Tribunas

Las tres d

José Francisco Serrano

El jesuita Michael Paul Gallager señala que se puede establecer una triple división de lo que entendemos por cultura: cultura como “creación inteligente”, como una serie de códigos (aunque no sea conscientemente) y como conflicto oculto.

Tres dimensiones de la humanidad están heridas: imaginación herida, memoria herida y un sentido herido de pertenencia. Esto nos lleva hablar de un cambio profundo en la sensibilidad simbólica de las personas, que está relacionada con lo que diría Metz acerca de la “difusa postmodernidad de nuestros corazones”. La secularización ha bloqueado la fe en el nivel de la disposición, con lo que es más difícil conseguir despertar la imaginación espiritual de las personas.

Hay quien propone el triángulo de las tres d, cuyo objetivo es subrayar una convergencia entre la fe como disposición, la fe como decisión y la fe como diferencia o drama.

La disposición se refiere a nuestra apertura o nuestra cerrazón. Tiene lugar en el nivel de las actitudes más que en el de las ideas. Hay que recuperara aquí al Newman que descubrió que la importancia de la disposición para cualquier acercamiento a la fe. Newman, cuando discutía con su hermano que se había hecho ateo, le llegó a decir: “Tú no estás mentalmente abierto para escuchar cualquier argumentación, por cuanto que la certeza interior depende en gran parte del sentimiento moral y el rechazo de la fe surge de un defecto del corazón, no del intelecto”.

Newman decía que “nosotros observamos los temas religiosos a través de las lentes de hábitos precedentes”. Se trata del ministerio de Juan el Bautista. Su lema podría poner el lema de Hamlet de Shakespeare: “La preparación lo es todo”. Jean-Luc Marion hablaba de la conversión del ídolo al icono. Estamos hablando de una preevangelización que relacione lo humano y el misterio para dejarnos ser sorprendidos por Cristo.

El segundo momento es la decisión. Momento en el que es clave la compañía y plantear con coraje lo igual y lo diferente.

El drama es el drama de la imaginación. Como decía Neman “al corazón no se llega, por lo general, mediante la razón, sin a través de la imaginación”.

La tres “d” subrayan al necesidad de “un despertar inicial de a la disposición y del deseo; después, la urgencia de un ministerio para una decisión genuinamente libre, adaptado a un contexto de “desolación cultural”; y, en tercer lugar la necesidad de “relatos” y praxis que nutran la fe y permitan a las personas ser serenamente crítica con respecto a la cultura circundante”.

José Francisco Serrano Oceja