En el Seminario San Atilano de Zamora ha comenzado el lunes 20 de julio el curso para formadores de seminarios de toda España, con la presencia del presidente de la Comisión Episcopal de Seminarios y Universidades, Mons. Joan-Enric Vives, que ha hecho un diagnóstico de la situación de las vocaciones y ha destacado la importancia de la formación humana integral de los futuros sacerdotes. Y lo hacia en un curso al que asisten 25 rectores y formadores de Seminarios de todo el país, además de uno proveniente de Malabo (Guinea Ecuatorial).

Los participantes han sido acogidos por el obispo de Zamora, MonsGregorio Martínez Sacristán, que los ha invitado a aprovechar el tiempo de trabajo y a disfrutar del rico patrimonio artístico de la Diócesis, especialmente en lo relativo al arte románico. Junto a él, Florentino Pérez y Pedro Faúndez, rector y vicerrector de San Atilano respectivamente, han sido los encargados de que todo estuviera listo para el alojamiento y el inicio del curso en el Seminario.

El presidente de la Comisión Episcopal de Seminarios y Universidades, Joan-Enric Vives Sicilia, arzobispo-obispo de Urgell, ha presentado el encuentro formativo y lo ha enmarcado en el proceso de actualización de la Ratio fundamentalis, el plan general de formación de los Seminarios para la Iglesia universal, que se está llevando a cabo en estos momentos por parte de la Santa Sede.

Las razones de un curso

En declaraciones a los medios de comunicación, monseñor Vives explicó el sentido de este curso, que se ha retomado después de unos años sin celebrarse, ya que la Comisión Episcopal que él preside está “al servicio de los Seminarios, ya que lo importante es cada Seminario diocesano para la promoción de las vocaciones y su formación inicial”.

Recordó que este camino de formación sacerdotal “no se acaba al salir del Seminario. Después del inicio en una vocación o profesión tiene que venir la formación permanente”. Contó también el método de trabajo, con ponencias del matrimonio formado por Fernando del Castillo y Nieves Tomillo, que forman parte de la Fundación Solidaridad Humana, en torno a la educación afectiva y sexual de los futuros curas, “aquellos que un día elegirán el celibato y dirán que sí a esta llamada del Señor”.

Por eso, señaló, “este curso será una semana dedicada a profundizar en la sexualidad humana y sus dimensiones, la afectividad en nuestro cuerpo, o las necesidades y carencias que se dan en nuestros seminarios menores y mayores”. Además se abordarán “los modelos de educación afectiva y sexual, porque hoy la sociedad nos da unos que tienen mucho egoísmo en su interior, mucho placer y nada más”.

El obispo de Urgell también destacó el proyecto que se ha realizado durante el pasado curso escolar en el Seminario de Zamora, “de colaboración con las familias, con los padres de los alumnos, una experiencia muy positiva de acompañamiento, porque al final son ellos las piezas claves: sus hábitos, sus valores y las virtudes que transmiten”. Junto a esto, en el curso se tratarán los problemas y patologías de la sexualidad en los adolescentes y jóvenes de hoy.

Seminarios: entre la escasez y la esperanza

Joan-Enric Vives aseguró que “los seminarios en España gozan de buena salud. Podemos estar contentos de que en la mayoría de las diócesis españolas están al frente formadores bien preparados, nuevas generaciones de sacerdotes que, con el obispo, facilitan que la formación de los seminaristas se haga de la mejor manera posible”.

Por eso, subrayó, “creo que en España la situación de los seminarios es positiva. Estamos notando una disminución de vocaciones, ciertamente, por muchas y diversas causas: desde una menor natalidad hasta una secularización del ambiente, que no acaba de ayudar; también nos está costando transmitir la fe y el coraje de vivir la fortaleza ante los embates de una cultura que minimiza la entrega o la hace sólo para hoy, y mañana ya veremos…”.

Para el presidente de la Comisión Episcopal de Seminarios y Universidades, “proponer hoy una vocación para toda la vida de servicio, de entrega y de fe, no es fácil en el ambiente”. Pero, por otro lado, explicó, “hemos crecido algo, continuadamente, en estos últimos cuatro años, de tal manera que podríamos decir que hay un 3 % más de seminaristas mayores que hace cuatro años. Podemos alegrarnos con este incremento débil pero sostenido”.

En cuanto al perfil de estos centros, monseñor Vives alabó en primer lugar el trabajo realizado en muchas diócesis por los seminarios menores con el discernimiento vocacional en la etapa de la adolescencia, “como sucede aquí en Zamora, con la ESO y el Bachillerato”.

Junto a ellos, los seminarios mayores, en la etapa universitaria, “donde a veces se recibe a personas ya adultas que han dado el paso después de haber sentido esa vocación. Hoy nuestros seminarios mayores reciben tanto jóvenes que proceden de los seminarios menores con internado o con la modalidad de ‘seminario en familia’, como adultos que ya han realizado estudios o vienen de una vida profesional o con una relación de pareja previa”.

Se trata, en suma, de “un número muy apreciable, aunque si hablamos de cantidades sean pocos, actualmente estamos en unos 1.300 seminaristas en toda España. Bueno… son 1.300 milagros, porque hoy en día una vocación es también un gozo para la Iglesia particular, para el obispo y para su presbiterio, ver que detrás van viniendo vocaciones. Menos que en tiempos pasados, nos gustaría que fuesen más, y por ello tenemos que continuar pidiendo al dueño de la mies que envíe trabajadores a su mies, como nos encargó el mismo Cristo”.

(Diócesis de Zamora)