciencia, la historia -personal, familiar, social-, la Fe? Sin lenguaje medido por la verdad, por lo que las cosas son, la comunicación es ficticia, irreal... PORQUE NO HAY NADA QUE TRANSMITIR o COMUNICAR: NO HAY NADA QUE DECIR.

Pero si esto es así, ¿a qué vienen a decirnos nada, si no hay nada que decir? Esto pretenden -esto son- las IDEOLOGÍAS: SUSTITUIR LA VERDAD POR «MI» PROYECTO DE DOMINIO SOBRE LOS DEMAS.

Así se convierte a las personas en esclavos: hurtándoles la verdad. Esta es la primera y la gran corrupción de las democracias occidentales. Es la puerta de todas las corrupciones.

Y esto es lo que la progrez eclesial pretende imponer en la propia Iglesia. Y la primera gran batalla -en el fondo, la madre de todas las batallas que vendrán después- es el Sínodo sobre la «Vocación y la Misión de la Familia en la Iglesia y en el Mundo».

Quedamos a la espera. Y rezando. Porque el Espíritu Santo existe: es Verdad.

 

Por José Luis Aberasturi y Martínez, Sacerdote.