ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 19 de julio de 2015

El papa Francisco

El Papa agradece a Dios por su viaje apostólico a América Latina
Antes de la oración del ángelus en la Plaza de San Pedro, frente a una multitud que desafió el 'calor de playa'. "Le pedí al Señor que el espíritu de Jesús, que es el Buen Pastor, me guiase durante el viaje"

Texto completo del ángelus del papa Francisco del domingo 19 de julio de 2015
"He pedido al Señor que el espíritu de Jesús, el Buen Pastor, me guiase durante el viaje apostólico que realicé los días pasados en América Latina y que me permitió visitar Ecuador, Bolivia y Paraguay".

Mundo

Cuba: fundan la Asociación Católica Cubana para la Comunicación SIGNIS
Entre los objetivos figura preparar y cubrir la llegada del papa Francisco a la Isla 

Espiritualidad y oración

Beato Luigi Novarese - 20 de julio
Apóstol de los enfermos, curado milagrosamente por la mediación de María Auxiliadora. Su compromiso y acciones a favor de los aquejados por el sufrimiento influyó en la legislación sanitaria italiana»


El papa Francisco


El Papa agradece a Dios por su viaje apostólico a América Latina
 

Antes de la oración del ángelus en la Plaza de San Pedro, frente a una multitud que desafió el 'calor de playa'. "Le pedí al Señor que el espíritu de Jesús, que es el Buen Pastor, me guiase durante el viaje"

Por Sergio Mora

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

El santo padre Francisco ha rezado este domingo la oración del ángelus desde su estudio en el Palacio Apostlólico en el Vaticano, delante de una multitud que le aguardaba en la Plaza de San Pedro, a pesar del fuerte calor de estos días de verano europeo, que el Papa definió 'de playa', por lo que les ha felicitado y calificado de 'valientes'.

Al comentar el Evangelio del día, Francisco recordó que Jesús mira siempre “con los ojos del corazón”. Y que los verbos: 'ver' y 'tener compasión', configuran a Jesús como el Buen Pastor. O sea, enseñar la palabra de Dios a la gente. Jesús ve; Jesús tiene compasión; Jesús enseña. ¡Que bello es esto!

Y a continuación confió a los presentes que pidió al Señor "que el espíritu de Jesús, que es el Buen Pastor, me guiase durante el viaje apostólico que realicé los días pasados en América Latina, lo que me permitió visitar Ecuador, Bolivia y Paraguay".

Por ello dijo el Santo Padre "agradezco a Dios con todo el corazón por este don", pero también "agradezco a los pueblos de estos tres países, su cariñosa y calurosa acogida y por su entusiasmo".

El Papa así quiso renovar su agradecimiento "a las autoridades de estos países por su acogida y colaboración". También "con gran cariño" a "mis hermanos obispos, sacerdotes, a las personas consagradas y a todas las poblaciones por el calor humano con el que han participado".

Recordó el Pontífice que "con estos hermanos y hermanas he alabado al Señor por las maravillas que ha obrado en el Pueblo de Dios en camino en aquellas tierras". Y también por "la fe que ha animado y anima su vida y su cultura". Así como "por las bellezas naturales con las cuales ha enriquecido a estos países".

Si bien Francisco indicó que "el continente latinoamericano tiene grandes potencialidades humanas y espirituales, custodia los valores cristianos, profundamente radicados", reconocío entretanto que "vive también graves problemas sociales y económicos".

Y que para  contribuir a su solución, "la Iglesia está empeñada en movilizar a las fuerzas espirituales y morales de sus comunidades, colaborando con todas las componentes de la sociedad".

Por todo esto, "ante los grandes desafíos que el anuncio del Evangelio tiene que enfrentar" dijo, "he invitado a alcanzar de Cristo Señor, la gracia que salva y que da fuerzas al empeño del testimonio cristiano, a desarrollar la difusión de la palabra de Dios, para que la importante religiosidad de aquellas poblaciones pueda siempre ser testimonio fiel del Evangelio".

Y confió "los frutos de este inolvidable viaje apostólico", a "la materna intercesión de la Virgen María, que toda América latina venera como patrona con el título de Nuestra Señora de Guadalupe".

(Leer el texto completo)

Léalo en línea | Envíe a un amigo | Comentario en línea

Arriba


Texto completo del ángelus del papa Francisco del domingo 19 de julio de 2015
 

"He pedido al Señor que el espíritu de Jesús, el Buen Pastor, me guiase durante el viaje apostólico que realicé los días pasados en América Latina y que me permitió visitar Ecuador, Bolivia y Paraguay".

Por Redacción

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

El santo padre Francisco ha rezado este domingo la oración del ángelus desde su estudio en el Palacio Apostlólico en el Vaticano, delante de una multitud que le aguardaba en la Plaza de San Pedro. A continuación el texto completo de las palabras del Papa.
 

«Queridos hermanos y hermanas. Buenos días.

¡Veo que son muy valientes con este calor de playa. Felicitaciones!

El Evangelio de hoy nos dice que los apóstoles después de la experiencia de la misión, están contentos pero cansados. Y Jesús lleno de comprensión quiere darles un poco de alivio. Entonces les lleva a aparte, un lugar apartado para que puedan reposarse un poco. “Muchos entretanto los vieron partir y entendieron... y los anticiparon”.

Y a este punto el evangelista nos ofrece una imagen de Jesús de particular intensidad, 'fotografiando' por así decir sus ojos y recogiendo los sentimientos de su corazón. Dice así el evangelista: “Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato”.

Retomemos los tres verbos de este sugestivo fotograma: ver, tener compasión, enseñar. Los podemos llamar los 'verbos del Pastor'.

El primero y el segundo están siempre asociados a la actitud de Jesús: de hecho su mirada no es la de un sociólogo o la de un fotoreporter, porque Él mira siempre “con los ojos de corazón”.

Estos dos verbos: 'ver' y 'tener compasión', configuran a Jesús como el Buen Pastor. También su compasión no es solo un sentimiento humano, pero es la conmoción del Mesías en la que se hizo carne la ternura de Dios. Y de esta compasión nace el deseo de Jesús de nutrir a la multitud con el pan de su palabra.

O sea, enseñar la palabra de Dios a la gente. Jesús ve; Jesús tiene compasión; Jesús enseña. ¡Que bello es esto!

Y he pedido al Señor que el espíritu de Jesús, el Buen Pastor, me guiase durante el viaje apostólico que realicé los días pasados en América Latina, que me permitió visitar Ecuador, Bolivia y Paraguay.

Agradezco a Dios con todo el corazón por este don. Agradezco a los pueblos de estos tres países, su cariñosa y calurosa acogida y por su entusiasmo.

Y renuevo mi agradecimiento a las autoridades de estos países por su acogida y colaboración. Con gran cariño agradezco a mis hermanos obispos, sacerdotes, a las personas consagradas y a todas las poblaciones por el calor humano con el que han participado.

Con estos hermanos y hermanas he alabado al Señor por las maravillas que ha obrado en el Pueblo de Dios en camino en aquellas tierras. Por la fe que ha animado y anima su vida y su cultura. Y lo hemos alabado también por las bellezas naturales con las cuales ha enriquecido a estos países.

El continente latinoamericano tiene grandes potencialidades humanas y espirituales, custodia los valores cristianos profundamente radicados, pero vive también graves problemas sociales y económicos.

Para contribuir a su solución, la Iglesia está empeñada en movilizar las fuerzas espirituales y morales de sus comunidades, colaborando con todas las componentes de la sociedad.

Ante los grandes desafíos que el anuncio del Evangelio tiene que enfrentar, he invitado a alcanzar de Cristo Señor, la gracia que salva y que da fuerzas al empeño del testimonio cristiano, a desarrollar la difusión de la palabra de Dios, para que la importante religiosidad de aquellas poblaciones pueda siempre ser testimonio fiel del Evangelio.

A la materna intercesión de la Virgen María, que toda América latina venera como patrona con el título de Nuestra Señora de Guadalupe, confío los frutos de este inolvidable viaje apostólico».

Después de rezar el ángelus el Papa dice las siguientes palabras.
 

«Queridos hermanos y hermanas.
Saludo a todos cordialmente, romanos y peregrinos. Saludo en particular a los jóvenes de la Diócesis Pamplona y Tudena, de España.

Saludo a las hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret reunidas en Roma con motivo del capítulo general; a la orquesta de Offanengo-Casalbuttano; a los coros de Vigo Cavedine (Trento); a los jóvenes voluntarios en el Convento di Arco di Trento, a los jóvenes de Meana Sardo y a aquellos que participan a la vacación organizada por el INPS de Pomezia; a los jóvenes de la Acción Católica de Mellaredo y Rivale (Padua).

Les deseo a todos un buen domingo, y no se olviden de rezar por mi. Y ¡'Buon pranzo e arrivederci!». 

Léalo en línea | Envíe a un amigo | Comentario en línea

Arriba


Mundo


Cuba: fundan la Asociación Católica Cubana para la Comunicación SIGNIS
 

Entre los objetivos figura preparar y cubrir la llegada del papa Francisco a la Isla 

Por Redacción

Roma, (ZENIT.org)

La Asociación Católica Cubana para la Comunicación SIGNIS Cuba, ha sido fundada oficialmente el viernes 10 de julio en el Centro Cultural Padre Félix Varela, en la Habana.

Asistieron al acto todas aquellas personas que de una forma u otra están vinculadas al mundo de la comunicación y la utilizan como una herramienta en la evangelización, al mismo tiempo que ayudan al crecimiento y promoción de la vida.

SIGNIS Cuba es una organización católica profesional y autónoma, sin fines de lucro y creada con la aprobación y reconocimiento de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba.

El encuentro estuvo presidido por Gustavo Andújar, presidente de SIGNIS mundial, y se eligió como presidente de La arquidiócesis de La Habana a José Juan Diaz Quintero que colabora con SIGNIS desde mediados de la década de 1990 y en la actualidad es el editor de la revista Ecos. 

En  la reunión se trataron puntos importantes por ejemplo, la búsqueda de nuevas vías y herramientas que permitan fomentar otras formas de apoyar los procesos comunicativos que se ejecutan preparando la llegada del Papa Francisco y como se desea que funcione la organización dentro de la capital.

"Desde ahora incentivamos a todos los comunicadores católicos a unirse a esta organización que tiene como misión apoyar a los comunicadores católicos y comprometerse con los profesionales de la comunicación para ayudar a transformar nuestra cultura a la luz del Evangelio, promoviendo la dignidad humana, la justicia y la reconciliación", indicaron sus miembros en un comunicado.

 

 

Léalo en línea | Envíe a un amigo | Comentario en línea

Arriba


Espiritualidad y oración


Beato Luigi Novarese - 20 de julio
 

Apóstol de los enfermos, curado milagrosamente por la mediación de María Auxiliadora. Su compromiso y acciones a favor de los aquejados por el sufrimiento influyó en la legislación sanitaria italiana»

Por Isabel Orellana Vilches

Madrid, (ZENIT.org)

Luigi superó los vaticinios de los galenos que le atendieron poniendo a su vida fecha de caducidad. Es un genuino portador de esperanzas. Su vivencia del dolor hizo de él un apóstol de los enfermos. La solidaridad universal, que hermana a quienes pasan por trances de envergadura, se multiplicó a través de las acciones que impulsó pensando exclusivamente en ellos.

Nació en Casale Monferrato, Italia, el 29 de julio de 1914. No había cumplido 9 meses, cuando su padre murió a consecuencia de una neumonía que no se trató de forma adecuada. Teresa, su madre, tenía 30 años y nueve hijos que atender; Luigi era el benjamín. Los bienes que poseían poco a poco se fueron diezmando. La piedad y el espíritu mariano que presidía el hogar, alentado por Teresa, suscitaba en el pequeño un cúmulo de emociones que le instaron a recibir la primera comunión por su cuenta, haciendo creer al párroco del lugar que la había tomado mucho antes, cuando éste quiso asegurarse de que no era un neófito. La picaresca del niño, envuelta en un inocente anhelo de apresurarse a obtener esa gracia, causó gran disgusto a su madre cuando le vio en el altar. Pero el buen sacerdote, después de plantearle algunas cuestiones del catecismo, muy satisfecho de las respuestas tranquilizó a Teresa diciéndole: «Su hijo, señora, conoce mejor el catecismo que nosotros. Déjelo que de ahora en adelante comulgue».

El año 1923 una caída con funestas consecuencias dio un vuelco a su vida. Tenía 9 años, un crudo diagnóstico: coxitis tuberculosa con una larga veintena de abscesos abiertos y una pesada escayola que le mantuvo apresado en el lecho. Comenzaba a comprender una de las páginas de la vida que tarde o temprano llega a todos: el dolor. Mientras sus amigos jugaban, su escenario eran los hospitales, todos a los que su madre acudió negándose a aceptar lo que decían era irremediable. Así transcurrió su adolescencia y juventud. La oración, la Eucaristía y su devoción a María le convirtieron en un apóstol entre los hospitalizados de su edad. Siempre ejemplar, se esforzaba por enderezarles en la vía del bien y les enseñaba el catecismo. Los médicos no fueron capaces de cortar la infección que generaba casi un litro diario de emponzoñado líquido. Aconsejaban a Teresa que se rindiera; para qué proseguir con tanto gasto si Luigi iba a morir. Éste la ayudaba a costear tratamiento y hospitales cosiendo botones y ojales. Pero fue más lejos. Escribió al salesiano padre Rinaldi y se encomendó a sus oraciones. Solicitaba una cadena engarzada con la fe de los muchos que suplicarían su curación a la Virgen. Y en mayo de 1931, cuando tenía 17 años, se produjo el milagro, aunque la pierna afectada quedó 15 cm. más corta que la sana. Él supo que se obraría la gracia que solicitó porque vio en sueños a María Auxiliadora. Ella le aseguró, siempre en ese estado de vigilia, que se restablecería en el mes dedicado a su celebración y que sería sacerdote, dando respuesta a estas dos preguntas que Luigi formuló. También quiso saber si iría al cielo, pero la Madre simplemente sonrió. Le prometió que dedicaría su vida entera a socorrer a las personas que sufrían y a evitar que los enfermos recibieran el trato deficiente que él mismo padeció. Don Bosco, Luís María Grignion de Monfort y José Cottolengo tuvieron gran peso en su vida.

En 1938 fue ordenado sacerdote. Pasó por varias parroquias y en 1942 dio el salto al ámbito diplomático de manos del futuro Pablo VI, que le introdujo en la Secretaria de Estado del Vaticano. Tenía tantas virtudes y cualidades que lo eligieron Camarero secreto supernumerario en 1952, y prelado doméstico de Pío XII en 1957. Antes, en 1943 creó la Liga Sacerdotal Mariana (LSM), y a partir de ese año inició el apostolado de los voluntarios del sufrimiento, impulsó la publicación «El áncora», emitió semanalmente a través de la radio Vaticana un programa infundiendo esperanza a los enfermos, y en 1950 creó los Silenciosos Operarios de la Cruz. Encabezó peregrinaciones con discapacitados y enfermos, congregó a varios miles recibidos en audiencia por Pío XII, abrió talleres, etc.

En 1964 se ocupó de la oficina para asistencia espiritual hospitalaria de la Conferencia Episcopal Italiana. Ello le permitió conocer de primera mano la situación y necesidades de enfermos, sanatorios y hospitales que solía visitar. Su experiencia e implicación en la subsanación de las deficiencias influyó en la legislación italiana que tomó conciencia de los problemas. Paralelamente, impulsó acciones de gran calado dentro de la pastoral del sufrimiento.

Atendiendo al carácter integral de la persona ponía el acento no solo en el aspecto físico, sino en el espiritual. Sabía que sin este ámbito, que enseña a encontrar un sentido al sinsentido del dolor, no cabía esperar óptimos resultados. Fue consciente del potencial que tienen en su mano los enfermos que pueden poner a los pies de Cristo su sufrimiento. Luchó para que se restableciera su dignidad y logró que no se abandonara a los discapacitados. Quiso llevar a todos a Cristo y a María. Hacía notar: «Conocer, amar y servir a Jesús: conociendo bien a Jesús se ama más; amándolo más se sirve mejor; sirviendo mejor se lleva con mas impulso hacia los demás hermanos enfermos». Amaba la cruz y se propuso implicar a enfermos y discapacitados en un apostolado que sabía sería fecundísimo si se abrazaban a ella. Murió el 20 de julio de 1984 en Rocca Priora. El cardenal Bertone, como Delegado de Benedicto XVI, lo beatificó el 11 de mayo de 2013.

Léalo en línea | Envíe a un amigo | Comentario en línea

Arriba