Los Cursillos de Cristiandad han cumplido sesenta años en Sevilla. Una experiencia única de “primer anuncio”, una propuesta que ha demostrado su eficacia y que ha acercado a Jesucristo a los más de 20.000 sevillanos que han participado en los 734 cursillos que se han celebrado en estas seis décadas. El presidente del Secretariado Diocesano de este movimiento de laicos es el arquitecto Fernando Parra.

-Un día descubrió los Cursillos ¿Cómo fue?

Tuve la suerte de que mis padres habían hecho los Cursillos y me lo habían inculcado. Yo vivía una vida cristiana practicante y cuando estaba en la universidad un amigo que los había hecho me animó y, al ver el cambio en él, los hice yo. Empecé en los Encuentros de Jóvenes con 18 años y lo que descubrí fue el encuentro personal con Jesús que me transformó.

-¿En qué cambió su vida?

Mi vida cambió en mi relación personal con el Señor. Pasé de una fe heredada y aprendida en el colegio a una fe de experiencia que fue lo que cambió mi vida.

-¿A qué tipo de personas van dirigidos los Cursillos?

Nacieron en 1949. Desde el principio están pensados para gente alejada de la fe, personas adormiladas o sin experiencias. En el último Cursillo una persona dijo que era catequista y que se había convertido en un “profesional de la religión”, y sin embargo hasta ese momento no había experimentado el encuentro con el Señor que te cambia todo.

-¿Cómo resumiría en qué consisten los Cursillos?

Damos el primer anuncio y a partir de ahí empieza la fermentación evangélica de los ambientes. Nosotros no pretendemos crear un puesto en la Iglesia para el individuo que llega al Cursillo, sino que él, a través de su experiencia de encuentro, se dé cuenta de que tiene que desarrollar eso en su propia vida y trabajo y desde ahí fermentar el ambiente con los valores del evangelio.

-¿La metodología de los Cursillos se ha amoldado a estos tiempos?

El método es prácticamente el mismo. Este se desarrolla en tres tiempos: el precursillo, que consiste en invitar a personas, por el bocaoído o por amistad, ofreciéndoles esa oportunidad. Luego está el Cursillo en sí, un fin de semana de experiencia fuerte y, por último, el postcursillo o acompañamiento para que esa persona no se quede “a la intemperie”. Sí han cambiado las formas pero no los contenidos. Antes separábamos a hombres y mujeres, ya no. Se adaptan las charlas a las circunstancias de hoy o del transcurrir del tiempo, pero en lo esencial no cambia.

-¿Cuál es el método? ¿Dónde está el secreto?

Hay una definición: “cómo encontrar en tres días el ser feliz para toda la vida”. Esto es lo que decimos al comenzar el Cursillo. Si en unos Ejercicios Espirituales se usa el método individual y de silencio, nuestro método trata del testimonio personal, comunicando esa experiencia en comunidad. Gran parte de la base del método es el trabajo en equipo. Partimos desde una parada del mundo que llevamos dentro, haciendo silencio interior; damos pasos en un orden lógico en la revelación de Dios en Cristo y la persona decide libremente esa adhesión al plan de Dios. Y el equipo de servicio que prepara el cursillo intenta favorecer esa elección en un clima de libertad y con la gracia de Dios.

-¿Con qué frecuencia se celebran cursillos?

Hacemos una programación de siete Cursillos al año y tres Encuentros de Jóvenes; prácticamente cada mes hay una actividad.

-¿Qué nos cuenta de la experiencia sevillana de los encuentros de jóvenes?

Hace 50 años nuestro consiliario vio que en esas edades conflictivas que salen de los colegios y empiezan la universidad hay mucha desorientación. El pensó que podría hacerse ese ‘primer anuncio’ para jóvenes a partir de los 17 años y dados por jóvenes en tiempo más reducido, sábado y domingo, aunque con la misma metodología. Ha sido una experiencia positiva. De hecho muchos de los que estamos ahora en el Secretariado provenimos de los Encuentros de Juventud; es como una cantera, así empecé yo.

-¿Es sólo para laicos?

Está pensado para laicos. Sin embargo invitamos a sacerdotes y religiosos que lo hagan para que puedan valorarlo, hacerlo suyo y se enamoren del Movimiento. Precisamente en este último Cursillo nos visitó el obispo auxiliar, D. Santiago, y nos comentó cómo conoció el Movimiento de Cursillos.

-¿Cómo va el proyecto de reforma de la Sede del Movimiento?

Hablemos de la campaña ‘Ladrillos de Colores’. La campaña comenzó hace casi 3 años y es una manera gráfica de decir que cada uno, aportando un ladrillo, podemos reconstruir nuestra sede en San Juan de Aznalfarache. Llevamos allí desde el año sesenta y por haberse quedado obsoleto hubo que acometer esta obra. Ahora nos reunimos en las Salesianas de Sanlúcar la Mayor aunque seguimos utilizando parte de nuestro edificio, como la capilla que no está afectada. Estamos al 60% de esta primera fase y esperamos que para octubre podamos utilizarlo otra vez como la Casa de Cursillos.

(Iglesia en Sevilla)